Personas Altamente Sensibles: cómo identificarlas y qué dice la psiquiatría

Su nombre parece un estigma y una carga. Sin embargo, no se trata de un defecto, trastorno ni vulnerabilidad. Las personas PAS (Personalidad Altamente Sensible) tienen características que, de conocerse bien, pueden ser administradas correctamente. Revisamos los detalles con dos psiquiatras paraguayos y una profesional española.

Consultamos con el doctor Julio Torales, psiquiatra del Ministerio de Salud Pública, para quien la Personalidad Altamente Sensible (PAS) NO es un trastorno mental, sino un rasgo de la personalidad basado en una mayor sensibilidad sensorial, emocional y cognitiva.

Si bien no existe una evaluación clínica estándar para el diagnóstico, explicó, sí hay herramientas como la Escala de Persona Altamente Sensible (HSPS) de Elaine Aron que expone algunas características:

1. Hiperreactividad emocional: Responde con gran intensidad a estímulos positivos o negativos.

2. Procesamiento profundo de la información: Reflexiona mucho sobre experiencias y toma decisiones considerando múltiples factores.

3. Baja tolerancia a la sobrecarga sensorial: Se siente incómoda en entornos ruidosos, desordenados o muy estimulantes.

4. Alta empatía: Capta con facilidad el estado emocional de los demás y le afectan las tensiones interpersonales.

5. Respuesta acentuada al estrés: Puede experimentar ansiedad o agotamiento emocional ante situaciones de presión.

Por su parte, la doctora Cecilia Bogado, de la Sociedad Paraguaya de Psiquiatría, consultada por nuestra redacción sobre cómo reconocer a una persona PAS, expuso esas características y las desarrolló:

Profundidad en el procesamiento de la información: Las PAS tienden a analizar las situaciones desde múltiples perspectivas antes de tomar decisiones, poseen una tendencia natural a la introspección y a cuestionarse el significado de sus experiencias. Suelen recordar detalles y emociones asociadas a eventos pasados con gran claridad, lo que puede generar tanto bienestar como sobrecarga emocional (Acevedo et al., 2014).

Hiperestimulación sensorial: son más sensibles a ruidos fuertes, luces intensas y olores penetrantes, lo que puede hacer que se sientan fácilmente agotadas en entornos con exceso de estímulos. Pueden reaccionar con mayor incomodidad ante cambios bruscos en la temperatura o texturas particulares de la ropa o los alimentos. En ocasiones, la saturación sensorial puede desencadenar síntomas de ansiedad o fatiga mental (Jagiellowicz et al., 2011).

Elevada reactividad emocional y empatía: experimentan emociones de manera más intensa que la media, lo que les permite disfrutar profundamente de momentos positivos, pero también sentirse desbordadas ante situaciones adversas. Son altamente empáticas, lo que las lleva a absorber las emociones de los demás como si fueran propias. Suelen verse afectadas por la injusticia o el sufrimiento ajeno, lo que puede hacerlas propensas a la sobrecarga emocional y al agotamiento empático (Liss et al., 2008).

Sensibilidad a sutilezas del entorno: notan detalles que pasan desapercibidos para la mayoría de las personas, como pequeños cambios en el estado de ánimo de los demás o modificaciones en el ambiente. Son muy receptivas a la comunicación no verbal, interpretando gestos, tonos de voz y expresiones faciales con gran precisión. Esta capacidad de percepción aguda les permite ser creativas e intuitivas, pero también puede generarles estrés en entornos impredecibles (Greven et al., 2019).

Las personas PAS son muy observadoras, captan con gran intensidad los estímulos: ruidos, sabores, olores, comentarios y expresiones faciales del entorno. Generalmente, tienden a procesar los estímulos de una manera muy distinta al resto, esto es, con mucha más intensidad y con todos los pormenores, describe la psiquiatra y escritora española, Marian Rojas Estapé.

“No es un defecto ni una vulnerabilidad, es un don, pero hay que conocerlo para protegerlo, potenciarlo y que no nos cause malas jugadas”, enfatizó

Respecto a la posibilidad de un tratamiento, el doctor Torales contó en un contacto con Hoy Digital que, al no tratarse de una patología, no requiere tratamiento psiquiátrico en sí mismo. Sin embargo, algunas personas PAS pueden experimentar estrés, ansiedad o agotamiento emocional debido a su sensibilidad, en cuyos casos, la terapia psicológica puede ser útil.

