A 30 años del atentado que marcó la historia del tenis

Poco más de tres décadas atrás, el 30 de abril de 1993, se produjo un inesperado y doloroso momento que quedó grabado en las páginas negras del tenis y del deporte profesional en general. Monica Seles, la joven número 1 mundial de entonces, recibió una puñalada por la espalda de parte de un espectador, en plena disputa de un partido.

En Hamburgo, Alemania, se vivió un momento de zozobra absoluta hace poco más de 30 años. Ocurrió algo inimaginable hasta entonces, en el mismísimo desarrollo de un torneo del tour WTA (Asociación de Tenis Femenino).

Todo parecía transcurrir con normalidad en la pista de tierra batida del estadio Am Rothenbaum. Seles controlaba el duelo frente a la búlgara Magdalena Maleeva con un marcador de 6-4 y 4-3 en los cuartos de final de la Citizen Cup. Sin embargo, en un descanso, la nacida en Novi Sad (Yugoslavia, actual Serbia) sintió de repente un dolor agudo en la espalda.

El estupor fue escalofriante. Se trataba de una puñalada de parte de Günter Parche, un alemán de 38 años, quien desde las gradas vulneró con total facilidad el control de seguridad y se dejó llevar por su fanatismo enfermizo por Steffi Graf, otra tenista estelar de la época, para actuar de tan brutal manera.

Graf era, quizás, la mayor rival de Seles en esos años dorados que vivió el “deporte blanco” protagonizado por las mujeres. De hecho, para llegar a la cúspide del ránking WTA, desplazó justamente a la jugadora alemana de ese primer puesto.

La atleta de la desaparecida Yugoslavia se salvó incluso de morir por haber inclinado su cuerpo hacia adelante, lo cual hizo que el cuchillo apenas pudiera penetrar entre dos y tres centímetros. De igual manera, el momento dejó secuelas físicas y psicológicas en el paso del tiempo.

La tenista nacida en Yugoslavia en 1973 ya tenía ocho Grand Slams antes de los 20 años. (AFP)

Una máquina prematura de ganar… interrumpida abruptamente

Desde una edad muy temprana, Monica Seles deslumbró con su nivel de juego y su capacidad para dominar a sus rivales en la cancha, demostrando una voracidad pocas veces vista a la hora de buscar las victorias.

Con un peculiar estilo de golpeo (tanto los tiros de derecha como de revés los ejecutaba a dos manos) y con un agresivo planteamiento desde la línea de base, Seles comenzó muy temprano a acumular títulos y a sumarse al grupo de las más ganadoras.

A los 19 años, ya contaba en su palmarés con ocho trofeos de Grand Slam (los torneos más importantes del deporte) y estaba llamada a ser la más exitosa de la historia en cuanto a coronaciones.

En 1990, a sus 16, obtuvo su primer Slam en Roland Garros, convirtiéndose en la más joven en lograrlo, tras superar en la final justamente a la alemana Graf. Ese mismo año conquistó también el WTA Tour Championships de fin de temporada.

En el 91 repitió esos títulos y además se consagró en el Abierto de Australia y el Abierto de los Estados Unidos, otros certámenes “Major”. Un año después repetiría tales triunfos.

Günter Parche, autor del atentado contra Seles en el torneo de Hamburgo de 1993. (Michael Probs)

Con el tricampeonato en el Australian Open, parecía que 1993 le tenía augurado mucho más éxito. Pero en suelo alemán, todo ello quedaría truncado. Las secuelas físicas y psicológicas fueron notables, quitándole la movilidad (tan necesaria por su estilo de juego) en ciertas áreas de su cuerpo y no volviendo a competir jamás en tierras germanas.

El atacante, Günter Parche, justificó el hecho mediante el deseo de que Graf recuperara el número 1 del mundo, puesto que no aguantó verla tan triste en la final perdida de Australia 93.

