ABC crea tormenta, donde ni siquiera sopla el viento

La semana se presenta “movida” desde el punto de vista político, mucho más que las razones que sirven de base para anunciarla de ese modo: El desbloqueo de las listas de candidatos a cargos pluripersonales. No es una discusión de principios, ni de cuestiones estratégicas que puedan alterar el curso del proceso. La novedad es que a partir de su aprobación los electores podrían escoger a uno (dos o tres) de los postulantes que figuran en una ubicación relegada de la nómina, para que ocupe un lugar más preponderante dentro de ella y así tenga mayores chances. Sin embargo, algunos lo presentan como “el sumum” de la vigencia y perfección de los derechos ciudadanos, así como garantía de la calidad en los cargos de presentación popular, y denuncian la supuesta oposición de sectores del coloradismo, tal vez en el afán de crear tormentas donde ni siquiera sopla el viento, pues tanto Cartes como Abdo Benítez se pronunciaron a favor de cambiar la legislación en lo que a esto concierne.

Se trata de un reclamo muy extendido en la ciudadanía, que se plantea desde hace 10 años, más en rechazo a la denominada “lista sábana” que a las virtudes del desbloqueo, cuyo real alcance manejan muy pocos. De hecho, en el Senado existen cinco proyectos, desconocidos para la mayoría de los que respaldan la iniciativa, creyendo que su aprobación permitiría erradicar del Congreso a los considerados “impresentables”.

Desgraciadamente no existe fórmula alguna que cierre las puertas a los catalogados de tal manera, salvo la necesaria autodepuración de todos los partidos, sin excepción alguna, lo que parece improbable al menos en el corto plazo. Ahí están los ejemplos de los países en donde existe el desbloqueo y hasta inclusive las listas abiertas, que provocaron un marcado debilitamiento del sistema de partidos, pero no impidieron a “los impresentables” seguir presentes en sus congresos, envueltos en grandes escándalos de corrupción, como en Brasil y Argentina.

El desbloqueo debe tomarse como lo que es. Un paso en sentido a la democratización de nuestro régimen electoral, no como el remedio a todos sus males.

Opacados por la cuestión de las “listas sábana”, hay otros temas de gran trascendencia que sí pueden incorporarse en la normativa electoral, como la representación directamente proporcional, en sustitución del sistema D´Hont, que perjudica sensiblemente a los partidos y movimientos minoritarios, o la gratuidad del transporte público el día de los comicios, para que los grandes aparatos electorales no tengan tantas ventajas sobre el resto, así como la efectiva obligatoriedad del voto, sanciones mediante para quienes no cumplan con el deber cívico, que le otorgará mayor legitimidad a las autoridades electas.

Por supuesto, ninguna buena razón servirá para que los eternos hacedores de inestabilidad e incertidumbres renuncien a sus fines. Medios de prensa, como ABC y Telefuturo, o políticos como Efraín y Payo, saben perfectamente que un debate político serio es para ellos el peor de los escenarios, pues no tendrían nada razonable que proponer a la sociedad. Por eso alimentan falsas expectativas sobre la supuesta “panacea” del desbloqueo y, prisioneros del enfermizo “anticartismo” que los caracteriza, denuncian las supuestas “dobles intenciones” de HC, sin decir cuáles serían y menos aún probarlas.

La experiencia de los últimos procesos electorales echa por tierra tales acusaciones. Honor Colorado, nobleza obliga a reconocerlo, siempre permitió la participación de todas las listas que quisieron representar a dicho movimiento y, en esa calidad, llegaron al Senado el actual presidente de la república, Mario Abdo Benítez, al igual que Juan Carlos Galaverna, Enrique Bacchetta y otros.

El próximo jueves 25, la mayoría de los senadores, con certeza, aprobarán el desbloqueo de las listas, sea para las internas y las generales, o solo para las primeras, lo que no cambia la esencia de la cuestión. A partir de ahí, lo fundamental será establecer la tecnología para llevarlo a la práctica, que no puede ser otra más que las urnas electrónicas y, sobre todo, abordar los otros temas cruciales para avanzar hacia una mayor democratización de nuestro sistema electoral.

