Testimonios de la Sargenta (II): “La semilla de nuestros hombres debía sobrevivir”
Violencia, humillación y dolor. Stephen Bonsal recoge las vivencias de la Sargenta, quien narra cómo se las ingenió para retornar a Asunción tras zafar de la masacre en Cerro Corá, la cruda convivencia con ‘su’ brasileño y el resentimiento por la llegada del hijo no deseado.
-TESTIMONIOS DE LA SARGENTA (I): la mujer, el corresponsal y la caída de Cerro Corá-
Por Gonzalo Cáceres – periodista
Stephen Bonsal no oculta su simpatía por la bravura de los paraguayos. Hasta se entrega a la impresionante personalidad de su peculiar entrevistada. Con sus líneas le rinde honores al dolor de un pueblo mutilado, con hambre y vergüenza; aquella vergüenza propia de los vencidos.
Era 1912 y la ya anciana Sargenta navega en su mente en busca de aquellos pesados recuerdos de la Guerra Grande.
VIAJE A LA NADA
La Sargenta evitó una muerte segura por buscar comida y agua. No estuvo en el campamento de Cerro Corá la mañana en que el Ejército Imperial le puso fin a la Guerra. Es que la mujer no tuvo opción, se ocultó en el monte y vio morir a sus compañeros de armas.
Tras la masacre, se propuso volver a la capital.
“De una manera u otra, la Sargenta logró llegar a Asunción, siguiendo el sendero del ejército brasilero, viajando por la noche en la misma forma que ellos lo habían hecho de día”, arranca Bonsal.
“‘No pensé en nada, salvo en la comida. Muy tarde en la noche, cuando no había nada cerca, o muy temprano en la mañana, cuando ellos ya habían comenzado una nueva marcha, me fui sigilosamente hacia las fogatas ya apagadas, y buscando entre las cenizas, había encontrado migajas de comida que habían caído de las ollas al cocinar cuando abandonaron el campamento para comenzar la marcha. Casi no podía creer a mis ojos cuando vi las cosas que ellos habían dejado atrás. Supongo que es así el hábito entre los conquistadores. Pero siendo que recién llegué de nuestros días de hambrienta, es difícil creer lo que vi. ¡Estas bandas suertudas de negros mataban un novillo cada día! Y detrás, sobre la tierra, dejaban huesos que aún tenían grasa. Para obtener estos, yo debía pelear con los hurgadores de la jungla y los caranchos del aire’”, contó la veterana.
Ella sufría mucho por el agua sucia de los ríos y arroyos. “‘Los Macacos solían beber toda el agua buena, y con esta lavaban sus heridas y mojaban sus vendajes para refrescar sus extremidades, y dejaron pasar sus novillos y caballos para revolcarse en el fango. ‘¡Puah! Era terrible. Pude hacer muchas cosas, yo, un soldado del gran ejército del Paraguay, que estaba hambrienta pero nunca sediento, pero después de esto, yo ya no pude beber’”.
“Por los 40 días en la cual viajaba en la estela de los brasileros, ella apagaba su sed con el jugo de los apepúes ‘que el Mariscal con su sabiduría había sembrado por tales partes aisladas cuando mucho antes de la tormenta vio por delante las nubes de la guerra comenzando a formarse’”.
“‘Viste que así me salvó la vida,’ comentó la Sargenta. ‘Sí, (el Mariscal) me salvó la vida, pero perdió a nuestra patria, como dicen varios. Pero ellos son tontos. Los macacos estuvieron por llegar en cualquier caso, pero mientras él (López) vivía, los tuvo parados’”, refutó.
LOS NIÑOS Y EL LÚGUBRE PANORAMA
La Sargenta pensó que terminarían sus problemas al llegar a Asunción, pero el escarnio no hizo más que comenzar. Tenía nueve criaturas, y su hermana seis, un problema mayúsculo entre manos.
La hermana había recibido porciones de comida para todos como hijos del ejército, pero cuando terminó la guerra, ya había gastado sus ahorros y cuando vino la Sargenta “terminó con el último centavito comprando alguna tela para cubrir su desnudez de la forma más decente posible”.
