El padre de la publicidad
Hace 65 años, don Enrique Biedermann creaba su empresa de publicidad y con ello cambiaba el rumbo de ese rubro en el país. La Nación trae la parte más íntima de la historia de un hombre que empezó vendiendo con parlantes atados a su automóvil para luego revolucionar la publicidad y convertir su apellido en una verdadera marca registrada.
Aldo Benítez aldo.benítez@gruponacion.com.py
1954 no fue un año más en la vida del Paraguay. En mayo de ese año, un golpe militar derrocaba al gobierno de Federico Chaves y ponía a Alfredo Stroessner en el poder meses después. En medio de aquel torbellino político, en noviembre, don Enrique Biedermann, un joven entusiasta emigrante alemán, se animó a una travesía: inaugurar su propia empresa de publicidad. Una de las primeras en el país. Así fue que llegó al todavía pequeño mundo publicitario paraguayo la empresa Biedermann Publicidad. Hoy, 65 años después, la firma se convirtió en marca por sí sola y el joven entusiasta en una leyenda de la publicidad paraguaya.
Quienes recuerdan a don Enrique lo hacen con una sonrisa y el primer punto en el que coinciden sobre él es en su afición al trabajo. “Él falleció un domingo de madrugada. Ese viernes anterior él estuvo en su oficina trabajando hasta la noche”, comenta Sonia, una de sus 11 nietas y nietos.
“Papá hacía eso que ahora hacen los que compran chatarrerías o los chureros. Ponía sobre su auto un parlante y con eso ofrecía la publicidad. Así recorría los barrios de Asunción”, cuenta Hugo Biedermann, el hijo de don Enrique que se hizo cargo de la publicitaria. Sus hermanos, Walter y Carlos Jorge, trabajan en otros sectores, pero también vinculados al rubro.
“Así empezó él, prácticamente de la nada”, expone don Hugo.

El piso 23 de la torre 2 del Paseo Galería está llena de computadoras y el lugar da la sensación de ser una zona de renovaciones. De que al día siguiente, todo lo que está puede cambiar de lugar. Hay oficinas, espacios para reuniones, pizarras con anotaciones y varios bloques con gente con computadoras trabajando, ideando, haciendo cosas. Allí funciona desde abril del 2018 las oficinas de Biedermann Publicidad, que hoy tiene 82 empleados aproximadamente y que se asoció hace años con la McCann World-group para tener un salto internacional. En 1954, la firma empezó con dos personas; Don Enrique y un secretario.
“Llevar el apellido más que responsabilidad es una carga. Porque para todos, hasta ahora, a pesar de que ya tengo mi propio cartel e hice mi propio camino, nunca voy a dejar de ser el hijo de”, expone Hugo.
En la oficina de Hugo están algunos de los 11 nietos de don Enrique que trabajan en la publicitaria. Todos tienen un recuerdo del abuelo. El abuelo que acompañaba a viajes a Buenos Aires para ver un concierto juvenil. El abuelo que participaba de los juegos de fin de semana. El abuelo que invitaba siempre para ir a la oficina. Y, sobre todo, el abuelo que hacía de la puntualidad una norma de vida. “Era absolutamente respetuoso con eso. Llegaba siempre media hora antes de cualquier reunión, de cualquier evento”, recuerda Sandra, otra de las nietas.
“Es lo único por lo que se podía enojar, la impuntualidad”, dice Enrique, otro de los nietos.
Hay un dejo de nostalgia en don Hugo cuando habla de su padre. Lo recuerda como a alguien que era extremadamente perfeccionista en todo, pero cuya exigencia era más consigo mismo que con los demás. “Estaba constantemente pensando en ideas. Buscando cosas que puedan servir para el negocio, para el trabajo”, dice.
“Papá fue un tipo totalmente noble, un excelente papá”, resume don Hugo.
EL TRABAJO COMO MOTOR

Cuenta don Hugo que desde chico acompañaba a su padre a la oficina o a encuentros de trabajo. Dice que nunca encontró eso como una obligación, sino que era algo que le gustaba. Probablemente era una cuestión de don Enrique, que de esa forma acercaba a sus hijos a las tareas de la oficina, considera hoy Hugo. Pero los nietos cuentan que esa “estrategia” también usaba con sus nietos.
