Triángulo de seguridad, el método para reducir riesgos en procedimientos estéticos

Toda cirugía estética conlleva riesgos y, para minimizarlos, profesionales médicos piden a los futuros pacientes recurrir al “Triángulo de seguridad”, un sistema compuesto por tres factores claves que se deben tener en cuenta antes de someterse a los procedimientos. Te contamos cuáles son.

La seguridad debe ser siempre prioridad, este es el mensaje que transmiten desde la Sociedad Paraguaya de Cirugía Plástica Reconstructiva y Estética (SPACPRE) ante los reiterados casos de malos procedimientos estéticos que, en muchas ocasiones, terminan con el fallecimiento del paciente.

Últimamente, pululan “clínicas” de cirugías plásticas que logran que la gente caiga en el encanto de las ofertas y se olvide de lo verdaderamente importante, la salud y la vida.

El Dr. Rodrigo Hamuy, presidente de SPACPRE, explicó que, para evaluar si las condiciones de una cirugía plástica son seguras o no, existe una iniciativa internacional a la que llamaron “Triángulo de seguridad”, la cual está formada por tres pilares que se deben tener en cuenta para un procedimiento sin mayores riesgos.

1- El paciente informado: Uno debe investigar y conocer sobre el procedimiento al que va a someterse, y cuando acuda a las citas previas a la cirugía haga todas las preguntas y evacue todas las dudas que tenga con el profesional.

2- Cirujano plástico acreditado: El profesional debe cumplir con los requisitos estipulados por las entidades reguladoras, de acuerdo a cada país, que certifican a su vez que el profesional cumple con las condiciones académicas, técnicas, éticas y morales para el ejercicio de la profesión.

3- Centro habilitado: El hecho de que el lugar donde se realice la intervención se encuentre debidamente autorizado por los entes estatales reguladores significa que el centro está equipado con todo lo necesario en caso de ocurrir un imprevisto durante la cirugía.

Vemos las ofertas con manejo poco ético en redes, con influencers pagados con falsas promesas ofrecen descuentos, hacen un manejo poco ético del marketing médico y hay gente que va a caer” explicó Hamuy en conversación con la radio Universo 970/Nación Media.


CIRUJANO PLÁSTICO ACREDITADO

El presidente de la SPACPRE hizo especial mención al punto 2 del triángulo, sobre la importancia de elegir a un médico que tenga certificación para realizar un procedimiento estético.

“Lo que tenemos en el mercado es un incremento de la oferta, la cantidad de médicos que ven el campo de la medicina estética como un mercado atrayente para la gente joven y lo único que buscan es ganar dinero, facturar”, agregó.

Explicó que la certificación está dada por la SPACPRE en conjunto con el Ministerio de Salud Pública. Buscan el currículum, investigan al profesional y lo someten a un examen para ser acreditado como médico estético.

Una vez que nosotros podamos dar fe de que el médico está capacitado, enviamos una nota al Ministerio de Salud que finalmente lo registra como especialista de cirugía plástica para ejercer en todo el país”, agregó.

La nómina de cirujanos plásticos acreditados se puede encontrar en la página web de la SPACPRE. Todos los acreditados figuran en la lista.

Recientemente, el Congreso Nacional sancionó la ley que regula el ejercicio de la medicina estética y endurece el castigo a las publicidades engañosas.

Dos caminos para entender la sociedad capitalista moderna

La humanidad vivió una suerte de torbellino a lo largo del siglo XIX y principios del XX. La Revolución Industrial, la eclosión del capitalismo, el crecimiento acelerado de las ciudades y el avance de la ciencia -a costas de la religión-, jugaron su parte en la formación de un mundo con diferente dinámica y formas de ver y entender la vida.

Por Gonzalo Cáceres - periodista

De esta surgieron hombres y mujeres que intentaron darle cara a aquellos agitados tiempos, quienes, casi por norma, tienden a aparecer juntos en los manuales de sociología y filosofía contemporánea, aunque sus formas son tan distintas como profundas. Karl Marx es el referente teórico del conflicto de clases y del materialismo histórico. Por su lado, Max Weber se erige como el analista del sentido subjetivo y de la racionalización moderna. Estos grandes pensadores se propusieron interpretar la dinámica de la sociedad capitalista, pero lo hicieron desde perspectivas casi contrapuestas.

