Asesinas de Lucio Dupuy dicen extrañarlo: “Pienso mucho en él y hablo mucho con él”

Magdalena Espósito Valenti y Abigaíl Páez son las asesinas de Lucio Dupuy. Tanto la madre como su novia fueron encontradas culpables de asesinato; y a la segunda se le sumó el delito de violación. Ambas dieron sus testimonios antes de ser condenadas por la justicia.


Fuente: Infobae

Según publica Infobae, fueron decenas audiencias en las que se mostró una cantidad de pruebas sorprendente, desde la autopsia, hasta chats y testimonios de personas que habían escuchado los golpes al chiquito. Todo eso fue lo que les permitió a los magistrados llegar, hace instantes, al veredicto condenatorio.

Pero existieron dos jornadas del debate oral que fueron especiales porque las acusadas hablaron. Decidieron no responder preguntas, pero contaron cómo fue ese día y dieron sus sensaciones luego de la muerte del nene. Infobae ya había presentado la transcripción de esos testimonios, ahora presenta los audios completos.

La primera en hablar fue Abigaíl Páez, la novia de la madre. La mujer relató lo que hizo ese día, haciendo hincapié en el momento en que golpeó a Lucio hasta matarlo. Está claro que mintió porque dijo que solo se trataron de “patadas en la cola”. Pero, además, sostuvo que “extrañaba” a la víctima.

“Cuando llegué, lo vi a Lucio y, bueno… Se estaba mandando un moco. No importa porque eso no viene al caso. Entonces, yo lo tomé del brazo y le pegué una patada en la cola, varias. Fue todo muy rápido, no sé. Le pegué y no medí dónde, la verdad, ni sé por qué tampoco. Porque… No sé. La verdad no le encuentro una explicación todavía. Sé que lo lastimé, me di cuenta en el momento. Intenté remediarlo. Luego, lo alcé y lo llevé a la ducha porque pensé que iba a reaccionar. Él me intentaba hablar, estaba consciente todavía”, dijo.

Después, continuó con su relato: “Se bañó parado, me intentaba hablar, como decir algo, pero no le salían las palabras. Cómo vi que se estaba debilitando o desvaneciendo, no sé, lo saqué de la ducha, lo tapé con su tallón y lo llevé a mi pieza. Lo senté en la cama y me fui a buscar ropa a su pieza para cambiarlo lo más rápido que podía, porque era una situación muy desesperante en la que no sabía cómo reaccionar, qué hacer para que él se recomponga, no sé”.

La Justicia comprobó que, en realidad, para ese momento Lucio agonizaba a raíz de una feroz golpiza que había recibido.

Abigaíl prosiguió ante la atenta mirada de los presentes aquel día: “Cuando voy a buscar ropa para cambiarlo, escucho un golpe y lo veo que él estaba tirado en el piso sin reacción. De cara al piso. Ni siquiera había apoyado las manos. Como desmayado, no sé. Entonces, yo, del mismo temor, de la misma situación, lo toqué con el pie para ver si reaccionaba y vi que no tenía respuestas de él, entonces me acerqué y lo di vuelta, y lo puse boca arriba. Le intenté hacer RCP. No sé si lo hice bien o no, sí pude haberlo lastimado más o no, porque no sabía hacer la maniobra como correspondía”.

Los investigadores están convencidos de que tanto el golpe que relató como cayéndose de la cama y las maniobras de RCP fueron un pobre justificativo.

Abigaíl luego comenzó a realizar consideraciones personales del nene que, ahora sabemos con certeza, asesinó: “La verdad que nunca en mi vida viví una situación así, ni hubiera querido matarlo ni hubiera querido lastimarlo. Simplemente, no sé qué me pasó, me enojé porque él estaba haciendo cagadas, él siempre vivía haciendo cagadas, como cualquier nene, pero eso no quería decir que fuera un nene malo o que se lo viviera cagando a palos, cómo están diciendo todo el tiempo. No eran así las cosas. Él era un nene que tenía una vida normal y feliz”.