¿Qué clase de médicos estamos lanzando al mercado?

El reciente escandaloso caso que involucra a la Universidad María Serrana, donde un grupo de estudiantes logró culminar sus carreras de Medicina de manera meteórica mediante certificados truchos, nos hace cuestionar el nivel de enseñanza de los futuros profesionales de un ámbito sumamente sensible como lo es la salud.  

Una noticia que no pasa desapercibida en estos días es la clausura de las dos carreras de Medicina de la Universidad Privada María Serrana, luego de que el Consejo Nacional de Educación Superior (CONES) haya constatado irregularidades en la expedición de títulos. Esta situación se dio luego de pillarse que unos 11 alumnos de esa casa de estudios supuestamente falsificaron sus certificados de estudios para recibirse más rápido.

El proceso de intervención comenzó en junio de 2021 a partir de comunicaciones recibidas desde el Ministerio de Educación y Ciencias (MEC) sobre presuntas irregularidades en la emisión de títulos. Durante la intervención, el ente rector descubrió casos de estudiantes que habían falsificado firmas de certificados de estudios para poder recibirse de médicos y así recibir sus respectivos títulos universitarios. En este caso, acudían hasta la Universidad María Serrana con los certificados de estudios donde figuraba que habían seguido parte de la carrera en otro lugar, a fin de convalidar las materias, entonces se libraban de cursarlas en la institución.

Esto sin dudas ocasionará necesariamente a futuro una baja calidad a la hora de brindar atención a los pacientes. Es sumamente peligroso que estudiantes universitarios de la carrera de Medicina estén burlando los delineamientos de enseñanza con el simple fin de recibirse más rápido y es el doble de perjudicial que las instituciones educativas se presten, ya sea por falta de mecanismos de control o por complicidad, a este tipo de artimañas.

Todos somos conscientes del actual pésimo sistema sanitario paraguayo, con precarias infraestructuras, escaso plantel y con la falta de insumos y medicamentos. Si a todo lo anterior le sumamos malos profesionales, nos estamos yendo a pique.

Es urgente una depuración de las carreras de Medicina, las cuales abundan a tutiplén y escapan del control de los organismos correspondientes. Es imperioso poner mano dura a la cuestión para garantizar buenos profesionales de la medicina para el futuro, porque CON LA SALUD NO SE JUEGA.

 

Casi, casi, venden “La Patria”

No hay margen para la menor distracción. De no ser por alguien que alertó en las redes sociales lo que el Fondo Ganadero y no sabemos quiénes más estaban tramando, a las 11:00 horas de hoy, viernes, la “Estancia La Patria”, fundad por el coronel Rafael Franco a poco de finalizar la guerra del Chaco, hubiera dejado de ser de… la Patria, perdiéndose con ello todo el valor histórico y cultural que representa para el Paraguay y los paraguayos.

La información se propagó rápidamente, acompañada del aviso comercial que por ley está obligado a realizar el rematador, en este caso, Carlos Roberto Trabuco: “Superficie, 15.000 hectáreas. Sus linderos son la Estancia Toro Blanco, separada por la picada 108, del señor Tranquilo Favero y la Estancia La Patria, separada por la ruta Py09. Superficie explotada, 1.710 hectáreas. Monte, 13.290 hectáreas… en la zona existe un acuífero”, señala parte del anuncio.

En ninguna parte se señala que la propiedad es una fracción de “La Patria”; algo que la institución lo mantuvo en absoluto sigilo, muy en el “Fondo”, hasta las 22:30 horas de la víspera del remate, cuando informó que la operación quedaba “temporalmente suspendida”, al que siguió esta maña otro comunicado, aclarando que la suspensión es definitiva, “pese a la total transparencia y legalidad del proceso”, según su presidente Fredis Estigarribia Cardozo.

Una perfecta tomadura de pelo, o dos, porque nadie puede invocar transparencia cuando pretendió llevar a cabo un negocio (¿negociado?) de un bien público, en secreto, y porque si hubiera sido tan “transparente y legal” como afirma Estigarribia, no habría motivo alguno para dejarlo sin efecto.

