“El loco del volante” atropelló y mató a siete personas y dejó heridas a otras nueve

José Vidal Céspedes Estigarribia, un nombre que hoy no suena familiar al oído, pero hace 29 años este escribano acaparó todos los medios de comunicación y fue bautizado como "el loco del volante" por haber atropellado y matado a siete personas y dejando heridos a otras nueve, en la ciudad de Acahay, departamento de Paraguarí, en arrebato de locura.

Un caluroso domingo 31 de enero de 1993 en la ciudad de Acahay parecía que iba a ser un día tranquilo y lo fue hasta pasado el mediodía, luego una camioneta Mitsubishi, Montero, irrumpió a gran velocidad por las calles y su conductor atropelló a todo aquel que encontró a su paso, enlutó a toda la comunidad que nunca pudo olvidar esa fecha.

José Vidal Céspedes, de 39 años, un escribano de buen pasar, pero con una delicada salud había pasado por una complicada operación de páncreas, además de una diabetes mal tratada hacían que el hombre consumiera muchos fuertes medicamentos.

El escribano residía con su esposa y sus dos hijos en la zona de La Paloma, departamento de Canindeyú, pero sus familiares estaban en Acahay, por lo que ese último fin de semana de enero decidió ir a visitarlos y pasar un fin de semana que luego se tornó en el más triste e inolvidable para toda la comunidad.

La familia fue hasta un arroyo de la zona para pasar el día y aplacar de alguna manera el intenso calor. El infaltable asado, las gaseosas para los niños y la cerveza para los adultos estuvieron presentes. José Vidal, estaba todavía en un proceso de rehabilitación de su operación y estaba tomando medicamentos que no tenía que mezclar con las bebidas alcohólicas. Pero el escribano hizo caso omiso a esa recomendación médica y desde temprano comenzó a ingerir grandes cantidades de la espumosa bebida.

Después del almuerzo Céspedes ya estaba distinto con la mirada perdida, ya hablaba poco, pero seguía tomando mucho y a la par ingiriendo sus medicamentos, eso fue un cocktail literalmente mortal, ya que a eso de las 16:00, ordenó a su esposa y sus dos hijos subir a la camioneta para abandonar la zona del arroyo. La voz alterada de José Vidal, hizo que nadie se oponga a su exigencia.

Mortal recorrido

Céspedes aceleró a fondo y salió del lugar, los gritos de su esposa y el llanto de sus hijos, solo alteraron más al conductor, quien frenó y a empujones los sacó del vehículo, para enfilar hacía la zona urbana.

La primera de las víctimas del “loco del volante” fue su sobrina de 4 años a quien estaba jugando en la vereda de su casa, la atropelló y la aplastó contra la muralla. De ahí enfiló por otra calle y atropelló a un hombre que iba a caballo, del fuerte impacto el animal murió, pero el jinete quedó mal herido. Dos hombres que iban en una motocicleta también fueron embestidos y fallecieron. Después en su loco andar se llevó por delante a más personas, en cuestión de minutos el terror se apoderó de la ciudad y los moradores salieron con armas de fuego a cazar al José Vidal, quien con su vehículo ya visiblemente dañado seguía persiguiendo a todo el que andaba por la calle.

Dos horas después los moradores encontraron en una calle la camioneta del escribano abandonada y totalmente dañada. La parte de los paragolpes tenía grandes manchas de sangre de las víctimas, eso enardeció más a los hombres que buscaban al “loco del volante” para matarlo.

Cárcel, fuga, condena y muerte

Para suerte de Céspedes Estigarribia, fue la policía la que primero lo encontró en la madrugada del 1 de febrero dormido en una casa abandonada. El hombre tenía también lesiones de los golpes que sufrió mientras atropellaba gente. Fue llevado a un centro asistencial bajo segura custodia, ya que la gente estaba muy nerviosa y quería que se entregará al homicida para hacer justicia por mano propia, ya que decían que no confiaban en el Poder Judicial, hace 29 años ya nadie creía en la justicia, eso tres décadas después no cambió.

Cuando se interrogó a José Vidal, sobre sus actos, él dijo que no recordaba nada y que estaba muy sorprendido por las heridas que tenía principalmente en el rostro y preguntaba qué le pasó. Los policías no creían que no recardaba nada y pensaron que estaba simulando, para no afrontar sus mortales actos.

La mortal carrera de Céspedes Estigarribia dejó siete fallecidos y nueve heridos, por esto fue encarcelado y tras un largo proceso finalmente el juez Carlos Escobar en el año 2001 lo condenó a la máxima pena de 25 años de cárcel. La hipótesis de una locura temporal planteada por la defensa del escribano no evitó la condena, sin embargo en el año 2007 la Cámara de Apelación le redujo la pena a 22 años de encierro.