“Alguno de sus nietos siempre estaba en la oficina. Ayudando en algo, pasando algo o simplemente hablando con él o haciendo lo que sea, pero siempre que podía le traía a uno de sus nietos para compartir con él en la oficina”, expone Hugo, otro de sus nietos que está en la publicitaria trabajando.
Ese apego al trabajo de don Enrique se extendió además a otros ámbitos. En efecto, don Enrique arrancó en los medios antes de su publicitaria, específicamente en la radio. Cuenta don Hugo que el primer trabajo de su padre fue secretario de radio Stentor, luego ya fue locutor.
“Después, según me contó papá, él preguntó si podía escribir sus propias publicidades. En la radio le dijeron que sí y ahí fue que arrancó”, dice don Hugo. De escribir sus propias publicidades en su programa, don Enrique encontró que el sector publicitario era prácticamente un campo sin explorarse aún.
Recorrió los barrios de Asunción con su parlante y haciendo los anuncios. A la par, seguía trabajando en la radio. Don Enrique, en ese sentido, fue un gran admirador de la música paraguaya. Tenía un buen manejo del guaraní y si bien pocas veces lo habló, nunca perdió el idioma alemán como lengua primaria. “Después de los 18 años él mismo decidió tener la nacionalidad paraguaya”, cuenta don Hugo.
Don Hugo dice que de entre las cosas que admira de su padre, lo que resalta es aquella capacidad que tenía para buscar siempre ideas innovadoras, que sea algo que pueda sorprender a la gente. “Nosotros fuimos la primera empresa publicitaria en tener cámaras a color. Incluso, antes que los canales”, recuerda.

Dice que tal vez uno de sus defectos era que nunca tuvo una ambición monetaria sobre las cosas. “Él bien pudo abrir su propio canal, su propio medio, pero a él nunca le interesó. No estaba pensando en esas cosas para ganar plata, sino para crecer”, expone don Hugo.
Para los referentes de la industria publicitaria actual, don Enrique Biedermann es uno de los padres de la publicidad en el país. Se dedicó de lleno al sector desde los años 50, junto a otros pioneros como César Riquelme Aguirre, dueño de R Publicidad, probablemente la primera agencia publicitaria del país, inaugurada en 1943. También aparecen otros apellidos que dieron vida a la publicidad en el país como Vladimir Lizan, Daniel Nasta, Sara Musi Carísimo y Aníbal Romero Sanabria, según un homenaje realizado por el Círculo de Creativos del Paraguay en el 2003.
CERRO PORTEÑO, ESA PASIÓN
Enrique Biedermann es el nieto con la mochila más pesada, quizás por llevar el nombre mismo. Sin embargo, lo asimila como un gran desafío y habla de que una de las grandes cosas que dejó su abuelo como herencia fue la semilla azulgrana en el corazón de la familia Biedermann.
“Podemos decir que mi abuela le hizo hincha de Cerro, pero después él se volvió mucho más fanático y por supuesto que hizo que todos nosotros seamos hinchas de Cerro”, explica Enrique.
Cuenta don Hugo que su padre pensaba en algún momento ser dirigente del club, pero que finalmente no alcanzó porque no tenía realmente tiempo. En ese sentido, su nieto, Enrique, sí llegó a formar parte de la dirigencia del club de Barrio Obrero. “En el 89 realmente me enchufó a mí formar parte de la directiva”, recuerda con una sonrisa don Hugo.
Los hijos, los nietos y hasta los bisnietos portan también la bandera azulgrana. Es casi, a estas alturas, como una tradición familiar.
CHIQUITUNGA, LA COMPAÑERA DE VIDA
“No puede haber un hombre bueno si no tiene una mujer buena a su lado y viceversa”, dice don Hugo, haciendo referencia a doña Chiquitunga Montaner, su madre y esposa de toda la vida de don Enrique. Y todos los nietos se muestran de acuerdo con esa aseveración. Para Hugo, doña Chiquitunga era una parte inseparable de don Enrique. Es decir, una pareja que forjó todo lo que hoy vino para la familia que tienen.
Además de transferirle el amor por Cerro Porteño, doña Chiquitunga fue sostén de don Enrique, amiga y compañera de toda su vida. Se casaron un año antes de que se fundara la agencia de publicidad, en 1953, y desde ese momento estuvieron juntos, en todo momento.
