Revelan rasgos ocultos de cuatro de las galaxias más cercanas a la Vía Láctea
Para crear las imágenes se utilizó información obtenida por el observatorio espacial Herschel y el satélite Planck de la AEE, y dos misiones antiguas de la NASA: el Satélite Astronómico Infrarrojo y el Explorador del Fondo Cósmico.
La NASA compartió este jueves nuevas imágenes obtenidas con datos de antiguas misiones de la Agencia Espacial Europea (AEE) y de la propia estadounidense. Ellas muestran el gas y el polvo que llenan el espacio entre las estrellas en cuatro de las galaxias más cercanas a nuestra Vía Láctea.
Según señalaron los investigadores, las tomas se tratan de un “tesoro científico“, ya que les permiten comprender cómo puede variar tan drásticamente la densidad de las nubes de polvo, creado por estrellas moribundas, dentro de una galaxia.
Las imágenes muestran la galaxia de Andrómeda, también conocida como M31, la galaxia del Triángulo (M33) y las dos Nubes de Magallanes, galaxias enanas que orbitan alrededor de la Vía Láctea y que no tienen una estructura espiral a diferencia de las dos anteriores. Las cuatro galaxias se ubican a menos de 3 millones de años luz de la Tierra.

Una imagen de radiación infrarroja de la Pequeña Nube de Magallanes.
¿Cómo se generaron las imágenes?
Las observaciones fueron posibles gracias al Observatorio Espacial Herschel de la AEE, que funcionó desde 2009 hasta 2013. Los instrumentos superfríos del Herschel pudieron detectar el resplandor térmico del polvo cósmico, que se emite como luz infrarroja lejana en una gama de longitudes de onda más largas que las que pueden detectar los ojos humanos. Las imágenes del Herschel proporcionaron vistas de alta resolución de los detalles más finos de estas nubes, revelando intrincadas subestructuras.
Para completar los mapas de polvo tomados por ese telescopio espacial, los científicos usaron datos de otras tres antiguas misiones: el satélite Planck (de la AEE), el Satélite Astronómico Infrarrojo (IRAS) y el Explorador del Fondo Cósmico (COBE), estas dos últimas de la NASA.

Una imagen de radiación infrarroja de la Pequeña Nube de Magallanes.
En las imágenes el rojo indica hidrógeno, el elemento más común en el universo. La imagen de la Gran Nube de Magallanes muestra una cola roja que sale de la parte inferior izquierda de la galaxia y que probablemente se creó cuando colisionó con la Pequeña Nube de Magallanes hace unos 100 millones de años.
Las burbujas de espacio vacío indican regiones en las que se han formado estrellas recientemente, puesto que los intensos vientos de las estrellas recién nacidas arrastran el polvo y el gas circundantes. La luz verde alrededor de los bordes de esas burbujas indica la presencia del polvo frío que se ha acumulado como resultado de esos vientos. El polvo más caliente, que se muestra en azul, indica los lugares donde se están formando estrellas o donde otros procesos han calentado el polvo, detalló la agencia espacial de EE.UU.
Muchos elementos pesados de la naturaleza –como el carbono, el oxígeno y el hierro– pueden adherirse a las partículas de polvo, y la presencia de diferentes elementos cambia la forma en que este polvo absorbe la luz de las estrellas. Esto, a su vez, afecta a la visión que los astrónomos obtienen de acontecimientos tales como la formación de estrellas. En las nubes de polvo más densas, casi todos los elementos pesados pueden quedar atrapados en las partículas de polvo, lo que aumenta la relación polvo-gas. Pero en las regiones menos densas, la radiación destructiva de las estrellas recién nacidas, o las ondas de choque de las estrellas que explotan, aplastan los granos de polvo y devuelven algunos de esos elementos pesados encerrados al gas, cambiando de nuevo la proporción.
“Estas imágenes mejoradas del Herschel nos muestran que los ‘ecosistemas’ de polvo en estas galaxias son muy dinámicos“, señaló Christopher Clark, astrónomo del Space Science Telescope Institute en Baltimore (Maryland, EE.UU.), que dirigió el estudio, y cuyos resultados se presentaron en una conferencia de prensa en la reunión de verano de la Sociedad Astronómica Estadounidense.

Una imagen de radiación infrarroja de la Pequeña Nube de Magallanes.
