La verdadera gloria viene del Padre Dios

“Si yo me doy gloria a mí mismo, mi gloria no vale nada; es el Padre quien me da la gloria, el mismo que ustedes llaman nuestro Dios” Jn. 8,54

Jesús, quien en su vida terrena obró tantos prodigios, nos enseña hoy acerca de la humildad. Él, que realizó multiplicaciones de panes, sanaciones y liberaciones, no se pasaba diciendo o repitiendo yo hice eso o hice lo otro. Por el contrario, escuchamos en la Sagrada Escritura las tantas veces que prohibía que se comenten los milagros que realizaba. Hoy entendemos que es porque él no quería una gloria o reconocimiento del mundo, él sabía que la verdadera gloria viene del Padre Dios. Al observar esto en Jesús, pensemos en las veces que, tentados por el enemigo, queremos aparentar o vanagloriarnos por los dones que tenemos, por el cargo que ejercemos o por los bienes materiales que poseemos. No tomemos ese camino, sino que humildes, esperemos el momento en que el Padre nos reciba en la gloria verdadera, la del cielo. Paz y bien.

 

Jueves Santo

110 - “Sabiendo Jesús que había llegado su hora, habiendo amado a los suyos, los amó hasta el extremo”. Jn 13, 1

El amor de Cristo no es un amor azucarado o superficial. No es solo de palabras, sino un amor vivido y practicado con radicalidad. Un amor que no se avergüenza de humillarse poniéndose a los pies de los amados en profunda actitud de servicio. Un amor que no escatima nada, ni siquiera la propia vida, por el bien de los que ama. Es un amor tan fuerte que contagia y empuja a hacer lo mismo: servir con radicalidad, sin preocuparse por lo que puedan decir los demás, pues amor que no se hace servicio es solo una ilusión. Paz y bien.

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Miércoles Santo

109 - “Se acerca mi hora, voy a celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos”. Mt 26, 18

Aun hoy, Jesús insiste en querer celebrar su pascua en nuestra casa. Es allí, en lo profundo de nuestro corazón, donde él desea renovar su entrega total haciéndonos experimentar hasta qué punto llega la fuerza de su amor por nosotros. Por nuestra parte, debemos prepararnos haciendo una buena limpieza en la casa, quitando toda la basura del pecado y el polvo del egoísmo y también adornándola con nuestras oraciones y obras de caridad. Si el Señor encuentra nuestra casa preparada (limpia y adornada), celebra con nosotros su Pascua llenándonos de su gracia. Preparémonos, pues el tiempo se hace corto. Paz y bien.

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Martes Santo

108 - “Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Yo daré mi vida por ti”. Jn 13, 37

Muchas veces, en nuestro corazón estamos muy decididos a hacer el bien, pero al rato, ante ciertas dificultades, miedos o dudas, terminamos por encerrarnos en nuestros egoísmos y nos esquivamos de Dios. Todo ser humano es muy frágil y esto nos lleva a muchas incoherencias. Dios sabe de esto y está dispuesto a mirarnos con misericordia como lo hizo con Pedro. Lo que sí debemos rechazar con fuerza es la maldad, es el actuar con mala intención, el traicionar premeditadamente pensando solo en ventajas personales como lo hizo Judas. Es innegable que todos somos frágiles, pero no debemos ser corruptos. Paz y bien.

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