Entre las estrategias, citó:

Terapia cognitivo-conductual (TCC): Ayuda a manejar la sobrecarga emocional y a desarrollar habilidades de afrontamiento.

Mindfulness y MBSR: Técnicas de reducción del estrés basadas en la atención plena que permiten manejar mejor los estímulos intensos.

Psicoeducación: Entender la alta sensibilidad ayuda a aceptar el rasgo y a desarrollar estrategias para la vida diaria.

Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT): Facilita la aceptación del rasgo sin verlo como un problema.

Al ser capaces de captar todo con tanto nivel de detalle, la facilidad para sentirse agobiados ante el exceso de estímulos es mayor. Esto es lo que se denomina la batería mental, según se expone en el libro Recupera tu mente, reconquista tu vida, de Rojas Estapé.

Esa batería, en caso de que hayamos tenido un buen descanso (8 horas), comienza con el 100 % al inicio del día, pero a lo largo de la jornada se va gastando con la simple existencia y uso, es decir, con moverse, desarrollar actividades, tratar con personas, etc., tal como ocurre con el celular que, al abrir las aplicaciones, revisar el Whatsapp, ver videos, etc. va disminuyendo su porcentaje de batería.

El momento del día en el que uno se siente agotado, hastiado y con poca paciencia, puede indicar que esa batería bajó al 20 % y necesita recarga, que no solamente se logra con el sueño nocturno, también es posible recargarla antes con pequeñas acciones como: leer un libro, conversar con un amigo, salir a caminar y despejar la mente, etc.

Pequeños momentos de soledad son los que habitualmente ayudan a una persona de alta sensibilidad a recargar su batería mental. También disfrutan mucho hablar de sus sentimientos.

En el amor, al contar con un sistema nervioso más receptivo y profundo, las personas PAS tienen mayor empatía y conexión emocional. Es como una sensación que embarga a la persona. Procesan con más profundidad. Necesitan momentos de pausa y soledad.

En ese ámbito, es importante que tanto la persona con características PAS y su pareja sean conscientes de ello y que, la persona PAS no dé por hecho que el otro entiende todo lo que ella procesa.

Para la doctora Bogado, la alta sensibilidad es un rasgo de la personalidad que influye significativamente en la manera en que una persona percibe y responde a su entorno. Si bien no es una condición que requiera tratamiento psiquiátrico, su manejo adecuado a través de estrategias psicológicas y cambios en el estilo de vida puede favorecer el bienestar de quienes la poseen.

Para aquellos que experimentan dificultades emocionales relacionadas con la alta sensibilidad, el acompañamiento profesional por parte de un profesional de la salud mental puede ser beneficioso.

Un papa que quedó impregnado con olor a oveja: el legado de Francisco

La reciente partida del papa Francisco ha dejado un gran vacío en millones de católicos alrededor del mundo, aunque su inesperada muerte no será capaz de borrar el inmenso legado que deja al mundo y, por sobre todo, los logros que obtuvo durante su pontificado.

Por Robert Bourgoing (@robertb_py)

Era de noche aquel 13 de marzo del 2013. En medio de una gran expectativa y ante una multitud que se había agolpado en la Plaza de San Pedro, la chimenea del Vaticano -después de unas cuantas “falsas alarmas”- finalmente exhaló el humo que todos ansiaban ver: era blanco.

Aquella fría noche de invierno, la Iglesia Católica confirmaba a su Papa número 266: Jorge Mario Bergoglio, quien a partir de ese momento pasó a ser llamado por el mundo entero como “Francisco”.

Transcurrieron poco más de 12 años de aquel histórico día en el que por primera vez un latinoamericano y jesuita lograba convertirse en el sucesor de San Pedro. En todos estos años, el pontífice argentino sembró una semilla que fue germinando en miles de corazones, dejando una marca que su partida no será capaz de borrar.

Con su característico estilo que mezclaba la informalidad y la espontaneidad, el papa Francisco fue construyendo la imagen de un pontífice cercano a los feligreses, con discursos inspiradores que, en gran medida, salían de todo protocolo (pese a tener siempre a mano una versión “oficial” redactada de antemano). Con ello, hizo ver a la Iglesia Católica como una institución que escucha el clamor de su pueblo y atiende las necesidades y súplicas de quienes buscan a Dios en sus oraciones.

