De héroes y hazañas: Martín Ortíz y los bravos de reducto Cabo Cabral

Martín Ortíz Jiménez tenía 16 años cuando con su ametralladora, y un puñado de valientes camaradas, contuvo el avance de dos columnas del Ejército boliviano durante seis días en el marco de la batalla de Cañada Strongest. Pudo haber muerto en el Chaco, pero el vencedor le permitió seguir con vida. Pasó por las más indescriptibles de las penas para sobrevivir a la guerra y dejar su testimonio.

Por Gonzalo Cáceres (@gonzatepes).

De la contienda que enfrentó a paraguayos y bolivianos hace más de 80 años en el ‘infierno verde’ aún brotan emocionantes historias. Historias que merecen ser divulgadas y reconocidas como justo homenaje para aquellos que hicieron el mayor de los sacrificios.

Esta no es la excepción. Usted preste atención que redescubriremos uno de los episodios más gloriosos del Ejército paraguayo en el conflicto chaqueño.

EN EL FRENTE…

Muchos de los soldados que sirvieron a la causa nacional eran muy jóvenes, o con bastantes inviernos a sus espaldas, para combatir en tan inhóspito escenario y en circunstancias más que exigentes. El implacable Chaco rendía honor a la temible fama que se ganó con su clima extremo, su flora y fauna, y las dificultades propias del terreno.

De entre aquellos abnegados hombres se destacó un chico moreno, delgado y de talla mediana, oriundo de San Ignacio, Misiones. Su nombre: Martín Jiménez, y parecía no encajar en los planes.

La historia cuenta que era visto como el ‘hermanito’ de la RI-16 ‘Mariscal López’. Para sorpresa de su oficial, el capitán Joel Estigarribia, Martín hacía gala de polenta a la hora de operar la ametralladora. Fue tal su efectividad que se desplazaba libre en las marchas mientras que su pesada arma era trasladada por sus asistentes. El chico se había ganado el respeto de los suyos repeliendo a plomazo limpio las arremetidas del enemigo.

LA TRAMPA BOLIVIANA

El Ejército paraguayo planeaba cercar al Segundo Cuerpo boliviano en el fortín Ballivián. La idea pasaba por aislarlo del grueso de sus fuerzas y así forzar una rendición. Parecía factible, en los papeles previos.

Foto: Portal Guaraní.

Este movimiento se ejecutó a finales de abril de 1934, pero la 7ª y 2ª Divisiones del Ejército paraguayo ignoraban que a esa altura los bolivianos ya habían descubierto sus intenciones. La 8ª División boliviana fue utilizada como carnada, lo que hizo que –al avanzar-, los paraguayos quedasen en medio de la 9ª, 8ª y 3ª Divisiones. La jugada de los bolivianos tenía tufo a masacre porque el comando paraguayo mordió el anzuelo.

A mediados de mayo, la reforzada 9ª División boliviana (6 regimientos, con una batería, más un cuerpo de zapadores -casi 14 000 hombres-) marchó en dos columnas hacia la retaguardia de las dos Divisiones paraguayas. Por el norte, y en la retaguardia de la 2ª División paraguaya, avanzaron dos regimientos de la 3ª División boliviana, que tenían la misión de unirse a las columnas de su 9ª División.

La planificación boliviana rozaba la perfección, pero -para fortuna de las tropas paraguayas- la ejecución tuvo falencias, las dos columnas de la 9ª División boliviana revelaron su posición.

EL BATALLÓN DE ESTIGARRIBIA

El comando paraguayo creyó que la fuerza enemiga detectada no era nada más que una columna menor. Al efecto, envió a la RI 16 ‘Mariscal López’ a su intercepción. El batallón comandado por Joel Estigarribia propició la primera escaramuza, al tiempo de constatar la gravedad de su situación (no se trataba de un número menor) y que había sido rodeado.

Foto: Portal Guaraní.

Por ello, y ante semejante desventaja, el batallón se atrincheró en un inasequible paraje conocido como reducto Cabo Cabral. Quedó encerrado en medio de esas importantes fuerzas bolivianas que -sin necesidad estratégica alguna- buscaban su aniquilación.

Martín descargó toda la furia de su ametralladora (posiblemente una Madsen danesa) obligando a las columnas enemigas a replegarse y utilizar gran cantidad de recursos (en lugar de dejarlos atrás y seguir con la maniobra). Los bolivianos llegaron al extremo de emplear un triple cerco sobre la obstinada RI 16, constituida a esa altura por unos 200 soldados, todos heridos.

