Alucinaciones olfativas: cómo son las secuelas del COVID que distorsionan los olores

Los pacientes pueden percibir de forma desagradable aromas que antes disfrutaban, como el café o los cítricos. Cuál es la función del cerebro en estos trastornos y los posibles tratamientos.

Tras más de dos años de circulación del virus en el mundo, se estima que el 30% de quienes tuvieron coronavirus puede sufrir COVID prolongado, un grupo de síntomas asociados a las secuelas post infección. Una de esas consecuencias es lo que los expertos denominan alucinaciones olfativas, que consiste en la percepción subjetiva de un olor y ocurre cuando una persona tiene la sensación de oler algo (por ejemplo, basura) cuando en realidad está oliendo otra cosa (un café o un plato de comida).

Estudios anteriores habían revelado que casi la mitad de las personas que enfermaron por el COVID-19 en la primera ola de infecciones pueden tener cambios a largo plazo o permanentes en el olfato. Entre las alteraciones, puede incluirse el sentir olor a podrido. Así lo reveló una investigación preliminar que fue realizada en el Instituto Carolina de Suecia.

Los resultados del estudio sueco arrojaron que 18 meses después de recuperarse del COVID-19, muy pocas personas -sólo el 4%- habían perdido el sentido del olfato por completo, pero un tercio tenía una capacidad reducida para detectar olores, y casi la mitad se quejaba por parosmia: el sentido del olfato estaba distorsionado. Además, la mayoría de los que tenían el sentido del olfato reducido no eran conscientes de eso antes de participar en el estudio.

La parosmia provoca que una persona no pueda detectar una gama amplia de aromas y también puede generar que el paciente empiece a percibir como desagradables o asqueantes aromas que antes disfrutaba, como el olor a cítricos, flores o café.

“Algunos estímulos irregulares, en personas que han tenido un trastorno como COVID-19, pueden estimular áreas de la memoria y presentar alucinaciones o ilusiones olfatorias, que simplemente consisten en tener la sensación de que estás oliendo algo, cuando en realidad no lo es”, detalló el doctor Joaquim Mullol, director de la Unidad de Rinología y clínica del olfato del Hospital Clínico de Barcelona en una reciente entrevista con Infosalus.

¿Cómo funciona el mecanismo del olfato?

La doctora Stella Maris Cuevas, médica otorrinolaringóloga, experta en olfato y alergista, detalló en Infobae que el epitelio olfatorio se encuentra formado por tres tipos celulares, se localiza en la pituitaria amarilla a nivel de los cornetes superiores de las fosas nasales, y ocupa alrededor de 2,5 a 5 cm2.

Estos componentes son el neuroepitelio cuyas células basales tienen capacidad de regenerarse como células epiteliales y neuronales luego de una lesión. La célula olfatoria, también llamada primera neurona de la vía olfatoria, que contienen los receptores olfatorios. Los axones olfatorios forman fascículos que están envueltos por una vaina de mielina y constituyen el nervio olfatorio o primer par craneal. Este nervio llega al lóbulo anterior del cerebro y hace sinapsis con el bulbo olfatorio.

“Las alteraciones cualitativas del olfato se relacionan con la incapacidad de identificar correctamente los olores y se conocen con el nombre de disosmias”, amplió la doctora Cuevas y detalló los tres tipos de disosmias:

– Parosmias: el estímulo odorífero está presente, pero hay una alteración en la percepción de ese olor.

– Fantosmias: el paciente percibe un olor que en realidad, no está presente en el ambiente en que se encuentra.

– Heterosmias: ante la presencia de distintos olores, el paciente distingue siempre un solo olor.
Entonces, ¿por qué ocurren las alucinaciones olfativas post COVID? Existen dos motivos para entenderlo: “El olor se interpreta mal porque hay una regeneración y las conexiones neurológicas no son correctas, o bien porque existe el predominio o conservación de uno de los diferentes estímulos que conforman un olor, por ejemplo, el del café, y cuando nosotros olemos el café percibimos esos 30-50 estímulos, y ese conjunto nos da el olor a café”, indicó el doctor Mullol, quien además es coordinador del Equipo de Investigación Inmunoalergia Respiratoria Clínica y Experimental (IRCE) del Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pino y Sunyer (IDIBAPS) en Barcelona.

