Él era un psicópata y ella una ninfómana: fueron los asesinos de los corazones solitarios
Fue uno de los casos policiales más famosos de Estados Unidos. Esta es la historia de dos monstruos que mataban juntos y murieron juntos en la silla eléctrica.
Fuente: Clarín
Él se llamaba Raymond Fernández. Nacido en Hawái, el 17 de diciembre de 1914, su infancia fue un infierno. Su familia, que había llegado desde España a suelo norteamericano, decidió no enviarlo a la escuela porque tenían otra tarea para darle: trabajar de la mañana a la noche en la granja familiar.
Raymond no solo debía enfrentar el trabajo infantil sino también el odio que su padre tenía contra él. Un ejemplo se lo dio cuando el chico tenía 16 años. Junto con dos amigos estaban robando unos pollos cuando fueron descubiertos.
Los tres chicos fueron a parar a una celda. Dos fueron liberados a las tres horas tras el pago de una pequeña fianza por parte de sus padres. Raymond fue a la cárcel dos meses. Su padre no quiso pagar la fianza.
Con la depresión, la familia decidió volver a España. Arribó la Segunda Guerra Mundial y Raymond ofreció sus servicios al ejército británico. Pero no fue al frente. Trabajó como espía en el Peñón de Gibraltar.
Antes de marcharse, se casó con una hermosa joven, Encarnación.
Terminado el conflicto bélico a Gibraltar, Raymond se dedicó a su esposa, con la que tuvo 4 hijos. Pero había que alimentarlos y en busca de dinero viajó a Estados Unidos. Su mujer quedó en España al cuidado de los niños.
El viaje, el golpe, el cambio
En ese viaje Raymond sufrió un accidente. Una escotilla se soltó y cayó sobre la cabeza del hombre. Su cráneo se partió, su cerebro sufrió heridas y perdió mucha sangre.

Lo dieron por muerto, pero arribó con vida a tierra y fue internado en un hospital donde luchó contra la muerte durante dos meses.
Su cuerpo se recuperó, pero ese fatídico golpe le mató el alma.
De aquel hombre tranquilo, callado, y amante de su esposa e hijos, nada quedó. El golpe, además, le había despertado un apetito sexual que parecía insaciable, sin importarle la edad de sus conquistas.
Raymond se olvidó de su mujer e hijos y empezó a tener decenas de amantes. Y aquel hombre correcto se transformó en un delincuente. Y en un monstruo.
En 1946 fue a parar a la cárcel por robo e intentar de contrabando. Allí abrazó el ocultismo, desde el vudú hasta la magia negra pasando por el hipnotismo.
Creyó que tenía poderes mentales y podía influir en las personas a distancia. Le escribió una carta al juez que lo había sentenciado a prisión diciéndole que su castigo había sido desmedido. Créase o no, el juez le dio la razón y salió en libertad después de pasar pocos meses tras las rejas.
Eso lo convenció de dos cosas: tenía poderes y los debía utilizar con las mujeres para hacerse rico. En cuanto salió de prisión empezó a enviar cartas a mujeres a los cientos de clubes de “Corazones Solitarios”.
Miles de mujeres sin hombres después de la Guerra buscaban rehacer su vida sentimental dando sus perfiles en revistas y diarios. Un Tinder de aquellos tiempos.

Raymond encontró decenas de mujeres que caían ante sus encantos a los que les agregaba un “extra”: en las cartas que enviaba colocaba pequeñas dosis de “polvos mágicos” que había comprado en una tienda de santería.
El “negocio” de Raymond empezó a dar frutos. Recibía regalos costosos y dinero a granel de sus amantes.
Su carrera de muerte
En 1947, Raymond conoció a Jane Lucilla Wilson Thompson, que vivía con su madre. El hombre se instaló en la casa de las mujeres. Después de dos meses de convivencia convenció a la mujer que pagara un viaje de vacaciones a España.
