Litigio por tierras de la Secta Moon será definido por la Corte tras 20 años de batalla judicial
Hace más de 20 años que un litigio por unas tierras ubicadas en la zona de Puerto Casado, departamento de Alto Paraguay se ventila en tribunales, con dos sentencias a favor de una de las partes. La que perdió ahora recurre a la Corte por la vía de una inconstitucionalidad y será la máxima instancia la que decida quién vencerá finalmente en esta larga contienda judicial.
Acusaciones de un lado y del otro, fallos cuestionados, recusaciones y otros incidentes casi imposibles de recapitular se vienen dando desde hace más de 20 años entre la Asociación Espíritu Santo para la Unificación del Cristianismo Mundial, más conocida como Secta Moon y el Grupo Cusabo, donde están en juego 310.000 hectáreas y una millonaria deuda.
Esta larga historia se inició a finales de 1998 cuando la Secta Moon realizó un préstamo de US$ 15 millones a la firma Victoria Terrace para comprar tierras en la zona de Puerto Casado. En el 2012 los derechos de la deuda fueron adquiridos por el Grupo Cusabo, pero pasaron dos años y no se cumplió con el pago entonces se plantearon acciones judiciales para cobrar el dinero.
A la par también la Secta Moon presentó acciones legales contra el Grupo Cusabo, desde entonces se inició una lucha en tribunales que sigue hasta hoy.
Los fallos
El Grupo Cusabo reclamó las tierras que estaban inscritas a favor de la Secta Moon, por el dinero que nunca se les fue devuelto, el caso comenzó a ser tramitados en los tribunales, con denuncias y contradenuncias de un lado y del otro, pero el 23 de noviembre de 2018 la jueza de primera instancia en lo Civil y Comercial del 15º Turno de la Capital, Tania Irún, firmó la resolución judicial en la causa “Cusabo Limited y otros c/ Asociación Espíritu Santo para la Unificación del Cristianismo Mundial s/ cumplimiento de contra y obligación de hacer escritura pública”, que otorgaba las tierras en conflicto a la empresa demandante.
Pero los representantes de la Secta Moon, apelaron la resolución de la magistrada y a la par denunciaron a la misma ante el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados (JEM) por mal desempeño en sus funciones. Los abogados refieren que la jueza Irún violó expresamente la Ley 2532/2005 que regula la zona de seguridad fronteriza, que prohíbe vender a extranjeros tierras que se encuentran en una franja de 50 kilómetros adyacentes a las líneas de frontera terrestre y fluvial dentro del territorio nacional.
Sostienen que ni un escribano público, ni mucho menos un juez puede autorizar un acto jurídico de transferencia porque viola la ley de territorialidad, por lo que el acto llevado a cabo por la magistrada debe ser anulado y ella enjuiciada.
Mientras esto se debatía en el JEM, el pasado 14 de setiembre la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial integrada por Antonia López, Miguel Rodas y Stella Maris Zárate, confirmaron en todas sus partes la sentencia de primera instancia dictada por la jueza Tania Irún, a favor de la firma Cusabo. Para los camaristas no existe irregularidad alguna en el proceder de la jueza, es más, confirman la resolución en todos sus términos.
Cuando parecía que el largo conflicto judicial llegó a su final, una vez más la Secta Moon, para evitar que la sentencia quede firme recurrieron a la Corte Suprema de Justicia a través de una acción de inconstitucionalidad que busca anular en esta ocasión no solo una sentencia, sino dos.
El abogado Osvaldo Bittar en representación de la Secta argumenta que con las dos resoluciones se está condenando a sus representados a firmar una transferencia de inmueble que está prohibida por la Ley 2532/2005.
También Bittar señala que las sociedades que demandan son empresas offshore, empresas que tienen sus sedes en paraísos fiscales, empresas de maletín y que a este tipo de firmas se les van a entregar las 310.00 hectáreas de tierras que se encuentran en una zona fronteriza. Por eso es que se recurre a la Corte para que no se concrete la violación de los derechos consagrados en leyes que defienden la soberanía del Estado Paraguayo.
La otra versión
Por su parte el abogado Esteban Sarubbi Lutz, quien representa al Grupo Cusabo y que ya ganó en dos instancias este litigio acusa a la Secta Moon de alargar este pleito, gracias a sus contactos dentro del JEM desde donde tratan de torcer los fallos judiciales y que ahora recurren a falacias y medias verdades para confundir a la opinión pública, con la sola intención de presionar a los magistrados y que se anulen las sentencias que salieron a favor de sus clientes.