“‘¡Qué espectáculo era esto! Nuestras criaturas pequeñas estaban pálidas y doloridas, tan débiles que no podían ponerse de pie, arrastrándose en las calles herbosas, sus extremidades flaquisimas, desnudas, y cubiertas por costras, y sus estómagos hinchados con el pasto que era su única comida’.
20 MIL MUJERES
“Pronto en Asunción hubo unas veinte mil mujeres desprotegidas que vinieron de las tierras devastadas. Allí se encontraron sin ayuda y la mayoría sin esperanzas”, relata Bonzal. “Algunas de estas últimas dieron sus caras a las murallas y murieron, maldiciendo a los macacos y dejando sus crianzas con nosotras. Pero hubo algunas que no se volvieron locas y entre ellas estaban las veteranas del gran ejercito; ellas ya han combatiendo para salvar a la Patria en sus sitios de batalla, y ahora estaban determinadas a salvar a su raza que estaba al borde de la extinción, porque casi ningún hombre había sobrevivido la catástrofe. Estaban determinadas a honrar a sus maridos al vencer a sus conquistadores”, alegó la Sargenta.
“LA SEMILLA DE NUESTROS HOMBRES DEBÍA SOBREVIVIR”
A ciencia cierta, hubo unos seis mil soldados brasileños en Asunción desde el 1 de enero de 1869, y un número parecido en los parajes vecinos. Las mujeres, “las madres de todos los que sobrevivían de la sangre paraguaya”, se convirtieron en sirvientes de estos aliados, “tomando comestibles por sueldos”.
“Ellos eran bastante ricos, estos macacos, recibiendo el doble de su paga de guerra; y además, explicaba la Sargenta, hubo varios latrocinios, por supuesto, y con estos muchos de ellos podían mantener a dos de nosotras. Habíamos unas veinte mil mujeres, las viudas de la guerra, y pienso que en promedio tuvimos cinco criaturas cada una de nosotras. Sí, en estos tiempos tuvimos más hijos, pero muchos murieron de hambre durante la guerra, dejándonos con solo cinco cada una. Mi único pensamiento y el único pensamiento de todas nosotras era el de que la semilla de nuestros hombres debía sobrevivir y que la sangre guaraní no desapareciera del mundo”.
Es en este punto en que -anota Bonsal- la Sargenta trae de vuelta la memoria de su difunto esposo. “Todos mis hijos vivieron y ellos han criado unos sesenta nietos a mi marido, asesinado en Cerro Corá. Sí, lo he visto caído allí mismo, y antes de comenzar mi viaje a mi pueblo, le puse al lado un espantapájaros para asustar a los caranchos. Esto era tonto de mi parte, ¿no les parece? Pero las mujeres son sentimentales, hasta cuando eran soldados”.
FRUTOS DE LA BARBARIE
Los invasores maltrataron a las paraguayas hasta más no poder. Las agresiones sexuales eran moneda corriente por aquellos días. Producto de esta situación, las paraguayas engendraron vástagos de los propios asesinos de sus padres, hijos y hermanos.
“Nosotras éramos las afortunadas. Pocos de nosotros tuvimos hijos de nuestros conquistadores. A mí me parece que era así generalmente. Supongo que nuestras sangres, envenenadas por tanto odio, no podían fluir juntas”, reflexionó.
Sin embargo, la irreducible Sargenta asume que algo de sentimiento pudo nacer de tanta tragedia. “Después de haber vivido con mi hombre brasilero por unos dos años me sorprendí a mí misma con un sentimiento extraño, y después vino un niño macaco. Era un gusanito curioso, con cara púrpura y cabello rizado oscuro, pero dentro de poquito se me envolvió alrededor del corazón. Yo le llame mi nieto, porque vino a mí para salvar a mis hijos; nació del amor que tuve para mis (hijos) paraguayos. Pero pronto murió. Y extraño como era, igual me sentía triste. No pude cocinar por una semana, pensando de este gusanito negro que había muerto, aunque, por supuesto, fue mejor que muriera”.