Es innegable el gran legado que dejó el ahora fallecido papa Francisco, una figura religiosa y política que se destacó en diversas aristas, tanto dentro como fuera de la religión. En este artículo, hacemos un repaso de aquellos hitos de su papado.

ÁMBITO ECLESIAL

Una de las premisas más importantes de Francisco (basada en su propia experiencia como sacerdote en su natal Argentina) fue la de una “Iglesia en salida”, al promover una mayor apertura de todos sus miembros a las realidades de la feligresía, instando a la continua evangelización y las visitas a las periferias.

Como parte de este esfuerzo por lograr una Iglesia más cercana al pueblo es el “Sínodo de la Sinodalidad”, que inició en el 2021 y se extendió por cuatro años. Durante este tiempo, el papa Francisco trató de mostrar “un nuevo estilo de Iglesia, que escucha, discierne y camina junto al pueblo de Dios”, promoviendo una mayor participación de los laicos en la vida de la Iglesia.

Otro aspecto destacado durante su papado fue la reforma de la Curia Romana. A través de la constitución apostólica “Praedicate Evangelium”, reorganizó la curia para orientarla más al servicio de la evangelización, en línea con su pensamiento aperturista.

Sin duda alguna, la misericordia formó parte crucial del pontificado de Bergoglio. Tal es así que resolvió declarar el “Jubileo Extraordinario de la Misericordia” (2015-2016), que a su vez concluyó con la publicación de la carta apostólica “Misericordia et misera”. Asimismo, el papa Francisco puso un fuerte énfasis en la misericordia como núcleo del Evangelio y de la vida cristiano, lo cual se refleja en su llamado a una Iglesia que sea un “hospital de campaña” para los heridos y marginados.

Una posición que le valió tanto críticas como aplausos fue la atención pastoral a sectores generalmente relegados en el ámbito de la Iglesia, dando espacio a las personas divorciadas vueltas a casar (reflejado en “Amoris Laetitia”), además de mostrar empatía con parejas del mismo sexo que exteriorizaban un anhelo de acercarse a Dios.

La austeridad fue otra característica del pontificado de Francisco, quien dio testimonio en primera persona de sencillez desde su elección. Ello pudo notarse desde el primer día, al renunciar a su residencia papal en el Vaticano y optar por una sencilla habitación en la Casa Santa Marta, además de su renuncia a muchos lujos propios de un papa.

ÁMBITO SOCIAL Y POLÍTICO

Abierto defensor de los migrantes y refugiados, Francisco, en reiteradas ocasiones alzó su voz en favor de los desplazados, denunciando la indiferencia y la xenofobia de las que eran víctimas en diversas partes del mundo. Sus habituales audiencias de cada miércoles, así como mensajes tras el Rezo del Ángelus Dominical, eran espacio frecuente para estos mensajes.

En la misma línea, también expresó su firme rechazo a los conflictos armados en el mundo, cuestionando en varias oportunidades la guerra entre Rusia y Ucrania, así como en Medio Oriente entre Israel y el grupo terrorista Hamás, considerando el daño colateral a la población civil.

Francisco asumió un marcado compromiso por la paz, llegando a visitar zonas en conflicto como Irak, Sudán del Sur, República Centroafricana, así como también en contra del populismo y la polarización, haciendo un llamado a evitar ideologías que causen división. En contrapartida, abogó por una política centrada en la dignidad humana.

ÁMBITO AMBIENTAL

La cuestión medioambiental no estuvo ajena en los años de pontificado de Francisco. Prueba de ello es “Laudato Si”, una contundente encíclica lanzada en el 2015 donde Su Santidad dejaba un contundente mensaje de “cuidado de la casa común” (como denominaba a la Tierra), reconociendo la crisis ambiental como una crisis humana, además de hacer un abierto llamado a creyentes y no creyentes a una conversión ecológica integral y preservación de la naturaleza.

Siguiendo con esta línea de acción, tuvo una destacada participación en la Conferencia de las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 28). En aquella ocasión, afirmó que “la destrucción del medio ambiente es una ofensa a Dios” y “un pecado que pone en peligro a todos los seres humanos”.