Visitaron Madrid, Granada y Málaga… donde la vivía la mujer de Raymond y sus cuatro hijos. Allí, la señora Thompson se enteró que su novio era casado. Durante días ambas mujeres vivieron bajo el mismo techo, hasta que la señora Thompson, una mujer cercana a los 60 años no aguantó más y se fue a un hotel en Sevilla.
Al día siguiente apareció muerta, supuestamente por un ataque al corazón. Fue el primer asesinato de Raymond, que horas después de descubrirse el cuerpo de la mujer se embarcó a Estados Unidos.
Al llegar a Nueva York se presentó en el departamento de la señora Thompson y habló con su madre. Por boca de Raymond se enteró de la muerte de su hija y de otra noticia: él era único heredero de ese departamento y para certificarlo sacó un documento firmado por la mujer fallecida.

A todas luces la firma estaba falsificada, pero la anciana mujer no se dio cuenta y el bueno de Raymond le “permitió” que viviera unos meses en un cuarto hasta que encontrara un nuevo hogar.
Ya entrado el 1947, Raymond sumaba amantes y estafas contra ellas. Hasta que se escribe con la directora de un jardín de infantes en Florida. Se trataba de Martha Seabrook Beck, de 26 años.
Ella se enamoró rápidamente por carta y él también, cuando se enteró que la joven mujer tenía una propiedad y ahorros.
Martha, la otra cara del mal
Martha tenía muy mal carácter, producto de las burlas que recibió en el colegio por su obesidad. A los 13 años fue violada por su hermano mayor y eso despertó en ella un deseo irrefrenable por el sexo.
Su madre, para solucionar el problema, la encerraba en su casa. Y ella comenzó a soñar con un príncipe azul que viniera rescatarla.
A los 22 años se recibió de enfermera, pero no consiguió trabajo en ningún lado. La discriminaban por su obesidad. Martha pesaba 115 kilos. Sólo logró un puesto en unas pompas fúnebres para lavar y amortajar a los cadáveres.
Se mudó a California y logró un trabajo en un hospital. Liberada de su madre dio rienda suelta a su apetito sexual. De noche frecuentaba bares y paradas de colectivos y se acostaba preferentemente con soldados y colectiveros.
Uno de ellos dejó embarazada a Martha, el hombre no quiso casarse y ella volvió a la casa materna.
Le inventó una historia a su madre: dijo que había estado de novia con un oficial de la Marina, que había muerto en la Guerra.
Dio a luz y consiguió trabajo en el mismo hospital donde fue internada, pero fue despedida por “conducta escandalosa”, al ser descubierta en pleno acto sexual con un paciente.

En 1944 Martha se casó con un chofer de colectivos, Alfred Beck, pero el matrimonio duró apenas seis meses, cuando Martha ya estaba embarazada por segunda vez. Además de un hijo de ese hombre, Martha se apropió de su apellido.
En 1946 entró a trabajar en una residencia para niños minusválidos y fue tan bueno en su trabajo que la nombraron directora del establecimiento. Pero a sus deseos sin fin por el sexo le agregó el alcohol, que comenzó a consumir en exceso.
El encuentro del sádico y la ninfómana
Un amigo quiso ayudarla y escribió al club de los “Corazones Solitarios” de Nueva York en su nombre. De esa manera conoció a Raymond Fernández.
Martha creyó haber encontrado a su príncipe azul. Raymond a una buena fuente de ingresos. Cuando llegó a Florida, Raymond quedó sorprendido. La mujer con la que se había escrito y que se describía como una grácil, hermosa y muy sexy, no existía.
Para colmo de sus males se enteró que era pobre y a duras penas podía mantener a sus dos hijos. El estafador había sido estafado.
Después de aquel primer encuentro (que también fue sexual), Raymond volvió a Nueva York y se olvidó de Martha, pero esta lo comenzó a bombardear con cartas declarándole que estaba perdidamente enamorada de él.