Después del atentado, Parche estuvo preso durante seis meses hasta que, en octubre de 1993, salió la sentencia definitiva de un tribunal de Hamburgo: dos años de detención no efectiva, bajo libertad condicional. La yugoslava, quien décadas más tarde admitió verse sumergida en una depresión, salió al cruce por el fallo: “Parche reconoció haberme acuchillado y volverá a su vida normal mientras yo aún me recupero de una agresión que me pudo haber matado”.

El regreso no fue lo mismo

Tras el ataque, la WTA fijó una reunión entre las jugadoras de mayor relevancia para determinar si deseaban “congelar” los puntos de Seles mientras durase su período de recuperación.

La respuesta a esa posibilidad fue negativa casi en su totalidad. La única que se abstuvo de votar fue la argentina Gabriela Sabatini.

El talento siempre estuvo ahí, pese al contexto tan negativo. En agosto de 1995, en su primer torneo en su regreso a la actividad profesional, Monica Seles levantó el trofeo del Abierto de Canadá con resonantes victorias.

Un sobrepeso de unos 10 kilogramos -una de las secuelas del atentado cayó por el lado alimenticio- no fue impedimento para que la deportista de Novi Sad volviera a meterse en el primer plano del circuito.

En 1996, Seles ganó su último título “Major” ya después del ataque, aunque el nivel demoledor de antes no volvió a aparecer. (Getty Images)

Seles, en ese mismo 1995, regresó a la final del US Open -derrota frente a Graf- y a inicios de la temporada 1996, nuevamente se consagró campeona del Australian Open, en la que sería la novena y última corona de Grand Slam de su carrera.

Los resultados aparecieron, aunque el nivel exhibido ya no fue el mismo que antes de lo ocurrido en Hamburgo, en medio de una lucha por recuperar la agilidad y movilidad perdidas en la cancha. Aquella arrolladora versión de táctica y técnica, con potentes golpes, quedó atrás.

La legendaria Martina Navratilova, sobre el hecho protagonizado por Parche, expresó alguna vez: “Este tipo modificó la historia del tenis, no tengo dudas”.

Es que con tamaño éxito a tan corta edad, Seles parecía destinada a superar todos los récords y sellar su nombre quizá como la más grande tenista de todos los tiempos.

De igual manera, forjó una carrera a la altura de pocas: 53 títulos individuales, una medalla olímpica (bronce en los Juegos de Sídney 2000) y 6 conquistas en la modalidad de dobles. Además, en 2009, fue merecidamente exaltada al Salón de la Fama del Tenis.

Por su parte, Parche, el autor del nefasto ataque, falleció recientemente, el pasado 21 de abril, a la edad de 68 años.

La educación cívica como herramienta para corregir la vida política

La educación cívica busca preparar a los ciudadanos para impulsar el desarrollo de la sociedad y reclamar los espacios de decisión que, a entender de Isócrates, debían quedar en poder de los mejores preparados, y no siempre a merced de los más votados y/o populares.

Por Gonzalo Cáceres-periodista

En diferentes momentos y en diferentes lugares, la educación cívica adoptó diversas formas y enfoques, reflejando las necesidades y valores específicos de cada sociedad. Sin embargo, su propósito fundamental ha sido siempre el mismo: promover una ciudadanía activa, informada y comprometida con el bienestar de la comunidad y el respeto por los derechos y la justicia.

La educación cívica tiene sus raíces en la antigua Grecia, donde se valoraba la participación de los ciudadanos en los asuntos públicos, especialmente con Isócrates, su principal referente.

¿QUIÉN FUE ISÓCRATES?

Isócrates fue un destacado orador y educador griego cuya influencia perdura a lo largo de los siglos. Su larga vida (436 a.C.-338 a.C.) atestigua una época bastante convulsa de su natal Atenas como de los conflictos entre las ciudades-Estado de Grecia y el enfrentamiento con el Imperio Persa, cuando apenas se veían superadas las guerras Médicas (492 a.C.-449 a.C.).