El mismo Martín había recibido un balazo en la pierna. Con el transcurrir de los días fue a peor, haciéndole vivir un auténtico calvario. Fiebre e intensos dolores, más la agobiante humedad y la presión de tener a la muerte soplándole la nuca, Martín se las arregló para ‘limpiar’ la zona comprometida. Había que hacer lo que fuese con tal de evitar la gangrena.

“La bala había entrado y salido, por lo que tenía un orificio importante. Pasaban los días y se le agusanó. Y olía. Él decía que tuvo que usar ramitas de los árboles, que metía en su herida cada tanto para sacarse los gusanos”, cuenta el nieto de Martín, Lilio Escobar.

Y es que se puede decir que Martín encontró la fortaleza necesaria en su estirpe guerrera. Según cuentan sus descendientes; ‘Santa’ Jiménez, la abuela materna de Martín, formó parte de aquel maltrecho rejunte de niños, niñas, lisiados, mujeres y ancianos que hizo frente a los hombres del Ejército brasileño en Acosta Ñu, la nefasta tarde en que Gastón de Orleáns, Conde de Eu, marcó con saña su infame huella en la Guerra Grande.

Tras seis días de intensos combates -y de romper dos de las tres líneas del cerco boliviano- el capitán Joel Estigarribia, ante la falta de municiones, agua y alimentos, ordenó la rendición de sus tenaces hombres. “Ya no tenemos ni una gota de agua desde el 21 por la tarde y a fin de aplacar en algo la sed, mascábamos tunas y caraguatás, que para mayor ignominia no había por parte alguna una sola planta de Yby’a. Lo poco que sacábamos de las tunas y los caraguatás no nos satisfacía, ya que estábamos muy sedientos, el jugo de la tuna era amargo y al beberlo nos quemaba la garganta. No teníamos hambre, solo queríamos agua y no había”, relató Estigarribia en sus diarios.

Soldado paraguayo y una ametralladora Madsen de fabricación danesa. Foto: Portal Guaraní.

Las columnas de la 9ª División creían que habían capturado al menos una división del Ejército tricolor, pero grande fue su sorpresa. Cuentan que un oficial zapateó de la rabia al descubrir que habían sido contenidos durante tanto tiempo por este reducido grupo de feroces paraguayos. “Abuelo contaba con gracia que el oficial Quintanilla estaba muy enojado. Zapateó todo”, rememora Lilio.

Situación del batallón de Estigarribia. Triple cerco. Foto: Portal Guaraní.

Joel Estigarribia fue increpado por los oficiales enemigos. Es que al no bajar las armas, y la tenaz resistencia, produjo un importante coste en vidas, municiones y tiempo en filas bolivianas, en una pelea que tenía perdida desde el primer momento. Los captores tuvieron las circunstancias a su favor, de igual forma indultaron a los titánicos defensores reducto Cabo Cabral.

Así lo atestigua un poema del sargento 1º Lorenzo Delvalle:

“(…) Lucharon como antaño honrando la tricolor

Con heridas, hambre y sed, como Otaño en Boquerón,

Seis días y noches de batalla, sin descanso, sin apoyo,

demostraron ante el mundo la bravura del criollo.

Ciento ochenta ‘esqueletos’ en aquel reducto Cabral

se defendieron con bravura sin declinar su moral

En seis días de batalla porfiada y desigual (…)”.

IMPORTANCIA

La acción del R.I. 16 ‘Mariscal López’ entorpeció la maniobra boliviana. Frustró el que pudo ser un golpe fatal (al permitir la retirada del grueso de las formaciones y toda la artillería paraguaya), pero 1.456 paraguayos (67 oficiales y 1.389 soldados) fueron capturados, entre ellos Martín y su hermano Julián.

Sobre el punto, el historiador Fabián Chamorro indicó que el batallón de Estigarribia fue clave para frustrar un plan que –de salir en forma- hubiese dado un golpe mortal al Ejército paraguayo. “Es realmente heroico lo que hicieron”, alegó.