Según el experto catalán, podría ocurrir que “de estos 30-50 estímulos, que a su vez estimulan unos 20 o 30 receptores olfativos diferentes, solo quedase uno preservado, y este estímulo podría ser el responsable del olor desagradable. Se ha visto que hay sustancias del café que después de la COVID-19 son responsables de estos olores alterados o raros, a los que se llama ‘cacosmia’”, agregó Mullol.

Además, es necesario saber que las alteraciones del olfato suelen traer asociadas alteraciones del sabor porque el olfato es responsable del 80% del sabor, destacó Cuevas. Por eso, en general, las alucinaciones olfativas impide elaborar la sensación subjetiva que da una comida o una bebida,

Cómo es el tratamiento

El tratamiento incluye la administración de fármacos neurorregeneradores, antioxidantes y complejos vitamínicos, y la rehabilitación olfatoria.

Entre las opciones terapéuticas posibles, el entrenamiento del olfato refuerza el rol activo del paciente en el ejercicio cerebral que es clave para estimular la neuroplasticidad y volver a reconocer los olores. Antes de la práctica médica se debe realizar un detallado interrogatorio, y sobre la base de esos datos, evaluar cómo está afectado el olfato y sus implicancias en el paciente, detalló la doctora Cuevas.

La experta en alergia y olfato destacó que es necesario un protocolo individualizado según cada caso. Por ejemplo, si la persona se encuentra muy ansiosa con respecto a ciertas costumbres como tomar café e indica que no lo puede oler ni saborear, se debe trabajar primero en ese olor. En el caso de que existan estas distorsiones, se deben eliminar e intentar recuperar, a través de recuerdos, los olores que los pacientes consideren prioritarios.

Descubren fósiles de tortuga gigante de 57 millones de años en Colombia

Paleontólogos descubrieron fósiles de tortuga gigante de 57 millones de años de antigüedad en Colombia, informó este martes la universidad que lideró la exploración, cuyos resultados son clave para entender la geografía de Sudamérica en las épocas del Paleoceno y Eoceno.

Los fósiles de los reptiles Puentemys mushaisaensis, que se calcula medían cerca de 1,5 metros de largo, fueron hallados en el montañoso municipio de Socha (noreste), aseguró la Universidad del Rosario en un comunicado.

El descubrimiento es inédito en esta zona andina, pues los ejemplares de esta especie más cercanos están a cientos de kilómetros en El Cerrejón, una mina de carbón cercana al mar Caribe.

“Encontrarlas 500 kilómetros al sur (...) nos permite reconstruir y entender cómo eran los paisajes” del norte de Sudamérica, pues en lugar de las actuales montañas andinas de hasta más de 5.000 msnm allí había “lagos conectados y cordilleras de muy baja altitud”, explicó Edwin Cadena, el paleontólogo a cargo de la investigación.

El estudio “permite conocer mejor la conectividad de los ambientes acuáticos del norte de Sudamérica durante una parte del tiempo geológico conocido como el Paleoceno y Eoceno”, añade el comunicado.

Ambas épocas hacen parte del Paleógeno (66 a 23 millones de años atrás), el primer período geológico después de la extinción de los dinosaurios.

Fuente: AFP

Verse a uno mismo durante videollamadas causa cansancio mental, según estudio

La sensación de agotamiento afecta tanto a hombres como a mujeres de manera similar, lo que contradice los resultados de investigaciones previas.

Verse a uno mismo en la pantalla durante videollamadas en plataformas como Zoom o Teams causa cansancio mental, según en un estudio publicado recientemente en la revista científica Cyberpsychology, Behavior, and Social Networking.

Los investigadores de la Universidad de Galway (Irlanda) evaluaron la actividad cerebral de 32 personas (16 hombres y 16 mujeres) mediante electroencefalogramas mientras estaban en una videollamada en Zoom, y en distintos momentos de la comunicación se mostraban o se ocultaban en su propia pantalla.

