Memorizar antes que comprender, uno de los dilemas en la educación paraguaya

A los múltiples desafíos y problemas a los que debe enfrentarse la educación paraguaya se suma una cuestión que, quiérase o no, ya forma parte de la "cultura" de los estudiantes: la memorización. Aprender contenidos de memoria sin comprender en profundidad el mensaje acarrea dificultades que a la larga terminarán repercutiendo en el desempeño de miles de jóvenes.

Por Robert Bourgoing (@robertb_py)

Pese a la implementación de la llamada “Reforma Educativa” hace unas décadas, hoy día la educación en nuestro país sigue padeciendo de los mismos problemas y, por sobre todo, de la misma falta de resultados.

Reflejo de ello son las pruebas de conocimiento a las que son sometidos frecuentemente los estudiantes, donde los mismos tienen varias dificultades para definir ciertos conceptos o responder preguntas cuando se requiere de un razonamiento lógico.

Un aspecto que se encuentra muy arraigado dentro del ámbito del aprendizaje en las escuelas y colegios -y que indefectiblemente también se vincula con la mala calidad de la educación paraguaya- es la “memorización”. En pocas palabras, aquella costumbre de memorizar todos los contenidos o al menos parte de ellos.

Es común ver que en los días previos a los exámenes, los estudiantes se pasan horas y horas frente a sus cuadernos y libros, repasando incontables veces los mismos conceptos para “captar” el mensaje y grabarlo en la memoria, de manera a que al momento de tener la hoja de examen en sus manos puedan plasmar el texto casi íntegramente.

Pero, ¿qué tan mala es la memorización?, ¿cuán negativo puede ser para los jóvenes y niños que se encuentran avanzando en su proceso de formación?

Para hacer este análisis, tenemos que hablar necesariamente de otro tema importante: la falta de comprensión. La dificultad para “entender lo que se lee” o lo que se enseña en el aula es, sin duda alguna, una problemática más que visible entre miles de niños y jóvenes, quienes al momento de intentar aplicar lo aprendido en clase presentan dificultades para hacerlo si es que no recurren previamente a un “repaso” de sus materiales.

Un alumno que no es capaz de comprender lo que lee en un libro de Historia, Ciencias Naturales o Lengua Castellana sin tener que memorizar previamente el contenido carece de esta capacidad y, por consiguiente, tendrá contratiempos al tener que aplicar dichos conocimientos.

¿Quién es el culpable de que esto hoy sea así, a quién apuntamos el dedo acusador para señalar como responsable de esta carencia? La respuesta quizás sea difícil de obtener, pero indudablemente hay algunos posibles candidatos: la falta de actualización de la malla curricular, los pobres contenidos en los textos escolares, la falta de capacitación o compromiso de los docentes y la falta de herramientas que faciliten el aprendizaje.

Hay que aclarar que no nos referimos a la memorización en su concepto general, pues la misma forma parte crucial dentro de todo proceso de aprendizaje. Por ejemplo, si los niños no memorizaran la tabla de multiplicar, las reglas gramaticales o las fórmulas matemáticas en la primaria entonces no podrían aplicarlas durante el resto de su formación académica.

Marta Ferraro, maestra e investigadora española, en una entrevista para el diario La Razón había hablado sobre esta cuestión afirmando que “la memorización es imprescindible para lograr que los alumnos aprendan”. “Todo aprendizaje implica memoria. De hecho, si como maestros aspiramos a que nuestros alumnos puedan realizar tareas complejas, de orden superior, como la resolución de problemas o el pensamiento crítico, antes tenemos que lograr que memoricen, que automaticen, una serie de conceptos, de procesos”.

Como ejemplo, señala que para que un alumno de primaria pueda alcanzar una comprensión lectora óptima, antes tiene que leer palabras de forma automática y, para ello, previamente necesita memorizar la asociación de todas las letras del alfabeto con sus sonido. De la misma forma, para que un estudiante pueda razonar y resolver problemas matemáticos, es preciso que antes haya memorizado (automatizado) operaciones aritméticas básicas, como por ejemplo, las tablas de multiplicar.

Otro de los que en su momento habló sobre el tema es Robert Swartz, director del National Center for Teaching Thinking (NCCT), quien afirmó que “las escuelas fallan en la enseñanza, ya que no enseñan a razonar sino a memorizar”, lo que lleva a que entre un 90% y 95% de las personas no sepan pensar.