CAUTIVO

El botín humano de Cañada Strongest fue despachado primero a Villa Montes y luego a campamentos en La Paz. Los paraguayos, según la versión del propio Martín, fueron tratados de manera digna. “Abuelo nunca habló mal (de los bolivianos) y del tiempo que pasó en La Paz. Dijo que le cuidaron y le curaron la pierna, porque pasó mucho tiempo en el hospital. Estuvo rodeado de médicos y soldados que le trataron bien. Nunca mencionó que haya sido torturado, ni humillado”, relata Lilio.

El intercambio cultural resultó provechoso para Martín. Aprendió algo de quechua y aimara, lenguas indígenas de gran popularidad en Bolivia, y así adquirió conocimientos de plantas y procedimientos medicinales. “Recuerdo que abuelo siempre nos daba la papa china. Hervido, como caldo. Él no enfermaba, tampoco nosotros, eso aprendió de los bolivianos”, conforme citan las palabras de Lilio.

De la estadía de Martín en suelo boliviano poco más se sabe. Aunque sí hubo uno que otro episodio constatado. A raíz de su herida en la pierna, recordando siempre la importante infección que sufrió y el largo tratamiento al que fue sometido, Martín no estuvo disponible para las obras públicas en las que fueron utilizados los prisioneros paraguayos.

Cuentan que, una vez recuperado, fue seleccionado para una expedición del Ejército boliviano a los Andes, con el fin de encontrar un pasaje que conecte con la frontera chilena. De este proyecto se sabe que se realizó en los últimos meses de la guerra del Chaco. Martín formó parte del grupo, pero fue abandonado días más tarde en una cueva. “Le dejaron (enfermo) a su suerte. Abuelo contaba que se salvó de milagro. Decía que fue picado por muchas abejas y que su veneno, o la sustancias que desprendía del aguijón, fue una suerte de antídoto. Pudo recuperarse y volvió a La Paz por sus medios, del resto de la expedición no supo decir qué pasó”.

RETORNO A CASA

Unos 2.500 soldados paraguayos fueron sometidos a situación de cautiverio. El Ejército paraguayo había capturado cerca de 25.000 soldados bolivianos (otras versiones sitúan la cifra en 17.000).

Al cumplirse el primer aniversario del fin de las hostilidades, en 1936, los gobiernos de ambos países sentaron las bases en las Conferencias de Paz para el intercambio de prisioneros.

Martín fue electo para una segunda expedición a los Andes, por la ruta que semanas antes por poco acaba con su vida, pero no iría. A mediados de 1936 ingresó al programa de canje de prisioneros y volvió al Paraguay. Su hermano Julián, en cuya búsqueda había marchado al frente, también sobrevivió a la guerra y retornaría a San Ignacio.

Ficha de Martín Ortíz Jiménez (se puede ver el agregado del primer apellido, tras el reconocimiento por su padre). Foto: Gentileza.

VIDA POSTERIOR

Martín ni cumplía los 20 años de edad cuando comenzó a gestionar los papeles que garantizarían su estatus de veterano, exprisionero y mutilado de guerra.

La pensión que le tocó era baja (30% de los jornales de la época) y había que rebuscarse la vida. Es así que participó en la construcción de rutas en el interior y abrazó distintas profesiones, entre ellas las de poeta y torero.

Volvió a su natal San Ignacio (Misiones), donde se crió en el lecho formado por su tía Lidia, quien ocupó el lugar de su madre Evarista, que falleció siendo él aún pequeño. Lidia cuidó de los huérfanos que dejó su hermana como si de sus propios hijos tratase, por ello es que Martín –con el correr de los años- se referiría a ella cariñosamente como “che sy” (mi mamá). Se aferró al pilar que le quedaba, porque no conocía a su padre. Solo sabía que el hombre se apellidaba Ortíz (solo fue reconocido por su madre, siendo hasta allí Jiménez su único apellido) y que era oriundo de Yegros (Caazapá). Sin saber qué había sido de él.

En una de sus rondas por las oficinas de asistencia para veteranos, Martín se llevó la sorpresa de su vida. “Y así fue una tarde, estando en la fila, comienza a hablar con un joven que decía era de Yegros. Entonces abuelo le comenta (al joven) que su papá era de Yegros, que su apellido era Ortíz. Ese joven le dijo que él también se apellidaba Ortíz y que el señor de quien hablaban, era su tío”. En algún momento entre 1937 y 1939, el referido joven, que terminó siendo primo de Martín, concertó un encuentro con Francisco Ortíz, que terminaría por otorgar el apellido que Martín portó hasta el final de sus días.

