“No soy digno de que entres en mi casa; basta que digas una palabra…”

Lunes de la vigesimocuarta semana del tiempo durante el año

379 – “No soy digno de que entres en mi casa; basta que digas una palabra…”. Lc 7, 6-7

 

Cuántas veces estamos así: necesitamos de Dios, de su ayuda, de su favor, pero nos sentimos indignos de pedirle y también de que Él venga hasta nosotros. Como el centurión, pedimos que otros intercedan en nuestro favor y nos quedamos temerosos de que el Señor entre en nuestra vida quizás marcada por tantas debilidades y pecados. Pero, más allá de la realidad concreta de este hombre, Jesús valora su fe y, sin forzarle a nada, realiza el milagro que necesitaba. Aunque no seamos dignos de recibir el Señor en nuestra casa, no perdamos la esperanza, pues igual él puede salvarnos. Paz y bien.

 

Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo

479 - (año C) «Jesús les respondió: “Denles de comer ustedes mismos”». Lc 9, 13

La Iglesia vive de la Eucaristía y para ella. El Santísimo Sacramento es el tesoro más grande que el Señor entregó a su esposa, que lo cuida celosamente y lo ofrece a la humanidad como el mejor modo de estar en comunión con Dios. A través de la participación en este misterio, Jesús nos alimenta en nuestra fe e invade nuestra vida comunicándonos su gracia y su fuerza para ayudarnos a ser fieles a su voluntad. Todos estamos llamados a este banquete que nos transforma en lo que comemos: en el cuerpo de Cristo. Paz y bien.

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Sábado de la undécima semana del tiempo durante el año

267 - “Busquen primero el Reino de Dios y su justicia, y todo lo demás se les dará por añadidura”. Mt 6, 33

Dios no tolera la injusticia. Sin embargo, es muy común ver a cristianos cometiendo injusticias: diciendo lo que no corresponde, persiguiendo a inocentes, no pagando el sueldo justo a sus funcionarios, favoreciendo a protegidos, coimeando o haciendo trampas… Todo esto son pecados que nos alejan de Dios. Un auténtico cristiano debe tener una preocupación por la justicia en sus entrañas, pues el ser justo es una prioridad así como el promover la justicia en la sociedad. De nada sirve cumplir ritos, frecuentar iglesias, llevar cadenitas si no buscamos la justicia. Esto sería también una forma de hipocresía. Paz y bien.

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Viernes de la undécima semana del tiempo durante el año

266 - “Donde está tu tesoro, allí estará también tu corazón”. Mt 6, 21

El gran desafío de nuestra fe, de las celebraciones litúrgicas, de nuestro camino de encuentro con el Señor es elevar nuestros corazones hacia él. Para esto debemos ir descubriendo qué cosas tienen, de verdad, valor en la vida; en qué cosas debo gastar mi existencia. El gran problema es que los bienes materiales ejercen una fuerte atracción sobre nosotros y a veces esclavizan y desfiguran nuestro corazón. Lastimosamente, muchos gastan sus mejores energías para obtenerlos y conservarlos. Solo quien sabe usar de sus bienes para hacer crecer el reino de Dios está acumulando un tesoro en el cielo. Paz y bien.

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