No haremos conjeturas de lo que tenían entre manos. Los responsables del ente dicen que la enajenación de las 15.000 hectáreas fue dispuesta en el mes marzo, no nos consta, y si buscamos noticias de la época, lo único que encontraremos es que una comitiva oficial, encabezada por el presidente Mario Abdo Benítez, visitó el lugar en abril para evaluar su eventual uso como albergue, de acuerdo a la versión oficial.

Probablemente escucharemos que en el “caso La Patria”, como en otros, “todo se hizo de manera legal”, que “no puede haber ilícito porque el remate no se llevó a cabo” y otras cuestiones por el estilo, pero el intento de despojarle al Estado de un patrimonio histórico existió y debe ser investigado.

No hay derecho a tener que dormir con un ojo abierto, ni estar a expensas de que alguien renuncie o “filtre” datos para recién entonces enterarnos de cuestiones que son de carácter público y de sumo interés nacional.

¡Sanos y salvos!

Vivimos días oscuros, a nadie ya le cabe la menor duda. Una epidemia que se expande sin cesar, al igual que el desempleo y la pobreza, más escándalos de corrupción no resueltos, ya eran detonantes suficientes para desencadenar una crisis aguda, a los que ahora se incorporó otro factor que nunca nos abandonó pero que se hallaba en estado latente: La violencia.

Su reaparición se dio primero en el confuso episodio que protagonizaron efectivos de la Fuerza de Tarea Conjunta(FTC) y del autodenominado Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), en Yby Yaú, que arrojó como saldo la muerte de dos niñas de 11 años. Y este miércoles, apenas 7 días después, se hizo nuevamente presente con el secuestro del exvicepresidente de la República, Óscar Denis, y de un empleado a su cargo, Adelio Mendoza, ocurrido en la zona de Bella Vista norte (Amambay), que se le atribuye a la misma banda criminal.

Cualquier secuestro conmociona, como lo demostraron todos los casos anteriores, pero cuando se trata de una persona pública de vasta trayectoria política, como Denis, en un contexto de por sí “volátil”, como el actual, las cosas se tornan aún más complicadas y sus consecuencias difíciles de prever.

El gobierno reaccionó esta vez con más cautela, al menos hasta ahora. Su porta voz, el ministro del Interior Euclides Acevedo, anunció el “despliegue de fuerzas en la zona” con el fin de rescatar a los secuestrados. Pero algo más, también deslizó una caracterización de lo acontecido al señalar la connotación política que reviste el hecho, lo que genera mayor incertidumbre respecto al posible curso de los acontecimientos.

¿Por qué lo de la incertidumbre? Porque si bien esta se halla presente en actos similares que persiguen objetivos extorsivos, en estos casos se presume que al aceptar las demandas de los captores o acordar lo que fuere en esta materia, se pondría fin al cautiverio, pero si el móvil fuera político, como dice Euclides, el escenario que se abre es más incierto.

Siguiendo el hilo que dejó abierto el ministro, en gran medida compartido por periodistas, analistas y otros actores, las preguntas serían si la banda criminal quiere negociar algo, que desconocemos, o si es un acto de venganza, una “réplica” a lo sucedido en Yby Yaú, lo que disminuiría sensiblemente las posibilidades de que todo esto termine de manera favorable.

Nosotros, demás está decirlo, no lo sabemos y sería irresponsable avanzar en este terreno, hasta tanto surjan más informaciones al respecto, sea porque se pronuncien los secuestradores o por los datos que divulguen el Gobierno y los organismos de seguridad, que claramente fueron sorprendidos por este desgraciado acontecimiento, lo cual deberá ser motivo de análisis y necesarias rectificaciones posteriormente.

La prioridad ahora es bregar por la recuperación de Denis y Mendoza sanos y salvos. Ese es nuestro mayor deseo, por ellos, por sus seres queridos, que están pasando por una de las peores angustias que pueda sufrir cualquier ser humano, y también por el país, que de otro modo se hundiría en un remolino de disputas y confrontaciones del cual sería más difícil salir.