Relatos de humor: la vez que Capila fue toro candil

"La vez que Capila fue toro candil" es la primera publicación de una serie de relatos de humor para ahuyentar el “pire vai” de los domingos.

Un actor, Mauri Jortack (Curepa Corazón en Leal), un consagrado dibujante humorístico, Nicodemus Espinosa y un relator de historias Augusto dos Santos se unieron para producir JORTACK REZA A DOS SANTOS.

Consiste en la producción de 10 relatos semanales estructurada para su distribución por los recursos que ofrece la web: Instagram , WhatsApp, Facebook, Twitter y podcasts.

El primer relato se lanza este domingo 3 de mayo: la vez que Capila fue toro candil.

Viste que en el pueblo siempre hay uno. Un chico que estaba bien y de pronto, zás, alguna razón increíble le saca la razón. De esos que – cuando te preguntan – decís “no está bien” y no decís se volvió loco, porque de alguna manera confiás en que el futuro le deparará algún suceso mágico (un golpe dicen algunos, un susto decían otros) que le recuperará la razón.

Bueno, así era Cápila. Unos 22 años, metro ochenta, fuerte como él solo, rubio medio “acolorado”, nervioso, intenso y con un discurso de odio contra la sociedad que se encargaba de vociferar al finalizar las misas del domingo, en las plazas, a la salida del cine o en los encuentros de fútbol. Cápila puteaba contra la sociedad desde aquel día en que dejó el primer año de la facultad y se puso así.

Dormía en la terminal donde con frecuencia, a consecuencia de su electrizante mal humor se trenzaba en discusiones y hasta forcejeos con los pasajeros, nunca con los guardas que le arrojaban unas monedas para el plato del día.

Fue en aquel “SANJUANAZO” de mi colegio que se nos ocurrió tan trágica idea.

Viste que con la fiesta de San Juan seguís juntando plata para tu dichoso viaje de egresados. Bueno. Pero además no era un Sanjuanazo cualquiera porque también habíamos traído a un mago famoso de la televisión que haría sus artes y como si todo eso fuera poco se nos ocurrió que no estaba mal que la Miss Paraguay – que era del pueblo- viniera acompañada de las Damas del Costurero del Sagrado Cuenco Bendito de la Virgen de Siracusa, quienes iban a estar a cargo de preparar el mbeyú.

Ya a último momento el hijo del Intendente -que también era nuestro compañero- nos anunció que su padre invitaría a una delegación de excombatientes, muchos de ellos ya en sillas de ruedas y le pediría al Obispo, que esa noche cenaría en su casa familiar, que pasara por un rato hasta la celebración acompañándolo al lord mayor. Cada dato que se sumaba era importante porque contábamos en la radio y – ya saben- en los pueblos la gente estira a la gente y esa noche iba a sumarse una multitud importante.

La idea que se nos ocurrió fue que una vez que se hiciera la ceremonia que vino de la Europa Antigua y que se hizo tan paraguayo y se produjera la implosión del Judas Kai, íbamos a equipar al mismísimo Cápila con los atuendos de cuero del toro Candil y una vez entorchado y ardiente le pediríamos que se ocupe de correr por el centro de la cancha de futbol de salón – donde desarrollábamos el evento – y tras aproximarse un poco a la gente, nunca a menos de dos metros, regrese a donde estábamos, detrás de los baños.

¡Para qué!

Llegada la hora, ya nos parecía muy nervioso el Cápila (algunos dicen que cuando le íbamos colocándo el uniforme de vaca ya estaba maldiciendo en voz baja ) pero la cosa estaba muy animada y todo el mundo con excelente humor así que, zas!! lo soltamos al Cápila y su cuerno que ardía por todos los costados.

No te quiero contar lo que fue eso porque – en primer lugar – el desgraciado nunca siguió nuestras indicaciones. No pasaba a metros de la gente como le pedimos, sino, en términos futbolísticos, iba al cuerpo digamos.

La primera víctima fue la Miss Paraguay a la que zarandeó de una cornada y la plantó en medio de la pista. El siguió luego con la corona dorada de la Miss atorada en la guampa.