Sobre el argumento de la violación de la ley de seguridad fronteriza, el abogado Sarubbi, aclaró que sus clientes no violan la referida ley en ninguno de sus puntos. La ley prevé que ninguna persona de nacionalidad brasileña, argentina o boliviana pueda adquirir tierras en un margen de 50 kilómetros en las zonas fronterizas con relación a Brasil, Argentina y Bolivia.
“Más allá de no ser este hecho inconstitucional, como lo quiere hacer parecer la otra parte, ello no tiene razón de ser, debido a que las empresas actoras de la demanda y hoy victoriosa del conflicto civil contra la Secta Moon, no son ni cerca de origen sudamericano siquiera, sino por el contrario, son de origen europeo y asiático, por lo que bajo ningún punto de vista pueden estar afectados por la citada ley”, argumentó el abogado Sarubbi.
Finalmente el representante legal del Grupo Cusabo, señaló que todavía no se interiorizó sobre los argumentos de la inconstitucionalidad presentada, pero adelantó que van a presentar su descargo y esperan que la Corte decida lo que en derecho corresponda.
De esta manera el litigio que viene desde hace dos décadas finalmente será resuelto por la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia.
Dos caminos para entender la sociedad capitalista moderna
La humanidad vivió una suerte de torbellino a lo largo del siglo XIX y principios del XX. La Revolución Industrial, la eclosión del capitalismo, el crecimiento acelerado de las ciudades y el avance de la ciencia -a costas de la religión-, jugaron su parte en la formación de un mundo con diferente dinámica y formas de ver y entender la vida.
Por Gonzalo Cáceres - periodista
De esta surgieron hombres y mujeres que intentaron darle cara a aquellos agitados tiempos, quienes, casi por norma, tienden a aparecer juntos en los manuales de sociología y filosofía contemporánea, aunque sus formas son tan distintas como profundas. Karl Marx es el referente teórico del conflicto de clases y del materialismo histórico. Por su lado, Max Weber se erige como el analista del sentido subjetivo y de la racionalización moderna. Estos grandes pensadores se propusieron interpretar la dinámica de la sociedad capitalista, pero lo hicieron desde perspectivas casi contrapuestas.
La lucha de clases
Karl Marx (1818-1883) fue un intelectual alemán cuyo espectro de estudio abarca economía, filosofía, historia y política. Nació en una acomodada familia de origen judío, se formó en filosofía y fue influenciado por la inspiración de Hegel, aunque no tardó en desarrollar su propia visión del devenir histórico.
Marx tiene su punto de partida en el denominado materialismo histórico; teoría que sostiene que las condiciones materiales de existencia (la forma en que los seres humanos producen lo necesario para vivir) determinan las estructuras sociales, políticas e incluso las ideas. Decía que “no es la conciencia la que determina el ser social, sino al revés: el ser social determina la conciencia”.
Cree que la economía es la base sobre la que se levantan todas las demás estructuras. Religión, política, derecho y cultura son, en su visión, “superestructuras” que reflejan los intereses de la clase dominante.
Desde esta perspectiva, Marx analiza la historia como un proceso de transformación basado en el conflicto entre las distintas clases sociales. Cada modo de producción (esclavismo, feudalismo, capitalismo) lleva en su interior contradicciones que desembocan en su propia destrucción. En el capitalismo, la contradicción principal se da entre dos clases: la burguesía, que posee los medios de producción (fábricas, tierras, capital) y el proletariado, que solo tiene su fuerza de trabajo (que vende a cambio de un salario).
Marx sostiene que esta relación es explotadora: el capitalista se apropia de la plusvalía (el valor que el trabajador produce por encima de lo que se le paga), lo que eventualmente desemboca en crisis económicas, desempleo, precarización de los trabajadores y concentración de la riqueza.
El objetivo final del autor de El Capital no es solo interpretar el mundo, sino transformarlo. La emancipación del proletariado implicaría una revolución que dé lugar a una sociedad sin clases, donde los medios de producción sean comunes y el trabajo se organice en función de las necesidades sociales, no del lucro.
Weber: el mundo desencantado
El también alemán Max Weber (1864-1920) nació algunas décadas después que Marx. Fue profesor, jurista, economista y sociólogo. Aunque conocía a fondo la obra de Marx y la respetaba, propuso un enfoque radicalmente distinto.
Weber parte de una idea central: la acción social sólo puede entenderse teniendo en cuenta el sentido que los individuos le otorgan. En lugar de enfocarse en grandes estructuras que oprimen -o determinan a las personas (como hacía Marx)-, Weber se interesa por cómo las personas comprenden el mundo (y actúan en consecuencia), lo que se conocería como el método de “verstehen (comprensión)”.
