“Esa noche me salvé de milagro”: relato de una mujer, víctima de intento de feminicidio

Bajo engaños fue a la casa de su exnovio, con quien terminó porque era sumamente violento y muy celoso. Su intención era la de retomar la relación, pero todo dio un giro inesperado.


Fuente: Carol Salinas

“Era una noche de abril del año 2016 cuando casi perdí la vida en manos de un hombre que no aceptaba el fin del intento de relación que tuvimos”, así comenzó su relato María, su seudónimo, ya que prefiere mantener el anonimato para contar la historia que le marcó la vida para siempre.

Fue bajo engaños, supuestamente esa noche estarían más amigos, ya que Mario (nombre ficticio del agresor) realizó una cena en su casa ubicada en Capiatá, a varias cuadras del Hospital de Acosta Ñu. Todo fue una trampa para que ella acceda hablar con él, porque desde enero de ese año ya no tenían ningún tipo de contacto. Ella lo dejó por sus celos enfermizos y porque siempre fue violento.

“Al llegar a la casa lo veo solo a él, le pregunté dónde estaban los demás y me dijo que era una cena sorpresa de reconciliación. En ese momento sentí un nudo en la garganta y en el estómago, mi intuición me pedía a gritos que saliera de ahí, pero me quedé. Perdonarme por esa decisión me llevó años de mucho dolor, me odié tanto porque no hice caso a las señales”, contó en contacto con HOY/Nación Media.

La cena que Mario preparó fue un asado, tenía el cuchillo y el tenedor del asador, lo que la alertó. Cuando ya estaba toda cocinada, invitó a María a pasar dentro de la casa. En todo momento se quedó cerca de la puerta – en caso de que deba escapar y sus cosas los dejó también en ese lugar – pero éste insistió en que lo hagan en su pieza.

“Primera señal, mi mente me dijo ‘oh oh, chica no entres’ pero logró convencerme, no sé si por miedo o que, ya que tenía un enorme cuchillo en la mano y pedía a Dios ‘por favor que no me apuñale”.

Todo iba tranquilamente, hasta que él le preguntó si tuvo algún tipo de amorío con un amigo en común. Ella lo negó y esto lo puso nervioso, volvió a preguntarle y María lo volvió a negar. Por qué admitiría algo que nunca ocurrió, esto fue la segunda señal, dijo María.

“Cuando le volví a decir que no, se levantó y cerró con llave la puerta, me apuntó con el cuchillo y me dijo ‘te voy a matar’. Me tiró al piso, puso una de sus rodillas sobre mi estómago y el otro sobre mi pecho, con una mano me agarró del cuello y con la otra me agarraba el puñal con el que me iba a clavar. Fue horrible, lloraba y le pedía por favor que se calme, pero solo decía que me iba a matar”, relató.

María sintió que esa noche moriría, en ese momento se le vino la imagen de su hija – que en ese entonces tenía 8 años -, la de sus padres y toda su vida, sus sueños, y lo que vivió ese viernes. Nada parecía detenerlo en su cometido: la de asesinarla. Le jugó una puñalada y ella por inercia, intentó agarrar el cuchillo lo que le produjo un corte. Al brotar la sangre de la mano hizo que Mario se levantara.

“Creo que la sangre lo asustó, se paró pero seguía apuntándome con el puñal. Ahí pasó algo, una intervención divina, porque simplemente me calmé y escuché voces en mi mente que yo le repetía a él. Mario temblaba de los nervios, estaba poseído y parecía un demonio, pero al oírme también se calmó. Me acerqué lentamente a él, le saqué el cuchillo y me abrazó, se arrodilló y me pidió desconsoladamente perdón”, dijo.

Ella trató de contenerlo, porque quería que abra la puerta para poder correr y pedir ayuda, aún no estaba segura. Mario lo hizo, la llevó a la cocina para detener la sangre y buscó con qué hacerlo. Ahí vio la oportunidad de escapar, agarró sus cosas y comenzó a correr.

“Corrí con todas mis fuerzas, sin mirar atrás. Gritó mi nombre y agarró su motocicleta para alcanzarme, pero fui por otro camino. Al llegar cerca del Hospital de Acosta Ñu, entré a una farmacia para pedirle que me cure, luego pedí un taxi para ir a mi casa. Llegué en estado de shock, no hablé con nadie de esto, solo abracé a mi hija y me eché a llorar diciéndole lo mucho que la amaba. Esa noche me salvé de milagro”.

Los días siguientes a María le invadió un miedo terrible, tuvo pesadillas por mucho tiempo, se sentía insegura y pensaba que él la seguía adonde quiera que iba. No hizo la denuncia, ella solo quería continuar con su vida y sanar todas las heridas que le dejó esa traumática noche. Tampoco quiso contarle a nadie por miedo a que la juzguen y la condenen, o le reclamen su actuar, hecho que no necesitaba. Mario no la volvió a buscar, no lo intentó porque, según le contaron sus amigos, no quería ir a la cárcel.