Una publicación del portal Universia refiere lo siguiente: “Una de las mejores maneras de recordar la información es generando conexiones entre la información que se va adquiriendo, pero esto toma tiempo, y hoy cada vez se dedica menos tiempo a procesar la información que se recibe y recordarla de forma orgánica. Memorizar toma menos tiempo, pero la retención se limita a un tiempo mucho menor. La información se olvida rápidamente y al aprender en bloque, es probable que olvides fragmentos importantes para realizar análisis y que no sea sencillo aplicar la información al caso puntual. Que el pensamiento crítico es fundamental y que puede enseñarse es una realidad, pero toma trabajo y esfuerzo”.

Entonces, ¿en qué quedamos? Pues para obtener la respuesta necesariamente debemos interpelarnos y analizar la manera en la que están siendo educados miles de niños y jóvenes en nuestro país, viendo si el sistema actual genera los resultados esperados. En paralelo, será fundamental fomentar un mayor acercamiento a la lectura, el pensamiento crítico y el debate abierto en las aulas, haciendo que los estudiantes tengan la posibilidad de reflexionar sobre lo que aprenden para facilitar la comprensión, al menos de lo esencial, y no dejando que todo quede en manos de la memorización.

Emplea Py: el incentivo para que las empresas contraten a jóvenes

El nuevo programa que pone en marcha el Ejecutivo, Emplea Py, pretende solucionar el problema de las personas jóvenes que no consiguen trabajo a causa de la inexperiencia. ¿El método? Un incentivo financiero de parte del Estado hacia las empresas. Revisamos en qué consiste.

Según los datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) del año 2024, los jóvenes de entre 15 y 29 años representan aproximadamente el 25,4% de la población total del país, y representan el 34,3% de la población se encuentra en edad de trabajar (15 años y más), lo que equivale a un total de 1.502.704 personas jóvenes; de este total, el 56,9% se encuentra ocupado (854.700), el 35,7% está fuera del mercado laboral (537.116), mientras que el 11,5% se encuentra desocupado (110.888).

La elevada informalidad laboral que registra el país se agudiza en la población juvenil, afectando a aproximadamente 6 de cada 10 trabajadores jóvenes, con una tasa de informalidad del 64%.

El programa Emplea Py Joven tendrá como objetivo formalizar a 10.000 jóvenes, mediante un importante incentivo a las empresas formales para la contratación de los mismos. Será a través de este esquema:

El Estado asumirá buena parte de los aportes del IPS durante 8 a 12 meses de contrato, con un salario que no podrá ser inferior al mínimo legal. Además, el vínculo deberá ser de menos de 8 meses.

El SNPP o Sinafocal ofrecerán una capacitación técnica de al menos 60 horas respecto al área de trabajo. Cualquiera de las entidades presentarán las propuestas formativas correspondientes y podrán ejecutar los cursos en la sede de la empresa, siempre que exista un grupo mínimo de veinticinco (25) trabajadores inscritos. En caso de no alcanzar dicho número, la capacitación se desarrollará en sedes habilitadas o mediante modalidad virtual, según corresponda.

DISTRIBUCIÓN DE LOS PORCENTAJES

El subsidio del Estado cubrirá hasta el 18 % de toda la contribución a la seguridad social y se distribuirá de la siguiente manera: 14 % del aporte patronal y 4 % del aporte obrero. Con esto, el empleador se encargará solamente del 2,5 % restante, con lo que se completa el 25, 5 % que exige la legislación.

Esta vinculación entre los beneficiarios del programa Emplea Py Joven y las empresas interesadas, será exclusivamente a través de la plataforma pública Emplea Py, que se encargará de corroborar el cumplimiento de los requisitos y dará prioridad a postulantes en situación de vulnerabilidad, todo esto, a solicitud de la empresa, que es la que debe pedir acceder a los beneficios del programa.

La asistencia no será entregada directamente a los beneficiarios ni a las empresas, sino transferida mensualmente por el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTESS) al Instituto de Previsión Social (IPS).

Para que el beneficio sea ejecutable, la empresa deberá registrar en la nómina del Instituto de Previsión Social (IPS) al trabajador o los trabajadores contratados como beneficiarios del Programa desde el primer día de ingreso al establecimiento. A mes vencido, y conforme al calendario de pagos del IPS, deberá ingresar las cotizaciones al seguro social obligatorio, conforme a las proporciones dispuestas en el Programa, sobre la base del salario declarado.

¿DE DÓNDE SALDRÁN LOS FONDOS QUE PONDRÁ EL ESTADO?

Son recursos ya existentes provenientes del aporte patronal establecido por ley, según informó el Ejecutivo. Esto evita un impacto fiscal adicional y garantiza su sostenibilidad y viabilidad en el tiempo.