FIN DE LA OCUPACIÓN
Tras la proclamación de la paz, y el establecimiento de un gobierno funcional a los intereses aliados, el Ejército brasileño anunció su salida del país (1876). La carnicería acabó, pero el despojo mutó a otras formas.
La Sargenta siguió a ‘su’ brasileño a la ciudad de Corumbá, Matto Grosso del Sur, y se justificó. “Cuando llegó el día de irme, entré en la chata, el buque del ejército, con mi hombre brasilero. Todavía tenía cuatro hijos pequeños y mi hermana tres, y ninguno de ellos se podía mantener. Y en la ciudad cubierta de pasto aún no había comercio ni tampoco dinero, nada de recursos, y más que todo, no hubo caridad. Si hubiéramos quedado atrás (en Asunción), ¿Qué hubiera pasado con estas criaturas? Entonces nos pusimos nuestros rifles al hombro y ordenamos nuestras mochilas y salimos por río arriba con los soldados brasileros”.
Unas 6.000 paraguayas abandonaron el país con los invasores, la mayoría nunca más volvió.
CONTINUARÁ
Nota del autor: Transcripción de la traducción del artículo original publicado en la revista Estudios Paraguayos; Vol XXXV, No 2 (Año 2017), editada por la Universidad Católica de Asunción (UCA), entrega del historiador norteamericano Thomas Whigham, especialista en la Guerra Grande-.
Batallón de Amor: movimiento solidario que transforma vidas y dignifica el trabajo
La empatía y la solidaridad tienen un nombre en Paraguay: Batallón de Amor. Esta iniciativa ciudadana, que nació en Venezuela y se replicó en varios países de Latinoamérica, llegó a nuestro territorio gracias a la determinación y el corazón generoso de jóvenes que transforman las vidas de adultos mayores y personas vulnerables.
Con más de 2.000 integrantes en el país, este movimiento busca brindar apoyo a personas en situación de vulnerabilidad, especialmente adultos mayores y vendedores ambulantes, a través de una metodología innovadora: la compra solidaria.
Todo comenzó con un simple comentario en TikTok en diciembre, cuando alguien sugirió crear Batallón de Amor en Paraguay. La joven Ara Echagüe, actual coordinadora, no lo dudó y, con la ayuda de redes sociales, se formó el primer grupo de voluntarios. Desde entonces, la iniciativa se expandió más allá del departamento Central, llegando a lugares como Concepción y Alto Paraná.
El concepto de Batallón de Amor es sencillo pero poderoso: los voluntarios identifican a vendedores ambulantes, adultos mayores o personas en situación de necesidad y organizan compras colectivas de sus productos. De esta manera, no solo se les brinda apoyo económico, sino que se respeta su dignidad y su esfuerzo. “Es un gesto que les llena de alegría, porque les permite vender todo en un día”, explicó Ara al canal GEN.
Las convocatorias se realizan cada fin de semana, y cualquier persona interesada puede sumarse a través de redes sociales o grupos de WhatsApp. “No aceptamos dinero, queremos que la ayuda sea directa, de voluntario a beneficiario. Nos organizamos y cada voluntario compra lo que la persona vende, ya sea trapitos, yuyos o sándwiches”, agregó la coordinadora.
Uno de los casos más emblemáticos fue el de un adulto mayor que vendía trapos en una esquina de Asunción. Su historia conmovía a todos los que pasaban, y Batallón de Amor logró cambiar su realidad, al menos por un día. “Nos organizamos, le compramos todos sus productos y, a pesar de que ya nos reconocen, intentamos que sea una sorpresa para ellos”, contó Ara.
El trabajo de este grupo no se limita solo a la compra de productos. Los voluntarios también se interesan en las historias de vida de los beneficiarios y buscan brindar apoyo adicional en casos necesarios. Los voluntarios se encuentran con realidades muy duras, con abuelitos abandonados o personas que, a pesar de la adversidad, siguen luchando.
El llamado es claro: Batallón de Amor depende de la voluntad de la gente. “Al principio fue un boom por la viralidad en redes, pero esto debe seguir”, enfatizó Ara. Los interesados en sumarse pueden seguir a la organización en TikTok e Instagram bajo el usuario @batallondeamorparaguayoficial.
