Por Robert Bourgoing (@robertb_py)

Varios sectores se vieron tremendamente afectados por la pandemia de coronavirus, con un sinnúmero de negocios que tuvieron que cerrar sus locales y ver cómo sus ingresos se reducían drásticamente, sobre todo durante los meses en que fue decretada la cuarentena total.

El sector de la venta de libros no fue la excepción. Para los comerciantes que se dedican a este rubro, la llegada del COVID-19 trajo consigo pérdidas importantes, cierre de sucursales, despido de personal y otras consecuencias difíciles de afrontar.

Francisco Monges, presidente de la Cámara Paraguaya del Libro (CAPEL), gremio que nuclea a varias de las principales editoriales y librerías del país, sostiene que estos fueron meses difíciles para los que están metidos en este ámbito, sobre todo porque tenían varias actividades y proyectos en puerta que finalmente debieron ser postergadas.

“Realmente nos afectó muchísimo, estábamos viniendo de un 2019 bastante pesado y este año pintaba bien para nosotros”, afirmó en conversación con HOY. Según estimaciones de esta cámara, las ventas cayeron entre 30 a 40% durante el tiempo de cuarentena.

Al igual que otros tantos negocios y rubros, Monges aseguró que ellos también están tratando de “reinventarse”, apostando por nuevas estrategias para llegar al público. Una de ellas es la del comercio electrónico con la venta de libros de manera online.

En tal sentido, destacó la puesta en marcha de la página web www.feriavirtual.com.py en el marco de la primera Feria Virtual del Libro desarrollada en nuestro país. A través de esta plataforma, cualquiera tiene la posibilidad de adquirir libros de distintos géneros dentro de un variado catálogo, sin tener que moverse de la casa.

Uno de los grandes desafíos a los que deben enfrentarse los “libreros” es el auge de los libros electrónicos, conocidos comúnmente como ‘ebooks’, que vienen a competir contra los libros impresos en cuanto a practicidad, tamaño y hasta alcance a través de la web. Sobre este punto, Monges afirma que en Paraguay ya está instalada esta corriente pero no hay una incursión masiva entre el público, por lo que dicho rubro “no corre peligro”.

Si bien sostiene que es muy probable que el contexto actual haga que se publiquen cada vez más libros en formato electrónico, no considera que eso repercutirá demasiado en la venta de ejemplares en papel.

LA REALIDAD EN EL MUNDO DE LAS LIBRERÍAS

Entre la incertidumbre y el optimismo, las librerías debieron afrontar de distintas maneras la pandemia que sobrevino de manera imprevista este año, luchando para no dejar morir el negocio de la lectura.

En el caso de La Oficina del Libro, ubicada en el barrio Villamorra de Asunción, la llegada del COVID-19 generó un impacto importante atendiendo a que la modalidad a la que habían recurrido en estos últimos meses para marcar presencia es la de una feria itinerante, viajando por diversos puntos del país para vender los libros.

“Nosotros en principio viajamos por el interior y hacíamos ferias, pero eso implicaba una aglomeración de gente, ese era nuestro ingreso mayoritario. Cuando vino la pandemia tuvimos que suspender eso”, señala Fiorella Rota, propietaria del negocio.

Luego de cierto tiempo, decidieron apelar a la creatividad para generar movimiento y reactivar las ventas a través de las promociones combos de libros, además de impulsar fuertemente la publicidad en redes sociales y ampliar el rango de su delivery, a fin de satisfacer a todos aquellos que deseaban recibir algún que otro ejemplar en la pueta de casa.

Rota recuerda que semanas después de decretarse la cuarentena total, para sorpresa suya empezaron a subir las ventas, lo cual cree que podría deberse al hecho de que la gente no tenía mucho que hacer al estar encerrada en casa.

En cuanto al auge de los ebooks, la misma sostiene que existen aquellos que ya tuvieron la experiencia de la lectura en formato electrónico pero de igual manera quieren tener en sus manos el libro físico, manteniendo aquella preferencia por lo tradicional.

“La gente igual busca el libro porque no es lo mismo, muchos compraron el Kindle (lector portátil de libros electrónicos) pero dicen que no es igual, por eso compran otra vez”, admitió.

Otro de los que tuvo que apelar a diversas estrategias para mantener vivo el negocio es Fernando Benítez, propietario de Libros Para Todos, quien comenta que fueron meses bastante duros para su librería, aunque sin dejar que ello sea un obstáculo para “seguir de pie”.

En su caso particular, afirma que se vieron obligados a “adaptarse a las circunstancias” al no tener la posibilidad de abrir sus locales, los cuales justamente se encuentran ubicados en los principales shoppings donde el cierre se prolongó por un tiempo mayor.

En vista a ello, también debieron apostar por el comercio digital, reforzando la presencia de la marca en las redes sociales y en la web, haciendo que el delivery sea su principal aliado para llegar a los clientes que deseaban comprar ejemplares.