Mientras se daban estas idas y vueltas judiciales, “el loco del volante” estuvo preso desde 1993 hasta 1994 en la cárcel de Tacumbú, pero como su defensa alegaba que el hombre sufría de un trastorno psiquiátrico y logró que sea trasladado hasta el Hospital Neuropsiquiátrico, de donde en 1995 se fugó. Todas las alarmas se encendieron con esto debido a que se creía que podía volver a matar a más personas inocentes.

En el año 2000 tras cinco años de investigación la policía allanó una casa ubicada en Mariano Roque Alonso, donde detuvieron a un hombre que se hacía llamar David Romero, pero que en realidad era José Vidal Céspedes, quien con aspecto muy cambiado se ocultó ahí por años.

Luego de ser condenado y quedar firme su pena “el loco del volante” alegó que pese a no recordar nada de lo que ocurrió el 31 de enero de 1993, pedía perdón a sus víctimas y familiares de los mismos.

En el 2011 con su salud ya muy deteriorada José Vidal Céspedes Estigarribia y cumpliendo todavía su condena, fue beneficiado con un permiso para ser internado en un hospital privado ya complicaciones con la diabetes necesitaban de un tratamiento que entre rejas no podían darle. Pero pocos días después de ser internado falleció. Pasaron 29 años de ese triste episodio, pero hasta hoy todos recuerdan la camioneta del “loco del volante” a gran velocidad por las calles de la tranquila Acahay.

La educación cívica como herramienta para corregir la vida política

La educación cívica busca preparar a los ciudadanos para impulsar el desarrollo de la sociedad y reclamar los espacios de decisión que, a entender de Isócrates, debían quedar en poder de los mejores preparados, y no siempre a merced de los más votados y/o populares.

Por Gonzalo Cáceres-periodista

En diferentes momentos y en diferentes lugares, la educación cívica adoptó diversas formas y enfoques, reflejando las necesidades y valores específicos de cada sociedad. Sin embargo, su propósito fundamental ha sido siempre el mismo: promover una ciudadanía activa, informada y comprometida con el bienestar de la comunidad y el respeto por los derechos y la justicia.

La educación cívica tiene sus raíces en la antigua Grecia, donde se valoraba la participación de los ciudadanos en los asuntos públicos, especialmente con Isócrates, su principal referente.

¿QUIÉN FUE ISÓCRATES?

Isócrates fue un destacado orador y educador griego cuya influencia perdura a lo largo de los siglos. Su larga vida (436 a.C.-338 a.C.) atestigua una época bastante convulsa de su natal Atenas como de los conflictos entre las ciudades-Estado de Grecia y el enfrentamiento con el Imperio Persa, cuando apenas se veían superadas las guerras Médicas (492 a.C.-449 a.C.).

Este gran pensador se enmarcó en un ideal democrático diferente a las concepciones más directas de las que se practicaban en su tiempo. Aunque apoyaba el concepto general de la democracia (como forma de gobierno), tenía reservas sobre la forma en que se llevaba a cabo en la práctica, por lo que abogaba por una ‘versión’ modificada y más equilibrada del sistema democrático.

CIVISMO

Isócrates creía en la palabra como “transformadora” del régimen político y puso por delante la razón en lugar de la fuerza, porque el “punto crucial para mejorar a una sociedad” es la educación y, en especial, “la educación cívica como vía para recuperar y fortalecer a la democracia”.

Es por ello que se dedicó fervientemente a la enseñanza de la retórica y la formación de líderes, esmerándose en su instrucción para que estos puedan expresar sus ideas y opiniones con claridad, en pro de influir en la toma de decisiones y, así, promover el bienestar común de la sociedad, a través de la participación.

Y marcó distancia de los sofistas, que a menudo enseñaban retórica con fines lucrativos, al sostenerse adrede en ciertos argumentos sin necesariamente basarse en la verdad o la moralidad. Al contrario, Isócrates dotó a su método pedagógico de un componente moral y ético, con el fin de inculcar virtudes cívicas como la justicia, la tolerancia y la moderación.

Su oratoria más suave, en contraposición a los estilos más agresivos y confrontacionales de otros oradores contemporáneos como Demóstenes, se centró en el arte de la persuasión, la práctica de la escritura y análisis de otros modelos de discurso.

IDEAL DEMOCRÁTICO

Isócrates evitó involucrarse en la vida política y, de una manera práctica, mantuvo una postura mesurada para, consecuentemente, tener voz ante la celosa élite de la Atenas clásica.

Se alineó con un ‘tipo’ de democracia en la que los ciudadanos estuvieran educados -y comprometidos- con el bien común. No creía en una “democracia directa” en la que las decisiones se tomasen exclusivamente mediante votaciones populares, ya que podría haber tendencias a la demagogia y la manipulación de masas por parte de líderes carismáticos (no necesariamente sabios o éticos).