“Abuelo contaba que cuando el tren se acercaba a la ciudad (Yegros), asomó la cabeza y desde su lugar podía ver a un hombre, a lomo de su caballo, en la esquina mismo de la estación. Abuelo no le conocía, pero sabía, él sabía que ese señor que estaba esperando en esa esquina era su papá”, cuenta su nieto.

Martín (centro) se casó, según versiones de la familia, en al menos dos ocasiones. Foto: Gentileza.

Don Martín Ortíz Jiménez concertó al menos dos matrimonios y tuvo una extensa prole. Vivió sus días rodeado de su familia y amigos, y falleció el 18 de octubre de 1.994 a los 78 años. Lilio recuerda, con profunda tristeza, el olvido al que fue sometido su abuelo -al igual que muchos ‘chacoré’- que no recibió honores militares –a correspondencia de su sacrificio- ni reconocimiento alguno del Estado en su última morada.

Empleo doméstico en Paraguay: años de lucha y victorias que hoy son letra muerta

Pese a años de luchas y reivindicaciones, con importantes logros en materia de derechos laborales, el empleo doméstico sigue siendo uno de los sectores más olvidados en nuestro país, no solo por las autoridades, sino también por los mismos empleadores que, en ocasiones, carecen de empatía con aquellos que los acompañan en su día a día.

Por Robert Bourgoing (@robertb_py)

Muchas llegan por recomendación, otras simplemente consiguen el puesto mediante algún anuncio en redes sociales. En el peor de los casos, se trata de adolescentes que son forzadas a trabajar bajo el régimen del criadazgo y en la modalidad “sin retiro”.

Nos referimos a las empleadas domésticas, mujeres que con sacrificio y esmero dedican gran parte de su jornada, olvidando a veces el cansancio o la fatiga, para trabajar en residencias particulares al servicio de alguna familia.

Según datos de la Encuesta Permanente de Hogares realizada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), cerca de 214.000 personas se desempeñaban como trabajadores domésticos al cierre del último trimestre del 2023. En su mayoría, se encuentran en el área urbana.

Con el transcurrir de los años, este sector ha logrado importantes reivindicaciones en materia laboral, siendo la más importante la obtenida en el año 2019 cuando fue aprobada la modificación de la Ley Nº 5407 “Del Trabajo Doméstico”.

QUÉ DICE LA LEY

A partir de la promulgación de la nueva ley, los trabajadores domésticos (entre los que se incluye también a jardineros, choferes de familia, niñeras, mucamas, cocineras, mandaderos, entre otros) tienen derecho a cobrar el 100% del salario mínimo legal vigente, que hoy día equivale a G. 2.680.373.

Así también, adquirieron el derecho a acceder al seguro social del Instituto de Previsión Social (IPS), que automáticamente les brinda el beneficio de contar con cobertura médica y sumar sus aportes para la jubilación.

La vigente Ley de Trabajo Doméstico establece que la jornada laboral de trabajo no debe exceder las 8 horas diarias o 48 horas semanales cuando se trata de jornada diurna, mientras que, el límite en el horario nocturno es de 7 horas de trabajo y 42 horas semanales.

Asimismo, también se contempla el pago de horas extra en caso de superar las 8 horas diarias de trabajo o desempeñar las actividades en el horario nocturno. Para este último escenario, se estipula la bonificación adicional del 30%.

Las personas que desempeñan su actividad laboral bajo la modalidad sin retiro tendrán derecho a un descanso intermedio mínimo de 2 horas, mientras que aquellos que realicen su actividad bajo la modalidad con retiro tendrán derecho a un descanso intermedio de 1 hora. En ambos casos, no se computan como horas trabajadas.

El Artículo 7 de la Ley 5407/15 estipula que es obligatoria la firma de un contrato escrito entre el empleador y el trabajador doméstico, independientemente de la labor que desempeñe en el hogar donde cumple funciones. El modelo se encuentra disponible para su descarga gratuita en la página del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social (MTESS).

DEL DICHO AL HECHO…

Ante los datos expuestos, vale hacernos la pregunta obligada de ¿cuál es la realidad actual de las empleadas domésticas en Paraguay?, ¿se cumple la ley o, como en tantos otros casos, es solo “letra muerta”?

Para Myriam Agüero, presidenta del Sindicato de Trabajadoras Domésticas del Paraguay (Sintradop), la situación aún sigue siendo difícil, pese a los logros y victorias que han obtenido con el paso de los años.