Gracias a esta estrategia y la buena gestión, Benítez destaca que no se tuvieron que hacer mayores recortes de personal o de presupuesto, aminorando el impacto económico generado por la pandemia. Igualmente, lamenta el hecho de que hayan tenido que bajar las metas previstas para este 2020.

“A pesar de que la situación económica empeoró, la gente siguió comprando libros. Los clientes siguieron apostando por la lectura”, enfatizó.

Al consultarle sobre el nuevo paradigma generado con los ebooks, el propietario de LPT dice que nunca llegó a sentirse una incidencia importante de este formato contra los libros impresos, pese a las ventajas o facilidades que pudiera traer consigo.

Si bien reconoce que con los libros electrónicos se tiene una mayor variedad en cuanto al catálogo, sin dejar de mencionar lo conveniente de tener “una librería completa en el bolsillo”, se mantiene firme en su creencia de que aún existe una conexión especial con el libro físico.

“El libro en formato impreso no va a desaparecer, tiene su nicho. lo mismo pasó con el vinilo, que desapareció hace varios años pero sigue teniendo su público hasta hoy día”, señala durante la entrevista.

Benítez también habla de un detalle muy importante que no debe pasar desapercibido: el ritual de la lectura, la cual considera como una práctica que sigue vigente pese al paso del tiempo, con el hecho de sentarse para leer un libro y acompañarlo con un café, o buscando un espacio silencioso en el hogar para despejarse y disfrutar de aquel instante.

“Antes de preocuparnos porque el libro electrónico va a matar al negocio, hay que preocuparse porque la gente quiera leer”, sentenció.

Agentes de la Dirección de Operaciones Urbanas de la SENAD esta mañana encabezaron un operativo en el barrio San Miguel de la ciudad de Nanawa, como parte de la lucha contra el microtráfico.

Durante el procedimiento, que contó con el acompañamiento de la fiscal Norma Paredes, fue allanada una vivienda de la zona que funcionaba como foco de expendio de drogas al menudeo.

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Tras hacer la verificación del inmueble, los intervinientes lograron encontrar varios paquetes que totalizaron 341 gramos de cocaína, equivalentes a unas 700 dosis de la droga, además de 35 dosis de crack.

En el lugar fue detenido un hombre de nacionalidad argentina, de nombre Nelson Mario Rodriguez, de 31 años, oriundo de la vecina localidad de Clorinda. El mismo sería el responsable de la venta de drogas.

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El informe de la SENAD refiere que este extranjero surtía de estupefacientes tanto a ciudadanos paraguayos como argentinos, quienes cruzaban la frontera para adquirir la droga.

La fiscal interviniente dispuso la detención del extranjero y la incautación, junto con las drogas, de una motocicleta, un celular, balanza de precisión, entre otros elementos.

El informe policial refiere es que el accidente se registró ayer, en horas de la noche, sobre la avenida Monseñor Rodríguez casi Ruta PY07 de la mencionada ciudad.

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Se trata de un tractocamión de la marca Scania, modelo R124, color blanco, del año 1997, con semirremolque marca Guerra, conducido por Alberto Daniel Velaztiqui García (32).

Los agentes de la comisaría 7° se constituyeron en el lugar encontrando el camión de gran porte volcado y recostado hacia el lado izquierdo, con la carga esparcida sobre el asfalto.

El camionero relató a los intervinientes que circulaba sobre la avenida Monseñor Rodríguez en dirección este, y al llegar en la intercepción con la Ruta PY07, perdió el control del tractocamión, lo que ocasionó el vuelco.

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Silvio Corbeta, fiscal de la Unidad Anticorrupción y Delitos Económicos, formuló acusación y solicitó juicio oral y público para Joaquín Roa y el empresario Alberto Koube.

Roa fue acusado por cohecho pasivo agravado (coima), lavado de dinero, administración en provecho propio, lesión de confianza, asociación criminal y lavado de activos.

En cuanto al empresario Koube, la acusación es por lavado de dinero, lesión de confianza, asociación criminal y lavado de activos.

El documento consta de 117 páginas y queda a cargo del Juzgado Penal de Garantías, que, una vez recibidas todas las pruebas, deberá fijar fecha para el inicio del juzgamiento.

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El caso se desprende de las investigaciones iniciadas en el operativo “A Ultranza PY”, luego de que se haya dispuesto la inmovilización de una embarcación a nombre de la empresa Tapyracuai S.A., representada por el empresario Alberto Koube.

Según la pesquisa, Koube entregó el yate al exministro de Emergencia Nacional como para de una coima para ganar al menos 10 licitaciones entre los años 2018 y 2021 por una suma que ronda los G. 16.000.000.000.

El empresario y el exministro abdista se habrían asociado a los efectos de lograr el desvío de los fondos de la SEN para la obtención de beneficios económicos indebidos, a costa de los recursos públicos, entre ellos, la obtención de una embarcación AZ 42, valuada en USD 450.000 y sumas de dinero.

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