También contó el momento en que estuvo con Lucio en el hospital, cuando el chiquito de solo 5 años ya estaba muerto. Su revelación, a la luz de los hechos y la condena en su contra, es siniestra: “Yo lo tomé de los pies cuando el doctor me dijo que había fallecido, y me dijo que no lo tocara porque no podía tocarlo. Gritaba. Me acuerdo que no pude reaccionar, creo que, no sé, tres o cuatro días después lloré porque no reaccionaba, no sé. Estaba traumada con su imagen en mis brazos y estaba muerto, y yo lo estaba criando. Lo conozco desde que es un bebé, desde que tiene 2 años. Lo extraño mucho”.

Casi sobre el final, mencionó una de las frases más dolorosas escuchadas en la sala de audiencias: “Realmente, yo no me imaginé nunca que esto pudiese llegar a pasar, ni era mi intención tampoco. Sé que hice mal las cosas y que no se justifica una violencia para nada, de ningún tipo. Y sí reconozco que se le daba un correctivo cuando él hacía cagadas, como cualquier nene, pero no eran una cosa cómo la están contextualizando, como están queriendo hacerlo ver… que lo cagábamos a palos todos los días, que lo violábamos, no es así. Yo lo amaba y lo extraño mucho, y pienso mucho en él y hablo mucho con él”.

La segunda en hablar durante el debate fue la progenitora de Lucio. Magdalena Espósito recordó que ese día se fue a trabajar y su hijo estaba vivo. Ahora, se sabe que mentía. Lucio ya estaba muerto o, al menos, agonizaba.

“Después de merendar, se hace la hora de ir a mi trabajo. Le digo a Abigaíl si me puede llevar y ella me dice que sí. Agarro el casco y mis cosas, y le aviso a Lucio que me voy al trabajo, lo saludo y le digo que se va a quedar un ratito solo, que Abigaíl me lleva y vuelve. Y nada, me fui”, comenzó Magdalena.

La mujer luego explicó que fue Abigaíl Páez, su novia, la que fue a buscarla al trabajo para decirle que “tenían que ir al hospital”, aunque, según sus dichos, sin aclararle por qué.

”A las nueve y media, no recuerdo bien el horario, me avisa mi supervisor que tenía que bajar al subsuelo porque estaba mi pareja, Abigaíl, que me necesitaba. Cuando llego al estacionamiento, estaba Abigaíl muy angustiada y me dice que le había pasado algo a Lucio, que teníamos que ir al hospital. Me repite eso como dos o tres veces. Yo le pregunto: ¿pero qué pasó? Y ella me dijo eso, nada más, que teníamos que ir al hospital porque estaba Lucio en el hospital”.

Magdalena, a esta altura de su relato, comenzó a quebrarse, aunque por pocos segundos. Relató qué pasó cuando llegó al hospital: “Me bajo lo más rápido que puedo de la moto y me acerco a la puerta del hospital, y se me acerca un policía y me dice que Lucio había fallecido. Yo no entendía nada. Yo no lo podía creer. No entendía cómo me podían decir semejante cosa. Quería ver con mis propios ojos lo que estaba pasando. Me dijo que sí, que lo iba a poder ver. Me llevan a una sala donde estaba él. El médico me dice que, por favor, no lo tocara, porque tenían que hacer su trabajo. Yo no entendía nada, no podía creer que me estuvieran diciendo eso”.

La progenitora de Lucio, ahora condenada por asesinato, insistió en que cuando se fue de su casa para ir a trabajar, Lucio estaba vivo: “Yo cuando lo dejé en mi casa, que me fui al trabajo, Lucio me saludó y estaba con vida. Lo veo en la camilla y les preguntó por qué, qué había pasado. Y me dicen que estaba golpeado. Yo me alteré. Me sacaron de la sala y me llevaron otra vez afuera. Yo no lo podía creer. Sinceramente, sigo sin poder creerlo. Es el día de hoy que sigo sin poder creerlo”.

