Jueves de la novena semana
247 – «Jesús respondió: “El primero de los mandamientos es escucha, Israel…”». Mc 12, 29
Es interesante cómo Jesús responde a la pregunta empezando por las palabras “Escucha, Israel”. De hecho, el vocablo obedecer viene de ob-audire; esto significa que está relacionado al escuchar. Inútil saber el mandamiento de memoria si no se quiere obedecerlo. Por lo tanto, en esta respuesta Jesús revela que lo primero es escuchar a Dios para después poner en práctica. Cuántas veces no queremos escuchar a Dios primero. Cuántas veces nos hacemos los sordos a la voz de Dios en nuestra vida. Solo puede cumplir el mandamiento de amar a Dios y al prójimo quien en primer lugar escucha su voz y hace caso a su palabra. Paz y bien.
Miércoles de la segunda semana de Pascua
- “Dios amó tanto al mundo que entregó a su Hijo único”. Jn 3, 16
Son muchas las señales del amor de Dios: la naturaleza con todas sus magníficas manifestaciones, nuestra familia, las personas que nos aman y son capaces de sacrificarse por nosotros, los eventos lindos que nos suceden; pero la prueba más grande de su amor fue enviar a su Hijo único al mundo para enseñarnos el camino de la redención. Aun sabiendo todo lo que los hombres le harían sufrir, Dios no escatimó a su Hijo único porque sabía que en su donación total estaba la única medicina eficaz para sanar la metástasis del pecado en nuestra vida. Esto es amor y no macana. Paz y bien.
Martes de la segunda semana de Pascua
“Para que todos los que crean en él tengan Vida eterna”. Jn 3, 15
Todos queremos ser inmortales, queremos vivir para siempre. Sin embargo, solo existe una posibilidad de que esto nos suceda de verdad: adherirnos a Cristo Salvador. Los que creen en él, esto es, aceptan y viven su mensaje, no morirán sino serán transformados. Cristo es la puerta de la vida eterna y solo la alcanza el que pase por él. No nos ilusionemos: quien en algún modo no camina hacia Cristo no resucitará. La salvación es para todos, pero Dios no llevará a la fuerza a nadie al cielo. Hay que renacer en Cristo y así empezar la Vida eterna. Paz y bien.
Lunes de la segunda semana de Pascua
“Te aseguro que el que no renace de lo alto no puede ver el Reino de Dios”. Jn 3, 3
El Señor nos desafía a nacer de nuevo. Todos tenemos mucho para cambiar. Cuando nos dejamos iluminar por Cristo, descubrimos nuestro egoísmo, inconstancias, vicios, debilidades y pecados favoritos. Es necesaria, de nuestra parte, la decisión de ser un hombre nuevo y entonces pedir al Señor la gracia del nuevo nacimiento, que se hace en el agua y en el Espíritu. Sin la ayuda de lo Alto difícilmente conseguiremos renovarnos por completo, pues ni conseguimos ver todo lo que tenemos que cambiar. Ilumínanos, Señor, para que podamos ver bien, sin las deformaciones del pecado. Paz y bien.