Investigadores detectan por primera vez microplásticos en la sangre humana
Un estudio holandés dio cuenta, por primera vez pero con una muestra reducida, de la presencia de microplásticos en la sangre humana, descubrimiento que plantea interrogantes sobre una eventual penetración de estas partículas en los órganos.
Fuente: AFP
Los autores del estudio, publicado el jueves en Environment International, analizaron muestras sanguíneas de 22 donantes anónimos, todos voluntarios en buena salud, y descubrieron microplásticos en 17 de entre ellos.
La mitad de las muestras contenía rastros de PET (politereftalato de etileno), uno de los plásticos más usados en el mundo, en particular en la fabricación de botellas y fibras de poliéster.
Más de un tercio tenía poliestireno, usado entre otras cosas para el envasado de alimentos, y un cuarto polietileno.
“Por primera vez fuimos capaces de detectar y cuantificar” estos microplásticos en la sangre humana, declaró Dick Vethaak, ecotoxicólogo de la universidad libre de Ámsterdam.
“Esto prueba que tenemos plástico en nuestro cuerpo, y no deberíamos”, dijo a la AFP.
Según el estudio, los microplásticos detectados pudieron penetrar en el cuerpo por múltiples vías: aéreas, acuáticas o por medio de la comida, o de los productos de higiene y cosmética.
“Es científicamente probable que partículas sanguíneas pueden ser llevadas hasta los órganos por medio del sistema sanguíneo”, anotaron sus autores.
Este estudio fue financiando por la Organización Holandesa para la Investigación y el Desarrollo en Salud y por Common Seas, una ONG medioambiental con sede en Reino Unido que busca reducir la contaminación con plástico.
Para Alice Horton, especialista en contaminantes antrópicos del centro británico de oceanografía, “pese a la pequeña muestra y las débiles concentraciones detectadas”, los métodos analíticos del estudio son “muy robustos”.
“Este estudio contribuye a demostrar que las partículas de plástico no solo se encuentran presentes en el medioambiente, sino también en nuestros cuerpos. Las consecuencias a largo plazo aún no son bien conocidas”, comentó al Science Media Centre.
Descubren un planeta con una masa casi 13 veces superior a la de Júpiter e inusual densidad
"Es uno de los planetas gigantes en tránsito más masivos y densos que se conozcan hasta la fecha", escribe el equipo de astrónomos que realizó el estudio.
Un grupo de científicos descubrió un exoplaneta del tamaño de Júpiter y con una densidad inusual a unos 730 años luz de distancia, reveló un estudio recientemente publicado en el servicio de preimpresión arXiv.
El planeta, denominado TOI-4603b, fue detectado por primera vez por el telescopio espacial TESS de la NASA. Tiene una densidad nueve veces superior a la de Júpiter y tres veces mayor que la de la Tierra. Así, su densidad media se estima en 14,1 gramos por centímetro cúbico. En comparación, la Tierra tiene una densidad de 5,51 gramos por centímetro cúbico, y Júpiter, de 1,33.
Además, está determinado que hay un límite para la masa que puede tener un planeta, lo que ronda entre 10 y 13 veces la de Júpiter, mientras que TOI-4603b tiene 12,89 veces esa masa.
Teniendo en cuenta todos los cálculos, los científicos han clasificado el cuerpo celeste recién hallado como una enana marrón, objeto intermedio entre los planetas y las estrellas en cuanto a sus características físicas. Esto implica que ya tiene reacciones termonucleares, pero no las suficientes como para brillar intensamente. No obstante, TOI-4603b se acerca más a los planetas que a las enanas marrones en la mayoría de los aspectos.
“Es uno de los planetas gigantes en tránsito más masivos y densos que se conozcan hasta la fecha”, escribe el equipo de astrónomos dirigido por Akanksha Khandelwal, del Laboratorio de Investigación Física de la India.
“La detección de tales sistemas nos ofrecerá valiosos conocimientos sobre los mecanismos de gobierno de los planetas masivos y mejorará nuestra comprensión de sus mecanismos dominantes de formación y migración”, afirman los investigadores.
VIDEO| Crean una albóndiga con carne cultivada de mamut
La compañía Vow usó una secuencia de ADN de mioglobina, una proteína altamente presente en las células musculares esqueléticas que es clave para darle sabor a la carne.
Especialistas de la compañía australiana Vow han preparado una albóndiga de mamut tras lograr cultivar en condiciones de laboratorio un tipo de carne análoga de este animal extinto.
En colaboración con el profesor Ernst Wolvetang, del Instituto para la Biotecnología en la Universidad de Queensland, Vow usó ADN de mioglobina, una proteína altamente presente en células musculares esqueléticas que es clave para darle sabor a la carne.
It's here! Introducing the #MammothMeatball, the world's first meat made from extinct animal protein 🦣
With @WunThompson, we're starting a conversation on what the future of food looks like (and from our view, it's pretty exciting) 🍽
Watch now at https://t.co/Xuk2CizLOI pic.twitter.com/64UUK4Wf1n
— Vow (@itsjustvow) March 29, 2023
La secuencia del ADN de mioglobina de mamut lanudo fue completada con ADN de elefante. A continuación, introdujeron la ‘mezcla’ en células madre mioblásticas de una oveja que se replicaron hasta 20.000 millones de veces y que Vow utilizó posteriormente para cultivar la carne de mamut.