Durante sus años de papado, Francisco acompañó desde la Iglesia Católica la implementación de medidas globales para enfrentar el cambio climático, una realidad de la que siempre fue consciente y que trató de combatir a través de sus discursos y acciones.

Spinoza: El filósofo que convirtió a Dios en naturaleza

Plasmó un Dios que es el mundo mismo; como una sustancia infinita, única, divina y racional. Baruch Spinoza intentó unir la razón filosófica con una visión espiritual, pero hasta su comunidad le dio la espalda.

Por Gonzalo Cáceres, periodista

Alguna vez al célebre científico Albert Einstein le cuestionaron sobre su vida religiosa, a lo que él respondió: “Creo en el Dios de Spinoza, que se revela en la armonía de lo que existe, no en un Dios que se interesa por los destinos y las acciones de los seres humanos”.

Pero, ¿Quién fue Spinoza? y, sobre todo, ¿Por qué su pensamiento trascendió hasta nuestros días?

Hablamos de un pensador que rompió moldes ya en una época marcada por grandes conflictos religiosos.

DE LA SINAGOGA AL EXILIO

Baruch Spinoza nació en Ámsterdam el 24 de noviembre de 1632, en el seno de una familia judía de origen sefardí, incrustada en una comunidad de exiliados por la Inquisición portuguesa.

Tras generaciones de persecución, los sefardíes buscaban reconstruir su identidad religiosa y cultural en la relativa tolerancia de los Países Bajos, donde gozaron de cierta libertad. Fue en ese contexto en el que este filósofo neerlandés desarrolló su pensamiento en celoso andar, nutriéndose de los supuestos de René Descartes, la filosofía estoica, la mística judía, la física moderna y su propia inspiración.

Spinoza fue todo un rebelde, desde muy joven. Estudió en escuelas rabínicas tradicionales (se enseñaba la Torá, el Talmud y los textos de importantes rabinos medievales), pero con el tiempo logró a acceder a autores latinos y griegos, a los estudios racionalistas, y a pensar por fuera de los límites impuestos por su entorno.

Naturalmente, Spinoza comenzó a exteriorizar sus estudios, por lo que a los 23 años sufrió el exilio, siendo acreedor de una de las herem (expulsiones) más duras jamás escritas. Se le prohibió todo contacto con su familia y allegados, hasta se lo maldijo y se lo ninguneó en vida.

¿El motivo? Su forma de entender a Dios… y la religión.

UN DIOS SIN ROSTRO

La corriente de Spinoza nace de una tradición, de la que se desprende y acaba transformándose para dejarla atrás, aunque sin negarla del todo, o sin marcar un quiebre definitivo.

Influenciado por el racionalismo cartesiano y la ciencia emergente, y sin ser un místico en sentido estricto, Spinoza esgrimió elementos del esoterismo judío (la Cábala), del que entendió que todo fluye “necesariamente” de una única sustancia: “Dios o la Naturaleza”.

Spinoza decía que “comprender la naturaleza es comprender a Dios”. Rechazaba la idea de una deidad con emociones humanas, de expresiones subjetivas. No creía en milagros, en “premios (bendiciones)” ni “castigos (maldiciones)”, mucho menos en rituales y personajes, supuestos vínculos con lo divino.

Admiró la estructura interna del universo, pero no la interpretó como “diseño”, sino como una “necesidad”. Busca liberarse del temor religioso sin perder la “profundidad espiritual”: todo lo que existe, absolutamente todo, es un “modo” de la “sustancia divina”.

“El conocimiento del verdadero bien y del verdadero mal es causa del amor y del odio, según el caso. La mente humana es parte del infinito entendimiento de Dios. Deus sive Natura (Dios o la Naturaleza)”, escribió.

Aunque no creía en la inmortalidad, sí dio a entender que avizoraba la eternidad del alma, como la parte nuestra que participa en el “orden eterno” de la razón. “El alma humana no puede ser absolutamente destruida con el cuerpo”, refirió.

Spinoza se apoyó en definiciones y demostraciones. Sin embargo, en la “ética intelectual” hay algo que recuerda a los estados místicos: el alma que se une a Dios no mediante éxtasis, sino con el conocimiento racional de la realidad. Este “amor Dei intellectualis” es “la forma más alta de gozo espiritual”.