La lucha de clases

Karl Marx (1818-1883) fue un intelectual alemán cuyo espectro de estudio abarca economía, filosofía, historia y política. Nació en una acomodada familia de origen judío, se formó en filosofía y fue influenciado por la inspiración de Hegel, aunque no tardó en desarrollar su propia visión del devenir histórico.

Marx tiene su punto de partida en el denominado materialismo histórico; teoría que sostiene que las condiciones materiales de existencia (la forma en que los seres humanos producen lo necesario para vivir) determinan las estructuras sociales, políticas e incluso las ideas. Decía que “no es la conciencia la que determina el ser social, sino al revés: el ser social determina la conciencia”.

Cree que la economía es la base sobre la que se levantan todas las demás estructuras. Religión, política, derecho y cultura son, en su visión, “superestructuras” que reflejan los intereses de la clase dominante.

Desde esta perspectiva, Marx analiza la historia como un proceso de transformación basado en el conflicto entre las distintas clases sociales. Cada modo de producción (esclavismo, feudalismo, capitalismo) lleva en su interior contradicciones que desembocan en su propia destrucción. En el capitalismo, la contradicción principal se da entre dos clases: la burguesía, que posee los medios de producción (fábricas, tierras, capital) y el proletariado, que solo tiene su fuerza de trabajo (que vende a cambio de un salario).

Marx sostiene que esta relación es explotadora: el capitalista se apropia de la plusvalía (el valor que el trabajador produce por encima de lo que se le paga), lo que eventualmente desemboca en crisis económicas, desempleo, precarización de los trabajadores y concentración de la riqueza.

El objetivo final del autor de El Capital no es solo interpretar el mundo, sino transformarlo. La emancipación del proletariado implicaría una revolución que dé lugar a una sociedad sin clases, donde los medios de producción sean comunes y el trabajo se organice en función de las necesidades sociales, no del lucro.

Weber: el mundo desencantado

El también alemán Max Weber (1864-1920) nació algunas décadas después que Marx. Fue profesor, jurista, economista y sociólogo. Aunque conocía a fondo la obra de Marx y la respetaba, propuso un enfoque radicalmente distinto.

Weber parte de una idea central: la acción social sólo puede entenderse teniendo en cuenta el sentido que los individuos le otorgan. En lugar de enfocarse en grandes estructuras que oprimen -o determinan a las personas (como hacía Marx)-, Weber se interesa por cómo las personas comprenden el mundo (y actúan en consecuencia), lo que se conocería como el método de “verstehen (comprensión)”.

A diferencia de Marx, Weber no cree que exista un único factor común en los fenómenos sociales (como la economía). En su visión, la realidad social es multicausal y compleja: economía, religión, derecho, política y cultura interactúan constantemente.

Uno de sus aportes más importantes está en su análisis del surgimiento del capitalismo moderno. En su obra La ética protestante y el espíritu del capitalismo, Weber muestra que ciertas creencias religiosas (particularmente del calvinismo) favorecieron el desarrollo de una mentalidad racional, disciplinada y orientada al trabajo productivo.

Si bien no era un defensor del capitalismo, a Weber le preocupaba más el proceso de racionalización de la vida moderna (la creciente importancia de la eficiencia, el control, la burocracia y las reglas impersonales). En ese contexto, hablaba de una “jaula de hierro”: un mundo donde las personas quedan “atrapadas en sistemas que no comprenden ni controlan (la libertad individual se ve sofocada por un aparato racional que, paradójicamente, es irracional en términos humanos)”.

Weber insistió en que las ideas, las creencias y las motivaciones tienen un peso real en la transformación histórica (o todo se reduce a la lucha económica).

