Escándalo de curas: ”Nos obligaban a meternos desnudos a la piscina para tocarnos”

Puertas afuera, disciplina militar; puertas adentro, acusaciones de, al menos, hacer la vista gorda a abusos sexuales. Gonzalo Duarte es uno de los tres obispos chilenos, junto a Juan Barros y Carlos Caro, cuyas renuncias fueron aceptadas por el papa Francisco, en medio del terremoto que ha remecido a la institución en Chile y en el mundo.

La iglesia chilena asegura que su salida fue aceptada “por motivos de edad”. Sin embargo, BBC Mundo estuvo en Chile y conversó con quienes acusan al obispo de la tercera diócesis más importante de Chile de encubrir abusos y desestimar sus denuncias.

A continuación los testimonios dados a conocer por dicho medio periodístico:

Mauricio Pulgar no había cumplido la mayoría de edad cuando sintió que tenía vocación sacerdotal. Había sido acólito y participaba en la pastoral de su parroquia en una pequeña ciudad cercana a Valparaíso. Cuando lo invitaron a una jornada durante el verano de 1993, no lo pensó dos veces.

Según su testimonio, había dos sacerdotes con el grupo de jóvenes y uno se tuvo que ir. Esa noche, el padre M, quien quedó a cargo, les dijo que tenían que bañarse en la piscina, desnudos.

“Con otro compañero nos negamos, pero nos dijo que si no lo hacíamos era porque nosotros teníamos problemas sexuales. Frente a eso y con 17 años uno dice: ´Bueno, será´”. Y se metió a la piscina.

“El padre M comenzó a pasar entre nosotros. Nos tocaba y nos decía que esto era súper bueno porque ayudaba a la confianza, al autoestima. Fue bien traumático”.

BBC Mundo tuvo acceso a una declaración jurada de otro de los asistentes quien confirma la versión de Pulgar. “Nos pareció raro, pero luego nos convenció de que era algo ‘choro’ (entretenido)”.

“Éramos muy jóvenes y no veíamos maldad o dobles intenciones, menos viniendo de un cura”, continúa la declaración.

Dos meses después, Pulgar ingresó al seminario de Valparaíso, pero muchos de los comportamientos de los formadores le hacían ruido.

“Si uno no se dejaba dar besos en la cara era porque uno tenía problemas. Había que vestirse como el padre M quería y empezaron a alejarme de mi madre”.

Según el entonces seminarista, había comentarios completamente fuera de lugar, como los que hacía el entonces profesor de liturgia, hoy uno de los obispos removidos por el papa, Gonzalo Duarte.

“Se obsesionaba con hablar de temas sexuales que no tenían nada que ver con liturgia. Un día, por ejemplo, empezó a decir que si uno tenía una erección y no sabía qué hacer o si uno se masturbaba mucho, tenía que hablar con él, porque él era la persona adecuada… ¡el profesor de liturgia!“.

A medida que pasaba el tiempo, Mauricio fue quedando incomunicado. Sólo le permitían ver a su madre si ella lo visitaba, en una sala con una pared de vidrio, desde la que los formadores podían controlar lo que hablaba.

“Mis papás eran divorciados y mi mamá se volvió a casar, así que para estos sacerdotes era un ser inferior. Además insistían en que las cosas del seminario no debían hablarse afuera”.

“Te meten la idea de que si tú le haces daño a la Iglesia eres prácticamente el anticristo. La obediencia y la sumisión es parte importante de la formación. En ese momento uno cree que es así, que el problema es uno”.

Pulgar le dice a BBC Mundo que comenzó a tener crisis de angustia a partir de los maltratos y humillaciones, además del acoso homosexual.

“(Los formadores) te abrazaban, te tomaban por la espalda, se llevaban a compañeros a las piezas. Si uno no quería ir o rechazabas los cariños en el cuello, se enojaban. Un día me chorié (enojé) y como había estudiado karate le doblé el brazo a uno y le dije que no me molestara más. Ahí me catalogaron de violento, me mandaron al psicólogo y el trato se volvió insoportable”.

“Dije que no aguantaba más y que me iba, pero me dijeron que no había permiso y que iba a llamar al obispo. Entonces otro sacerdote que conocía me invitó a ayudarlo en su parroquia, fue mi forma de salir del seminario”.

Mauricio Pulgar (a la derecha) dice que le prohibieron ver a su familia y que consideraban a su madre “un ser inferior” por haberse separado de su padre.