Se financiará con fondos provenientes del 1% de la contribución patronal establecida originalmente por la Ley N° 1265/1987 y redireccionada mediante la Ley N° 1652/2000, modificada por la Ley N° 6701/2020 y su Decreto Reglamentario N° 5130/2021. Esta normativa establece la redistribución de dicho aporte de la siguiente forma:

• 66% al Servicio Nacional de Promoción Profesional (SNPP),

• 22% al Sistema Nacional de Formación y Capacitación Laboral (SINAFOCAL),

• 12% al Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social (MTESS).

Los fondos del MTESS y SINAFOCAL serán utilizados para cubrir los aportes a la seguridad social de los beneficiarios del programa, incluyendo:

• 14% del aporte patronal al Instituto de Previsión Social (IPS).

• 4% del aporte obrero.

• Hasta un tope del 35% del salario mínimo legal vigente

Entre esperanzas, desafíos y un legado por seguir: lo que le depara a León XIV

La reciente elección del cardenal norteamericano Robert Prevost como el papa León XIV representa una nueva oportunidad para la Iglesia Católica, en el afán de seguir con las reformas impulsadas por el fallecido papa Francisco y, además, superar aquellos desafíos que aún hoy siguen siendo delicados para cualquier pontífice.

Por Robert Bourgoing (@robertb_py)

El humo blanco visto esta semana en la chimenea del Vaticano marcó el inicio de una nueva era para la iglesia fundada por Jesucristo: la elección de otro papa (el número 267, para ser exactos).

León XIV, el nombre elegido por el agustino Robert Prevost para asumir su pontificado, desde ahora en más tendrá la complicada tarea de marcar la hoja de ruta de la Iglesia Católica para los próximos años.

Este sacerdote —estadounidense de nacimiento, y peruano por adopción— asume en reemplazo del fallecido Francisco, papa que dejó impregnada una singular marca pastoral más cercana a los desfavorecidos y marginados de la sociedad, postura que le valió cierto rechazo en algunos sectores más conservadores.

La pregunta que muchos se hicieron, incluso antes de la confirmación de Prevost como nuevo pontífice es, ¿seguirá la misma línea de Bergoglio o tomará un rumbo distinto, adoptando una posición alejada de lo que el papa argentino implantó en los últimos años?

Sin duda alguna, León XIV deberá afrontar grandes desafíos a partir de este momento, iniciando por el seno de la misma Iglesia y, más específicamente, con quienes hasta hace unas horas compartía la mesa en el cónclave. Es bien sabida la diferencia de criterios que tuvo el papa Francisco con algunos cardenales del ala conservadora, entre ellos Raymond Burke (compatriota de Prevost), el guineano Robert Sarah o el alemán Gerhard Ludwig Müller.

Una vez superadas estas discrepancias internas (que podrían lograrse o no, conforme a la apertura que exista entre ambas partes), el nuevo papa también deberá tomar una decisión —si es que aún no lo hizo— respecto al rumbo que tomará su pontificado en cuanto al trabajo de la Iglesia en el mundo.

Para muchos expertos y entendidos en el ámbito eclesiástico, su nombre es un anticipo de lo que podría verse en el papado de León XIV. Su predecesor directo en la nomenclatura, León XIII, tuvo una gran relevancia en la historia al ser quien dio los primeros pasos para elaborar la llamada “Doctrina Social de la Iglesia”.

A través de su encíclica Rerum Novarum (1891), el papa León XIII expresó su interés por aspectos esenciales como la defensa de los trabajadores, el derecho a la propiedad privada, la importancia de la familia y la religión en la sociedad, así como aquellos ideales de justicia social.

Teniendo en cuenta esta elección por parte de Prevost, es de suponer que su papado trazará una línea en concordancia con la de su antecesor Francisco, caracterizada por la cercanía a los pobres y necesitados, así como para diversos colectivos o conglomerados sociales que requieren de una atención por parte de las autoridades de cada nación.

Independientemente a las posiciones ideológicas o políticas, otra prueba que tendrá León XIV durante los próximos años guarda relación con las personas divorciadas y los homosexuales, que también buscan un espacio y, sobre todo, una oportunidad de acercamiento a Dios a través de la Iglesia Católica, que siempre mantuvo una posición distante sobre estos temas.

No quedará exento a los múltiples debates en el seno católico el tema de la pederastía y los abusos sexuales cometidos por sacerdotes, vidrioso asunto que hasta hoy sigue generando controversia y críticas contra la Iglesia y sus principales responsables, incluyendo al Papa de turno. Muchos consideran que este fue uno de los motivos por los que Benedicto XVI tomó la drástica decisión de dimitir, sumado a su avanzada edad.

Asimismo, la cuestión del celibato sacerdotal eventualmente será puesta una vez más en el tapete, al igual que en los tiempos de pontífice argentino, tanto por el dilema mencionado en el párrafo anterior como también por la posición existente en algunas esferas de permitir a los presbíteros contraer matrimonio, tal y como ocurría hasta antes del siglo XI.