En sintonía y en desacuerdo

Tanto Marx como Weber ven en el capitalismo moderno una forma de organización social que tiene consecuencias negativas para el individuo. Marx lo considera explotador y alienante; Weber, una fuente de deshumanización y pérdida de sentido, porque se ha roto con formas anteriores de vida y creado nuevas lógicas sociales.

Marx asocia el capitalismo con la industrialización y la propiedad privada; mientras que Weber lo hace, pero con la racionalización y el desencantamiento del mundo.

Cada uno, a su manera, rechazó la especulación vacía y proponía herramientas metodológicas para analizar lo real.Según Marx, el cambio definitivo vendrá a través de la revolución y el derrocamiento del sistema capitalista. Weber, por el contrario, no propone ninguna vía de transformación radical. Su proyecto es más modesto, aunque no menos valioso: entender el mundo, incluso cuando no ofrece respuestas satisfactorias.

Dos modos distintos de pensar la sociedad

Lejos de oponerse de forma simplista, sus ideas pueden leerse en tensión creativa. Uno estructural y revolucionario; otro interpretativo y desencantado. Uno propone el cambio como liberación de una opresión histórica; el otro advierte sobre los peligros de una modernidad que avanza “sin alma”.

Marx nos alerta sobre las injusticias materiales y la necesidad de transformación estructural. Weber nos invita a mirar la complejidad de los fenómenos humanos y a no perder de vista el sentido en medio de la racionalización.

Ambos, desde su lugar, siguen siendo imprescindibles para comprender las dinámicas del poder, la desigualdad, la cultura y el sentido en las sociedades contemporáneas. En un mundo que cambia vertiginosamente, las preguntas que ellos se hacían siguen abiertas. Tal vez no podamos responderlas por completo, pero al menos podemos formularlas mejor gracias a ellos.

Un gran paso contra el VIH: en Paraguay se celebra el avance, pero preocupan las cifras

Desde Estados Unidos esta semana llegó una gran noticia en cuanto al avance en salud. Un medicamento inyectable contra el VIH fue aprobado para ser utilizado en humanos. Para nuestro país representa una gran oportunidad de evitar un mayor número de infecciones, ya que actualmente se tienen cifras que encienden las alarmas de los encargados de salud.

Por Juan Riveros (@JuancitoRiveros)

Desde hace décadas, incluso en Paraguay, existen medicamentos para prevenir la transmisión del Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH). Sin embargo, se requiere la ingesta de píldoras diarias.

Esta semana el mundo se vio sorprendido ante el anuncio de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés), sobre la aprobación del primer medicamento inyectable, bajo la marca Yeztugo por el laboratorio farmacéutico Gilead, consistente en dos inyecciones anuales.

La reacción en nuestro país no se hizo esperar. Desde el Programa Nacional de Control de VIH/SIDA/ITS (Pronasida) celebran el avance histórico, que también representa una oportunidad para toda la población paraguaya.

“No es una vacuna, pero tiene una eficacia del 100% para prevenir nuevas infecciones. Es un medicamento antiviral que se aplica de forma subcutánea dos veces al año”, explicó a Universo 970 AM de Nación Media, la doctora Elena Candia, directora general del Pronasida.

Asimismo, la jefa médica aclaró que el inyectable está dirigido a personas libres de infección, pero con riesgo inminente. “Uno de los principales requisitos es que la persona tenga una prueba de VIH negativa y luego se hace una evaluación de riesgo. Existen conductas que suponen un mayor riesgo de infección”, indicó.

Sobre la situación en Paraguay, Candia señaló que la epidemia está concentrada en ciertas poblaciones, como el caso de los hombres que tienen sexo con hombres y los trabajadores del sexo en general, además de aquellas que mantienen relaciones sexuales sin protección con varias personas.

Asimismo, la doctora sostuvo que el VIH es una de las áreas en donde más avances hubo en materia de prevención y tratamiento. “Hoy una persona con VIH es considerada una persona con una condición crónica, pero que puede llevar una vida absolutamente normal en el caso de que siga todos los tratamientos”, explicó.

Al respecto, resaltó que la expectativa de vida actual de una persona con VIH es la misma que la de otra persona sin la infección.