TRASCENDENTE

Spinoza sobrevivió modestamente entre las calles de Rijnsburg, Voorburg y La Haya. Se cuenta que pulía lentes para ganarse el pan y, en una muestra de su inquebrantable convicción, se dio el lujo de rechazar cargos académicos que le habrían permitido un mejor pasar (exigían censura o lealtad doctrinal).

Jamás renegó del judaísmo, pero tampoco volvió tras sus pasos. Optó y se aferró a la libertad en cuerpo, pensamiento y alma. Murió joven, a la edad de 44 años, el 21 de febrero de 1677, probablemente por una infección pulmonar causada por el polvo de vidrio (material con el que trabajó).

En su estela dejó una breve, pero inmensa, obra. No buscó fundar una religión, ni una institución propia, sino enseñar a vivir con lucidez, tranquilidad y dedicación a la búsqueda de la verdad. La “Ética” (1677), su principal legado, vio la luz después de su muerte.

El Dios de Spinoza no es irracional ni emocional: es la comprensión de lo eterno.

El horario único en Paraguay: otra vez en debate, a menos de un año de su vigencia

El horario de verano establecido como el único y oficial durante todo el año en Paraguay, empezó a generar controversia en ciertos sectores apenas se puso en vigencia. Una de las inquietudes se presenta en el ámbito educativo, especialmente para el ingreso al turno matutino en las escuelas. Al respecto, ya se iniciaron las movidas para retroceder en la decisión ya consagrada a través de una ley.

Por: Juan Riveros @JuancitoRiveros

El 14 de octubre de 2024, el presidente de la República, Santiago Peña, sancionó una ley que fija en -3 GMT o -3 UTC (escala de tiempo universal coordinado) la hora oficial del país. Es decir, se establece el horario de verano durante todo el año.

Y hablando de retroceder en el tiempo, hay que remontarse al 2014, año en el que empezó a regir el horario de verano entre el primer domingo de octubre y el cuarto domingo de marzo de cada año, en virtud de un decreto del entonces presidente Horacio Cartes.

En ese sentido, cabe mencionar que dicho horario se instauró por primera vez en el país el 27 de septiembre de 1972 durante la dictadura de Alfredo Stroessner, quien dispuso que el 1 de octubre de cada año se adelantara la hora para aprovechar la luz solar.

Tras sendos debates, audiencias públicas y posturas emitidas por diferentes sectores, se llegó hasta la promulgación del Ejecutivo en el 2024.

Una inesperada situación se dio el pasado 23 de marzo, cuando en algunos teléfonos móviles y otros equipos electrónicos automáticamente retrasaron en 60 minutos la hora, tal como lo establecía el horario de invierno, que entraba en vigor a partir del cuarto domingo de marzo. Una situación menor y solucionable con una configuración de sencillos pasos.

Sin embargo, en los últimos días, ya con el ingreso de la estación otoñal, algunos sectores relacionados a la educación elevaron su voz de descontento con la situación dada con el horario único en el país.

Como experta en el ámbito educativo, la senadora colorada Blanca Ovelar, señaló que se está dando una situación que, en lo personal, ella venía advirtiendo. “No corresponde. Le sacrificamos a demasiada gente. El grueso de la población estudiantil está en el turno mañana”, expresó la parlamentaria en charla con la 1080 AM.

Indicó que incluso ya se dieron algunos sondeos para cambiar nuevamente la hora a través de una modificación de la ley vigente. Explicó que la propuesta encaminada es la de mantener el horario de invierno todo el año y que dicha medida sea adoptada antes del ingreso del frío en nuestro país.

“Por tener un poco más de luz solar por la tarde, no podemos descansar todo. El ritmo circadiano es un concepto médico que significa que el cuerpo entra en reposo en la oscuridad y con la luz se activan ciertas hormonas que nos mueven a despertarnos. Tenemos que entender que tenemos que volver a nuestra hora paraguaya”, agregó Ovelar.

Es sin dudas la primera señal de que el horario en Paraguay nuevamente estará en debate, ya sea para volver a lo que era hace un año o para contemplar otro tipo de medidas, como ser, el análisis del horario escalonado de ingreso de funcionarios públicos y también de los estudiantes a las instituciones educativas.