Sobre este punto, confirma lo que ya suponíamos: pese a la promulgación de la ley y los últimos cambios introducidos, el porcentaje de trabajadoras domésticas formalizadas y con seguro de IPS sigue siendo escaso.

Por si fuera poco, aún son miles las que siguen sin percibir el salario mínimo estipulado por ley, excediendo, en muchos casos, las 8 horas de trabajo diarias. “Lastimosamente la gente está acostumbrada a eso. No hay una fiscalización, entonces nadie hace caso”.

LOS “PATRONES” Y LA FALTA DE EMPATÍA

Agüero lamenta que hasta hoy día tengan que seguir hablando de estas injusticias laborales y exigiendo el cumplimiento de lo que les corresponde por ley, siendo conscientes de que no es mucho lo que pueden llegar a conseguir al ser víctimas de un sistema que las obliga a trabajar sin descanso para llevar el pan de cada día a la mesa.

Muy poco se cumple (la ley), hay algunos que sí, pero son pocos”, refirió la titular del primer sindicato de empleadas domésticas de Paraguay, que a la fecha aglutina a cerca de 300 mujeres de diferentes puntos del país. Según estimaciones del gremio, apenas llegaría al 10% el porcentaje de colegas que son aportantes y figuran en IPS.

Esta situación tiene su origen en la falta de conciencia y empatía por parte de quienes ellas acostumbran a referirse usualmente como “patrones”. A esto se le suma el menosprecio, la discriminación o el rechazo que sufren en ocasiones, cometidos por los mismos que han decidido contratarlas para cumplir diversas labores en la casa.

A más de 5 años de la última reforma en la ley que rige el empleo doméstico, quienes forman parte de este segmento siguen elevando su voz para exigir que se respeten sus derechos y se pueda dar cumplimiento a lo que está escrito, pero principalmente, por lo que tanto han luchado.

Parkinson: el conocimiento del doctor Mime, la historia de Pinsón y las posibles salidas

El pasado 11 de abril se conmemoró el “Día Mundial del Parkinson”, en relación a la enfermedad neurodegenerativa y más frecuente después del Alzheimer. En nuestro país, una de las voces calificadas para hablar del tema era el doctor Mime, quien dejó innumerables conocimientos sobre el padecimiento. Actualmente, uno de los casos más sonados es el del periodista deportivo argentino, Emiliano Pinsón, cuya historia la repasaremos a continuación.

Por Juan Riveros (@JuancitoRiveros)

El “Día Mundial del Parkinson” se viene conmemorando desde el año 1997, cuando la Organización Mundial de Salud decidió declarar esa fecha en honor al médico clínico y neurólogo inglés James Parkinson, por describir por primera vez este trastorno.

El Parkinson tiene como característica al temblor de las extremidades en reposo, rigidez, lentitud en los movimientos, cambios en la expresión facial en la postura y en voz, así como problemas para deglutir.

Uno de los más conocedores de la materia en nuestro país siempre fue el Dr. Miguel Ángel Velázquez (+), conocido como el Dr. Mime, quien ya no está con nosotros, pero dejó interesantes aportes desde su experiencia y sabiduría sobre la neurociencia.

En relación al Parkinson, Mime indicaba que la falta de dopamina en el cerebro es la causa principal de la enfermedad y que los síntomas ya mencionados anteriormente, pueden ir empeorando con el tiempo. De acuerdo a lo explicado por el neurólogo, no existe una cura, pero sí tratamientos que pueden ayudar a controlar los síntomas.

Afirmaba también que el Parkinson no solo afecta el movimiento, sino que también puede tener un impacto en la función cognitiva, el estado de ánimo y la calidad de vida en general. “Los estudios sugieren que el ejercicio regular puede ayudar a reducir el riesgo de desarrollar la enfermedad, así como mejorar la salud general de los pacientes”.

En una de sus últimas columnas para el Diario La Nación, en referencia al Parkinson, Mime hablaba de “la luz al final del túnel”, en relación a los avances en la investigación y el tratamiento para mejorar la calidad de vida de los pacientes, abriendo nuevas vías para comprender la enfermedad.

