Qué es la positividad tóxica y por qué puede ser una trampa

La positividad tóxica o el positivismo extremo consiste en imponernos una actitud falsamente positiva, sobregeneralizando un estado feliz y optimista sea cual sea la situación, silenciando nuestras emociones "negativas".

Podría parecer contradictorio, pero la positividad puede ser tóxica.

Ya lo decía el escritor estadounidense Mark Manson en su superventas The subtle art of not giving a f*ck (“El sutil arte de que (casi todo) te importe una mierda / un carajo”, 2018): “Cualquier intento de escapar de lo negativo -evitarlo, sofocarlo o silenciarlo- fracasa. Evitar el sufrimiento es una forma de sufrimiento. La negación del fracaso es un fracaso”.

En eso consiste precisamente la positividad tóxica o el positivismo extremo: en imponernos una actitud falsamente positiva, sobregeneralizando un estado feliz y optimista sea cual sea la situación, silenciando nuestras emociones “negativas”.

El psicólogo sanitario Antonio Rodellar, especialista en trastornos de ansiedad e hipnosis clínica, prefiere hablar de emociones desreguladas.

“La paleta de colores emocional abarca emociones desreguladas, como la tristeza, la frustración, la rabia, la ansiedad o la envidia. No podemos obviar que, como seres humanos, tenemos ese rango de emociones que tienen una utilidad y que nos dan información sobre qué sucede en nuestro entorno y en nuestro cuerpo. No podemos ignorarlas”, le explica a BBC Mundo.

Para la terapeuta y psicóloga británica Sally Baker, autora de The getting of resilience from the inside out (“Resiliencia de dentro hacia afuera”, 2019) “el problema de la positividad tóxica es que es una negación de todos los aspectos emocionales que sentimos ante cualquier situación que nos plantee un desafío”.

“Es deshonesto hacia quienes somos permitirnos únicamente expresiones positivas”, dice Baker. “Negar constantemente todo lo ‘negativo’ que sentimos en situaciones difíciles es agotador y no nos permite crear resiliencia [la capacidad de adaptarnos a situaciones adversas]”.

“Nos aísla de nosotros mismos, de nuestras auténticas emociones. Nos escondemos detrás de la positividad para mantener a otras personas lejos de una imagen que nos muestra imperfectos”.

Psicología positiva vs. positividad tóxica

Para entender la positividad tóxica primero debemos diferenciarla de la psicología positiva, un concepto que parece similar pero es distinto.

“La psicología positiva se popularizó a través del psicólogo Martin Seligman, quien trabajó mucho con temas de depresión y dio un prisma diferente para abordar diferentes problemas, situaciones o patologías”, explica Rodellar.

Fue en los 90 cuando Seligman, entonces presidente de la Asociación Estadounidense de Psicología (APA), dijo en una conferencia que la psicología necesitaba dar un nuevo paso para estudiar desde un punto de vista científico todo aquello que le hace feliz al ser humano.

En su famoso libro The optimistic child (“Niños optimistas, 1995), el psicólogo estadounidense explicó que el pesimista no nace, sino que se hace; que “aprendemos a ser pesimistas” por circunstancias de la vida. Sin embargo, también decía que podemos combatir ese pesimismo y transformar nuestros pensamientos negativos en otros más positivos.

¡De acuerdo! Entonces, si me siento triste tan solo tengo que concentrarmeen estar felizNo exactamente. De hecho, es probable que al hacerlo caigas en la trampa de la positividad tóxica porque para trabajar en las emociones negativas no puedes ignorarlas, debes primero aceptarlas.

La clave consiste en no llevar el positivismo al extremo.

“El concepto de psicología positiva se ha distorsionado un poco con el paso del tiempo”, dice Rodellar. “Enfocarse en los aspectos positivos de las diferentes situaciones que van ocurriendo en la vida puede ser terapéutico y constructivo. El problema es que llevado al extremo puede generar una baja capacidad de afrontar situaciones negativas”.

“La psicología positiva aplicada correctamente es una práctica muy útil, pero de forma indiscriminada genera una visión muy parcial de la realidad y una sensación de indefensión. Negar las situaciones dolorosas y dañinas de la vida es como ver la realidad con solo un ojo”, añade el psicólogo.