En un mundo donde las dificultades parecen multiplicarse, Batallón de Amor demuestra que la solidaridad sigue siendo una luz de esperanza.
El ‘jopará’, símbolo de la identidad paraguaya que cautiva a propios y extraños
“Jopará”, término acuñado desde tiempos inmemoriales para definir a esa singular mezcla entre el guaraní y el español, siempre logra despertar el interés de propios y extraños. En esta oportunidad, un importante medio británico se hizo eco del llamado “tercer idioma” de Paraguay.
Por Robert Bourgoing (@robertb_py)
Al paraguayo lo define una característica forma de expresarse al conversar con sus pares. Una charla entre amigos, una ronda de tereré o una consulta rápida a algún transeúnte...todas son ocasiones propicias para utilizar el “jopará”.
Esta singular mezcla entre el castellano y el guaraní, impregnada en la idiosincrasia de cada compatriota, se destaca por su amplia aceptación y, sobre todo, por la facilidad que otorga a sus hablantes para utilizar términos de uno u otro idioma, sin preocuparse por el respeto de las tradicionales normas que rigen la lengua española.
El reconocido medio británico BBC Mundo, en un reciente artículo, se hizo eco de esta llamativa forma en que nos comunicamos los paraguayos, resaltando las virtudes del que decidieron nombrar como “tercer idioma de Paraguay” por su masivo uso a nivel local.
El Dr. David Galeano, presidente del Ateneo de la Lengua Guaraní, resaltó que esta “alternancia” entre idiomas se caracteriza por el “préstamo” de términos o frases. “Muchas veces no sabemos cómo decir algo en guaraní, y ¿qué hacemos en ese caso?, prestamos del castellano”, manifestó al SNT.
Otro uso que se le da habitualmente al jopará (y del que quizás no somos conscientes en todos los casos) es el énfasis a determinadas expresiones, insertando “piko”, “ko”, “na”, “pa”, por citar algunos ejemplos, para complementar una sentencia formulada mayormente en español.
“Solo nosotros entendemos, por eso a un extranjero le llama la atención, uno dice algo en castellano y luego sale algo que es en guaraní. Es increíble como el paraguayo funciona perfectamente en dos idiomas”, añadió.
Según Galeano, existe una necesidad de darle mayor fortaleza a la enseñanza del guaraní y el castellano como herramientas de comunicación oral, pudiendo dejarse a la gramática en un segundo plano para priorizar la fluidez verbal. Para ello, insta al Ministerio de Educación y Ciencias (MEC) a asumir un compromiso real para lograr este objetivo.
Una de las ventajas para facilitar la comprensión del guaraní son las herramientas digitales, como el “Wikipedia en guaraní”o el traductor incluido dentro de Google Translate. A su vez, el navegador Mozilla Firefox ya incluye una versión en nuestro idioma. “Tenemos varias herramientas que bien se pueden utilizar”, refirió.
Galeano, quien es uno de los pocos Doctores en Lengua Guaraní que existen en el país, resaltó que, según las estadísticas actuales, más del 70% de la población sigue siendo guaraní-hablante, lo cual demuestra que este sigue siendo el idioma más hablado en nuestro territorio.
A su criterio, existe un “resurgir del guaraní” si se hace una comparación con algunas décadas atrás, cuando el idioma de nuestros antepasados era “censurado”, lo cual también se explica con las restricciones impuestas durante la dictadura stronista y la ya conocida historia del término “guarango”, utilizado de forma despectiva para definir a quienes osaran hablar con esta lengua.
Estemos o no de acuerdo con esta manera tan particular de expresarnos que nos caracteriza, es innegable el impacto que posee el jopará dentro de nuestra identidad y su alcance entre compatriotas, quienes con orgullo siguen adoptando a este “tercer idioma” en su día a día.
Embarazo psicológico: ¿Cómo afecta emocionalmente y qué hacer al respecto?
El embarazo psicológico es una condición en la que una mujer experimenta síntomas de embarazo, pero sin estarlo. Esto afecta emocionalmente y puede generar confusión, pero con diagnóstico y apoyo adecuado, es posible superarlo.