Pasaron los meses, y Raymond recibía docenas de cartas de Martha. El le contestaba que no sentía nada por ella y que era mejor que lo olvidara.
Martha decidió suicidarse metiendo la cabeza dentro del horno, con el gas abierto. Lograron salvarla a tiempo.
Después que le dieran el alta la mujer le envió una nueva carta a Raymond donde le contaba su intento de suicidio.
Raymond cambió de actitud. Le contestó con un telegrama invitándola a pasar unos días en Nueva York. Ella dejó a sus hijos con unos familiares y viajó.
Creía que su príncipe azul se había rendido. Lo cierto es que Raymond había encontrado su otra mitad malvada de alma. Sometía a Martha a sexo duro y violento por horas y a ella le encantaba. Eran la perversidad por duplicado.
Después de las dos semanas que ella había pedido de licencia en su trabajo, debió volver a Florida. Al llegar se encontró con una dura noticia: había sido despedida del hogar de niños. Sus intentos de suicidio no la calificaban para estar a cargo de la institución.
En Enero de 1948, Martha y sus dos hijos se aparecieron en la puerta del departamento de Raymond Fernández, en Nueva York.

El hombre casi se desmaya. Creyendo que se la sacaría de encima le dijo: “Te podés quedar vos, pero nada de hijos”.
La mujer demostró que era igual o de peor a él. El 25 de enero de 1948 abandonó a sus hijos para siempre en una oficina del Ejército de Salvación.
La primer medida como “amante oficial” de Raymond la dio enseguida: echó a la calle a la verdadera dueña del departamento, la anciana Lucilla Thompson.
Raymond se dio cuenta que esa mujer era la que necesitaba para desarrollar la idea que tenía en mente y le contó la verdad: tenía decenas de amantes con el único fin de estafarlas.
Martha no se echó atrás. Aceptó trabajar junto a él. Ella sería su hermana ante las futuras amantes que conociera.
Un camino plagado de asesinatos
El 28 de enero de 1948 encontraron a la primera víctima de la pareja: Esther Henne. Raymond y Esther se casaron en una pequeña ceremonia en Fairfax, Virginia. A los pocos días la mujer se dio cuenta que estaba frente a una pareja estafadora cuando le vendieron el auto y le quisieron hacer firmar una póliza de vida.
Esther abandonó al hombre y su departamento, pero quedó con vida.
La tercera esposa de Fernández (segunda en Estados Unidos), Myrtle Young, no tuvo tanta suerte. Después de unos días del casamiento se dio cuenta que su esposo la estaba robando y que su hermana tenía acercamientos “extraños” a su hermano.
Myrtle sufrió una sobredosis de barbitúricos y la diabólica pareja la subió a micro que iba rumbo a Arkansas, donde murió en el trayecto de una hemorragia cerebral.
En diciembre de 1948, Raymond y Martha se habían gastado todo el dinero que le robaron a Young. Y salieron a “cazar” la próxima víctima. Siempre con el mismo anzuelo: intercambio de cartas en “Corazones Solitarios”.
La que cayó en la trampa fue una viuda de 66 años: Janet Fay. Raymond fingió ser un hombre muy religioso al darse cuenta que la mujer era toda casa e iglesia.

Después de un intercambio de cartas Raymond se presentó en la casa de la mujer para las fiestas de fin de año. Acompañado por Martha, a quien presentó como su hermana.
Todo fue rápido. Raymond (que dijo llamarse Charles Martin) le propuso casamiento y la viuda aceptó. El trío fue a vivir a un departamento que Raymond alquiló en Long Island, pagado por su futura esposa.
Durante la primera semana de enero de 1949, Janet visitó varios bancos para sacar el dinero de sus cuentas: U$S 6.000. Una fortuna en aquella época que fue a manos de Raymond.
Una noche, la señora Fay, que ya dudaba de la extraña hermana de su novio, le dijo que en cuanto se casaran, ella se debía ir. No iban a convivir los tres bajo el mismo techo.