SANANDO HERIDAS

“La cicatriz en la mano me recuerda lo que pudo haber sido y no fue, porque Dios y las oraciones de mi mamá me salvaron esa noche. La herida sanó mucho más rápido de la que quedó en mi alma. Me llevó años trabajarlo y aprender a soltar, pero lo más importante, como dije al inicio: perdonarme a mí misma y perdonarlo a él”.

A seis años de ese episodio, ya no le duele tanto ni tiene pesadillas, pero aprendió una valiosa lección: a irse a la primera cuando ve una señal de peligro y a escuchar a su intuición.

“Pude haber sido una más de la cifra de feminicidios del 2016. Solo después dimensioné lo que realmente pasó y de lo que me salvé. A las mujeres les digo, pidan ayuda, hablen, griten, pero no se queden calladas, porque ningún hombre vale más que tu vida. Siempre hay una salida y siempre habrán personas que estarán para ayudarte”, puntualizó.

Hoy por hoy, María se siente bendecida y protegida, disfruta de su familia, de su hija y de su vida.

“Quiero que mi historia sirva para alguien. Si tus amigos, familiares o tu voz interior te dicen que no es para vos, que no vayas, tienen toda la razón. Aprender a identificar las señales desde un principio salva vidas. Ni una menos en Paraguay, que tu familia no se quede con el dolor de perderte por un hombre que no respeta su vida ni la de nadie, porque no somos objetos ni cosas, tampoco pertenencia de alguien”, finalizó.

La educación cívica como herramienta para corregir la vida política

La educación cívica busca preparar a los ciudadanos para impulsar el desarrollo de la sociedad y reclamar los espacios de decisión que, a entender de Isócrates, debían quedar en poder de los mejores preparados, y no siempre a merced de los más votados y/o populares.

Por Gonzalo Cáceres-periodista

En diferentes momentos y en diferentes lugares, la educación cívica adoptó diversas formas y enfoques, reflejando las necesidades y valores específicos de cada sociedad. Sin embargo, su propósito fundamental ha sido siempre el mismo: promover una ciudadanía activa, informada y comprometida con el bienestar de la comunidad y el respeto por los derechos y la justicia.

La educación cívica tiene sus raíces en la antigua Grecia, donde se valoraba la participación de los ciudadanos en los asuntos públicos, especialmente con Isócrates, su principal referente.

¿QUIÉN FUE ISÓCRATES?

Isócrates fue un destacado orador y educador griego cuya influencia perdura a lo largo de los siglos. Su larga vida (436 a.C.-338 a.C.) atestigua una época bastante convulsa de su natal Atenas como de los conflictos entre las ciudades-Estado de Grecia y el enfrentamiento con el Imperio Persa, cuando apenas se veían superadas las guerras Médicas (492 a.C.-449 a.C.).

Este gran pensador se enmarcó en un ideal democrático diferente a las concepciones más directas de las que se practicaban en su tiempo. Aunque apoyaba el concepto general de la democracia (como forma de gobierno), tenía reservas sobre la forma en que se llevaba a cabo en la práctica, por lo que abogaba por una ‘versión’ modificada y más equilibrada del sistema democrático.

CIVISMO

Isócrates creía en la palabra como “transformadora” del régimen político y puso por delante la razón en lugar de la fuerza, porque el “punto crucial para mejorar a una sociedad” es la educación y, en especial, “la educación cívica como vía para recuperar y fortalecer a la democracia”.

Es por ello que se dedicó fervientemente a la enseñanza de la retórica y la formación de líderes, esmerándose en su instrucción para que estos puedan expresar sus ideas y opiniones con claridad, en pro de influir en la toma de decisiones y, así, promover el bienestar común de la sociedad, a través de la participación.

Y marcó distancia de los sofistas, que a menudo enseñaban retórica con fines lucrativos, al sostenerse adrede en ciertos argumentos sin necesariamente basarse en la verdad o la moralidad. Al contrario, Isócrates dotó a su método pedagógico de un componente moral y ético, con el fin de inculcar virtudes cívicas como la justicia, la tolerancia y la moderación.

Su oratoria más suave, en contraposición a los estilos más agresivos y confrontacionales de otros oradores contemporáneos como Demóstenes, se centró en el arte de la persuasión, la práctica de la escritura y análisis de otros modelos de discurso.

IDEAL DEMOCRÁTICO

Isócrates evitó involucrarse en la vida política y, de una manera práctica, mantuvo una postura mesurada para, consecuentemente, tener voz ante la celosa élite de la Atenas clásica.