Entre uno de los avances destacados por el neurólogo, se encuentra la identificación de biomarcadores, que son medidas objetivas que se pueden utilizar para diagnosticar la enfermedad y monitorizar su progresión. Según Velázquez, esta herramienta podría ayu­dar a los médicos a identificar el trastorno en sus etapas tempranas, cuando los trata­mientos pueden ser más efectivos, y también podrían ayudar a los investigadores a entender mejor los procesos subyacentes que lo causan.

Asimismo, mencionaba que los investigadores están explorando nuevas opciones de tratamiento para el Parkinson, incluyendo el uso de tec­nología wearable y dispositivos de estimula­ción neuromuscular.

LA CONMOVEDORA HISTORIA DE EMILIANO PINSÓN

Los amantes del deporte crecimos con el programa “Fútbol para todos”, transmitido cada siesta por el canal Fox Sports. Uno de sus conductores era el periodista argentino Emiliano Pinsón, cuya historia actualmente conmueve a toda la Argentina y América Latina, por su lucha contra la enfermedad del Parkinson.

Emiliano padece Parkinson desde el 2021, haciendo que tenga que cambiar su ritmo de vida para encarar el tratamiento. Desde ese entonces, se volvió un ejemplo para todos aquellos que tienen el mismo padecimiento, con muestras de fortaleza, dedicación y a través de su rol de comunicador, como portavoz de conciencia sobre dicho mal.

Con el correr de los años, la enfermedad de Pinsón se fue agravando y días atrás sorprendió a todos con un conmovedor anuncio de que dejaba su labor en radio para enfocarse de lleno a sus tratamientos.

“Tengo un Parkinson atípico, condicionotomía. Eso quiere decir que no es el Parkinson rígido como estaba diagnosticado. Es un Parkinson que tiene un inconveniente que no está muy bien estudiado porque justamente varía en su desarrollo. El temblor común ya está estudiado. Tiene una conducta muy parecida durante tantos años y después o estás más rígido o menos y tembloroso igual, y es operable porque se encuentra en el hipotálamo, en el cerebro”, explicó Pinsón.

Agregó que, del síntoma de la rigidez, ya pasó a un cuadro de atrofia, perdiendo fuerzas. “Si vos leés los libros, que no hay que leerlos, no, hoy no hay que googlear, es... me queda poco tiempo. No es broma. Vamos a tratar de que no. Siempre las estadísticas están hechas para romperse, así que yo pienso ser uno que rompe estadísticas”, refirió el periodista, quien cuenta con el apoyo de toda una afición deportiva local e internacional.

Neuronas espejo: por qué los niños aprenden más rápido de lo que ven, que de lo que escuchan

El descubrimiento de las neuronas espejo fue uno de los más interesantes de la neurociencia a finales del siglo XX. Esto permitió comprender que los niños aprenden más de las acciones que de las palabras. En ese sentido, todos los adultos tienen la gran responsabilidad de educar con el ejemplo.

Hay una frase conocida a nivel popular que menciona que los “niños son como esponjas”, absorben todo lo que ocurre a su alrededor e imitan el comportamiento de los que los rodean, especialmente el de sus padres. Por eso es muy importante que todo padre, madre o encargado del cuidado de un niño o niña sea consciente del tipo de comportamientos y actitudes que asume en determinados sucesos o eventos de la vida cotidiana.

Pero ¿a qué se debe este comportamiento tan particular de los pequeños?

La respuesta la dio la ciencia, específicamente la neurociencia en el año 1996. Y se debe a las “neuronas espejo” que justamente son uno de los descubrimientos más importantes del siglo XX vinculados al aprendizaje.

Observar el día a día de la convivencia familiar parece suficiente para entender el gran peso que tiene el comportamiento de los padres en la educación de sus hijos. Sin embargo, en la actualidad, vamos un poco más allá y sabemos que hay, además, una justificación científica.

La neuropsicología y la neurociencia nos aportan una explicación objetiva del porqué de esta influencia. De por qué los niños aprenden de las personas que están a su cargo con tanta facilidad. Y de cómo sus aprendizajes no se refieren solo a contenidos. También repercuten en las emociones, las intenciones y las conductas.

En ese contexto, el pediatra Robert Núñez explicó que las “neuronas espejo” son un grupo de células nerviosas o neuronas que se activan durante una actividad concreta y también al observar a otra persona que realiza la actividad.