7 signos para detectar la positividad tóxica

  • Ocultas o enmascaras tus verdaderos sentimientos
  • Tratas de “seguir adelante” ignorando o descartando una o varias emociones
  • Te sientes culpable por sentir lo que sientes
  • Minimizas las experiencias de otras personas con citas o declaraciones que te hacen sentir bien
  • Tratar de darle otra perspectiva (por ejemplo, “podría ser peor”) en lugar de validar tu experiencia emocional
  • Avergüenzas o castigas a otros por expresar frustración o cualquier otra cosa que no sea positividad
  • Ignoras las cosas que te molestan con un “es lo que es”

Fuentes: Samara Quintero (especialista en trauma e hipnoterapia, desarrollo personal) / Jamie Long (especialista en trastornos alimentarios, ansiedad, depresión y relaciones)

¿Cómo nos afecta?

Bloquear o ignorar las emociones “negativas” puede tener consecuencias en la salud.

“Todas las emociones que reprimimos se somatizan, se expresan a través del cuerpo, muchas veces en forma de enfermedad. Cuando negamos una emoción, encontrará una manera alternativa de expresarse”, dice Rodellar.

Baker está de acuerdo: “Reprimir las emociones afecta a tu salud. Si escondes tus dificultades mentales tras una fachada de positividad tóxica, éstas serán reflejadas de formas alternativas en tu cuerpo, desde problemas en la piel hasta síndrome del intestino irritable”, le explica a BBC Mundo.

“Cuando ignoramos nuestras emociones negativas, nuestro cuerpo les sube el volumen para llamar nuestra atención sobre ese problema. Reprimir las emociones nos agota mental y físicamente. No es saludable y no es sostenible a largo plazo”, dice la terapeuta.

Una segunda consecuencia, dice Rodellar, es que “cuando nos enfocarnos sólo en las emociones positivas, obtenemos una versión más ingenua o infantil de situaciones que nos pueden ocurrir en la vida, de tal manera que nos volvemos más vulnerables ante momentos difíciles”.

Teresa Gutiérrez, psicopedagoga y experta en neuropsicología, considera que “el positivismo tóxico tiene consecuencias psicológicas y psiquiátricas más graves que una depresión”.

“Se desvirtualiza el mundo emocional y puede llevar a vivir una vida irreal que daña nuestra salud mental. Tanto positivismo no es positivo para nadie. Si no hay frustración y fracaso, no aprendemos a desarrollarnos en nuestras vidas”, le dice a BBC Mundo.

“Está bien no estar bien”

¿Está de moda el positivismo tóxico? Baker cree que sí y lo atribuye a las redes sociales, “que nos obligan a comparar nuestra vida con las vidas perfectas que vemos por internet”.

“Hay una tendencia constante en las redes sociales a mostrarnos perfectos que resulta agotadora y que no es real”.

“Si hubiera más honestidad en cuanto a las vulnerabilidades, nos sentiríamos más libres a la hora de experimentar todo tipo de emociones. Somos humanos y debemos permitirnos sentir todo el espectro de emociones. Está bien no estar bien. No podemos ser positivos todo el tiempo”.

Gutiérrez cree que ha habido un aumento al positivismo tóxico “en estos últimos años”, pero sobre todo durante la pandemia.

“Estamos viviendo en una época atípica y extraña donde muchas personas están sufriendo mucho. La ansiedad, la incertidumbre, la frustración, el miedo… son sentimientos comunes. Sin embargo, hay un exceso de positivismo tóxico que es peligroso”, dice la psicoterapeuta.

Rodellar observa “una cierta tendencia al bienestar rápido, a querer sentirnos bien de manera inmediata, como un derecho natural”.

“Está muy bien pensar que todo va a salir bien, pero eso no significa que todo el proceso para que ocurra tenga que ser placentero. Es más realista decir ‘esto también pasará’ cuando estamos en un momento de bloqueo”, dice el psicólogo.

“Todas las emociones son como olas: van cogiendo intensidad y después van bajando y se convierten en espuma, hasta que poco a poco desaparecen. El problema es cuando no queremos sentirlas porque nos volvemos más dóciles ante una próxima ‘ola’”.

Validar en lugar de ignorar

Los psicólogos consultados por BBC Mundo están de acuerdo en que lo idóneo -en términos generales- es aceptar todas las emociones, en lugar de suprimir aquellas nos hacen sentir mal.

No se trata de no ser positivos, sino de validar cómo nos sentimos en cada momento incluso no cuando estamos bien.

Ser más honestos, más auténticos, no tener miedo a expresar que nos sentimos tristes, deprimidos o con ansiedad. Reconocer que nos sentimos mal y saber que eso pasará. Experimentar esas emociones y aprender de ellas para ser más resilientes”, explica Baker, quien aclara que estos consejos excluyen a personas con depresión clínica (un trastorno grave que, de hecho, suele empeorar si no se trata).

Stephanie Preston, profesora de Psicología en la Universidad de Michigan, EE.UU., cree que la mejor forma de validar las emociones es simplemente escuchándolas”.