“Yo no sé si papá iba a llegar hasta donde llegó si mamá no era su esposa”, dice Hugo y agrega: “Cuando las cosas no iban bien, porque no todo era feliz en la vida, ella siempre le apuntalaba, le levantaba”.

Los sábados de tarde, el juego de la generala era sagrado para don Enrique y un mínimo e íntimo grupo de amigos. Se juntaban en su casa y se escapaban de todo en esas horas de juntata con sus amigos de siempre.
En el recuerdo cariñoso de don Hugo está por ejemplo las veces que doña Chiquitunga se enojaba por las horas que su padre se pasaba en estos encuentros. Eran quizás, los únicos momentos en el que el hombre no estaba pensando en el trabajo. “Mirá, eso sí que era absolutamente sagrado, no había forma de que ese encuentro se pueda suspender. No había fuerza mayor”, expone Hugo.
“Creo que uno de los días más felices de su vida habrá sido cuando hubo cable en Paraguay porque veía fútbol de todos lados”, dice Enrique, el nieto. El hijo de Enrique, el primer bisnieto de don Enrique, compartió momentos con él que eran del abuelo. “Había actividad en su escuela. Él se iba a ver a su bisnieto. Quería ir a algún lado, él le acompañaba, esa conexión con sus nietos mantuvo incluso con el primer bisnieto que tuvo”, dice Hugo.
Otro recuerdo de los nietos son las siestas infaltables de don Enrique. A pesar de que no faltaba un día a la oficina, eran algo religioso las siestas para ir a la casa, al almuerzo con doña Chiquitunga y quizás una pequeña siesta reparadora. “Él con 15 o 20 minutos quizás ya estaba hecho y volvía como para seguir”, dice Sandra. “Por ahí, hasta ni siquiera ya era una cuestión de ir a dormir, sino la costh2>BREVE RESEÑAmamá”, razona don Hugo.

“Cuando uno ve que tanta gente lo quería, que tanta gente lo respetaba, entonces uno se da cuenta que hizo un buen trabajo, que hizo bien las cosas como ser humano”, expone don Hugo, en referencia a las muestras de aprecio y cariño que le llegan de todos lados en cada aniversario de la publicitaria, que cumplió este mes 65 años.
En una de las oficinas de Biedermann, a lo alto de la torre y con una vista privilegiada de lo hermosa que se ve –desde este lugar– Asunción, hay una máquina de escribir que usaba don Enrique en sus tiempos, para hacer sus notas, sus pedidos, para proyectar sus ideas. En el papel atascado, un mensaje escrito con esa máquina y que era de cabecera de don Enrique Biedermann:
“Lo único constante es el cambio”.
BREVE RESEÑA
Don Enrique Biedermann, hijo de Josep Biedermann y de Margareth Lowe, nació en Alemania y llegó a Paraguay en 1936. Tuvo cinco hermanos y una hermana. La familia Biedermann salió de Europa con destino a Buenos Aires, pero la humedad y el frío de la capital argentina no fueron del agrado principalmente del padre, por lo que, tras finalizar la Guerra del Chaco entre Paraguay y Bolivia, probó suerte en nuestro país.
Siendo muy joven, don Enrique inició su carrera como locutor de radio, en principio, donde justamente conoció el mundo de la publicidad. A los 19 años decidió adoptar la nacionalidad paraguaya. Se casó a los 25 años con Chiquitunga Montaner y un año después fundó su propia empresa de publicidad, que hoy día sigue vigente y en manos de sus hijos y nietos, Biedermann Publicidad. Tuvo tres hijos: Hugo, Carlos Jorge y Walter.
Don Enrique fue presidente del Centro de Regulación, Normas y Estudios de la Comunicación (Cerneco) y durante muchos años llevó adelante programas de música nacional en diferentes radios. Durante el gobierno de Juan Carlos Wasmosy (1993-1998) fue condecorado con la Orden Nacional al Mérito Gran Maestre. Con su agencia publicitaria recibió decenas de reconocimientos y premios.
El 20 de mayo del 2012, a los 83 años, don Enrique Biedermann Lowe falleció cuando estaba durmiendo en su casa.