Se alineó con un ‘tipo’ de democracia en la que los ciudadanos estuvieran educados -y comprometidos- con el bien común. No creía en una “democracia directa” en la que las decisiones se tomasen exclusivamente mediante votaciones populares, ya que podría haber tendencias a la demagogia y la manipulación de masas por parte de líderes carismáticos (no necesariamente sabios o éticos).

No rechazaba por completo las votaciones o la participación ciudadana, pero creía que una “democracia efectiva” requería un equilibrio entre la participación popular y el liderazgo experto.

“Los estadistas que hicieron grande a esta ciudad no eran gente de la calaña de los actuales demagogos y agitadores. Fueron hombres de elevada cultura y espíritu superior los que expulsaron a los tiranos e instauraron la democracia y los que luego vencieron a los bárbaros y unificaron a los griegos liberados bajo la dirección de Atenas”, escribió.

Isócrates fue contra las tiranías “donde una sola persona habla y las demás callan” y apeló al corte de las democracias porque “todos los hombres hablan y todos escuchan”. Dio cuenta de que “la democracia es ante todo una forma de discurso que no puede ser monopolizado por alguna persona en específico”, que ese discurso “sólo puede ser aprendido en medio de muchas voces”.

Pero también apuntó contra los “ciudadanos indiferentes” y “poco instruidos en los asuntos públicos”, que en momentos de agitación y ante la carencia de una educación cívica adecuada “viran al extremo opuesto” (fanatismo). “Son presa de los demagogos o de movimientos radicales que proclaman, precisamente, la dictadura revolucionaria”, escribió.

Un punto fundamental entre sus argumentos fue la promoción del buen gobierno democrático como subordinación a la ley, la honestidad, la formación de una conciencia social, el respeto por los bienes ajenos, la rendición de cuentas, la sobriedad en las costumbres, entre otros. Estos generarían las condiciones ideales para la prosperidad, porque de lo contrario, solo habría inestabilidad, indiferencia y pobreza.

“La pobreza envilece al pueblo. Lo transforma en una masa vulnerable. Esa masa empobrecida y sumida en la ignorancia es proclive a ser manipulada por los charlatanes. Hacen leva de ella diciéndole lo que quiere oír, no lo que debe escuchar. Son los ‘lobos con piel de oveja’ que al final terminan sojuzgando al mismo pueblo que los elevó al poder”, escribió.

Discípulo de los sofistas Gorgias y Proágoras, Isócrates estableció su propia escuela, a la que atrajo a numerosos estudiantes, muchos de los cuales pertenecían a las familias más adineradas y quienes llegaron a desempeñar roles importantes en la política de la época. Instó a los mismos a “practicar sus derechos” y a no temer a “las libertades para que sean reales” y “no se queden en simples pronunciamientos”; ser “parte de la koiné (la vida pública) y no quedarse arrinconados en la idia (la vida privada)”; actuar “con base en la razón y no ser arrastrado por las pasiones”.

Entre sus alumnos sobresale Timoteo, prominente general, Nicocles, rey de Salamina y Chipre, y dos grandes historiadores: Ephorus, quien escribió una historia universal, y Theopompus, quien escribió la historia de Filipo II de Macedonia (padre de Alejandro Magno).

El legado de Isócrates repercute en la tradición intelectual occidental. Sus obras llenan todos los requisitos para ser enlistadas dentro de los grandes libros de filosofía política y de educación. Algunos de sus discursos más famosos incluyen “Panegírico”, “Areópago” y “Para Nicocles”.

Isócrates nos lo dejó bien claro: la educación cívica y la democracia van de la mano; uno no puede ser sin el otro. Un gobierno que se crea ‘del pueblo’ jamás será ejercido con eficiencia por quienes carecen de la formación necesaria como para anteponer el bien común a sus propios intereses.

Domingo de Ramos y pindo karai: una tradición que combina la fe y la convivencia familiar

Trenzados en ramos de forma artesanal y adornados con romero, ruda y el color lila de la siempreviva (Ghomprena globosa), el “Pindo Karai” (palma en el idioma guaraní) copan este Domingo de Ramos, uno de los festejos más tradicionales que da inicio a la Semana Santa paraguaya.

El Domingo de Ramos es una celebración religiosa profundamente arraigada en la tradición y la cultura del país, marcando el inicio de la Semana Santa con solemnidad y devoción. Durante esta festividad, se conmemora la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, donde fue recibido con ramas de palma y aclamaciones de “Hosanna”, en los días previos a su crucifixión y muerte.

Una de las principales costumbres durante el Domingo de Ramos (y días previos) es la elaboración de los pindo, los cuales son bendecidos en las iglesias y luego llevados en procesión o colocados en los hogares como símbolo de protección y bendición.

Las iglesias suelen estar adornadas con palmas, flores y otros elementos simbólicos para recibir a los fieles que acuden a las misas especiales dedicadas al Domingo de Ramos. Durante la liturgia, se recuerda la Pasión de Cristo y se reflexiona sobre el sacrificio redentor que culminará en la celebración de la Pascua.

Además de las ceremonias religiosas, el Domingo de Ramos en Paraguay también se vive en un ambiente festivo y familiar.

EN PANDEMIA

Vale recordar que, esta tradición se interrumpió en parte hace cuatro años, en el contexto de la pandemia que obligó en su momento a millones de personas en todo el mundo a permanecer en sus hogares, sin posibilidad de participar de ninguna celebración litúrgica.

En el 2020, el Domingo de Ramos se vivió de una manera distinta en Paraguay, con los templos católicos cerrados al público y la participación de los fieles en la misa a través de las transmisiones en radio, televisión o redes sociales (principalmente Facebook).

Así también, varios sacerdotes y obispos se ingeniaron para llegar hasta los fieles. En algunas parroquias, los curas optaron por salir a las calles y realizar la tradicional bendición del “pindo karai” casa por casa, a fin de evitar la aglomeración de personas y dando cumplimiento a la cuarentena. Uno de ellos fue el padre Miguel Ángel Castro, de la parroquia Santa Catalina de Fernando de la Mora. Otro fue el arzobispo de Asunción, Monseñor Edmundo Valenzuela.

De esa situación, cuando reinaba la incertidumbre, la preocupación, pero la fe seguía intacta, quedaron anécdotas como ese peculiar Domingo de Ramos. Hoy, miles de familias paraguayas se vuelcan en alegría a las iglesias para participar de la celebración religiosa que combina la fe, la tradición y la convivencia en torno a una festividad que marca en esta jornada el inicio de una Semana Santa llena de reflexión, recogimiento y esperanza para los creyentes.

El Niño va cediendo en la región y La Niña podría empezar a manifestarse en agosto

Pese a que los pronósticos indicaban que el fenómeno de El Niño podría tener una evolución intensa en el país, desde la Dirección de Meteorología e Hidrología afirman que su intensidad fue moderada. Alcanzó su máximo nivel en octubre y noviembre del año pasado, pero comenzó a ceder desde diciembre. Actualmente, está camino a una etapa de transición donde, en un 80% de probabilidad, La Niña ingresaría a robar protagonismo en la región.

En noviembre de 2023, Meteorología proyectaba que El Niño iba a presentarse con una calificación que pasaría de moderada a fuerte en enero de este año, pues, las lluvias intensas, tornados, inundaciones y crecida de los ríos en varias zonas de la región, daban todas las señales.

El Lic. Carlos Salinas, gerente de Climatología, explicó que, el niño rozó los valores de fuerte entre octubre y noviembre del año pasado, meses donde alcanzó la intensidad máxima, pero siempre presentó una calificación moderada.

“Ese fue el momento en donde se llegó a la intensidad máxima rozando los valores de fuerte. Podemos considerar al Niño como moderado. En este momento los índices ya están descendiendo y nos muestrna que ya está cediendo y está camino a pasar a una etapa denominada neutral”, comentó el Lic. Salinas en conversación con HOY/Nación Media.

De acuerdo a sus declaraciones, la fase neutral es un periodo de transición en el que, los valores de los índices indican que podría pasarse de un fenómeno a otro, es decir, El Niño comienza a apagarse y comienza a dar paso a La Niña.

Agregó que, El Niño se manifestó con mayor intensidad por la zona del centro, sur y este de la Región Oriental, siendo Misiones, Itapúa y Alto Paraná algunos de los departamentos más golpeados.

El gerente de climatología, al ser consultado sobre si el comportamiento actual del clima, la falta de precipitaciones y el intenso calor de los últimos días, guardan relación con la fase neutral, explicó que, todas las manifestaciones todavía corresponden a El Niño.

“No está comprobado que el fenómeno El Niño esté asociado a la sequía en la región. En lo que respecta a Paraguay, las consecuencias del El Niño están más bien asociadas a precipitaciones por encima de lo normal”, agregó.

FASE NEUTRAL Y LA NIÑA

La fase neutral, es decir, el periodo de transición y finalización de El Niño se daría entre los meses de abril, mayo y junio. Salinas sostuvo que cualquier evento climático que se presente en ese tiempo, no se podría atribuir ni a El Niño ni a La Niña.

“A partir de julio, agosto y septiembre recién estamos esperando que sea un fenómeno de La Niña. Hay altas probabilidades. Hay 80% de probabilidad”, agregó el gerente.

Por un lado, El Niño es un fenómeno natural que tiene su origen en el océano Pacífico tropical y trae temperaturas de la superficie del mar más cálidas que lo normal. En tanto, La Niña se origina en el mismo lugar, pero presenta condiciones más frías.

Para el gerente de Climatología, es improbable que La Niña se origine, según indican en los pronósticos, pero si se manifiesta, tendría una duración de 12 meses.