“Cuando alguien te comparta sentimientos negativos, en lugar de apresurarte a hacer que esa persona se sienta mejor o piense de manera más positiva (“Todo estará bien …” [y cambias de tema]), intenta tomarte un segundo para reflexionar sobre su malestar o su miedo y haz todo lo posible por escuchar”, aconseja la especialista.

“Ya resulta bastante aislante estar en un lugar emocionalmente difícil; cuando la gente trata de silenciar esas emociones, especialmente amigos y familiares, duele mucho. Escuchar a alguien que sufre puede marcar una gran diferencia en sus vidas”.

La académica señala que hay estudios que dicen que ese altruismo beneficia e influencia positivamente a nuestra propia salud.

Y si eres tú quien se siente mal, “lo más importante es hacer un ejercicio de consciencia”, propone Rodellar.

“Ser consciente de cuál es la situación y la emoción que estás viviendo. No negar que hay algo malo que está ocurriendo, no mirar para otro lado, pero tampoco quedarte estancado en esa emoción negativa”.

“Las emociones son información que tenemos que leer y entenderpara poder aplicar después una perspectiva constructiva y ver qué aprendizajes podemos extraer y cómo podemos generar un cambio a futuro”.

“Tenemos que responsabilizarnos de nuestra propia felicidad desde la psicología constructiva”, apunta Rodellar.

“Está bien mirar el vaso medio lleno, pero aceptando que se pueden dar situaciones en las que el vaso esté medio vacío y, a partir de ahí, responsabilizarnos en cómo construimos nuestra vida”.

Para Baker, lo que debemos recordar es que “todas nuestras emociones son auténticas y reales, y todas ellas son válidas”.

Este no es un artículo médico. Para síntomas, preguntas o asesoría médica visita a tu doctor o a un especialista en psicología. La salud mental es importante.

El rey británico Carlos III visitará el Vaticano a principios de abril

El rey británico Carlos III, jefe de la Iglesia anglicana, y la reina Camila realizarán una visita de Estado al Vaticano en abril para reunirse con el papa Francisco, informó el jueves el Palacio de Buckingham.

Fuente: AFP

“Sus majestades el Rey y la Reina realizarán visitas de Estado a la Santa Sede y a la República de Italia a principios de abril de 2025″, indicó el palacio, y agregó que sería el primer viaje oficial de Carlos al Vaticano desde que llegó al trono.

El pontífice argentino abrió el 24 de diciembre “el año santo” de la Iglesia católica, una gran peregrinación internacional que se espera que atraiga más de 30 millones de fieles de todo el mundo a Roma.

La Iglesia anglicana nació de una escisión de la católica en el siglo XVI.

La pareja real también visitará Roma y Rávena, una ciudad costera del norte de Italia, donde festejarán “las sólidas relaciones bilaterales” entre Reino Unido y ese país.

En su etapa como príncipe de Gales, Carlos viajó al Vaticano en cinco ocasiones. Su última visita se remonta a 2019.

Carlos III anunció en febrero de 2024 que padecía cáncer, pero sin precisar de qué tipo. Todavía está en tratamiento.

En octubre reanudó sus viajes al extranjero, con una gira de once días por Australia y Samoa.

Antes de su viaje, el monarca organizará una “cena Reino Unido-Italia” en compañía de la reina, del embajador de Italia en Reino Unido y del actor estadounidense Stanley Tucci en Highgrove House, su residencia personal.

La cena buscará “celebrar el movimiento ‘slow food’” (comer con calma), un concepto creado en los años 1980 para plantar cara al “fast food”.

Tucci, que presenta un programa de viajes dedicado a la cultura y la cocina italianas, figura en el cartel de la película “Cónclave”, que retrata el proceso para elegir al papa y que está nominada al Óscar este año.

Argentina prohíbe cirugías de cambio de género y tratamiento hormonal a menores de 18 años

El gobierno del mandatario argentino Javier Milei anunció que modificará la Ley de Identidad de Género para “prohibir los tratamientos de hormonización y las cirugías de adaptación del cuerpo en menores de 18 años”, informó el vocero presidencial, Manuel Adorni.

Buenos Aires, Argentina | AFP | 

“Estas intervenciones a las que se expone a los niños son un grave riesgo a su salud tanto física como mental ya que implica una interrupción en su proceso de maduración”, argumentó el funcionario en un breve comunicado desde la Casa Rosada, sede del gobierno.

La ley, sancionada en 2012, permite hasta el momento a menores de 18 años acceder a esta clase de tratamientos siempre que cuenten con autorización de sus tutores legales o con la conformidad de una autoridad judicial.