No rechazaba por completo las votaciones o la participación ciudadana, pero creía que una “democracia efectiva” requería un equilibrio entre la participación popular y el liderazgo experto.

“Los estadistas que hicieron grande a esta ciudad no eran gente de la calaña de los actuales demagogos y agitadores. Fueron hombres de elevada cultura y espíritu superior los que expulsaron a los tiranos e instauraron la democracia y los que luego vencieron a los bárbaros y unificaron a los griegos liberados bajo la dirección de Atenas”, escribió.

Isócrates fue contra las tiranías “donde una sola persona habla y las demás callan” y apeló al corte de las democracias porque “todos los hombres hablan y todos escuchan”. Dio cuenta de que “la democracia es ante todo una forma de discurso que no puede ser monopolizado por alguna persona en específico”, que ese discurso “sólo puede ser aprendido en medio de muchas voces”.

Pero también apuntó contra los “ciudadanos indiferentes” y “poco instruidos en los asuntos públicos”, que en momentos de agitación y ante la carencia de una educación cívica adecuada “viran al extremo opuesto” (fanatismo). “Son presa de los demagogos o de movimientos radicales que proclaman, precisamente, la dictadura revolucionaria”, escribió.

Un punto fundamental entre sus argumentos fue la promoción del buen gobierno democrático como subordinación a la ley, la honestidad, la formación de una conciencia social, el respeto por los bienes ajenos, la rendición de cuentas, la sobriedad en las costumbres, entre otros. Estos generarían las condiciones ideales para la prosperidad, porque de lo contrario, solo habría inestabilidad, indiferencia y pobreza.

“La pobreza envilece al pueblo. Lo transforma en una masa vulnerable. Esa masa empobrecida y sumida en la ignorancia es proclive a ser manipulada por los charlatanes. Hacen leva de ella diciéndole lo que quiere oír, no lo que debe escuchar. Son los ‘lobos con piel de oveja’ que al final terminan sojuzgando al mismo pueblo que los elevó al poder”, escribió.

Discípulo de los sofistas Gorgias y Proágoras, Isócrates estableció su propia escuela, a la que atrajo a numerosos estudiantes, muchos de los cuales pertenecían a las familias más adineradas y quienes llegaron a desempeñar roles importantes en la política de la época. Instó a los mismos a “practicar sus derechos” y a no temer a “las libertades para que sean reales” y “no se queden en simples pronunciamientos”; ser “parte de la koiné (la vida pública) y no quedarse arrinconados en la idia (la vida privada)”; actuar “con base en la razón y no ser arrastrado por las pasiones”.

Entre sus alumnos sobresale Timoteo, prominente general, Nicocles, rey de Salamina y Chipre, y dos grandes historiadores: Ephorus, quien escribió una historia universal, y Theopompus, quien escribió la historia de Filipo II de Macedonia (padre de Alejandro Magno).

El legado de Isócrates repercute en la tradición intelectual occidental. Sus obras llenan todos los requisitos para ser enlistadas dentro de los grandes libros de filosofía política y de educación. Algunos de sus discursos más famosos incluyen “Panegírico”, “Areópago” y “Para Nicocles”.

Isócrates nos lo dejó bien claro: la educación cívica y la democracia van de la mano; uno no puede ser sin el otro. Un gobierno que se crea ‘del pueblo’ jamás será ejercido con eficiencia por quienes carecen de la formación necesaria como para anteponer el bien común a sus propios intereses.

Domingo de Ramos y pindo karai: una tradición que combina la fe y la convivencia familiar

Trenzados en ramos de forma artesanal y adornados con romero, ruda y el color lila de la siempreviva (Ghomprena globosa), el “Pindo Karai” (palma en el idioma guaraní) copan este Domingo de Ramos, uno de los festejos más tradicionales que da inicio a la Semana Santa paraguaya.

El Domingo de Ramos es una celebración religiosa profundamente arraigada en la tradición y la cultura del país, marcando el inicio de la Semana Santa con solemnidad y devoción. Durante esta festividad, se conmemora la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, donde fue recibido con ramas de palma y aclamaciones de “Hosanna”, en los días previos a su crucifixión y muerte.

Una de las principales costumbres durante el Domingo de Ramos (y días previos) es la elaboración de los pindo, los cuales son bendecidos en las iglesias y luego llevados en procesión o colocados en los hogares como símbolo de protección y bendición.

Las iglesias suelen estar adornadas con palmas, flores y otros elementos simbólicos para recibir a los fieles que acuden a las misas especiales dedicadas al Domingo de Ramos. Durante la liturgia, se recuerda la Pasión de Cristo y se reflexiona sobre el sacrificio redentor que culminará en la celebración de la Pascua.