“Estas células constituyen el sustrato cerebral de la imitación y la empatía. Son decisivas para el aprendizaje, tanto de acciones como de emociones e intenciones. El estudio y conocimiento del cerebro avalan una idea básica sobre el aprendizaje y es que este se produce más por lo que se ve que por lo que se dice. Por lo tanto, tenemos una gran responsabilidad a la hora de guiar a los niños, porque somos modelos para ellos”, argumentó el doctor.

El secreto de la imitación

El hallazgo de las neuronas espejo fue fortuito.

En 1996, un grupo de investigadores liderados por Giacomo Rizzolatti realizaba pesquisas con unos macacos, cuyos cerebros tenían monitorizados. Sin buscarlo, se dieron cuenta de que unas células neuronales situadas en la zona motora del lóbulo frontal y en una parte del lóbulo parietal se activaban, no solo cuando los animales realizaban un movimiento, sino también cuando veían que lo hacían los investigadores.

Ante este descubrimiento tan destacado, siguieron adelante con sus estudios. Finalmente, llegaron a la conclusión de que en el cerebro humano existen también este tipo de neuronas. Y no solo eso. Demostraron, además, que están conectadas con el sistema que regula las emociones, la memoria y la atención.

En palabras simples, estas neuronas se asemejan en su comportamiento al de un espejo. Reflejan la acción que observamos en otro individuo en nuestro cerebro y este realiza las mismas conexiones neuronales que si dicha acción la estuviéramos realizando nosotros.

Esto ocurre, por ejemplo, cuando vemos a alguien hablar. Nuestras regiones cerebrales encargadas de la fonación y el habla se activan como si fuéramos nosotros los que hablamos, se produce esa conectividad neuronal.

Además, estas neuronas no solo producen el reflejo en el plano motor, sino que también funciona en el ámbito emocional, ya que están vinculadas al sistema límbico, responsable de la regulación de las emociones. Por ejemplo, cuando vemos a otra persona sonreír, nuestras neuronas espejo crean una simulación interna de su sonrisa en nuestro cerebro. A su vez, se conectan con el sistema límbico y hacen que acabemos compartiendo ese sentimiento alegre.

Así pues, la risa contagiosa, la emoción que se traspasa de una a otra persona, leyendo un libro o viendo una película, y los bostezos “que se pegan” son otros casos de activación de estas neuronas.

¿Qué relación tienen las neuronas espejo con la educación?

Con este descubrimiento nos encontramos con la apasionante idea de que, hagamos lo que hagamos en la educación de nuestros hijos, tendrá una gran repercusión en ellos. El estudio y conocimiento del cerebro avalan una idea básica que siempre hemos tenido.

La relativa a que el aprendizaje se produce más por lo que se ve, que por lo que se dice.

Por lo tanto, los adultos tenemos la gran responsabilidad a la hora de guiar a los niños, porque somos modelos para ellos. De fortalezas, de debilidades, de nuestras respuestas ante sus demandas y preguntas, y de actitudes que favorecen o complican las enseñanzas que nos proponemos darles.

El ambiente que generamos en la familia, las voces templadas o los gritos, la tranquilidad y la armonía o la crispación, serán representaciones mentales en los cerebros de los pequeños, cuyas neuronas espejo ensayan silenciosamente durante 24 horas al día para poder actuar en el momento en el que se presente la ocasión.

Si observamos los comportamientos de padres y madres, es posible darse cuenta de que muchas veces corrigen lo mismo que, sin querer, ellos han enseñado.

Pretendemos que los niños no griten a sus compañeros cuando se enfadan, pero a menudo los adultos se enfadan y reaccionan gritando. De este modo pierden la capacidad de actuar y la oportunidad de enseñar la habilidad del autocontrol.

Por ello, es importante comprender que siempre se enseña o aprende algo, aunque en ocasiones sea negativo. Esto invita a la reflexión, no solo sobre la capacidad para guiar a nuestros hijos, sino también sobre la manera de hacerlo.

La clave está en sustituir los discursos magistrales por interacciones, resolución conjunta de problemas y trabajo cooperativo.

En ese contexto, el doctor Núñez indicó que los niños necesitan adultos responsables que los atiendan con afecto y comprensión, que dediquen tiempo para mirarlos, escucharlos, acompañarlos, guiarlos y compartir todas las experiencias de su vida. Que les permitan equivocarse y aprender tanto de sus errores como de sus aciertos.

“Los niños aprenden por neuronas espejo, cuando sos honesto, tu hijo aprende a ser honesto y a asumir sus responsabilidades”, aconsejó.



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