“Y me enamoré en Paraguay”: guatemalteco dejó su corazón en la tierra guaraní
El destino tiene maneras curiosas de enlazar vidas y corazones. Así le ocurrió a Paco Guzmán Trujillo, un joven abogado y poeta guatemalteco que llegó a Paraguay sin imaginar que, en pocos días, su alma quedaría atrapada en esta tierra guaraní.
Invitado a participar en el Curso Internacional sobre Derechos Humanos y Cumplimiento de las Sentencias de la Corte Internacional de Derechos Humanos, Otmar Francisco -más conocido como Paco Guzmán Trujillo- llegó a Asunción con la mente enfocada en el aprendizaje, pero el encanto de la capital paraguaya y su gente le dejaron una huella profunda. Tras dos meses de aprendizaje virtual, la semana del 5 al 9 de mayo marcó su esperado encuentro presencial en las instalaciones del BCP.
Este viaje académico se convirtió en una experiencia transformadora, que inspiró al poeta a plasmar sus emociones en palabras. Así nació “Y me enamoré en Paraguay”, un poema que refleja su conexión espontánea y genuina con el país.
Y me enamoré en Paraguay
Y si de repente nos vemos. Y nos encontramos por ahí. Y me gustas un poco. Y tal vez me gustas mucho. Y si vamos al centro. Y nos tomamos la mano. Y te robo un beso. Y me robas el corazón.
Ya no me quiero ir aunque sí extraño mi casa, pero tengo adentro este sentimiento extraño.
Estoy tratando mucho de escribir algo que me salga del alma para callar la voz tuya que me quedó grabada.
Curioso el destino que nos puso en el camino… Nos hizo cruzarnos para luego abrazarnos el alma.
Abrázame otra vez que ya me tengo que ir. Al llegar podré decir: Y me enamoré en Paraguay.
Paco Guzmán Trujillo
El guatemalteco nacido en Petén, el departamento más grande de Guatemala, en 1992, es abogado y notario, además de realizador de podcasting y amante de la poesía. En 2024 publicó “Versos para justificar mi ausencia”, que está disponible en Amazon en versión física y digital.
Desde Guatemala accedió a una entrevista con Hoy Digital. “Me llena de alegría, me hace sentir muy bien, y, a pesar de casi los más de 6000 km de distancia, sigo sintiendo esa calidad del país y me alegra que hayan recibido el poema con tanto cariño”, refirió.
-¿Tenías alguna expectativa sobre Paraguay antes de llegar? ¿Qué conocías o sabías de antemano de nuestro país?
-No, no tenía ninguna expectativa en particular, yo iba a una actividad académica y lo que yo sabía hasta ese momento era lo que nos enseñan en la clase de geografía: que Paraguay está en Sudamérica y que su capital es la Asunción, pero por supuesto que me emocionaba muchísimo la idea de conocer el país y de verdad que quedé encantado.
-¿Cuál fue tu primera impresión al pisar suelo paraguayo y qué fue lo que más te gustó?
-Mi primera impresión fue el clima, que lo sentí como en casa, muy parecido al Petén, que es el departamento de donde yo soy acá en Guatemala. Pero la segunda impresión fue que me enteré de que estaban en otoño y estaban casi entrando en invierno y pues, el clima de su otoño-invierno es el clima que nos hace a nosotros en verano, entonces fue sorprendente.
Al llegar, lo que más me gustó fue ver muy de cerca el río Paraguay; de hecho, cuando estaba por aterrizar el avión, se ve maravilloso desde el cielo también.
-¿Hay algún rincón o lugar de Paraguay que se haya convertido en tu favorito?
-Qué pregunta tan complicada. Paraguay tiene lugares hermosísimos y también lugares muy interesantes por la historia que nos cuentan, pero en este momento es muy difícil que pueda decir que tengo un lugar favorito porque hay muchos lugares con los que quedé encantado y muchos lugares de los que voy a tener por siempre muy gratos recuerdos. Entonces es muy complicado decir que tengo un lugar o un rincón favorito en Paraguay, el país está hermoso en su totalidad.
-¿En qué momento sentiste que Paraguay había conquistado tu corazón?
