Un mundo entre Putin y Biden, y demasiado calor para una nueva Guerra Fría

La esperada cumbre Putin-Biden comenzó con una imagen que inspiraba poder e historia: ambos posaron rodeados de libros con siglos de historia y separados por una antigua bola del mundo, evocando una Guerra Fría para la que, hoy al menos, hacía demasiado calor en el húmedo verano ginebrino.

Biden, a la izquierda y con corbata azul, y Putin a la derecha y prefiriendo el morado para la suya, se mostraron ante la prensa en actitudes muy diferentes, revelando quizá los nervios del primero y la experiencia del segundo, ya curtido en reuniones con todos los presidentes estadounidenses del siglo XXI.

El inquilino de la Casa Blanca cruzaba piernas y brazos y observaba preocupado los empujones y gritos de los periodistas que competían por fotografiarles, mientras su homólogo ruso, casi hundido en su butaca, miraba casi divertido esta lucha por lograr inmortalizar la imagen histórica.

Putin y Biden daban así comienzo a una reunión que ni se alargó ni se acortó, duró el tiempo previsto (unas cuatro horas) y en la que el líder estadounidense fue el último en llegar al escenario elegido, la Villa La Grange, y también el primero en salir.

Lo hizo con un gesto positivo, el del pulgar hacia arriba, pocos minutos antes de que Putin asegurara que en el encuentro “no había habido hostilidad” pese a las diferencias existentes.

LA RIBERA DEL LAGO, UNA CIUDAD FANTASMA

La cumbre se celebró en una ciudad paralizada por la cumbre, casi fantasma en las calles ribereñas al lago Lemán, en la que quedó cortado el tráfico de muchas de sus principales arterias, incluyendo el Puente Mont Blanc, principal entre las dos riberas del lago, hoy decorado con banderas estadounidenses y rusas.

Policías y agentes de seguridad privada vigilaban los accesos a las calles cercanas al Lemán, así como el acceso al Hotel Intercontinental, alojamiento de la comitiva de Biden, y la cercana Embajada de Rusia.

Buques y zodiacs militares eran las únicas embarcaciones que podían surcar el lago en Ginebra, y los bañistas que ya por estas fechas se zambullen en las aguas del lago, que ayer miraban divertidos a los periodistas en el cercano centro de prensa, hoy se quedaron sin baño.

La cumbre se celebró en una de las jornadas más calurosas y húmedas en lo que va del año, algo que se pudo notar especialmente en un centro de prensa donde los reporteros estuvieron obligados a llevar durante sus muchas horas de estancia la mascarilla anticovid, pese a la distancia y a las pantallas de plexiglás que les separaban.

Si alguno intentaba quitarse la mascarilla para intentar recobrar algo de aliento, responsables de prensa a los que se les había encomendado la ingrata labor de vigilar que todos estuvieran enmascarados llamaban la atención al periodista al minuto.

LA GRANGE AGRANDA SU HISTORIA

Con la cumbre, la Villa La Grange, una mansión en cuyos alrededores los ginebrinos suelen hacer picnic los fines de semana, añade un recuerdo más a su dilatada historia de más de dos siglos, y que ya en el pasado tuvo importantes visitantes.

La mansión, que la familia de banqueros Lullin tuvo que vender a finales del siglo XVIII tras arruinarse debido a la Revolución Francesa, acogió en el pasado la primera Convención de Ginebra (1864), en la que se aprobó el histórico texto que intentaba regular el tratamiento de los prisioneros de guerra.

Mucho después, en 1969, el parque La Grange que rodea la villa homónima fue utilizado por el papa Pablo VI para celebrar una misa a la que asistieron 70.000 personas, pese a que Ginebra ha sido históricamente, desde los tiempos de Juan Calvino, símbolo de la reforma protestante frente al catolicismo.

La cumbre ayudó a que Ginebra recuperara su ritmo después de 18 meses a medio gas, por culpa de la pandemia de la COVID-19: la ciudad helvética, acostumbrada a los grandes eventos, estaba ansiosa de acoger otro de nuevo, como mostró con el gran despliegue de seguridad policial y militar.

“Les damos la bienvenida a la capital de la Paz”, dijo el presidente suizo, Guy Parmelin, a Biden y Putin al inicio de la histórica jornada, antes de invitarlos a entrar a La Grange.

El acuerdo UE-Mercosur es “muy malo”, “hagamos uno nuevo”, dice Macron en Brasil

El presidente francés, Emmanuel Macron, tachó de “muy malo” el acuerdo de libre comercio negociado entre el Mercosur y la Unión Europea (UE) y propuso hacer “uno nuevo”, durante el segundo día de su visita a Brasil.

Fuente: AFP

El acuerdo “tal como se negocia actualmente es un acuerdo muy malo para ustedes y para nosotros”, dijo Macron en un foro económico en Sao Paulo.