El embarazo psicológico, conocido también como pseudociesis, es una condición en la que una persona presenta síntomas físicos y emocionales propios de un embarazo real, a pesar de no estar efectivamente embarazada, explicó la psicóloga Paola Zapata, en contacto con HOY/Nación Media.
Indicó que, a pesar de que este fenómeno se da mayormente en mujeres, en casos raros también puede ocurrir en hombres. Esta condición, aunque compleja, es completamente real y puede tener un impacto profundo en la persona que lo experimenta.
Síntomas comunes y causas del embarazo sicológico
Entre los síntomas más comunes del embarazo psicológico se incluyen la ausencia de menstruación o ciclos irregulares, náuseas y vómitos, cambios en los senos como sensibilidad o aumento de tamaño, y aumento de peso.
Estos síntomas pueden ser tan intensos que a menudo se confunden con los de un embarazo real, lo que genera confusión en la persona afectada y en su entorno.
La especialista explicó que el embarazo psicológico generalmente está relacionado con factores emocionales y psicológicos. “El intenso deseo de quedar embarazada, la ansiedad, o el miedo a estarlo, son algunas de las causas subyacentes más comunes”, comentó Zapata.
Además, las expectativas sociales o familiares sobre la maternidad pueden añadir presión y desencadenar este trastorno.
Un aspecto relevante de este fenómeno es que, en algunos casos, los cambios hormonales pueden contribuir a los síntomas, lo que hace más difícil para la persona distinguir entre un embarazo real y el psicológico.
Diagnóstico y tratamiento
Sobre ese punto, la psicóloga dijo que el diagnóstico del embarazo psicológico se basa principalmente en una evaluación clínica detallada, donde se descartan otras causas médicas. Las pruebas de embarazo suelen dar resultados negativos, aunque algunas personas pueden obtener falsos positivos, complicando aún más el proceso de diagnóstico.
El tratamiento suele ser multifacético. La intervención más efectiva es la terapia psicológica para tratar las causas emocionales subyacentes del embarazo psicológico.
La licenciada enfatizó la importancia del apoyo emocional durante este proceso: “Escuchar activamente y brindar un espacio seguro es fundamental. La persona afectada necesita saber que sus sentimientos son validados”, asegura.
En algunos casos, si los síntomas son intensos o persisten, se puede considerar el tratamiento hormonal para equilibrar los niveles hormonales que contribuyen a la aparición de los síntomas. Además, se recomienda un enfoque integral que incluya autocuidado, actividades que fomenten la distracción y un entorno de apoyo continuo.
Consecuencias emocionales y apoyo profesional
El impacto emocional del embarazo psicológico puede ser significativo. Las personas afectadas experimentan confusión, ansiedad, tristeza e incluso depresión.
Esto no solo afecta a quien lo padece, sino que también puede generar estrés en su entorno cercano. Por eso, la empatía y el apoyo profesional son cruciales para el bienestar de la persona.
Es importante que quienes atraviesan por esta experiencia comprendan que no están solas. Según un estudio de la Harvard Medical School (2020), aunque el embarazo psicológico es relativamente raro, afecta a aproximadamente 1 de cada 22.000 embarazos reales, lo que subraya la necesidad de informar y desmitificar esta condición.
Zapata añadió que “la terapia psicológica es clave para ayudar a las personas a comprender su situación y encontrar maneras efectivas de lidiar con los sentimientos de ansiedad y confusión”.
Promoción del autocuidado y estrategias de apoyo
Además del tratamiento psicológico, el autocuidado juega un papel esencial en la recuperación. Se recomienda practicar técnicas de relajación como la meditación o el yoga, mantener una alimentación equilibrada y realizar ejercicio físico si es adecuado, ya que estas prácticas pueden ayudar a reducir la ansiedad y mejorar el bienestar general.
El apoyo emocional es igualmente crucial. Ofrecer ayuda práctica en las tareas cotidianas o simplemente estar presente para la persona puede hacer una gran diferencia.
“Es vital ser paciente y comprensivo. Cada persona tiene su propio ritmo para sanar, y lo más importante es que la persona sepa que tiene el respaldo de su entorno”, concluyó la psicóloga.