Martha asintió. No iban a convivir los tres bajo el mismo techo. Y la mató a martillazos.
Al despertarse, Raymond se encontró con la tragedia ya concluida. La feroz pareja colocó un toallón alrededor de la cabeza de la muerta, la colocaron en el baúl del auto y la escondieron en el sótano de una casa alquilada en Queens.
El mismo día que asesinaron a Janet Fay, el hombre recibió la carta de otra de sus enamoradas, Delphine Downing, una viuda de 41 años que vivía en Michigan, con su pequeña hija de dos años, Rainelle.
La pareja del mal se presentó en la casa de la mujer con la misma historia. Durante días Raymond y la viuda llevaron vida de novios bajo el mismo techo, con la “hermana” Martha de testigo.
El más feroz de sus asesinatos
Que él tuviera sexo solo con Janet enfureció a Martha. Después de unas semanas, Martha decidió eliminarla.
Y Raymond estuvo de acuerdo. Ella durmió a la mujer con unos somníferos, él le colocó un toallón en la cabeza y luego le disparó varias veces en la cabeza.
La mujer fue enterrada en el sótano de la casa, bajo varias capas de cemento. Pero quedó un inconveniente en el que no habían pensado: ¿qué hacer con la pequeña hija de Delphine, Rainelle?.
Concluyeron que también había que eliminarla, pero el hombre no quería hacerse cargo. Fue Marta la que llevó a la pequeña al sótano y la ahogó. Luego la enterraron al lado de su madre.
Los vecinos de la señora Downing se dieron cuenta que algo raro pasaba. Varios días sin verlas ni a ella ni a su hija. Y esos desconocidos viviendo en su casa. Llamaron a la policía.
Raymond y Martha fueron detenidos cuando volvían una noche del cine. Ambos confesaron sus crímenes y la noticia conmovió a Estados Unidos durante semanas. Eran “Los Asesinos de los Corazones Solitarios”.
Al quedar tras las rejas, Raymond Fernández pareció convertirse nuevamente en aquel hombre que fue antes de su accidente: “Deberían matarme. Hice cosas horribles, pero no tengo miedo a la silla”.
El hombre le envió una carta a su esposa española y madre de sus cuatro hijos, Encarnación Robles, pidiéndole que lo visitara. La mujer se negó rotundamente.
Martha, en cambio, lloraba y se declaraba una víctima del amor: “La mía es una historia de amor, pero solo aquellos que han sufrido por amor pueden entenderme”.
El final de los monstruos
El juicio duró 44 días. Fue largo porque así lo quiso el público, la justicia y la prensa. El 17 de Junio de 1949 fueron declarados culpables y condenados a la silla eléctrica en la cárcel de Sing-Sing, en Nueva York.
Los psiquiatras también tuvieron su momento de gloria. Martha le preguntó a uno de la prisión: “¿Raymond nunca me quiso, verdad?”. Y el profesional le contestó: “No, nunca la quiso, y usted no lo sabía pero está contagiada de sífilis por él”.
El 8 de Marzo de 1951, dos horas antes de ser ejecutados, Fernández le envió un mensaje a Martha, en el que le decía “Me gustaría gritarle al mundo el amor que siento por ti”. Beck abrazó a una enfermera y le dijo “Ahora sé que Raymond me quiere y puedo afrontar la muerte con alegría”.

La última comida de Martha consistió en pollo frito sin alas, papas a la francesa y una ensalada de lechuga y tomate.
Raymond pidió una tortilla con cebolla, papas fritas, chocolate y un habano cubano.
A las 11 de la noche, Raymond Martínez Fernández fue ejecutado en la silla eléctrica y sus últimas palabras fueron un alarido en el que declaraba su amor por Martha.
Cuando fue el turno de Beck, ella tuvo problemas para acomodarse en la silla y casi en un susurro dijo “adiós”. A las 11.24 pm Martha Beck Seabrook falleció.