Nace por primera vez un bebé en Reino Unido tras un trasplante de útero
Una niña nació en Reino Unido después de que su madre se sometiera a un trasplante de útero, que recibió de su hermana mayor, anunció este martes un hospital de Londres, en el primer nacimiento de este tipo en el país.
La pequeña Amy nació el 27 de febrero en el hospital Reina Carlota y Chelsea de Londres, dos años después de que su madre, Grace Davidson, se sometiera a una cirugía de trasplante de útero. Ambas gozan de buena salud.
“Hemos recibido el mayor don que pudimos haber pedido”, declaró Davidson, de 36 años. La mujer dijo esperar que “hacia adelante eso se convierta en una realidad y brinda una opción adicional para mujeres que de otra forma no podrían tener su propio hijo”.
“La habitación estaba llena de gente que nos ha ayudado en este viaje para poder tener a Amy”, declaró el padre, Angus Davidson, a la agencia noticiosa Press Association.
Grace Davidson sufre una enfermedad rara llamada síndrome Mayer-Rokitansky-Kuster-Hauser y nació sin un útero funcional, explicó el hospital en un comunicado.
Se convirtió en la primer mujer del país en recibir un trasplante de útero, el cual fue donado por su hermana Amy Purdie, de 42 años, quien tiene dos hijas de 10 y seis años.
El trasplante fue efectuado en febrero de 2023 en el Centro de Trasplantes de Oxford.
El profesor Richard Smith, un consultor de cirugía ginecológica que dirige el programa británico de donantes vivos, comentó que el nacimiento de Amy fue “la culminación de más de 25 años de investigación”.
Más de 100 trasplantes de útero se han realizado en el mundo desde 2013, cuando se efectuaron los primeros en Suecia. Y cerca de 50 bebés nacieron gracias a esta cirugía hasta ahora y gozan de buena salud.
Fuente: AFP
El curioso trastorno de los que no tienen una voz interior en su mente
¿Se puede vivir sin esa voz interior que nos ayuda a organizar las ideas? Algunas personas sufren anendofasia, un trastorno recientemente identificado por la ciencia que permite entender mejor cómo pensamos.
“No tengo una voz en mi cabeza” explica Mel May, una australiana de 30 años que vive en Nueva York y que descubrió que era una excepción después de leer un artículo sobre el tema.
Esta videasta tuvo que que enfrentarse a la incredulidad de sus familiares hasta que los psicólogos confirmaron su trastorno.
Es una de las pocas personas cuyo pensamiento no va acompañado por un monólogo interior.
El fenómeno era conocido pero no fue hasta el año pasado que un grupo de investigadores propusieron en la revista Psychological Science darle un nombre: anendofasia.
Este trastorno arroja luz sobre cómo formulamos nuestros pensamientos, algo particularmente difícil de estudiar porque no lo puede explicar un observador externo.
“La gente no se da cuenta de las características de su experiencia interior”, dice a la AFP el profesor de psicología Russell Hurlburt de la Universidad de Nevada.
Hurlburt ha realizado varios estudios sobre los procesos del pensamiento, centrándose entre otros en el caso de Mel May.
Uno de los experimentos consistía en pedir a los sujetos que leyeran “La Metamorfosis” de Franz Kafka.
Luego les interrumpían de manera abrupta y aleatoria y les pedían describir lo que pasaba por su cabeza.
En algunos casos, explicaban no tener las palabras del texto en sus cabezas sino solo imágenes, “su propio video” de la historia, según el profesor Hurlburt.
- “No estoy vacía” -
Aunque el caso de Mel May es excepcional por su total ausencia de voz interior, los investigadores subrayan que el monólogo interior no siempre está presente.
Hurlburt estima que solo entre el 20 y el 25% de las veces pensamos en forma de monólogo interior, aunque admite que serían necesarios más estudios para confirmar esa cifra.
Cuando pensamos hay otros procesos en marcha, como las imágenes visuales, las emociones o el llamado pensamiento no simbólico.
El estudio de la anendofasia ha puesto en entredicho algunas certezas. La investigadora francesa Hélène Loevenbruck, una especialista del monólogo interior, admite haber cambiado de opinión.
“Hasta hace poco, pensaba que todos teníamos una voz interior”, dice a la AFP.