“Me desperté al oír un jadeo”

Según el testimonio de Pulgar, mientras él estaba en el seminario hubo un sacerdote al que mantenían encerrado, el padre H. Nunca supo la razón, pero los formadores le prohibieron juntarse con él.

Pulgar lo conocía de la parroquia que frecuentaba cuando adolescente, así que llamó a los padres del sacerdote, quienes lo sacaron y se lo llevaron a otra diócesis, a 120 kilómetros, donde retomó sus labores sacerdotales.

La parroquia del padre H quedaba en una ciudad cercana a la parroquia donde trabajaba Mauricio, así que comenzó a ayudarlo algunos días.

Pero, nuevamente, algo no andaba bien.

“Me preguntó por qué no dejaba que me ‘iniciara’ y la verdad yo nunca entendí, siempre pensé que estaba bromeando. Él era muy sarcástico y decía que la heterosexualidad no existía, que todos éramos homosexuales y había que probar.

“Yo sé que (el padre H) tuvo problemas serios de homosexualidad en San Felipe (su nueva diócesis). Aquí, no sé”, le confirma el obispo Gonzalo Duarte a BBC Mundo.

“Un día me pidió que me quedara en la parroquia durante la noche. No me pareció bien porque la otra pieza estaba ocupada por otro sacerdote, pero me dijo: ‘Yo pongo un colchón al lado de mi cama’. Le dije que prefería dormir en el living; me dio un sándwich y una bebida, pero me empecé a sentir mal y me dijo que me recostara en la cama. De ahí yo me desvanecí y sólo me desperté al oír un jadeo. Me estaba abusando. Yo traté de mover los brazos y las piernas y no pude. Logré mover una mano, pero me la tomó, junto con la otra y…”. Su voz se quiebra.

“Me dijo: ‘Quédate tranquilo que aquí no ha pasado nada’. Abrió un cajón lleno de plata y me dijo que ahora era de su círculo. Le dije que no quería ser de ningún círculo y me fui.

BBC Mundo tuvo acceso a audios donde el padre H reconoce que ultrajó a Mauricio. Los audios no pudieron ser verificados ya que BBC Mundo intentó comunicarse reiteradamente al padre H, sin obtener respuesta.

Después de un tiempo, Mauricio le contó a otro sacerdote lo que había pasado y le pidió que alguien se hiciera responsable. Sin embargo, según asegura, lo único que consiguió es que Gonzalo Duarte, entonces recién nombrado obispo castrense, interviniera para que no lo dejaran terminar sus estudios de teología.

Pasaron muchos años antes de que Mauricio pudiera recordar o hablar del tema, pero en 2013 y luego de saber que había habido una queja canónica formal por abusos en el mismo seminario, decidió presentar una querella ante la justicia ordinaria y una denuncia ante las autoridades eclesiásticas.

La justicia ordinaria sobreseyó la causa ya que no se pudo verificar el hecho dado que los potenciales delitos estaban prescritos.

De la justicia canónica Mauricio nunca más oyó.

“En el caso de Mauricio Pulgar hubo una indagación canónica. Pero no había delito”, asegura Duarte. El renunciado obispo le explica a BBC Mundo que ser homosexual activo “no es delito” sino un “grave pecado”, mientras sea con mayores. “Para un pecado no hace falta una investigación”.

Marcelo Soto es una de las víctimas que denunció al padre H. “Se me tiró encima a tocarme los genitales e intentó hacerme sexo oral”, le dice a BBC Mundo.

Mauricio Pulgar no fue el primero que acusó al padre H de abuso.

Seis años antes, en 1992, otro seminarista había pasado por una situación similar cuando trabajaba en la misma parroquia en la que Soto era acólito, pero entonces no se conocían.

“Después de ayudar en la misa, H me dijo que fuéramos a descansar, a comer chocolates. Me pidió que tomara una película de su dormitorio para verla. Cuando la saco me doy cuenta de que era una película porno gay”.

“Él justo vuelve y cuando yo le pregunto él se me tira encima a tocarme los genitales e intenta hacerme sexo oral”.

Según su testimonio, Soto salió corriendo de allí y lo reportó a sus superiores: al párroco de la parroquia, al obispo auxiliar de la diócesis y al vicario general, quien además era su director espiritual: Gonzalo Duarte.