El caso inspiró varias obras y libros, y también un par de películas, la más famosa protagonizada por John Travolta, Jared Leto y Salma Hayek, en el 2007.
Nueva York inundada por lluvias torrenciales; el metro parcialmente paralizado
Las fuertes lluvias que cayeron durante la noche del jueves al viernes en el noreste de Estados Unidos inundaron carreteras en Nueva York y paralizaron parcialmente el metro y los aeropuertos.
Fuente: AFP
La gobernadora del estado de Nueva York, Kathy Hochul, declaró el “estado de emergencia” para Nueva York, Long Island, al este de la megaciudad, y el valle de Hudson, debido a “las precipitaciones extremas que se están observando”, según anunció en X (antes Twitter).
Imágenes difundidas por periodistas de la AFP, medios locales y redes sociales mostraban vehículos circulando con dificultad por carreteras inundadas o incluso completamente bloqueadas por el agua, que llegaba hasta el nivel de las ventanillas de los automóviles.
Numerosas estaciones de la gigantesca red de metro de la metrópolis han quedado parcialmente inundadas y varias líneas centrales están cerradas en Brooklyn.
“Seguimos evacuando el agua de las vías en estaciones de Brooklyn y Manhattan”, indicó en X la cuenta oficial del metro de Nueva York.
El aeropuerto de La Guardia anunció por su parte que todos los accesos a la Terminal A están “actualmente cerrados”.
La congresista demócrata de Nueva York Alexandria Ocasio-Cortez dijo en un correo electrónico que envió a sus electores que habían caído entre 5 y 12 cm de lluvia en los distritos de Manhattan, Queens y Brooklyn, y aún se esperan entre 2,5 y 7 cm, según las zonas.
De acuerdo al Servicio Meteorológico de Estados Unidos, las abundantes precipitaciones son causadas por un sistema de baja presión que se extiende a lo largo de la costa del Atlántico medio y atrae aire húmedo del océano, “produciendo áreas de fuertes lluvias sobre las regiones del norte y del este”.
En septiembre de 2021 el huracán Ida mató a 13 personas solo en la ciudad de Nueva York, la mayoría atrapadas en los sótanos de antiguas casas transformadas en apartamentos en una urbe que vive una grave crisis inmobiliaria.
París, la ciudad de la luz, la moda y los perfumes, azotada por chinches
Colchones de camas, asientos de salas de cines, de buses y de metro, la plaga de chinches que sufre París, se ha convertido en el tema recurrente en las conversaciones y quedas de ciudadanos de la capital francesa.
Estos parásitos de minúsculo tamaño han generado una auténtica alarma entre los habitantes de la ciudad luz, tal y como es reflejada en portadas de periódicos galos.
No hay datos actualizados sobre el alcance de la invasión de esta plaga, pero la magnitud del problema llega a extremos significativos, al punto que se convierte en una agenda principal para las autoridades.
Entre las poblaciones más densas de Europa, París es presa de la preocupación por el alcance de los chinches, cuando todos palpitan que, en menos de un año se realicen los Juegos Olímpicos y Paralímpicos en el verano de 2024 en París.
“Los chinches de cama son un problema de salud pública y tienen que ser declarados como tal. Es necesario que el Estado reúna de manera urgente a los actores implicados para poner en marcha un plan de acción a la altura de ese azote que afecta a la sociedad, que exige soluciones urgentes y de fondo”, expresó el vicealcalde de París, Emmanuel Grégoire, al ser abordado sobre el tema.
El mismo remitió una carta a la primera ministra francesa, Élisabeth Borne, para pedirle la organización de un congreso nacional respecto a las plagas y solicitó que la agencia regional de salud asuma el costo financiero de las desinfecciones, para acabar con la invasión de los parásitos.