De allí fue en un santiamén, gritando cosas contra la sociedad, hasta el sitio donde las viejas de la Comisión ésta de nombre largo preparaban el Mbeyú y las dejó como cuando pasa un huracán allá por California.

Cápila gritaba desaforadamente y seguía con sus astas ardientes atropellando a la gente y abriéndose rumbos en la multitud. De pronto volvió al centro y esta vez se fue derecho al obispo, che. No saben lo que fue el santiguamiento generalizado que hicieron las señoras mayores cuando vieron esa cinematográfica imagen del cura horrorizado por la inminencia de la embestida mostrándole su crucifijo al engendro que enderechaba hacia él. Nadie sabe cómo es que la mitad de la falda del Obispo se atoró en el armaje del toro candil que pocos metros más allá ya era un toro candil con cierto porte de cardenal gordo yéndose hacia otro multitudinario sector.

En vano la gente corría y vociferaba porque eso ponía aún más furioso al pobre Cápila que – sin embargo – se detuvo por un momento ante el monolito al Mcal Lopez, resopló un poco y lejos de dar por concluida su misión torocandilistica arrancó con otra vuelta.

Para entonces había llegado ya al lugar una dotación del cuerpo de bomberos de la comunidad que en una intrépida maniobra logró desplegar en medio de la multitud enloquecida su larga manguera alimentada desde la calle por el camión cisterna, donación del Club de Leones del pueblo. Los valientes vestidos de amarillo mugriento (emblemático uniforme bomberil) se instalaron como una muralla sobre la medialuna de defensa de la cancha de futbol de salón del lado norte enfrentados al toro candil.

Cápila ardía y resoplaba a unos metros del arco del lado sur y sus ojos destellaban como brasas mientras observaba en silencio la dotación de los bomberos prestos a rociarlo y acabar con su trágico arrebato. De las graderías éste se vio saltando al sacristán, preso de miedo, y dirigirse hacia los bomberos con una ramita y un botellón de agua bendita, enviado por el Obispo (refugiado ahora en la Cantina) para proceder a transformar el agua de Corposana en agua bendita, seguros que con tal procedimiento la neutralización del toro candil sería mucho más efectiva.

De pronto, como en un duelo de las películas de western spaguetti, se hizo el silencio. Benito Burguez que lideraba el cuerpo de Bomberos temblaba con el pico de cobre de la manguera sostenida como una metralleta. Bastó que el toro candil hiciera un mínimo movimiento para que las señoras lanzaran alaridos salpicados de bendiciones para los bomberos. Benito hizo lo que debía: empezó a cantar Patria Querida. Fue el Patria Querida más cagado en las patas que yo recuerdo en mi vida.

No tardó 30 segundos en arrancar el toro candil hacia ese conjunto de hombres arrugados sobre sí mismos y disparando su primer chorro de agua. Nuestro compañero Chicho Vazquez, apostador impenitente, me codeó a 50 metros y me dijo: cien-í a que no llega. Una décima de segundos después, (no era fácil ver por sobre el enorme chorro de agua que se desplegaba) se escuchó un ruido fuerte de personas atropelladas. Cuando el agua se apagó, se pudo apreciar a los seis bomberos metidos en el arco y al fondo a Capila corriendo, riendo a carcajadas y nadie sabe cómo conservando esos cuernos encendidos.

Su regreso a la pista fue brutal. Venía corriéndolo al intendente que a su vez empujaba la silla de ruedas de un excombatiente tratando de salvar a este testimonio vivo del valor de nuestra raza de tan irracional enemigo. Alguien altruista gritó: “¡con nuestros héroes no, carajo! “, y el Capila se detuvo a mirar hacia ese sector, che. Todo el mundo se quedó mudo y de a poco iban haciendo con la mano el gesto de “yo no fui” indecorosamente cobarde.

Pero algo sucedió porque Capila se dirigió al centro de la cancha, se sacó la cabeza de vaca ardiente, cruzo sus piernas en saludo artístico y dijo en correcto español, muy correcto para ser un Toro Candil.

– Muchas gracias…

Y vos no me vas a creer si te digo que la gente aplaudió, che. Sí. Aplaudió. Aplaudió al Toro Candil.