Por otro lado, adelantó que se encuentra en curso otra investigación sobre la aplicación intramuscular de forma anual y así facilitar cada vez más a las personas el acceso a la prevención de la infección.

Delicias de Juju: los sabores del Líbano que conquistaron Asunción

Joumana Rahal no es chef. Nunca pisó una escuela gastronómica ni soñó con abrir un restaurante. Pero tiene algo más poderoso: un corazón lleno de recuerdos, una memoria repleta de aromas y una cocina que late con cada plato que prepara.

Así nació Delicias de Juju, una marca que lleva ocho años acercando al paladar paraguayo lo mejor de la comida casera libanesa, con ingredientes auténticos, recetas familiares y el alma cálida de su creadora.

Su historia comienza muy lejos de Asunción, en el Líbano. “Yo nací y crecí allá”, recuerda, en un ambiente donde la cocina era el centro de todo. A los 17 años dejó su país natal y se mudó a Brasil, tras casarse con un brasileño de raíces libanesas. Pero fue en Paraguay donde encontró su verdadero hogar. “Hace casi 33 años estoy acá. Me encanta la nación. La gente es tan buena, tan amable. Nunca sentí que cambié de país”, confiesa emocionada en una entrevista en el programa Residentas, del canal GEN.

En 2017, animada por amigas y familiares, se lanzó a compartir lo que mejor sabía hacer: cocinar como su mamá, su abuela, sus primas. “No tengo estudios en gastronomía, todo lo aprendí mirando”, relata. Cocina como le enseñaron en casa, con esa paciencia y amor de las mujeres de su vida. Así, con el aroma del zaatar, el comino y el siete especias, comenzó a nacer una pequeña revolución de sabores.

La cocina como un puente entre culturas

En cada bandeja de sfiha y en cada bocado de kibbeh, hay una historia que contar. Cuando cocina, siempre tiene una sonrisa porque cada plato posee un recuerdo. Es como volver a su infancia. Ella no trabaja sola: la acompaña un equipo de mujeres que conoce bien sus secretos. “Ellas ya saben cómo me gusta que salga todo”, afirma con orgullo.

Una de las claves de su autenticidad es el uso de ingredientes importados directamente desde el Líbano. “Antes era muy difícil conseguirlos. Ahora llegan los productos”, explica. De hecho, su papá y sus suegros producen aceite de oliva en su país y se lo envían especialmente para sus preparaciones. “Es 100 % puro, con un sabor que no se consigue en ningún otro lugar”.

Un menú lleno de tradición… y también de tendencia

Aunque Juju confiesa que no tiene un plato favorito -“me gustan todos, depende del clima y con qué se acompañe”-, las sfihas y los dulces libaneses tienen un lugar especial. Crujientes, dorados, con frutos secos y mucha miel, cada uno de ellos es un pedacito del Líbano en la mesa paraguaya.

Pero Juju también se permite innovar. Uno de sus últimos éxitos fue recrear el viral “Chocolate de Dubai”, una receta que surgió de una pastelera egipcia-inglesa embarazada que tenía antojos, y que recorrió el mundo en redes sociales. “Lo hicimos en septiembre del año pasado. Lleva crema de pistacho, chocolate, y un relleno crocante tipo canapé. Cuando lo mostramos, fue una sensación”.

Hecho con amor, entregado con el corazón

Delicias de Juju funciona exclusivamente por pedidos, a través de su página web y WhatsApp. La atención es personalizada, y cada bandeja que sale de su cocina lleva el sello de su pasión. “Yo quedo feliz cuando mis clientes me escriben y me dicen que sintieron el cariño con el que cocino. Eso es lo que más me llena”, asegura.

Juju no solo alimenta el cuerpo: alimenta también el alma. En su cocina se mezclan culturas, se cruzan generaciones y se conservan tradiciones. Y todo, con una simple premisa: cocinar con el corazón.

Para pedidos, comunicarse al (0982) 473-385 o encontrarlos en redes como @delicias_dejuju.