“En ese acuerdo no hay nada que tome en cuenta el asunto de la biodiversidad y del clima. ¡Nada! Por eso digo que no es nada bueno”, enfatizó ante un auditorio con empresarios brasileños.

El presidente francés llamó a construir otro acuerdo entre la UE y el Mercosur (Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay y Bolivia), que involucre los temas ambientales.

“Negociamos con el Mercosur desde hace 20 años. Hagamos un nuevo acuerdo (...) que sea responsable desde un punto de vista de desarrollo, de clima y de biodiversidad”, insistió.

“Un acuerdo con cláusulas espejo que faciliten el acceso al mercado europeo a sus empresas (...) y que sea más exigente desde ambas partes con nuestros agricultores, nuestros industriales”.

Puede interesar: Sigue búsqueda de cuerpos de seis obreros tras derrumbe de puente en EEUU

Macron se ha pronunciado reiteradas veces en contra de este acuerdo comercial, cuyas reglas no considera “homogéneas” con las europeas.

El proyecto de pacto, cuyas negociaciones comenzaron en 1999, prevé eliminar la mayoría de los aranceles entre las dos zonas creando un espacio comercial de más de 700 millones de consumidores.

Tras un acuerdo político en 2019, la oposición de varios países, incluyendo Francia, bloqueó su adopción definitiva, un rechazo que se ha reforzado con la crisis agrícola que sacude Europa. Otros países como Alemania y España abogan por su adopción.

En una visita a Brasil a inicios de marzo, el jefe del gobierno español, Pedro Sánchez, se mostró optimista junto al presidente Lula en cerrar el pacto.

Sigue búsqueda de cuerpos de seis obreros tras derrumbe de puente en EEUU

Los socorristas buscan este miércoles los cuerpos de seis obreros latinoamericanos dados por muertos en las aguas heladas del puerto de Baltimore tras el derrumbe de un puente en la costa este de Estados Unidos.

Fuente: AFP

Los buzos recorren las aguas en “condiciones peligrosas” para intentar encontrar a las víctimas, explicó el gobernador del estado de Maryland, Wes Moore. Algunas son de México, El Salvador, Guatemala o Honduras.

Los socorristas trabajan en condiciones difíciles, “temperaturas gélidas, marea alta, vientos fuertes y trozos de metal retorcidos”, dijo.

Te puede interesar: Canciller visita a subsecretario de Estado de EEUU con el tema de la carne como prioridad

En medio de la niebla y el frío, hay barcos de la guardia costera y de la policía desplegados muy cerca de los escombros y del portacontenedores averiado, constató un periodista de la AFP en el lugar.

Los obreros reparaban baches en la autopista del puente Francis Scott Key cuando éste se derrumbó el martes en el río Patapsco después de que un barco, el “MV Dali”, chocara contra él.

En las primeras horas los servicios de emergencia rescataron a dos personas, una de ellas gravemente herida, pero por la noche las autoridades dieron por muertos a los desaparecidos.

Según la organización caritativa Casa, especializada en ayudar a migrantes, uno de los desaparecidos es Miguel Luna, un padre de tres hijos originario de El Salvador. Salió a trabajar el lunes por la noche y no regresó.

Se trata de un salvadoreño, confirmó la canciller de El Salvador, Alexandra Hill, en la red social X.

El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, anunció que hay dos connacionales entre las víctimas y un tercero logró sobrevivir, pero los familiares han pedido discreción con sus datos personales.

Otros dos guatemaltecos están entre los desaparecidos, según la cancillería de Guatemala.

Mujer pasó más de un mes con un clavo en la arteria carótida tras comer un chicharrón

Uno de los médicos que participó en la cirugía, en Lima, lo calificó como un “caso extremadamente raro”.

Un “caso extremadamente raro” se reportó este martes en Perú luego de que una adulta mayor estuviera 43 días con un clavo atravesado en la arteria carótida que se incrustó en un chicharrón que la mujer se comió en el cumpleaños de su hija.

El doctor Juan Cuipal, cirujano cardiovascular del Seguro Social de Salud que participó en la intervención quirúrgica, contó al programa ‘Buenos Días Perú’ del canal local Panamericana que a nivel mundial se han registrado menos de 10 casos similares.

La mujer , de 68 años, “estaba haciendo su vida normal” hasta que un día sintió una ligera molestia y eventualmente comienza a vomitar sangre. En ese momento acudió a Emergencias y en un hospital de Lima alistaron los preparativos para intervenir de inmediato.

En la cirugía, que duró aproximadamente tres horas, cortaron a nivel de cuello alrededor de cinco centímetros para encontrar la arteria, con sumo cuidado “para que no se desprenda cualquier coágulo y obstruya la irrigación al cerebro”, narró Cuipal.

La carótida es la arteria principal que lleva la sangre del corazón a la cabeza. En total, hay cuatro arterias carótidas, dos a cada lado del cuello.

Al final, la paciente salió de la sala de operaciones, semanalmente la monitorean para evaluar cualquier complicación y en la actualidad desarrolla su vida con normalidad.