“Yo pensé que me iban a apoyar, pero en cambio me preguntaron qué había hecho yo para que hiciera algo así, como si lo hubiera provocado”.

“Gonzalo Duarte me recomendó quedarme callado porque ‘en la Iglesia el hilo se corta por lo más delgado'”.

Consultado por BBC Mundo, Duarte dice no acordarse de Marcelo Soto ni del episodio relatado. “Pasan tantos jóvenes por el seminario…”. Tampoco recuerda ninguna investigación o causa canónica sobre el tema.

“Dada la gravedad de los hechos descritos y las autoridades presentes es inconcebible que no se procediera a levantar acta y dejar constancia”, le explica a BBC Mundo el sacerdote y doctor en derecho canónico, Francisco Astaburuaga.

“Si ellos hubieran tomado en serio la denuncia que yo hice, a Mauricio no le habría pasado lo que le pasó”, dice Marcelo.

Otra víctima es Sebastián del Río. BBC Mundo.

Tras un accidente que lo dejó en coma a los 12 años, Sebastián del Río se convenció de que tenía vocación sacerdotal. Lo conversó con el asesor espiritual de su colegio, el obispo Gonzalo Duarte y finalmente decidió ingresar al seminario en 1999. El rector era el padre M, el mismo que Mauricio Pulgar acusa del episodio de la piscina.

Sebastián le cuenta a BBC Mundo que el rector comenzó a obsesionarse con él. “Era torturante. ¿Sabes qué es estar en misa y sentir que no te quita la vista de encima? Se me iba a meter a la pieza a hablar puras tonteras. Tuve que empezar a dejar la puerta abierta cuando entraba, porque me daba miedo“.

“A mí me costó mucho darme cuenta de que había un problema de acoso, yo en mi ingenuidad pensé que este era un tema para formar el carácter de un futuro pastor”.

Cuando no aguantó más, decidió hablar con el obispo a cargo del seminario, quien le dijo que el padre M tenía “problemas afectivos”.

“Le pregunté a qué se refería con ‘problemas afectivos’. Me dijo: ‘M tiene conductas homosexuales que esta vez han recaído en ti y te exijo que lo enfrentes'”.

Enviado a encarar a su supuesto victimario, Del Río nunca imaginó su reacción.

“Pensé que lo iba a negar todo, que me iba a pegar una patada, pero se puso a llorar como una Magdalena. Me dice que nunca quiso hacerme daño, pero que esperaba que fuera más cariñoso con él. En el fondo, que quería estar conmigo”.

Ante la negativa del exseminarista, el trato cambió. “Me hizo la vida a cuadritos”.

Masaje en la espalda al obispo

El padre M fue finalmente trasladado. “Respiré tranquilo”, cuenta Del Río. Pero no por mucho tiempo.

Tras egresar del seminario y esperando fecha para su ordenación sacerdotal, Sebastián dice que Duarte lo nombró su secretario. “Me trataba pésimo. El maltrato, el abuso, la prepotencia… lo pasé MUY mal en ese tiempo”.

“No era mi secretario. Cuando salió del seminario quedó sin destinación y lo llevé conmigo para que no anduviera dando vueltas. Porque estar de vacaciones un mes, pero no tres”, aclara Duarte.

Sebastián finalmente fue destinado a una parroquia. Un día el obispo lo llamó a su departamento para hablar sobre su ordenación. “Mientras conversábamos, Gonzalo Duarte se mete al baño, me dice ‘acompáñame’ y se desnuda el dorso”, asegura Sebastián.

“Me pasa un tubo de crema y me dice: hazme masaje en la espalda porque estoy con tanto dolor… Yo lo quedo mirando y le digo que por favor no se entere nadie porque no corresponde”.

“Eso es una canallada”, arremete Duarte sobre el relato del exseminarista. “Fue el día de la celebración anual de los sacerdotes y en la catedral tenemos una ceremonia muy larga”.

Duarte dice que el obispo auxiliar la pidió recibir a Del Río porque “estaba llorando”.

Los testimonios aseguran que los abusos sexuales, de conciencia y de poder son un comportamiento constante y aceptado dentro de la diócesis de Valparaíso. Getty Images.

“Yo no quería recibirlo, pero le dije: ‘Ven, acompáñame a mi casa’. Entonces hice esto (se saca la camisa y se pone de espaldas al equipo de BBC Mundo) y le dije: ‘Échame esta pomada aquí y yo te escucho’. Eso fue todo. ¡Es una canallada! Y no uso otra palabra porque tú eres periodista y yo soy sacerdote”.