Flashmob en la TOA: sorprenden con serenata a pasajeros por Semana Santa

La Itaipú Binacional, en el marco de su cincuentenario, dando continuidad a sus iniciativas culturales, sorprendió con una alegre serenata a los pasajeros que se apostaron este miércoles en la Estación de Buses de Asunción. Las canciones fueron interpretadas por el estelar Grupo Generación. El espectáculo fue ofrecido en el formato Flashmob.

Los viajeros, que se encontraban aguardando el bus para partir hacia sus terruños y compartir estos días santos en familia, tuvieron la oportunidad de disfrutar de un impecable show artístico, que incluyó clásicos del cancionero tradicional paraguayo, como la polka kyre’y (baile alegre y enérgico).

La modalidad de la actividad fue el flashmob, traducido literalmente del inglés “multitud relámpago”, es una acción organizada y colectiva que se realiza, de manera repentina, en un lugar público y durante un corto tiempo. Se trata de una expresión artística cuyo propósito es entretener.

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Cabe mencionar que es la segunda vez que Itaipú organiza esta creativa activación con cariz popular. La iniciativa forma parte de la programación por los 50 años de la Binacional, que los cumplirá en mayo de este año. El primer flashmob se realizó por el Día de la Mujer Paraguaya y tuvo como escenario el microcentro de Ciudad del Este con la participación del Grupo Musical “Las Paraguayas”.

El encargado de la movida musical fue el Grupo Generación, fundado en 1982, en la ciudad de Villarrica del Espíritu Santo, por los hermanos Pedro, Enrique y Alejo Benítez junto a su primo Adolfo Arregui. Realizó giras por América y Europa y recibió numerosos premios desde su formación. Con diez discos editados, en 2017 fueron condecorados por el Congreso Nacional por su importante aporte a la evolución de la música local.

Ministro de Economía resalta la urgente necesidad de supervisar los fondos de pensiones

El ministro Carlos Fernández Valdovinos habló de la caja fiscal y de la importancia de salvaguardar el dinero que existe actualmente. Enfatizó en la urgencia de supervisar los fondos de pensiones y así garantizar la sostenibilidad financiera en el mediano plazo.

El titular del Ministerio de Economía y Finanzas mencionó que la situación de la caja fiscal es preocupante, por lo que, es necesario cuidar el dinero con el que se cuenta en la actualidad.

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Valdovinos sostuvo que es urgente la aplicación de la supervisión en esas cajas y, al respecto, destacó los proyectos de leyes impulsados como parte de la reforma del Estado, entre ellos, la creación de la Superintendencia de Jubilaciones.

Hay que garantizar que tengamos plata el día de mañana. Estamos pasando por las reformas, primero, la ley de estructura que seguramente va a pasar la siguiente semana. También, la ley del Servicio Civil. Ahora ya van a ser nueve leyes que estamos pasando en menos de un año”, expresó el ministro en conversación con la radio 1080 AM.

Agregó que lo esencial ahora mismo es garantizar la sostenibilidad financiera del país a mediano y largo plazo.

La ley de la caja fiscal me preocupa, son 160 millones de dólares, es un agujero enorme. La gente va a trabajar 35 años y después no va a tener cómo cobrar su jubilación” refirió.

Valdovinos instó al diálogo entre el Estado y el sector privado para sentar una postura en conjunto, definir una ruta y trabajar por el beneficio de todos los jubilados.

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Garantizan atenciones de urgencia en el Hospital de Clínicas

El Hospital de Clínicas informó a la ciudadanía en general sobre las atenciones que estarán garantizadas este jueves y viernes santo.

Al respecto del Operativo Semana Santa, el Hospital Clínicas ya dispuso una contingencia especial desde este miércoles e irá hasta el viernes.

En tal sentido, se garantizan las atenciones por sistema de guardia en todos los servicios imprescindibles.

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Las atenciones incluyen al área de internados, unidades de cuidados intensivos neonatal, pediátricos y adultos

Asimismo, se incluyen a los servicios de emergencias ginecológicas, pediátricos y adultos.