“Fue tremendamente fácil y rápido. Lo hicimos en un par de semanas”, comentó Wolvetang a The Guardian. Según explica al medio, en un primer momento pensaron en cultivar carne in vitro de dodo (un ave extinta), pero carecían de las secuencias del ADN necesarias para ello.
Meatball from long-extinct mammoth created by food firm
– Australian company @itsjustvow resurrects flesh of lost species to demonstrate potential of #meat grown from cells
Story by mehttps://t.co/2we8WHXT7s
— Damian Carrington (@dpcarrington) March 28, 2023
Riesgos de extinción
En un video promocional, Vow precisa que eligieron el mamut lanudo, porque se convirtió en “un símbolo monumental de lo que podemos perder ahora”, en referencia a los riesgos de extinción para “un millón de especies, incluida la humana”.
En esta línea, insisten en que su trabajo va encaminado a abordar “la intensificación de la ganadería“, caracterizada como “uno de los mayores causantes” del cambio climático.
Por su parte, el director ejecutivo de la empresa, George Peppou, subraya que el objetivo de este avance es hacer realidad que “unos cuantos miles de millones de consumidores de carne dejen de consumir proteínas animales [convencionales]” y las sustituyan por “productos que puedan generarse en sistemas electrificados”.
Entretanto, para este año se prevé que la carne cultivada de codorniz japonesa sea la primera en ser vendida a los comensales en los restaurantes de Singapur este año, recoge el medio.
El reguetón provoca mayor actividad cerebral que la música clásica y otros géneros
Un reciente estudio de neurociencia puso a prueba distintos géneros musicales y su efecto sobre el cerebro.
Un estudio neurológico realizado en el Hospital Universitario Nuestra Señora de la Candelaria en Santa Cruz de Tenerife (Canarias), apunta a que el reguetón provoca mayor actividad cerebral que la música clásica. Lo mismo ocurre con otros géneros como la electrónica y el folclore.
Según la investigación, el reguetón provoca una mayor activación en las regiones del cerebro encargadas de procesar no sólo los sonidos, sino también el movimiento. Los investigadores llegaron a esta conclusión luego de estudiar la actividad cerebral que produce escuchar diferentes géneros musicales.
Lo cierto es que esta investigación arrojó resultados interesantes. Puntualmente de cómo varios géneros, incluyendo el reguetón, son capaces de activar regiones cerebrales auditivas-motoras. Un terreno que aún no ha sido especialmente estudiado por la neurociencia.
Jesús Martín Fernández, el neurocirujano que está detrás de esta investigación, quiso hacer su tesis doctoral uniendo sus dos pasiones: la música y el cerebro. Para lograr su objetivo, se contactó con el neurocientífico Julio Plata, quien codirigió la investigación.
Como primera medida, los investigadores seleccionaron 28 personas entre 20 y 26 años sin formación musical previa. Estas personas debían tener gustos musicales variados.
Seguidamente, los neurocientíficos usaron el centro de investigación IMETISA, para evaluar las capacidades auditivas de las personas elegidas. Hasta ese momento no sabían que su trabajo era escuchar reguetón y otros géneros.
Qué se encontró en la investigación
Las personas que hicieron parte del estudio escucharon hits de reguetón como ‘Shaky’ de Daddy Yankee y ‘Ginza’ de J Balvin; en electrónica ‘Passion’ de Alberto Feria y ‘L’amour toujours’ de Dzeko, en clásica el concierto en mi menor de Vivaldi y el minué de los aires en re de Luis Cobiella; y en folclore folías y malagueñas canarias. Es importante aclarar que todas las canciones usadas en el estudio, eran instrumentales. Las voces se suprimieron para evitar distracciones.
Conforme las personas iban escuchando los temas musicales, Fernández y Plata analizaron las señales que llegaban al cerebro y qué hemisferios se activaban.
Y fue el reguetón el que mostró mayor activación en las regiones del cerebro encargadas de procesar los sonidos (áreas auditivas) y de procesar el movimiento (áreas motoras), unas diferencias que resultaron mayores cuando se comparaban con la música clásica.
Sin embargo, lo que más llamó la atención de los investigadores es que el reguetón activó una zona «primitiva» del cerebro.
Zonas del cerebro que se activan con el reguetón.
Qué son los ganglios basales y por qué el reguetón los activa
Ciertamente, estas zonas son las encargadas de modular la postura, comenzar y finalizar un movimiento; también están involucradas en el sistema del placer.
En estos ganglios basales se encuentra el origen de algunas enfermedades degenerativas, como el Parkinson entre otras, en las que hay una degeneración progresiva de algunos de ellos que causa un disminución de la dopamina (sustancia involucrada en el movimiento, placer…) y que en última instancia produce, entre otros, alteración del movimiento.
La mayor activación provocada por el reguetón implica que hay más regiones cerebrales auditivas y motoras que se activan y por lo tanto hay una mayor maquinaria trabajando en procesar la música.
La activación tan significativa en las áreas del cerebro encargadas del movimiento podría deberse «a la generación de un pulso interno dentro de nosotros al tratar de adivinar cuándo viene el siguiente pulso. Es como si el reguetón, con ese ritmo peculiar y repetitivo nos preparara para el movimiento, para bailar sólo con escucharlo».