Además de las ceremonias religiosas, el Domingo de Ramos en Paraguay también se vive en un ambiente festivo y familiar.

EN PANDEMIA

Vale recordar que, esta tradición se interrumpió en parte hace cuatro años, en el contexto de la pandemia que obligó en su momento a millones de personas en todo el mundo a permanecer en sus hogares, sin posibilidad de participar de ninguna celebración litúrgica.

En el 2020, el Domingo de Ramos se vivió de una manera distinta en Paraguay, con los templos católicos cerrados al público y la participación de los fieles en la misa a través de las transmisiones en radio, televisión o redes sociales (principalmente Facebook).

Así también, varios sacerdotes y obispos se ingeniaron para llegar hasta los fieles. En algunas parroquias, los curas optaron por salir a las calles y realizar la tradicional bendición del “pindo karai” casa por casa, a fin de evitar la aglomeración de personas y dando cumplimiento a la cuarentena. Uno de ellos fue el padre Miguel Ángel Castro, de la parroquia Santa Catalina de Fernando de la Mora. Otro fue el arzobispo de Asunción, Monseñor Edmundo Valenzuela.

De esa situación, cuando reinaba la incertidumbre, la preocupación, pero la fe seguía intacta, quedaron anécdotas como ese peculiar Domingo de Ramos. Hoy, miles de familias paraguayas se vuelcan en alegría a las iglesias para participar de la celebración religiosa que combina la fe, la tradición y la convivencia en torno a una festividad que marca en esta jornada el inicio de una Semana Santa llena de reflexión, recogimiento y esperanza para los creyentes.

El Niño va cediendo en la región y La Niña podría empezar a manifestarse en agosto

Pese a que los pronósticos indicaban que el fenómeno de El Niño podría tener una evolución intensa en el país, desde la Dirección de Meteorología e Hidrología afirman que su intensidad fue moderada. Alcanzó su máximo nivel en octubre y noviembre del año pasado, pero comenzó a ceder desde diciembre. Actualmente, está camino a una etapa de transición donde, en un 80% de probabilidad, La Niña ingresaría a robar protagonismo en la región.

En noviembre de 2023, Meteorología proyectaba que El Niño iba a presentarse con una calificación que pasaría de moderada a fuerte en enero de este año, pues, las lluvias intensas, tornados, inundaciones y crecida de los ríos en varias zonas de la región, daban todas las señales.

El Lic. Carlos Salinas, gerente de Climatología, explicó que, el niño rozó los valores de fuerte entre octubre y noviembre del año pasado, meses donde alcanzó la intensidad máxima, pero siempre presentó una calificación moderada.

“Ese fue el momento en donde se llegó a la intensidad máxima rozando los valores de fuerte. Podemos considerar al Niño como moderado. En este momento los índices ya están descendiendo y nos muestrna que ya está cediendo y está camino a pasar a una etapa denominada neutral”, comentó el Lic. Salinas en conversación con HOY/Nación Media.

De acuerdo a sus declaraciones, la fase neutral es un periodo de transición en el que, los valores de los índices indican que podría pasarse de un fenómeno a otro, es decir, El Niño comienza a apagarse y comienza a dar paso a La Niña.

Agregó que, El Niño se manifestó con mayor intensidad por la zona del centro, sur y este de la Región Oriental, siendo Misiones, Itapúa y Alto Paraná algunos de los departamentos más golpeados.

El gerente de climatología, al ser consultado sobre si el comportamiento actual del clima, la falta de precipitaciones y el intenso calor de los últimos días, guardan relación con la fase neutral, explicó que, todas las manifestaciones todavía corresponden a El Niño.

“No está comprobado que el fenómeno El Niño esté asociado a la sequía en la región. En lo que respecta a Paraguay, las consecuencias del El Niño están más bien asociadas a precipitaciones por encima de lo normal”, agregó.

FASE NEUTRAL Y LA NIÑA

La fase neutral, es decir, el periodo de transición y finalización de El Niño se daría entre los meses de abril, mayo y junio. Salinas sostuvo que cualquier evento climático que se presente en ese tiempo, no se podría atribuir ni a El Niño ni a La Niña.

“A partir de julio, agosto y septiembre recién estamos esperando que sea un fenómeno de La Niña. Hay altas probabilidades. Hay 80% de probabilidad”, agregó el gerente.

Por un lado, El Niño es un fenómeno natural que tiene su origen en el océano Pacífico tropical y trae temperaturas de la superficie del mar más cálidas que lo normal. En tanto, La Niña se origina en el mismo lugar, pero presenta condiciones más frías.

Para el gerente de Climatología, es improbable que La Niña se origine, según indican en los pronósticos, pero si se manifiesta, tendría una duración de 12 meses.