Este gran pensador se enmarcó en un ideal democrático diferente a las concepciones más directas de las que se practicaban en su tiempo. Aunque apoyaba el concepto general de la democracia (como forma de gobierno), tenía reservas sobre la forma en que se llevaba a cabo en la práctica, por lo que abogaba por una ‘versión’ modificada y más equilibrada del sistema democrático.

CIVISMO

Isócrates creía en la palabra como “transformadora” del régimen político y puso por delante la razón en lugar de la fuerza, porque el “punto crucial para mejorar a una sociedad” es la educación y, en especial, “la educación cívica como vía para recuperar y fortalecer a la democracia”.

Es por ello que se dedicó fervientemente a la enseñanza de la retórica y la formación de líderes, esmerándose en su instrucción para que estos puedan expresar sus ideas y opiniones con claridad, en pro de influir en la toma de decisiones y, así, promover el bienestar común de la sociedad, a través de la participación.

Y marcó distancia de los sofistas, que a menudo enseñaban retórica con fines lucrativos, al sostenerse adrede en ciertos argumentos sin necesariamente basarse en la verdad o la moralidad. Al contrario, Isócrates dotó a su método pedagógico de un componente moral y ético, con el fin de inculcar virtudes cívicas como la justicia, la tolerancia y la moderación.

Su oratoria más suave, en contraposición a los estilos más agresivos y confrontacionales de otros oradores contemporáneos como Demóstenes, se centró en el arte de la persuasión, la práctica de la escritura y análisis de otros modelos de discurso.

IDEAL DEMOCRÁTICO

Isócrates evitó involucrarse en la vida política y, de una manera práctica, mantuvo una postura mesurada para, consecuentemente, tener voz ante la celosa élite de la Atenas clásica.

Se alineó con un ‘tipo’ de democracia en la que los ciudadanos estuvieran educados -y comprometidos- con el bien común. No creía en una “democracia directa” en la que las decisiones se tomasen exclusivamente mediante votaciones populares, ya que podría haber tendencias a la demagogia y la manipulación de masas por parte de líderes carismáticos (no necesariamente sabios o éticos).

No rechazaba por completo las votaciones o la participación ciudadana, pero creía que una “democracia efectiva” requería un equilibrio entre la participación popular y el liderazgo experto.

“Los estadistas que hicieron grande a esta ciudad no eran gente de la calaña de los actuales demagogos y agitadores. Fueron hombres de elevada cultura y espíritu superior los que expulsaron a los tiranos e instauraron la democracia y los que luego vencieron a los bárbaros y unificaron a los griegos liberados bajo la dirección de Atenas”, escribió.

Isócrates fue contra las tiranías “donde una sola persona habla y las demás callan” y apeló al corte de las democracias porque “todos los hombres hablan y todos escuchan”. Dio cuenta de que “la democracia es ante todo una forma de discurso que no puede ser monopolizado por alguna persona en específico”, que ese discurso “sólo puede ser aprendido en medio de muchas voces”.

Pero también apuntó contra los “ciudadanos indiferentes” y “poco instruidos en los asuntos públicos”, que en momentos de agitación y ante la carencia de una educación cívica adecuada “viran al extremo opuesto” (fanatismo). “Son presa de los demagogos o de movimientos radicales que proclaman, precisamente, la dictadura revolucionaria”, escribió.

Un punto fundamental entre sus argumentos fue la promoción del buen gobierno democrático como subordinación a la ley, la honestidad, la formación de una conciencia social, el respeto por los bienes ajenos, la rendición de cuentas, la sobriedad en las costumbres, entre otros. Estos generarían las condiciones ideales para la prosperidad, porque de lo contrario, solo habría inestabilidad, indiferencia y pobreza.