Para finalizar, remarcó que tenían “una vida normal”: “Yo solo quiero aclarar que nosotros teníamos una vida normal. Lucio era un nene feliz y estaba contento de estar conmigo. Él quería estar conmigo porque ya había pasado un tiempo lejos mío, y él me decía que quería estar conmigo”.

Las dos condenadas seguirán un tiempo más en la cárcel de San Luis, en que la fueron alojadas a los pocos días del crimen. Probablemente, luego serán trasladadas, aunque no se sabe a dónde. Pero lo más importante del día de hoy es que ya no están presas por una presunción. Ya existe sobre ellas una certeza.

Son las asesinas de Lucio Abel Dupuy.

Encuentran a joven nigeriana secuestrada hace diez años

El ejército nigeriano anunció este jueves que encontró a una de las 276 estudiantes secuestradas por la organización yihadista Boko Haram hace diez años en la pequeña localidad de Chibok, en el noreste de Nigeria.

Fuente: AFP

Lydia fue “rescatada junto a sus tres hijos” cerca de la ciudad de Ngoshe, en el estado de Borno, anunció el ejército en un comunicado, precisando que la joven está embarazada de cinco meses.

El secuestro, ocurrido el 14 de abril de 2014, provocó entonces la indignación internacional y desencadenó una campaña llamada “Bring back our girls” (“Traigan de vuelta a nuestras niñas”).

Cerca de 100 de las jóvenes siguen desaparecidas.

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A lo largo de los años, el ejército rescató a varias de ellas, muchas de las cuales habían sido obligadas a casarse con sus captores yihadistas.

Los miembros de Boko Haram, ahora debilitados por las operaciones del ejército y las luchas internas con su facción rival Estado Islámico del África Oriental, siguen sin embargo perpetrando atentados en el norte de Nigeria, principalmente en zonas remotas.

La insurgencia yihadista en esa zona del país ha dejado más de 40.000 muertos y dos millones de desplazados desde 2009.

Los secuestros masivos siguen siendo una gran preocupación en Nigeria ante la proliferación de grupos criminales armados conocidos como “bandidos” que operan en las carreteras, en los hogares de las víctimas e incluso en las escuelas para obtener rescates.

Más de 1.680 alumnos fueron secuestrados en escuelas nigerianas entre 2014 y 2022, según la oenegé Save the Children.

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En marzo, más de 130 niños fueron secuestrados en su escuela por hombres armados en el estado de Kaduna, en el noroeste, siendo este uno de los mayores secuestros de los últimos años en Nigeria.

El ejército nigeriano declaró que todos los alumnos habían sido rescatados unas semanas después en el estado vecino de Zamfara.

Brasil se consolida como mayor productor de azúcar en el mundo

La producción de azúcar en Brasil, apoyada en una zafra sin precedentes y precios mundiales favorables, alcanzó un nivel histórico en la temporada 2023-2024, consolidando al país como el mayor productor mundial, según cifras oficiales divulgadas este jueves.

La producción ascendió a 45,7 millones de toneladas, un alza del 24%, anunció la Compañía Nacional de Abastecimiento (Conab) en su último informe.

Brasil, el mayor exportador mundial de azúcar, también alcanzó un récord de ventas al exterior entre abril de 2023 y marzo de 2024, con 35,2 millones de toneladas, 26,8% más respecto de la zafra anterior.

Además del aumento de los precios mundiales, Conab señaló que el país suramericano se benefició de una “disminución de los envíos de productores importantes como India y Pakistán, que han sufrido problemas climáticos”.

El gigante agrícola cosechó 713,2 millones de toneladas de caña de azúcar durante esta temporada (+16,8%).

El resultado de la zafra refleja además el aumento de la productividad en las principales regiones productoras, impulsado tanto por las inversiones en el sector para renovar las plantaciones como por condiciones climáticas favorables, particularmente en el estado de Sao Paulo (sureste), explicó la empresa pública vinculada al Ministerio de Agricultura.