A diferencia de Marx, Weber no cree que exista un único factor común en los fenómenos sociales (como la economía). En su visión, la realidad social es multicausal y compleja: economía, religión, derecho, política y cultura interactúan constantemente.
Uno de sus aportes más importantes está en su análisis del surgimiento del capitalismo moderno. En su obra La ética protestante y el espíritu del capitalismo, Weber muestra que ciertas creencias religiosas (particularmente del calvinismo) favorecieron el desarrollo de una mentalidad racional, disciplinada y orientada al trabajo productivo.
Si bien no era un defensor del capitalismo, a Weber le preocupaba más el proceso de racionalización de la vida moderna (la creciente importancia de la eficiencia, el control, la burocracia y las reglas impersonales). En ese contexto, hablaba de una “jaula de hierro”: un mundo donde las personas quedan “atrapadas en sistemas que no comprenden ni controlan (la libertad individual se ve sofocada por un aparato racional que, paradójicamente, es irracional en términos humanos)”.
Weber insistió en que las ideas, las creencias y las motivaciones tienen un peso real en la transformación histórica (o todo se reduce a la lucha económica).
En sintonía y en desacuerdo
Tanto Marx como Weber ven en el capitalismo moderno una forma de organización social que tiene consecuencias negativas para el individuo. Marx lo considera explotador y alienante; Weber, una fuente de deshumanización y pérdida de sentido, porque se ha roto con formas anteriores de vida y creado nuevas lógicas sociales.
Marx asocia el capitalismo con la industrialización y la propiedad privada; mientras que Weber lo hace, pero con la racionalización y el desencantamiento del mundo.
Cada uno, a su manera, rechazó la especulación vacía y proponía herramientas metodológicas para analizar lo real.Según Marx, el cambio definitivo vendrá a través de la revolución y el derrocamiento del sistema capitalista. Weber, por el contrario, no propone ninguna vía de transformación radical. Su proyecto es más modesto, aunque no menos valioso: entender el mundo, incluso cuando no ofrece respuestas satisfactorias.
Dos modos distintos de pensar la sociedad
Lejos de oponerse de forma simplista, sus ideas pueden leerse en tensión creativa. Uno estructural y revolucionario; otro interpretativo y desencantado. Uno propone el cambio como liberación de una opresión histórica; el otro advierte sobre los peligros de una modernidad que avanza “sin alma”.
Marx nos alerta sobre las injusticias materiales y la necesidad de transformación estructural. Weber nos invita a mirar la complejidad de los fenómenos humanos y a no perder de vista el sentido en medio de la racionalización.
Ambos, desde su lugar, siguen siendo imprescindibles para comprender las dinámicas del poder, la desigualdad, la cultura y el sentido en las sociedades contemporáneas. En un mundo que cambia vertiginosamente, las preguntas que ellos se hacían siguen abiertas. Tal vez no podamos responderlas por completo, pero al menos podemos formularlas mejor gracias a ellos.
Un gran paso contra el VIH: en Paraguay se celebra el avance, pero preocupan las cifras
Desde Estados Unidos esta semana llegó una gran noticia en cuanto al avance en salud. Un medicamento inyectable contra el VIH fue aprobado para ser utilizado en humanos. Para nuestro país representa una gran oportunidad de evitar un mayor número de infecciones, ya que actualmente se tienen cifras que encienden las alarmas de los encargados de salud.
Por Juan Riveros (@JuancitoRiveros)
Desde hace décadas, incluso en Paraguay, existen medicamentos para prevenir la transmisión del Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH). Sin embargo, se requiere la ingesta de píldoras diarias.
Esta semana el mundo se vio sorprendido ante el anuncio de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés), sobre la aprobación del primer medicamento inyectable, bajo la marca Yeztugo por el laboratorio farmacéutico Gilead, consistente en dos inyecciones anuales.
La reacción en nuestro país no se hizo esperar. Desde el Programa Nacional de Control de VIH/SIDA/ITS (Pronasida) celebran el avance histórico, que también representa una oportunidad para toda la población paraguaya.
“No es una vacuna, pero tiene una eficacia del 100% para prevenir nuevas infecciones. Es un medicamento antiviral que se aplica de forma subcutánea dos veces al año”, explicó a Universo 970 AM de Nación Media, la doctora Elena Candia, directora general del Pronasida.
Asimismo, la jefa médica aclaró que el inyectable está dirigido a personas libres de infección, pero con riesgo inminente. “Uno de los principales requisitos es que la persona tenga una prueba de VIH negativa y luego se hace una evaluación de riesgo. Existen conductas que suponen un mayor riesgo de infección”, indicó.