“La pobreza envilece al pueblo. Lo transforma en una masa vulnerable. Esa masa empobrecida y sumida en la ignorancia es proclive a ser manipulada por los charlatanes. Hacen leva de ella diciéndole lo que quiere oír, no lo que debe escuchar. Son los ‘lobos con piel de oveja’ que al final terminan sojuzgando al mismo pueblo que los elevó al poder”, escribió.

Discípulo de los sofistas Gorgias y Proágoras, Isócrates estableció su propia escuela, a la que atrajo a numerosos estudiantes, muchos de los cuales pertenecían a las familias más adineradas y quienes llegaron a desempeñar roles importantes en la política de la época. Instó a los mismos a “practicar sus derechos” y a no temer a “las libertades para que sean reales” y “no se queden en simples pronunciamientos”; ser “parte de la koiné (la vida pública) y no quedarse arrinconados en la idia (la vida privada)”; actuar “con base en la razón y no ser arrastrado por las pasiones”.

Entre sus alumnos sobresale Timoteo, prominente general, Nicocles, rey de Salamina y Chipre, y dos grandes historiadores: Ephorus, quien escribió una historia universal, y Theopompus, quien escribió la historia de Filipo II de Macedonia (padre de Alejandro Magno).

El legado de Isócrates repercute en la tradición intelectual occidental. Sus obras llenan todos los requisitos para ser enlistadas dentro de los grandes libros de filosofía política y de educación. Algunos de sus discursos más famosos incluyen “Panegírico”, “Areópago” y “Para Nicocles”.

Isócrates nos lo dejó bien claro: la educación cívica y la democracia van de la mano; uno no puede ser sin el otro. Un gobierno que se crea ‘del pueblo’ jamás será ejercido con eficiencia por quienes carecen de la formación necesaria como para anteponer el bien común a sus propios intereses.

Domingo de Ramos y pindo karai: una tradición que combina la fe y la convivencia familiar

Trenzados en ramos de forma artesanal y adornados con romero, ruda y el color lila de la siempreviva (Ghomprena globosa), el “Pindo Karai” (palma en el idioma guaraní) copan este Domingo de Ramos, uno de los festejos más tradicionales que da inicio a la Semana Santa paraguaya.

El Domingo de Ramos es una celebración religiosa profundamente arraigada en la tradición y la cultura del país, marcando el inicio de la Semana Santa con solemnidad y devoción. Durante esta festividad, se conmemora la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, donde fue recibido con ramas de palma y aclamaciones de “Hosanna”, en los días previos a su crucifixión y muerte.

Una de las principales costumbres durante el Domingo de Ramos (y días previos) es la elaboración de los pindo, los cuales son bendecidos en las iglesias y luego llevados en procesión o colocados en los hogares como símbolo de protección y bendición.

Las iglesias suelen estar adornadas con palmas, flores y otros elementos simbólicos para recibir a los fieles que acuden a las misas especiales dedicadas al Domingo de Ramos. Durante la liturgia, se recuerda la Pasión de Cristo y se reflexiona sobre el sacrificio redentor que culminará en la celebración de la Pascua.

Además de las ceremonias religiosas, el Domingo de Ramos en Paraguay también se vive en un ambiente festivo y familiar.

EN PANDEMIA

Vale recordar que, esta tradición se interrumpió en parte hace cuatro años, en el contexto de la pandemia que obligó en su momento a millones de personas en todo el mundo a permanecer en sus hogares, sin posibilidad de participar de ninguna celebración litúrgica.

En el 2020, el Domingo de Ramos se vivió de una manera distinta en Paraguay, con los templos católicos cerrados al público y la participación de los fieles en la misa a través de las transmisiones en radio, televisión o redes sociales (principalmente Facebook).