La productividad alcanzó los 85.580 kilos por hectárea, un 16,2% más que en la cosecha anterior.

Ante los atractivos precios mundiales del azúcar, los productores brasileños prefirieron la producción de la materia prima frente a la de etanol (producido a partir de caña de azúcar), que aún así aumentó un 12%, hasta los 29.700 millones de litros.

Después de alcanzar en septiembre pasado su nivel más alto desde 2010, los precios mundiales del azúcar, calculados por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), han vuelto a caer, sobre todo en vista de las perspectivas de una cosecha abundante en Brasil.

En marzo, “la magnitud de las exportaciones de Brasil también afectó los precios mundiales del azúcar”. Pero “los continuos temores sobre la cosecha” en el país sudamericano, “que sufrió una sequía prolongada”, finalmente “limitaron la caída”, indicó la FAO en su informe mensual sobre los precios de los alimentos de principios de abril.

Conmoción en Uruguay por la violación y asesinato de una estudiante de 24 años

Bárbara Prieto fue interceptada cuando se dirigía al Instituto de Formación Docente de Rivera.

Bárbara Prieto, una joven uruguaya de 24 años a la que le faltaban dos materias para recibirse de maestra, salió el martes por la mañana a clase y nunca regresó. Su violación y asesinato han levantado la indignación en Rivera, la ciudad al norte de Uruguay donde tuvo lugar el crimen.

El hermano de la joven presentó la denuncia ante la Policía ese mismo día a las 19 horas, alegando que su hermana no pasaba tanto tiempo ausente sin comunicarse, y los hechos se precipitaron.

Los agentes identificaron las cámaras que había en el camino que habitualmente tomaba la estudiante hacia el Instituto de Formación Docente y en una quedó grabado el momento en el que un joven en bicicleta se acercaba a la ella por detrás, forcejeaba y se la llevaba a un descampado, de donde salió ya solo, informa Montevideo Portal.

Al rastrear la zona, cercana al antiguo centro comercial Melancia, encontraron las pertenencias y los documentos de Prieto, un poco más allá, se encontraba su cuerpo, semidesnudo y con evidentes signos de violencia.

Detenido y en prisión preventiva

Su asesino fue encontrado rápidamente, esa misma noche. Se trata de un joven de apenas 20 años que antes de ser capturado había intentado vender el celular de su víctima.

El detenido, identificado como Anderson Isaías Sosa Escotto, fue imputado este miércoles por el delito de homicidio muy especialmente agravado por haberse cometido con graves sevicias, recoge el mismo medio local.

La fiscal Alejandra Domínguez dispuso la prisión preventiva para Sosa por 180 días por un crimen cometido con “excesiva crueldad”. La estudiante sufrió una agresión sexual y recibió varias heridas cortopunzantes antes de ser asesinada. La fiscal también informó de que la víctima no conocía al asesino.

El delito de feminicidio agravado conlleva una pena de entre 15 y 30 años de cárcel, a lo que se puede agregar otros 15 de medidas limitativas.

Rivera expresa su repulsa

El miércoles la ciudad de Rivera se echó a la calle para manifestar su repulsa por el brutal asesinato.

En la marcha participó el pastor de la comunidad cristiana a la que Prieto asistía, Nelson da Rosa. “Amaba cantar, amaba la música y realmente era muy buena en lo que hacía y muy amiga. Todos hemos sentido mucho, mucho, mucho. Ha sido una pérdida muy grande para nosotros”, señaló en declaraciones recogidas por Subrayado.

También acudió a la muestra de duelo la directora del Instituto de Formación Docente de Rivera, Silvia Brasil, que la definió como “una alumna muy dulce, muy alegre, siempre sonriente, muy educada”.

Por su parte, la Asociación de Maestros de Rivera emitió un comunicado expresando su “dolor e indignación” por el femicidio, pidiendo justicia y que se aborde “de modo serio y permanente este mal social”, según recoge Teledoce.