El ecumenismo con otras confesiones cristianas, al igual que el acercamiento amistoso a otras religiones mayoritarias, podría ser otro aspecto que representará un desafío para Prevost, más aún en la época actual caracterizada por la secularización y, en paralelo, el cada vez mayor auge de las sectas protestantes en el mundo.

Los antecedentes permitir conjeturar que Latinoamérica será un punto focal durante el papado de León XIV, recordando su cercanía con esta región donde vivió gran parte de su vida sacerdotal, asentándose en Perú durante más de una década en la que ocupó diversos cargos. No en vano su primer discurso incluyó un saludo en español a lo que él llamó como “su querida diócesis de Chiclayo”.

Una frase que algunos católicos usamos con cierta frecuencia es “La Iglesia es santa y pecadora”: santa, porque Jesús es el centro de todo; y pecadora, porque los que la conformamos somos seres humanos propensos al pecado. Bajo esta premisa, León XIV tendrá la ardua tarea de convertir a la Iglesia Católica en una institución cada vez más santa y menos pecadora, velando por acercar a Dios a todos los pueblos sin distinción alguna y, como lo dijo en su discurso inicial frente a los miles de peregrinos que lo esperaban ansiosos en la plaza de San Pedro, “construir puentes”.

La historia del “Cañón Cristiano” paraguayo: el ‘trofeo de guerra’ que duerme en Brasil

La Guerra de la Triple Alianza todavía tiene sus vestigios, en algunos casos muy presentes. En el museo de Río de Janeiro “duerme” uno de los emblemas paraguayos de aquella contienda. Se trata del famoso “cañón cristiano”.

Por Juan Riveros (@JuancitoRiveros)

Construido en Ybycuí con toneladas de bronce, proveniente incluso de algunas campanas de iglesias paraguayas, el “cañón cristiano” representó un símbolo de fortaleza para Paraguay durante la Guerra de la Triple Alianza.

Al respecto, el historiador Fabián Chamorro, en reiteradas entrevistas y textos publicados, recordó que el 25 de marzo 1867, la ciudadanía asuncena recibió con vítores al Cañón Cristiano. Asimismo, indicó que la imponente arma poseía “980 arrobas de peso [11.000 kilogramos] y 150 de calibre”.

El pueblo, esperanzado en su poder de fuego, lo arrastró “a pulso”, comentó el historiador. “Las campanas hicieron vibrar su majestuoso sonido en medio de la algazara de los ingenieros y operarios que salieron a darle la bienvenida”, refiere parte de su relato.

Una de las fechas importantes relacionadas al cañón cristiano es el 22 de septiembre de 1866, específicamente en la batalla de Curupayty, donde los historiadores señalan que fue utilizado con gran éxito para repeler el avance de las tropas enemigas.

Cabe mencionar que dicha batalla fue la única en la que Paraguay salió victorioso en la Guerra contra la Triple Alianza, donde, a pesar de la inferioridad numérica de las tropas, una gran estrategia sirvió para hacer frente a los ejércitos brasileños, argentinos y uruguayos en el departamento de Ñeembucú.

Sin embargo, en 1868 el cañón fue tomado como “trofeo de guerra” por parte de las tropas brasileñas, que, al término de la contienda, lo llevaron hasta su país. Desde ese entonces, “El Cañón Cristiano” se encuentra reposando en el Museo de Río de Janeiro.

A criterio del historiador Chamorro, fueron pocos los esfuerzos de los sucesivos gobiernos en tratar de recuperar este elemento tan importante para nuestra historia. Por parte de Brasil, se realizaron promesas vanas de devolución, pero nada que pueda representar una verdadera intención de hacer “justicia” hacia nuestro país.

Una de las últimas posturas al respecto del Cañón Cristiano, fue la emitida por el actual presidente del Congreso Nacional, Basilio “Bachi” Núñez, quien pidió en una de sus alocuciones la devolución en medio del debate de las acusaciones de racismo por parte del club Palmeiras hacia el club Cerro Porteño.

En manos de Brasil todavía se encuentran otros elementos que pertenecen al Paraguay de aquella época de guerra. En contrapartida, Argentina sí devolvió a nuestro país todas aquellas reliquias. Fue durante el gobierno del presidente Juan Domingo Perón y el de Alfredo Stroessner por Paraguay.

Sobre el “saqueo” a Paraguay por las tropas aliadas, el historiador Jorge Rubiani calificó como una “Guerra de rapiña” y que incluso estaba estipulado en el tratado firmado por los tres países. “Lo que más me duele es que ningún gobierno insistió por lo menos en un pedido de disculpas por todo lo llevado”, lamentó.