Tiempo después y luego de que Del Río se quejara del acoso vivido en el seminario con el padre M, el obispo Duarte lo llamó nuevamente a reunión.

“Me dijo: ‘He decidido no ordenarte sacerdote por considerarte copuchento (chismoso), hablador y metete (entrometido)’.

“Copuchento porque hice público las orientaciones sexuales de un sacerdote, hablador porque hablé del tema y metete porque qué te tienes que meter tú en estos temas”.

Duarte confirma la frase, pero asegura que fue en otro contexto. “Él era un problema serio y el párroco a su cargo me pidió que por favor lo sacara”.

“Este niño tenía muchas quejas de mucha gente. Finalmente yo le pedí que se retirara porque no debió haber entrado”, confirma Duarte.

En 2010 Sebastián presentó una denuncia ante el nuncio apostólico y la Santa Sede contra el padre M y el obispo Duarte. Nunca obtuvo respuesta.

Duarte asegura que nunca hubo una denuncia formal, sin embargo cuando BBC Mundo le muestra el documento de la denuncia al que tuvo acceso dice: “A mí eso nunca me llegó”.

BBC Mundo intentó ubicar a todos los sacerdotes nombrados en este artículo, pero ninguno respondió. El padre M se encuentra con labores activas en una parroquia, el padre H se encuentra retirado en una casa sacerdotal y Eduardo Olivares fue suspendido del ejercicio de su ministerio sacerdotal tras la condena definitiva en 2008.

* Este artículo fue realizado con la colaboración de Daniel Pizarro.

Conmoción en Uruguay por la violación y asesinato de una estudiante de 24 años

Bárbara Prieto fue interceptada cuando se dirigía al Instituto de Formación Docente de Rivera.

Bárbara Prieto, una joven uruguaya de 24 años a la que le faltaban dos materias para recibirse de maestra, salió el martes por la mañana a clase y nunca regresó. Su violación y asesinato han levantado la indignación en Rivera, la ciudad al norte de Uruguay donde tuvo lugar el crimen.

El hermano de la joven presentó la denuncia ante la Policía ese mismo día a las 19 horas, alegando que su hermana no pasaba tanto tiempo ausente sin comunicarse, y los hechos se precipitaron.

Los agentes identificaron las cámaras que había en el camino que habitualmente tomaba la estudiante hacia el Instituto de Formación Docente y en una quedó grabado el momento en el que un joven en bicicleta se acercaba a la ella por detrás, forcejeaba y se la llevaba a un descampado, de donde salió ya solo, informa Montevideo Portal.

Al rastrear la zona, cercana al antiguo centro comercial Melancia, encontraron las pertenencias y los documentos de Prieto, un poco más allá, se encontraba su cuerpo, semidesnudo y con evidentes signos de violencia.

Detenido y en prisión preventiva

Su asesino fue encontrado rápidamente, esa misma noche. Se trata de un joven de apenas 20 años que antes de ser capturado había intentado vender el celular de su víctima.

El detenido, identificado como Anderson Isaías Sosa Escotto, fue imputado este miércoles por el delito de homicidio muy especialmente agravado por haberse cometido con graves sevicias, recoge el mismo medio local.

La fiscal Alejandra Domínguez dispuso la prisión preventiva para Sosa por 180 días por un crimen cometido con “excesiva crueldad”. La estudiante sufrió una agresión sexual y recibió varias heridas cortopunzantes antes de ser asesinada. La fiscal también informó de que la víctima no conocía al asesino.

El delito de feminicidio agravado conlleva una pena de entre 15 y 30 años de cárcel, a lo que se puede agregar otros 15 de medidas limitativas.

Rivera expresa su repulsa

El miércoles la ciudad de Rivera se echó a la calle para manifestar su repulsa por el brutal asesinato.

En la marcha participó el pastor de la comunidad cristiana a la que Prieto asistía, Nelson da Rosa. “Amaba cantar, amaba la música y realmente era muy buena en lo que hacía y muy amiga. Todos hemos sentido mucho, mucho, mucho. Ha sido una pérdida muy grande para nosotros”, señaló en declaraciones recogidas por Subrayado.