Las investigaciones de Loevenbruck apuntan a que este tipo de monólogo mental sirve de “simulación interna” y es esencial para poder luego traducir los pensamientos en palabras.
Sin embargo es difícil evaluar las consecuencias concretas de la ausencia de una voz interior o de otros fenómenos, como la afantasia, la ausencia de imágenes mentales.
Según Daniel Gregory, un filósofo especializado en esta cuestión de la Universidad de Barcelona, la voz interior nos hace “vulnerables a los patrones de pensamiento negativos, a los pensamientos obsesivos”.
Pero también se puede utilizar “para animarse, para enviarse mensajes positivos a uno mismo”, apunta.
Mel May sabe que no tener voz interior tiene “pros y contras” y reconoce que le cuesta evocar recuerdos del pasado.
Pero sí está segura de una cosa: “No estoy vacía por dentro: sé y siento cosas”.
Fuente: AFP
El asteroide que se temió podía impactar la Tierra amenaza ahora a la Luna
Un asteroide que durante algunas semanas se temió que impactara contra la Tierra tiene ahora casi un 4% de probabilidades de chocar contra la Luna, según nuevos datos del telescopio espacial James Webb.
Fuente: AFP
Se estima que el asteroide, de unos 60 metros y capaz de destruir una ciudad, estableció un nuevo récord en febrero al tener la mayor probabilidad que los científicos jamás habían medido —3,1%— de impactar la Tierra.
Una serie de observaciones posteriores acabaron por descartar que el asteroide —denominado 2024 YR4— impacte contra la Tierra el 22 de diciembre de 2032.
Sin embargo, las probabilidades de que se estrelle contra el satélite terrestre han estado aumentando constantemente.
Después de que el telescopio Webb dirigiera su potente mirada hacia el asteroide el mes pasado, la probabilidad de un impacto contra la Luna es ahora de 3,8%, dijo la NASA.
“Aún queda un 96,2% de probabilidades de que el asteroide no impacte contra la Luna”, precisó la NASA en un comunicado este jueves.
Richard Moissl, director de la oficina de defensa planetaria de la Agencia Espacial Europea, dijo a AFP que esto coincidía con sus estimaciones internas de alrededor de un 4%.
Los nuevos datos de Webb también arrojan luz sobre el tamaño de la roca espacial, que anteriormente había sido estimado entre 40 y 90 metros.
Ahora se cree que mide entre 53 y 67 metros, aproximadamente la altura de un edificio de 15 pisos. Esto es significativo porque supera el umbral de 50 metros necesario para activar planes de defensa planetaria.
Si el asteroide aún tuviera más de un 1% de probabilidades de impactar contra la Tierra, “los preparativos para una o más misiones para desviarlo ya estarían comenzando ahora mismo”, dijo Moissl.
Existen una variedad de ideas sobre cómo la Tierra podría defenderse de asteroides en curso de colisión, incluyendo armas nucleares y láseres. Pero solo una se ha probado en un asteroide real.
En 2022, la misión DART de la NASA logró alterar la trayectoria de un asteroide inofensivo tras estrellar una sonda espacial contra él.
Muchos científicos esperan que el 2024 YR4 impacte contra la Luna.
- “Un gran experimento” -
“La posibilidad de observar el impacto de tamaño considerable en la Luna es efectivamente un escenario interesante desde un punto de vista científico”, dijo Moissl.
El fenómeno ofrecería una variedad de información que sería “valiosa para propósitos de defensa planetaria”, añadió.
Mark Burchell, científico espacial de la Universidad de Kent en Reino Unido, dijo a New Scientist que un impacto lunar sería “un gran experimento y una oportunidad perfecta”.
Y en la Tierra, “los telescopios ciertamente lo verían, diría yo, y hasta binoculares podrían observarlo”, añadió.
“Ojalá sea un impacto lunar”, dijo Alan Fitzsimmons de la Queen’s University Belfast de Reino Unido, en declaraciones recogidas por New Scientist.
“No tendría ningún efecto en la Tierra, pero nos permitiría estudiar por primera vez la formación de un cráter lunar provocado por un asteroide conocido”, explicó.
El asteroide 2024 YR4 es el objeto más pequeño jamás observado por el telescopio Webb, que el mes que viene volverá a ofrecer a los expertos nuevos datos para calcular la probabilidad de impacto.