Sobre la situación en Paraguay, Candia señaló que la epidemia está concentrada en ciertas poblaciones, como el caso de los hombres que tienen sexo con hombres y los trabajadores del sexo en general, además de aquellas que mantienen relaciones sexuales sin protección con varias personas.
Asimismo, la doctora sostuvo que el VIH es una de las áreas en donde más avances hubo en materia de prevención y tratamiento. “Hoy una persona con VIH es considerada una persona con una condición crónica, pero que puede llevar una vida absolutamente normal en el caso de que siga todos los tratamientos”, explicó.
Al respecto, resaltó que la expectativa de vida actual de una persona con VIH es la misma que la de otra persona sin la infección.
Por otro lado, adelantó que se encuentra en curso otra investigación sobre la aplicación intramuscular de forma anual y así facilitar cada vez más a las personas el acceso a la prevención de la infección.
Delicias de Juju: los sabores del Líbano que conquistaron Asunción
Joumana Rahal no es chef. Nunca pisó una escuela gastronómica ni soñó con abrir un restaurante. Pero tiene algo más poderoso: un corazón lleno de recuerdos, una memoria repleta de aromas y una cocina que late con cada plato que prepara.
Así nació Delicias de Juju, una marca que lleva ocho años acercando al paladar paraguayo lo mejor de la comida casera libanesa, con ingredientes auténticos, recetas familiares y el alma cálida de su creadora.
Su historia comienza muy lejos de Asunción, en el Líbano. “Yo nací y crecí allá”, recuerda, en un ambiente donde la cocina era el centro de todo. A los 17 años dejó su país natal y se mudó a Brasil, tras casarse con un brasileño de raíces libanesas. Pero fue en Paraguay donde encontró su verdadero hogar. “Hace casi 33 años estoy acá. Me encanta la nación. La gente es tan buena, tan amable. Nunca sentí que cambié de país”, confiesa emocionada en una entrevista en el programa Residentas, del canal GEN.
En 2017, animada por amigas y familiares, se lanzó a compartir lo que mejor sabía hacer: cocinar como su mamá, su abuela, sus primas. “No tengo estudios en gastronomía, todo lo aprendí mirando”, relata. Cocina como le enseñaron en casa, con esa paciencia y amor de las mujeres de su vida. Así, con el aroma del zaatar, el comino y el siete especias, comenzó a nacer una pequeña revolución de sabores.
La cocina como un puente entre culturas
En cada bandeja de sfiha y en cada bocado de kibbeh, hay una historia que contar. Cuando cocina, siempre tiene una sonrisa porque cada plato posee un recuerdo. Es como volver a su infancia. Ella no trabaja sola: la acompaña un equipo de mujeres que conoce bien sus secretos. “Ellas ya saben cómo me gusta que salga todo”, afirma con orgullo.
Una de las claves de su autenticidad es el uso de ingredientes importados directamente desde el Líbano. “Antes era muy difícil conseguirlos. Ahora llegan los productos”, explica. De hecho, su papá y sus suegros producen aceite de oliva en su país y se lo envían especialmente para sus preparaciones. “Es 100 % puro, con un sabor que no se consigue en ningún otro lugar”.
Un menú lleno de tradición… y también de tendencia
Aunque Juju confiesa que no tiene un plato favorito -“me gustan todos, depende del clima y con qué se acompañe”-, las sfihas y los dulces libaneses tienen un lugar especial. Crujientes, dorados, con frutos secos y mucha miel, cada uno de ellos es un pedacito del Líbano en la mesa paraguaya.
Pero Juju también se permite innovar. Uno de sus últimos éxitos fue recrear el viral “Chocolate de Dubai”, una receta que surgió de una pastelera egipcia-inglesa embarazada que tenía antojos, y que recorrió el mundo en redes sociales. “Lo hicimos en septiembre del año pasado. Lleva crema de pistacho, chocolate, y un relleno crocante tipo canapé. Cuando lo mostramos, fue una sensación”.
Hecho con amor, entregado con el corazón
Delicias de Juju funciona exclusivamente por pedidos, a través de su página web y WhatsApp. La atención es personalizada, y cada bandeja que sale de su cocina lleva el sello de su pasión. “Yo quedo feliz cuando mis clientes me escriben y me dicen que sintieron el cariño con el que cocino. Eso es lo que más me llena”, asegura.
Juju no solo alimenta el cuerpo: alimenta también el alma. En su cocina se mezclan culturas, se cruzan generaciones y se conservan tradiciones. Y todo, con una simple premisa: cocinar con el corazón.
Para pedidos, comunicarse al (0982) 473-385 o encontrarlos en redes como @delicias_dejuju.