También acudió a la muestra de duelo la directora del Instituto de Formación Docente de Rivera, Silvia Brasil, que la definió como “una alumna muy dulce, muy alegre, siempre sonriente, muy educada”.

Por su parte, la Asociación de Maestros de Rivera emitió un comunicado expresando su “dolor e indignación” por el femicidio, pidiendo justicia y que se aborde “de modo serio y permanente este mal social”, según recoge Teledoce.


La inflación en Argentina baja “un poco más rápido de lo previsto”

La inflación en Argentina “está bajando un poco más rápido de lo previsto inicialmente”, afirmó este jueves la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva.

El Fondo proyecta que la inflación roce el 250% este año para bajar hasta casi 60% en 2025.

Pero a pesar de la alta inflación interanual, en marzo el aumento de los precios se moderó por tercer mes consecutivo en Argentina, a 11%, según el instituto de estadísticas Indec.

Georgieva parece satisfecha con el ajuste fiscal que adelanta el gobierno del ultraliberal Javier Milei.

“Miren a Argentina, un país que durante mucho tiempo ha sido percibido como un rezagado desde el punto de vista de las reformas, ahora se está moviendo muy rápidamente en el ajuste del gasto fiscal, ganando la capacidad de la inversión privada”, afirmó en rueda de prensa durante las asambleas de primavera del FMI y el Banco Mundial que se celebran esta semana en Washington.

Pese a apoyar el ajuste, el FMI y el BM piden desde hace meses al gobierno argentino que no deje de lado a “los más vulnerables”, en un país con casi la mitad de la población sumida en la pobreza y en medio de continuas manifestaciones de protesta contra las medidas económicas de Milei y una ola de despidos en el sector público.

En la actualización de las perspectivas de la economía mundial publicada esta semana, el Fondo ha mantenido su previsión para el PIB del país sudamericano.

El Producto Interior Bruto (PIB) de Argentina se contraerá 2,8% este año.

En cuanto a América Latina en general, Georgieva aplaude que los países hayan puesto orden en sus políticas, “lo que les permitió reducir la inflación más rápido” que en otros lugares.

Fuente: AFP.

Murieron a los 62 años los siameses más longevos del mundo: nunca habían querido separarse

A pesar de que Lori y George Schappell estuvieron unidos físicamente durante toda su vida, eso no les impidió desafiar las expectativas médicas. Llegaron a formar parte del libro de Guinness World Records, aparecieron en múltiples programas de televisión y cumplieron sus propios sueños.

Los siameses Lori y George Schappell murieron a los 62 años en Pensilvania, Estados Unidos. Eran considerados los más longevos del mundo. Ambos desafiaron las expectativas médicas y vivieron más de lo que los médicos habían previsto. Según estimaciones de especialistas, pensaban que podían vivir no más de 30 años. Tenían cerebros distintos y estaban unidos por el cráneo, pero nunca quisieron ni intentaron separarse.

Los gemelos, que aparecían en el Guinness World Records como los siameses más longevos, murieron el 7 de abril en el Hospital de la Universidad de Pensilvania, aunque la noticia recién se conoció ahora. No se especificó la causa de la muerte.

Los siameses, nacidos el 18 de septiembre de 1961 en West Reading, Pensilvania, tenían cerebros distintos pero estaban unidos por el cráneo. George, quien tenía espina bífida y medía 10 centímetros menos, era empujado por Lori en un banco con ruedas adaptado. A pesar de que tenían que ir a todos lados juntos, era “muy importante” para ambos “vivir de la forma más independiente posible”, según el obituario.

Ambos se graduaron en una secundaria pública y tomaron clases universitarias. También trabajaron durante seis años en la lavandería de un hospital.

A lo largo de los años, aparecieron en varios documentales y talks shows, así como en un episodio del drama médico “Nip/Tuck” de FX.

The Philadelphia Inquirer recogió que Lori en algún momento estuvo comprometida para casarse, pero que su pareja murió en un accidente automovilístico. “Cuando tenía una cita, George llevaba libros para leer”, aseguró Lori.

En un documental de 1997, los gemelos dijeron que tenían diferentes horarios para bañarse y se duchaban separados.

Lori y George rechazaron siempre la idea de separarse, “¿Por qué arreglar lo que no está roto?”, dijo siempre George. “El hecho de que no podamos levantarnos y alejarnos unos de otros no significa que no podamos sentir la soledad de otras personas o de nosotros mismos”, aseguró Lori.