-Esta pregunta todavía es más difícil de responder. Es muy complicado porque, por un lado está el momento en el que decidí escribir el poema, y por otro lado, el momento en el que sentí toda esa nostalgia de tener que volver a mi país y dejar a tantos amigos y tantas amigas con los que compartimos una semana en la actividad académica y a quienes les tomé muchísimo cariño porque nos trataron tan bien, nos recibieron de una forma tan cálida. Lo importante aquí es que Paraguay definitivamente me conquistó.
-¿Pensás volver a Paraguay en el futuro?
-Quedé tan maravillado de Paraguay que quisiera volver en el futuro. Probar el tereré, el mbeju, la chipa guazú, el payagua mascada. ¡Uf! Tantísima comida típica, deliciosa, que hacen ustedes allá, una gastronomía muy amplia, muy desarrollada, muy deliciosa, muy variada también. Quedé encantadísimo. Paraguay es un país que enamora, entonces, por supuesto que espero que la vida me dé la oportunidad de volver a Paraguay.
-¿Qué mensaje te gustaría enviar a los paraguayos que te recibieron con los brazos abiertos?
-Que tienen un país hermoso, una cultura que enamora, que de verdad da envidia ver cómo todos y todas se comunican en guaraní o en jopara. De verdad es tan bonito ver cómo están tan orgullosos de su tierra guaraní. Eso es algo que definitivamente no tiene precio. Es algo tan valioso e importante y es lo que a ustedes les ha permitido resistir los embates de su historia. Decirles que me vine con Paraguay en el corazón, pero también una parte de mi corazón se quedó en Paraguay.
Paco Guzmán Trujillo se despidió con la promesa de regresar y felicitando a todo el pueblo paraguayo. “Les extiendo un cálido y fraterno abrazo al Paraguay, a su gente, a quienes felicito por sus fiestas de independencia y con mucho cariño les he dejado un poema con alma y acento paraguayo. Desde Guatemala un enorme y fraterno abrazo hasta Paraguay”, cerró la entrevista.
Ser mamá y trabajar: muchas mujeres niegan a sus hijos para acceder a un puesto laboral
Convertirse en madre, de por sí es un gran desafío para las mujeres, en varios aspectos, pero la situación se vuelve aún más estresante cuando se busca sobresalir profesionalmente y hay que dar el primer paso: buscar trabajo. Según expertos, muchas no logran acceder a un puesto laboral cuando mencionan que son mamás, por lo que recurren a negar a sus hijos para que se dé la oportunidad.
Ser madre no es una tarea fácil, intentar lidiar con las actividades personales, el estrés, el cansancio y las expectativas que el entorno coloca sobre una mujer con hijo, conlleva una enorme responsabilidad que muchas veces genera frustraciones. A toda esta situación se suma otra realidad, el trabajo.
Según el especialista en empleo, Enrique López Arce, las madres son las que más buscan trabajo y, de hecho, son las que más trabajan, sin embargo, se exponen a un montón obstáculos, uno de ellos, la discriminación.
Para López Arce, las empresas que buscan contratar y entrevistan a las mujeres, generan preguntas que terminan siendo inapropiadas y que, en realidad, no determinan la capacidad de la persona para el puesto vacante, una de ellas: ¿tenés hijos?
“Todo empieza luego cuando la mujer joven se va a las entrevistas laborales y le hacen preguntas indiscretas, si quieren tener hijos próximamente y demás, cosas que no se debe hacer”, expresó Arce a los medios de prensa.
El especialista en empleo indicó que esta práctica por parte de las empresas comenzó a ser más frecuente debido a que existen madres que abusan con los pedidos de permisos, con la excusa de que los hijos enfermaron o de las actividades escolares.
Esa situación incomoda a la mujer que, ya en medio de los nervios por la entrevista de trabajo, debe mentir y negar a su hijo con la vaga esperanza de que ese puesto de trabajo sí se le dé.
“Cuando tienen hijos, en las entrevistas laborales, ellas sienten que, al decir que tienen hijos, la entrevistadora le cambia la cara, me cuentan” , agregó.
Arce detalló que, según los últimos registros, existen 1.387.300 madres en el país, de las cuales, el 60% tiene una ocupación, mientras que el resto es jefa de hogar.
Pidió a las empresas que implementen políticas inclusivas a favor de las madres paraguayas, para que más mujeres puedan tener la oportunidad de un empleo digno.
