Martes de la octava de Pascua

115 - “Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?”. Jn 20, 15

Esta pregunta de Jesús parece estar dirigida a todos los que lloran en su búsqueda de
Dios. María Magdalena está llorando porque no encuentra el cuerpo de Jesús, que ella
cree aún muerto. Ella lo está buscando desesperadamente, pero busca un cadáver. Hay
muchas personas que sufren mucho por ideas equivocadas de Dios, pues lo piensan
solo como un juez castigador, opresor o amenazador. Sin embargo, Jesús nos revela
que el Dios vivo y verdadero es rico en misericordia y sale a nuestro encuentro. Aunque
muchos no lo reconocen a primera vista, igual Él busca la manera de abrirle los ojos. Paz
y bien.

San Marcos, evangelista: 25 de abril

“Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva a toda la creación”. Mc 16, 15

Todos debemos colaborar para llevar la Buena Noticia de Jesús hasta los confines de la tierra. Quien puede ir en misión debe hacerlo, pero también, sosteniendo las obras misioneras, se está colaborando. En nuestros tiempos hasta con las nuevas tecnologías debemos llevar la propuesta de Dios a todos nuestros contactos. Nadie debe sentirse dispensado de este servicio. También san Marcos, a quien hoy recordamos, hizo lo que le era posible en su tiempo: escribió con sencillez el más antiguo de los evangelios que tenemos. Y ¡cuántas personas llegaron al conocimiento de Cristo a través de sus páginas! Busca tú también el modo de evangelizar. Paz y bien.

Etiquetas:

Miércoles de la cuarta semana de Pascua

“Yo soy la luz y he venido al mundo para que todo el que crea en mí no permanezca en las tinieblas”. Jn 12, 46

Cuando estamos en las cosas del mundo, los negocios, las modas, el consumismo, los placeres, las peleas, las envidias, los celos…, estamos envueltos en las tinieblas. El mundo y sus cosas no tienen luz. Solo cuando nos encontramos con Jesús, que es la luz, podemos ser rescatados de las tinieblas. Pero, si nunca he visto la luz, pienso que lo normal es la oscuridad, que no ver nada es bueno. Solo cuando experimento la luz, puedo darme cuenta de lo que estaba perdiendo anteriormente. Por eso, es importante iluminar a las personas con Cristo, aunque en principio ellas no tengan interés. Paz y bien.

Etiquetas:

Martes de la cuarta semana de Pascua

“Mis ovejas no perecerán jamás y nadie las arrebatará de mis manos”. Jn 10, 28


Esta es la promesa de Jesús a sus ovejas. Nos llena de consolación saber que el Buen Pastor no permitirá que perezcamos, pues siempre estará providenciando los mejores pastajes, las aguas refrescantes, esto es, buscará facilitar todo lo que necesitamos para una vida plena, así como será nuestro protector en los peligros, en las trampas, en las oscuridades y no permitirá que el enemigo nos arranque de su rebaño. Pero no olvidemos que ser sus ovejas es conocer su voz y seguirlo. Por eso, si me dejo seducir por otros, si empiezo a jugar con el lobo o si empiezo a buscar satisfacción por mi cuenta, entonces es probable que me pierda. Paz y bien.

Etiquetas: