La violencia: su origen, desarrollo e impacto (Parte I)

Según el concepto, la violencia es el uso intencional de la fuerza física o el poder real como amenaza contra uno mismo, una persona, grupo o comunidad que tiene como resultado la probabilidad de daño psicológico, lesiones, la muerte, privación o mal desarrollo. Conocer su origen es sumamente importante a fin de ayudar y tratar a la persona que padece este tipo de conducta aprendida.

La violencia tiene grandes consecuencias tanto en lo social como en la salud de las personas, además provoca la muerte de hombres, mujeres y niños.

Un componente importante es que la exposición a la violencia puede aumentar el riesgo de fumar, consumir alcohol o uso de drogas; de sufrir enfermedades mentales o tendencia al suicidio; así como enfermedades crónicas como enfermedades del corazón, diabetes o cáncer; enfermedades infecciosas como el VIH y problemas sociales como el crimen o más violencia, según la publicación de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

¿GENÉTICA O CONDUCTA APRENDIDA?

A todo lo mencionado anteriormente, surgen los siguientes cuestionamientos: ¿Los seres humanos somos agresivos por naturaleza o es un conjunto de patrones de conducta que se forma a según su formación, el entorno donde se desarrolla o lo que aprende desde la infancia? ¿Dónde nace la violencia?

La psicóloga forense del Ministerio de la Defensa Pública, Alma Segovia respondió que, antes que nada, hay que comprender que una cosa es el uso de la fuerza en pos de la supervivencia y la evolución, y otra muy distinta es la aplicación de la crueldad a sangre fría, de la furia, del odio y de la maldad por puro placer o de la violencia por la violencia misma, sin ningún tipo de justificación o pretexto.

Si la violencia hacia los desconocidos difícilmente se pueda entender, menos aún se comprende la violencia entre los miembros de una misma familia. Podría decirse, que la violencia humana tiene su origen en aspectos culturales o más concretamente, tiene sus raíces en los conocimientos, tradiciones, usos y costumbres de los pueblos, quizá desde hace miles de años.

Si efectivamente la violencia tiene su componente hereditario o genético y que se manifiesta como instinto de sobrevivencia, también habremos de reconocer su componente cultural. Las conductas violentas o sus distintas manifestaciones se aprenden, y muchas de ellas, en el seno de la familia. Si al encuentro con la violencia desde temprana edad le agregamos la influencia de los medios masivos de comunicación, del cine y los videos que promueven constantemente modelos de personas violentas, entenderemos las razones por las cuales la violencia ha llegado a ser parte de la vida cotidiana de muchas personas, explicó la profesional.

FACTORES EXTERNOS

Entonces, ¿Cuáles son los factores externos que contribuyen al desarrollo de una conducta violenta tanto en el hombre como en la mujer?

La especialista señaló que no comprender las causas de la violencia puede conducir a que se tome decisiones o estrategias ineficaces; es por ello que identificar las principales causantes es fundamental. Estos podrían ser los puntos generadores o factores externos que contribuyen a que una persona sea violenta y podría encontrarse además del aspecto cultural mencionado, también en el alcoholismo, la intolerancia, la drogadicción, la ignorancia, los celos y la falta de moderación y control.

Indicó que los factores económicos en la generación de la violencia no son menos importantes. Como se sabe, desde hace varias décadas vivimos una crisis económica en nuestro país que se acrecentó mucho más con la pandemia del COVID-19, y con ella se ha incrementado de manera importante el desempleo y se ha disminuido el poder adquisitivo de muchas familias. El estrés por la falta de recursos económicos, el abuso del alcohol y la drogadicción, asociados comúnmente con la pobreza, pudieran estar también relacionados con la violencia.

Existen muchas teorías, que asumen que el conflicto es un aspecto inevitable de todas las relaciones humanas, sin embargo, la violencia como forma de manejar estos conflictos no lo es, apuntó la psicóloga. Este conflicto es necesario por ser parte de un proceso por el cual las inequidades y divergencias son superadas dando como resultado un cambio social positivo.

En ese sentido, la violencia no es perniciosa; pero el uso de la coerción, incluyendo la fuerza y la violencia para resolver las diferencias sí ocasiona un problema de gran índole en nuestra sociedad actual. Esta forma de lidiar o enfrentar el conflicto da cuenta de un bagaje limitado de estrategias tales como capacidad para negociar, habilidades para una adecuada comunicación y tolerancia a la frustración o al estrés; todas necesarias para construir un vínculo de pareja saludable, puntualizó la profesional.

Continuará.

La educación cívica como herramienta para corregir la vida política

La educación cívica busca preparar a los ciudadanos para impulsar el desarrollo de la sociedad y reclamar los espacios de decisión que, a entender de Isócrates, debían quedar en poder de los mejores preparados, y no siempre a merced de los más votados y/o populares.

Por Gonzalo Cáceres-periodista

En diferentes momentos y en diferentes lugares, la educación cívica adoptó diversas formas y enfoques, reflejando las necesidades y valores específicos de cada sociedad. Sin embargo, su propósito fundamental ha sido siempre el mismo: promover una ciudadanía activa, informada y comprometida con el bienestar de la comunidad y el respeto por los derechos y la justicia.

La educación cívica tiene sus raíces en la antigua Grecia, donde se valoraba la participación de los ciudadanos en los asuntos públicos, especialmente con Isócrates, su principal referente.

¿QUIÉN FUE ISÓCRATES?

Isócrates fue un destacado orador y educador griego cuya influencia perdura a lo largo de los siglos. Su larga vida (436 a.C.-338 a.C.) atestigua una época bastante convulsa de su natal Atenas como de los conflictos entre las ciudades-Estado de Grecia y el enfrentamiento con el Imperio Persa, cuando apenas se veían superadas las guerras Médicas (492 a.C.-449 a.C.).

Este gran pensador se enmarcó en un ideal democrático diferente a las concepciones más directas de las que se practicaban en su tiempo. Aunque apoyaba el concepto general de la democracia (como forma de gobierno), tenía reservas sobre la forma en que se llevaba a cabo en la práctica, por lo que abogaba por una ‘versión’ modificada y más equilibrada del sistema democrático.

CIVISMO

Isócrates creía en la palabra como “transformadora” del régimen político y puso por delante la razón en lugar de la fuerza, porque el “punto crucial para mejorar a una sociedad” es la educación y, en especial, “la educación cívica como vía para recuperar y fortalecer a la democracia”.

Es por ello que se dedicó fervientemente a la enseñanza de la retórica y la formación de líderes, esmerándose en su instrucción para que estos puedan expresar sus ideas y opiniones con claridad, en pro de influir en la toma de decisiones y, así, promover el bienestar común de la sociedad, a través de la participación.

Y marcó distancia de los sofistas, que a menudo enseñaban retórica con fines lucrativos, al sostenerse adrede en ciertos argumentos sin necesariamente basarse en la verdad o la moralidad. Al contrario, Isócrates dotó a su método pedagógico de un componente moral y ético, con el fin de inculcar virtudes cívicas como la justicia, la tolerancia y la moderación.

Su oratoria más suave, en contraposición a los estilos más agresivos y confrontacionales de otros oradores contemporáneos como Demóstenes, se centró en el arte de la persuasión, la práctica de la escritura y análisis de otros modelos de discurso.

IDEAL DEMOCRÁTICO

Isócrates evitó involucrarse en la vida política y, de una manera práctica, mantuvo una postura mesurada para, consecuentemente, tener voz ante la celosa élite de la Atenas clásica.

Se alineó con un ‘tipo’ de democracia en la que los ciudadanos estuvieran educados -y comprometidos- con el bien común. No creía en una “democracia directa” en la que las decisiones se tomasen exclusivamente mediante votaciones populares, ya que podría haber tendencias a la demagogia y la manipulación de masas por parte de líderes carismáticos (no necesariamente sabios o éticos).

No rechazaba por completo las votaciones o la participación ciudadana, pero creía que una “democracia efectiva” requería un equilibrio entre la participación popular y el liderazgo experto.

“Los estadistas que hicieron grande a esta ciudad no eran gente de la calaña de los actuales demagogos y agitadores. Fueron hombres de elevada cultura y espíritu superior los que expulsaron a los tiranos e instauraron la democracia y los que luego vencieron a los bárbaros y unificaron a los griegos liberados bajo la dirección de Atenas”, escribió.

Isócrates fue contra las tiranías “donde una sola persona habla y las demás callan” y apeló al corte de las democracias porque “todos los hombres hablan y todos escuchan”. Dio cuenta de que “la democracia es ante todo una forma de discurso que no puede ser monopolizado por alguna persona en específico”, que ese discurso “sólo puede ser aprendido en medio de muchas voces”.

Pero también apuntó contra los “ciudadanos indiferentes” y “poco instruidos en los asuntos públicos”, que en momentos de agitación y ante la carencia de una educación cívica adecuada “viran al extremo opuesto” (fanatismo). “Son presa de los demagogos o de movimientos radicales que proclaman, precisamente, la dictadura revolucionaria”, escribió.

Un punto fundamental entre sus argumentos fue la promoción del buen gobierno democrático como subordinación a la ley, la honestidad, la formación de una conciencia social, el respeto por los bienes ajenos, la rendición de cuentas, la sobriedad en las costumbres, entre otros. Estos generarían las condiciones ideales para la prosperidad, porque de lo contrario, solo habría inestabilidad, indiferencia y pobreza.

“La pobreza envilece al pueblo. Lo transforma en una masa vulnerable. Esa masa empobrecida y sumida en la ignorancia es proclive a ser manipulada por los charlatanes. Hacen leva de ella diciéndole lo que quiere oír, no lo que debe escuchar. Son los ‘lobos con piel de oveja’ que al final terminan sojuzgando al mismo pueblo que los elevó al poder”, escribió.

Discípulo de los sofistas Gorgias y Proágoras, Isócrates estableció su propia escuela, a la que atrajo a numerosos estudiantes, muchos de los cuales pertenecían a las familias más adineradas y quienes llegaron a desempeñar roles importantes en la política de la época. Instó a los mismos a “practicar sus derechos” y a no temer a “las libertades para que sean reales” y “no se queden en simples pronunciamientos”; ser “parte de la koiné (la vida pública) y no quedarse arrinconados en la idia (la vida privada)”; actuar “con base en la razón y no ser arrastrado por las pasiones”.

Entre sus alumnos sobresale Timoteo, prominente general, Nicocles, rey de Salamina y Chipre, y dos grandes historiadores: Ephorus, quien escribió una historia universal, y Theopompus, quien escribió la historia de Filipo II de Macedonia (padre de Alejandro Magno).

El legado de Isócrates repercute en la tradición intelectual occidental. Sus obras llenan todos los requisitos para ser enlistadas dentro de los grandes libros de filosofía política y de educación. Algunos de sus discursos más famosos incluyen “Panegírico”, “Areópago” y “Para Nicocles”.

Isócrates nos lo dejó bien claro: la educación cívica y la democracia van de la mano; uno no puede ser sin el otro. Un gobierno que se crea ‘del pueblo’ jamás será ejercido con eficiencia por quienes carecen de la formación necesaria como para anteponer el bien común a sus propios intereses.

Domingo de Ramos y pindo karai: una tradición que combina la fe y la convivencia familiar

Trenzados en ramos de forma artesanal y adornados con romero, ruda y el color lila de la siempreviva (Ghomprena globosa), el “Pindo Karai” (palma en el idioma guaraní) copan este Domingo de Ramos, uno de los festejos más tradicionales que da inicio a la Semana Santa paraguaya.

El Domingo de Ramos es una celebración religiosa profundamente arraigada en la tradición y la cultura del país, marcando el inicio de la Semana Santa con solemnidad y devoción. Durante esta festividad, se conmemora la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén, donde fue recibido con ramas de palma y aclamaciones de “Hosanna”, en los días previos a su crucifixión y muerte.

Una de las principales costumbres durante el Domingo de Ramos (y días previos) es la elaboración de los pindo, los cuales son bendecidos en las iglesias y luego llevados en procesión o colocados en los hogares como símbolo de protección y bendición.

Las iglesias suelen estar adornadas con palmas, flores y otros elementos simbólicos para recibir a los fieles que acuden a las misas especiales dedicadas al Domingo de Ramos. Durante la liturgia, se recuerda la Pasión de Cristo y se reflexiona sobre el sacrificio redentor que culminará en la celebración de la Pascua.

Además de las ceremonias religiosas, el Domingo de Ramos en Paraguay también se vive en un ambiente festivo y familiar.

EN PANDEMIA

Vale recordar que, esta tradición se interrumpió en parte hace cuatro años, en el contexto de la pandemia que obligó en su momento a millones de personas en todo el mundo a permanecer en sus hogares, sin posibilidad de participar de ninguna celebración litúrgica.

En el 2020, el Domingo de Ramos se vivió de una manera distinta en Paraguay, con los templos católicos cerrados al público y la participación de los fieles en la misa a través de las transmisiones en radio, televisión o redes sociales (principalmente Facebook).

Así también, varios sacerdotes y obispos se ingeniaron para llegar hasta los fieles. En algunas parroquias, los curas optaron por salir a las calles y realizar la tradicional bendición del “pindo karai” casa por casa, a fin de evitar la aglomeración de personas y dando cumplimiento a la cuarentena. Uno de ellos fue el padre Miguel Ángel Castro, de la parroquia Santa Catalina de Fernando de la Mora. Otro fue el arzobispo de Asunción, Monseñor Edmundo Valenzuela.

De esa situación, cuando reinaba la incertidumbre, la preocupación, pero la fe seguía intacta, quedaron anécdotas como ese peculiar Domingo de Ramos. Hoy, miles de familias paraguayas se vuelcan en alegría a las iglesias para participar de la celebración religiosa que combina la fe, la tradición y la convivencia en torno a una festividad que marca en esta jornada el inicio de una Semana Santa llena de reflexión, recogimiento y esperanza para los creyentes.

El Niño va cediendo en la región y La Niña podría empezar a manifestarse en agosto

Pese a que los pronósticos indicaban que el fenómeno de El Niño podría tener una evolución intensa en el país, desde la Dirección de Meteorología e Hidrología afirman que su intensidad fue moderada. Alcanzó su máximo nivel en octubre y noviembre del año pasado, pero comenzó a ceder desde diciembre. Actualmente, está camino a una etapa de transición donde, en un 80% de probabilidad, La Niña ingresaría a robar protagonismo en la región.

En noviembre de 2023, Meteorología proyectaba que El Niño iba a presentarse con una calificación que pasaría de moderada a fuerte en enero de este año, pues, las lluvias intensas, tornados, inundaciones y crecida de los ríos en varias zonas de la región, daban todas las señales.

El Lic. Carlos Salinas, gerente de Climatología, explicó que, el niño rozó los valores de fuerte entre octubre y noviembre del año pasado, meses donde alcanzó la intensidad máxima, pero siempre presentó una calificación moderada.

“Ese fue el momento en donde se llegó a la intensidad máxima rozando los valores de fuerte. Podemos considerar al Niño como moderado. En este momento los índices ya están descendiendo y nos muestrna que ya está cediendo y está camino a pasar a una etapa denominada neutral”, comentó el Lic. Salinas en conversación con HOY/Nación Media.

De acuerdo a sus declaraciones, la fase neutral es un periodo de transición en el que, los valores de los índices indican que podría pasarse de un fenómeno a otro, es decir, El Niño comienza a apagarse y comienza a dar paso a La Niña.

Agregó que, El Niño se manifestó con mayor intensidad por la zona del centro, sur y este de la Región Oriental, siendo Misiones, Itapúa y Alto Paraná algunos de los departamentos más golpeados.

El gerente de climatología, al ser consultado sobre si el comportamiento actual del clima, la falta de precipitaciones y el intenso calor de los últimos días, guardan relación con la fase neutral, explicó que, todas las manifestaciones todavía corresponden a El Niño.

“No está comprobado que el fenómeno El Niño esté asociado a la sequía en la región. En lo que respecta a Paraguay, las consecuencias del El Niño están más bien asociadas a precipitaciones por encima de lo normal”, agregó.

FASE NEUTRAL Y LA NIÑA

La fase neutral, es decir, el periodo de transición y finalización de El Niño se daría entre los meses de abril, mayo y junio. Salinas sostuvo que cualquier evento climático que se presente en ese tiempo, no se podría atribuir ni a El Niño ni a La Niña.

“A partir de julio, agosto y septiembre recién estamos esperando que sea un fenómeno de La Niña. Hay altas probabilidades. Hay 80% de probabilidad”, agregó el gerente.

Por un lado, El Niño es un fenómeno natural que tiene su origen en el océano Pacífico tropical y trae temperaturas de la superficie del mar más cálidas que lo normal. En tanto, La Niña se origina en el mismo lugar, pero presenta condiciones más frías.

Para el gerente de Climatología, es improbable que La Niña se origine, según indican en los pronósticos, pero si se manifiesta, tendría una duración de 12 meses.