Emplea Py: el incentivo para que las empresas contraten a jóvenes
El nuevo programa que pone en marcha el Ejecutivo, Emplea Py, pretende solucionar el problema de las personas jóvenes que no consiguen trabajo a causa de la inexperiencia. ¿El método? Un incentivo financiero de parte del Estado hacia las empresas. Revisamos en qué consiste.
Según los datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) del año 2024, los jóvenes de entre 15 y 29 años representan aproximadamente el 25,4% de la población total del país, y representan el 34,3% de la población se encuentra en edad de trabajar (15 años y más), lo que equivale a un total de 1.502.704 personas jóvenes; de este total, el 56,9% se encuentra ocupado (854.700), el 35,7% está fuera del mercado laboral (537.116), mientras que el 11,5% se encuentra desocupado (110.888).
La elevada informalidad laboral que registra el país se agudiza en la población juvenil, afectando a aproximadamente 6 de cada 10 trabajadores jóvenes, con una tasa de informalidad del 64%.
El programa Emplea Py Joven tendrá como objetivo formalizar a 10.000 jóvenes, mediante un importante incentivo a las empresas formales para la contratación de los mismos. Será a través de este esquema:
El Estado asumirá buena parte de los aportes del IPS durante 8 a 12 meses de contrato, con un salario que no podrá ser inferior al mínimo legal. Además, el vínculo deberá ser de menos de 8 meses.
El SNPP o Sinafocal ofrecerán una capacitación técnica de al menos 60 horas respecto al área de trabajo. Cualquiera de las entidades presentarán las propuestas formativas correspondientes y podrán ejecutar los cursos en la sede de la empresa, siempre que exista un grupo mínimo de veinticinco (25) trabajadores inscritos. En caso de no alcanzar dicho número, la capacitación se desarrollará en sedes habilitadas o mediante modalidad virtual, según corresponda.
DISTRIBUCIÓN DE LOS PORCENTAJES
El subsidio del Estado cubrirá hasta el 18 % de toda la contribución a la seguridad social y se distribuirá de la siguiente manera: 14 % del aporte patronal y 4 % del aporte obrero. Con esto, el empleador se encargará solamente del 2,5 % restante, con lo que se completa el 25, 5 % que exige la legislación.
Esta vinculación entre los beneficiarios del programa Emplea Py Joven y las empresas interesadas, será exclusivamente a través de la plataforma pública Emplea Py, que se encargará de corroborar el cumplimiento de los requisitos y dará prioridad a postulantes en situación de vulnerabilidad, todo esto, a solicitud de la empresa, que es la que debe pedir acceder a los beneficios del programa.
La asistencia no será entregada directamente a los beneficiarios ni a las empresas, sino transferida mensualmente por el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTESS) al Instituto de Previsión Social (IPS).
Para que el beneficio sea ejecutable, la empresa deberá registrar en la nómina del Instituto de Previsión Social (IPS) al trabajador o los trabajadores contratados como beneficiarios del Programa desde el primer día de ingreso al establecimiento. A mes vencido, y conforme al calendario de pagos del IPS, deberá ingresar las cotizaciones al seguro social obligatorio, conforme a las proporciones dispuestas en el Programa, sobre la base del salario declarado.
¿DE DÓNDE SALDRÁN LOS FONDOS QUE PONDRÁ EL ESTADO?
Son recursos ya existentes provenientes del aporte patronal establecido por ley, según informó el Ejecutivo. Esto evita un impacto fiscal adicional y garantiza su sostenibilidad y viabilidad en el tiempo.
Se financiará con fondos provenientes del 1% de la contribución patronal establecida originalmente por la Ley N° 1265/1987 y redireccionada mediante la Ley N° 1652/2000, modificada por la Ley N° 6701/2020 y su Decreto Reglamentario N° 5130/2021. Esta normativa establece la redistribución de dicho aporte de la siguiente forma:
• 66% al Servicio Nacional de Promoción Profesional (SNPP),
• 22% al Sistema Nacional de Formación y Capacitación Laboral (SINAFOCAL),
• 12% al Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social (MTESS).
Los fondos del MTESS y SINAFOCAL serán utilizados para cubrir los aportes a la seguridad social de los beneficiarios del programa, incluyendo:
• 14% del aporte patronal al Instituto de Previsión Social (IPS).
• 4% del aporte obrero.
• Hasta un tope del 35% del salario mínimo legal vigente