“Estamos preocupados porque es una especie invasiva. Si no abordamos el problema desde la raíz, podemos resultar desbordados”, advirtió, y propuso que en los seguros de las viviendas -que son obligatorios en Francia- se incluya también una cláusula sobre el riesgo de chinches.
El Ayuntamiento de izquierdas de París por su parte, reclama una respuesta del Gobierno francés, de signo liberal y con el que tiene relaciones tirantes.
“Tenemos que actuar en favor de un mejor servicio para los usuarios, para proteger y tranquilizar”, acotó el funcionario.
Además de los chinches, la invasión de roedores, convirtió a París en un extenso mercado para las empresas de desinfección. En el caso de los chinches pueden llegar a cobrar 250 euros por un pequeño apartamento.
El último conteo oficial que data de junio de 2023, señala que el 11 % de los hogares franceses estaban afectados por los chinches de cama.
“La limpieza no evita por sí sola una primera infección, pero sí que es cierto que una buena higiene y una detección rápida evitan las grandes infecciones”, señala el Ministerio de Sanidad de Francia, que actualizó esta semana una guía sobre cómo actuar en caso de infección de chinches.
Estos insectos, tienen costumbre nocturnas para alimentarse de la sangre de las personas y se reproducen fácilmente, estuvieron erradicados a mediados del siglo XX, hasta que, a finales de los 90 regresaron al país.
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Bárbara acción en Inglaterra: taló el árbol de Robin Hood, de más de 300 años
Funcionarios del Parque Nacional de Northumberland, Inglaterra, quedaron estupefactos al comprobar que el árbol de Robin Hood, de más de 300 años, fue talado deliberadamente por un joven que desató el repudio general contra su criminal acción.
Fuente: BBC/AFP
El árbol solitario en el norte de Inglaterra había sobrevivido a todo tipo de inclemencias, incluso a las amenazas más extremas que azotaron su entorno campestre.
Un adolescente de 16 años fue arrestado por ser el sospechoso de haber perpetrado el delito de daños a la propiedad de uno de los símbolos de la campiña anglosajona.
“El árbol es un ícono de renombre mundial y su pérdida ha causado una gran conmoción, tristeza e ira en toda la comunidad local y más allá”, dijo el jefe de policía Kevin Waring a periodistas que concurrieron a ver lo que dejó el criminal hecho vandálico.
En el año 2016 fue nombrado Árbol del Año en un concurso organizado por Woodland Trust, una organización benéfica de conservación de bosques en Reino Unido.
Mientras tanto, la Fundación Nacional para Lugares de Interés Histórico o Belleza Natural dijo que estaba “conmocionada y entristecida” por la pérdida de este árbol del tipo sicomoro, “una característica importante e icónica del paisaje durante casi 200 años”.
Alison Hawkins, que vive en Liverpool, fue una de las primeras en llegar al lugar este jueves, mientras caminaba junto a los restos de la famosa muralla romana.
Le contó a la BBC que se puso a llorar cuando un guardaparque nacional le dijo que el árbol había sido talado.
“Fue un auténtico shock. Es básicamente la imagen icónica que todo el mundo quiere ver”, dijo la lugareña.
Catherine Cape vive a pocos minutos de donde estaba el árbol y es propietaria de una posada donde los huéspedes a menudo se quedaban para visitarlo.
“Ni siquiera puedo describir lo angustiados que están todos aquí”, dijo. “Aquí en Tynedale, cuando llegamos a Military Road, buscamos el árbol y sabemos que estamos en casa”, agregó.
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“Se convirtió en un rayo de esperanza para todos por haber crecido en un lugar tan frío y expuesto”, señaló.
Ella y su marido caminaron hasta el árbol en sus primeras citas y su hija dio allí algunos de sus primeros pasos.
Cuando la pandemia de covid impidió juntarse en sitios cerrados, se reunían con la familia en caminatas hasta el árbol.
“Le dio mucho consuelo a mucha gente. Sé que nuestra familia no está sola en eso. Mucha gente encontró consuelo en el árbol”, dijo.
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