Los resultados revelaron que los niveles de cansancio fueron mayores cuando los participantes podían verse a sí mismos, y esto afectaba tanto a hombres como a mujeres de manera similar. Esta conclusión contradice las deducciones de investigaciones previas que afirman que las mujeres experimentan más cansancio que los hombres dado que tendrían “la mayor conciencia de sí mismas generada al verse en una pantalla”, señala el estudio.

“Nuestro estudio demuestra que la sensación de cansancio que surge durante las videollamadas es real y el hecho de ver nuestro propio reflejo lo hace aún más agotador”, indicó Eoin Whelan, quien dirigió la investigación. “Desactivar la imagen en espejo puede ayudar a compensar la sensación de cansancio en las reuniones virtuales”, agregó.

Demasiada comida chatarra podría causar daños duraderos al cerebro

Investigadores consideran que esto puede deberse a que las dietas occidentales alteran un neurotransmisor cerebral clave implicado en la retentiva y otras funciones.

Neurocientíficos de la Universidad del Sur de California (USC) en EE.UU. descubrieron que la ingesta abundante de una dieta occidental, alta en grasas y azúcar, desde la temprana edad, puede provocar problemas duraderos de memoria en animales de laboratorio.

“Lo que vemos […] es que, si estas ratas crecieron con esta dieta de comida chatarra, entonces tienen problemas de memoria que no desaparecen”, explica Scott Kanoski, profesor de la USC. “Si simplemente los sometes a una dieta saludable, estos efectos lamentablemente duran hasta la edad adulta”, agregó.

La concepción de la investigación

Al desarrollar el estudio, Kanoski y su estudiante de postdoctorado, Anna Hayes, tuvieron en cuenta el antecedente de que las personas que padecen la enfermedad de Alzheimer tienden a tener niveles más bajos de acetilcolina en el cerebro. Los investigadores consideran que esto puede deberse a que las dietas occidentales alteran la acetilcolina, un neurotransmisor cerebral clave implicado en la retentiva y funciones como el aprendizaje, la atención, la excitación y el movimiento muscular involuntario.

Los científicos se cuestionaron sobre el impacto que podrían tener estas dietas occidentales para las personas más jóvenes que pueden seguir una dieta similar, particularmente durante la adolescencia, cuando su cerebro está experimentando un desarrollo significativo.

Los experimentos

Los investigadores rastrearon los niveles de acetilcolina de un grupo de ratas con una dieta grasosa y azucarada y en un grupo de control de ratas analizando sus respuestas cerebrales a ciertas tareas diseñadas para probar su memoria.

La prueba implicó dejar que las ratas exploraran nuevos objetos en diferentes lugares. Días después, los investigadores reintrodujeron a las ratas en la escena, que era casi idéntica, excepto por la adición de un objeto nuevo. Las ratas que siguieron la dieta de comida chatarra mostraron signos de que no podían recordar qué objeto habían visto anteriormente ni dónde, mientras que las del grupo de control mostraron familiaridad.

Conclusiones

Según los científicos, su estudio refuerza el importante vínculo entre el intestino y el cerebro. “La señalización de acetilcolina es un mecanismo para ayudarles a codificar y recordar esos eventos, análogo a la ‘memoria episódica’ en los humanos, que nos permite recordar eventos de nuestro pasado”, subrayó Hayes. “Esa señal parece no ocurrir en los animales que crecieron con una dieta grasosa y azucarada”, añadió. La investigación se publicó recientemente en la revista científica revisada por pares Brain, Behavior, and Immunity.

Kanoski enfatizó que la adolescencia es un período muy sensible para el cerebro cuando se están produciendo cambios importantes en el desarrollo. “No sé cómo decir esto sin sonar como Casandra y pesimismo”, apuntó, “pero desafortunadamente, algunas cosas que pueden ser más fácilmente reversibles durante la edad adulta son menos reversibles cuando ocurren durante la niñez”, agregó.

Finalmente, los investigadores lograron revertir la capacidad de memoria en las ratas experimentales con medicamentos que inducen la liberación de acetilcolina, inyectada directamente en el hipocampo cerebral. Sin embargo, Kanoski señala que se necesita una investigación más amplia para saber cómo se pueden revertir los problemas de memoria, causados por una dieta de comida chatarra durante la adolescencia, sin necesidad de una intervención médica tan especial.