Así también, varios sacerdotes y obispos se ingeniaron para llegar hasta los fieles. En algunas parroquias, los curas optaron por salir a las calles y realizar la tradicional bendición del “pindo karai” casa por casa, a fin de evitar la aglomeración de personas y dando cumplimiento a la cuarentena. Uno de ellos fue el padre Miguel Ángel Castro, de la parroquia Santa Catalina de Fernando de la Mora. Otro fue el arzobispo de Asunción, Monseñor Edmundo Valenzuela.

De esa situación, cuando reinaba la incertidumbre, la preocupación, pero la fe seguía intacta, quedaron anécdotas como ese peculiar Domingo de Ramos. Hoy, miles de familias paraguayas se vuelcan en alegría a las iglesias para participar de la celebración religiosa que combina la fe, la tradición y la convivencia en torno a una festividad que marca en esta jornada el inicio de una Semana Santa llena de reflexión, recogimiento y esperanza para los creyentes.

El Niño va cediendo en la región y La Niña podría empezar a manifestarse en agosto

Pese a que los pronósticos indicaban que el fenómeno de El Niño podría tener una evolución intensa en el país, desde la Dirección de Meteorología e Hidrología afirman que su intensidad fue moderada. Alcanzó su máximo nivel en octubre y noviembre del año pasado, pero comenzó a ceder desde diciembre. Actualmente, está camino a una etapa de transición donde, en un 80% de probabilidad, La Niña ingresaría a robar protagonismo en la región.

En noviembre de 2023, Meteorología proyectaba que El Niño iba a presentarse con una calificación que pasaría de moderada a fuerte en enero de este año, pues, las lluvias intensas, tornados, inundaciones y crecida de los ríos en varias zonas de la región, daban todas las señales.

El Lic. Carlos Salinas, gerente de Climatología, explicó que, el niño rozó los valores de fuerte entre octubre y noviembre del año pasado, meses donde alcanzó la intensidad máxima, pero siempre presentó una calificación moderada.

“Ese fue el momento en donde se llegó a la intensidad máxima rozando los valores de fuerte. Podemos considerar al Niño como moderado. En este momento los índices ya están descendiendo y nos muestrna que ya está cediendo y está camino a pasar a una etapa denominada neutral”, comentó el Lic. Salinas en conversación con HOY/Nación Media.

De acuerdo a sus declaraciones, la fase neutral es un periodo de transición en el que, los valores de los índices indican que podría pasarse de un fenómeno a otro, es decir, El Niño comienza a apagarse y comienza a dar paso a La Niña.

Agregó que, El Niño se manifestó con mayor intensidad por la zona del centro, sur y este de la Región Oriental, siendo Misiones, Itapúa y Alto Paraná algunos de los departamentos más golpeados.

El gerente de climatología, al ser consultado sobre si el comportamiento actual del clima, la falta de precipitaciones y el intenso calor de los últimos días, guardan relación con la fase neutral, explicó que, todas las manifestaciones todavía corresponden a El Niño.

“No está comprobado que el fenómeno El Niño esté asociado a la sequía en la región. En lo que respecta a Paraguay, las consecuencias del El Niño están más bien asociadas a precipitaciones por encima de lo normal”, agregó.

FASE NEUTRAL Y LA NIÑA

La fase neutral, es decir, el periodo de transición y finalización de El Niño se daría entre los meses de abril, mayo y junio. Salinas sostuvo que cualquier evento climático que se presente en ese tiempo, no se podría atribuir ni a El Niño ni a La Niña.

“A partir de julio, agosto y septiembre recién estamos esperando que sea un fenómeno de La Niña. Hay altas probabilidades. Hay 80% de probabilidad”, agregó el gerente.

Por un lado, El Niño es un fenómeno natural que tiene su origen en el océano Pacífico tropical y trae temperaturas de la superficie del mar más cálidas que lo normal. En tanto, La Niña se origina en el mismo lugar, pero presenta condiciones más frías.

Para el gerente de Climatología, es improbable que La Niña se origine, según indican en los pronósticos, pero si se manifiesta, tendría una duración de 12 meses.