El portavoz presidencial aseguró que “en muchos casos los efectos de estos tratamientos y cirugías son irreversibles”, y añadió que “países pioneros (en materia de género)” como Reino Unido, Suecia, Finlandia y Estados Unidos “están dando marcha atrás prohibiendo que los menores puedan someterse a estos procesos”.

El anuncio de Adorni no fue el único vinculado a cuestiones de diversidad, ya que también confirmó que el gobierno “decidió prohibir los traslados en cárceles a raíz de cambios de género”.

“Esto quiere decir que si un condenado está en una cárcel de hombres ya no va a pedir el traslado a un pabellón de mujeres solo por autopercibirse como tal”, detalló el vocero, que aseguró que con la medida “garantiza la seguridad de todas las detenidas”.

Las palabras de Adorni generaron pronto una reacción por parte de los colectivos argentinos de las diversidades sexuales, que indicaron que pueden “recurrir a la Justicia”.

“El Presidente no puede modificar una ley por decreto. Y si lo intenta vamos a recurrir a la Justicia y la Corte Interamericana si es necesario”, publicó en X la Federación Argentina LGBT+.

Los anuncios llegan cuatro días después de una masiva marcha de protesta en Buenos Aires y una decena de otras ciudades argentinas convocada por los colectivos feministas y LGBT en rechazo a declaraciones del presidente ultraliberal Milei en el Foro de Davos.

En su discurso el 23 de enero y en línea con su “batalla cultural”, el mandatario cargó contra el denominado “wokismo”, aseguró que el “feminismo radical” pretende “privilegios”, criticó el concepto de “femicidio” y lo que llama “ideología de género”.

Milei anunció más temprano este miércoles que retirará a Argentina de la Organización Mundial de la Salud por “profundas diferencias respecto a la gestión sanitaria”.

Trump firma decreto que impide a atletas transgénero participar en deportes femeninos

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó este miércoles un decreto que prohíbe a los atletas transgénero participar en deportes femeninos, en un nuevo ataque a esta comunidad.

Fuente: AFP

“Con esta orden ejecutiva, la guerra contra los deportes femeninos ha terminado”, prometió el mandatario republicano durante una ceremonia en la Casa Blanca, entre aplausos de decenas de atletas femeninas.

En concreto, el texto prevé recortar los subsidios gubernamentales a los colegios que permitan a estudiantes transgénero ser miembros de equipos deportivos femeninos. 

“No habrá financiación federal” para estas instituciones, insistió Trump. 

El mandatario aprovechó para presionar al Comité Olímpico Internacional (COI), dado que Estados Unidos será el anfitrión de los próximos Juegos Olímpicos.

“En Los Ángeles en 2028, mi administración no se quedará de brazos cruzados viendo cómo los hombres derrotan a las atletas femeninas”, afirmó, repitiendo una mentira que suele decir: que la campeona olímpica areglina de boxeo Imane Khelif es hombre.

“No vamos a permitir que eso suceda”, insistió. 

Con ese objetivo, su administración “rechazará todas las solicitudes de visa realizadas por hombres que intenten entrar a Estados Unidos de manera fraudulenta identificándose como atletas femeninas”, aseguró. 

En Estados Unidos los derechos de las personas transgénero son motivo de discrepancias entre la opinión pública.

Donald Trump utilizó el tema durante la campaña en un intento de ganarse el voto de los indecisos. 

Prometió acabar con los “delirios transgénero” y atacó a su rival Kamala Harris por su apoyo a la comunidad.

Desde su regreso al poder el 20 de enero, el millonario de 78 años ha tomado numerosas medidas contra ellos. 

Emitió otro decreto que prohíbe lo que él llama “ideología transgénero” en el ejército, un proyecto de ley que pretende excluir a las personas transgénero (15.000 de aproximadamente dos millones de efectivos militares) de las filas. 

Otro decreto pretende restringir los procedimientos de transición de género para menores de 19 años. 

Su nueva orden ejecutiva sobre deportes está acompañada de un proyecto de ley republicano, aprobado en enero en la Cámara de Representantes, que restringe la participación de mujeres transgénero en los deportes universitarios femeninos. 

La prohibición ya está en vigor en los colegios de enseñanza secundaria de aproximadamente la mitad de los estados del país. 

Según el Instituto Williams, un grupo de expertos de la Universidad de California, aproximadamente 1,3 millones de adultos (0,5% de la población) y 300.000 jóvenes de entre 13 y 17 años (1,4%) se identifican como transgénero en Estados Unidos. 

Los estudios muestran que los jóvenes transgénero tienen más probabilidades de sufrir depresión y una tasa de suicidio más alta que el resto de la población.

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