Solo, este y otras palabras en las que el español eliminó la tilde

En la escuela aprendimos reglas de acentuación que hoy podrían no estar vigentes. Una de ellas es la que indicaba acentuar la palabra solo, cuando cumplía el rol de adverbio. “Solo (solamente) quiero conocerte”. Repasamos qué rige en la actualidad.

La ortografía tradicional indicaba el uso de la tilde diacrítica en el adverbio solo (de solamente), para distinguirlo del adjetivo solo (de estar solo). Sin embargo, la función diacrítica se aplica en casos en los que hay posibilidad de ambigüedad e interpretación de ambos significados en un mismo enunciado.

Por ejemplo: Trabaja solo los domingos. La tilde se introducía para aclarar que la persona trabaja solamente los domingos y evitar que se entienda que lo hace sola.

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Sin embargo, la Real Academia Española considera que estas palabras no cumplen el requisito que justifique la tilde diacrítica, ya que, las posibles ambigüedades pueden resolverse, en la mayoría de los casos, con el propio contexto.

Esta misma regla se aplica a los pronombres demostrativos este, ese y aquel, con sus respectivos femeninos y plurales, así como a los pronombres determinantes (aquellos tipos, la chica esa).

El hombre fue detenido ayer por tráfico de sustancias. Este dice ser inocente.Un ejemplo en el que, la ortografía tradicional hubiera recomendado tildar la palabra este, pero ya no en la actualidad.

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La sección RAE del diario HOY tiene como fin promover el buen uso del idioma español, con el sustento de lo que dicta la RAE, máxima autoridad de la lengua que, con el correr de los años, va cambiando algunas reglas y proponiendo adaptaciones, según la necesidad.

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“Se compró para su auto”, un error común con influencia del guaraní

La preposición para tiene muchos usos incorrectos. Uno de ellos es el que se le da a la hora de responder a un qué, como, por ejemplo: ¿qué se compró? La respuesta puede ser directa: un auto. Sin embargo, es habitual que muchos opten por decir “para su auto”. Sepa por qué este es un error y cuál podría ser su origen.

Aunque parezca una palabra muy simple, la preposición para tiene un sinnúmero de usos apropiados, entre ellos, el más característico, el de finalidad o propósito. Por ejemplo: Salí para despejarme. (¿Para qué salió? Con el fin o propósito de despejarse).

Además, el de utilidad y servicio. Para el viaje, preparé un tereré. Para distraerme, llevo unos libros.

Otro muy común es el de destinatario de una acción o de un objeto material. Lo compré para mi hija. (¿para quién?). Traje este foco para la sala (¿para dónde).

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Estos tres son los más utilizados que aparecen en la Nueva Gramática de la lengua española, si bien hay muchos más, en ninguno de ellos figura el “para” que mencionamos y que tanto se utiliza en Paraguay.

Ejemplo: Me compré para mi celular. Aquí, el para no tiene cabida, pues, si intentáramos formular una pregunta para esta respuesta, sería: ¿qué te compraste?, no ¿para qué te compraste? A menos que estemos efectivamente averiguando la finalidad de la compra o el destinatario, ¿para quién se compró ese celular?

En tal sentido, en nuestro idioma guaraní, como es sabido, para es hag̃uã, que, a su vez, tiene sus variantes según la oración a la que acompañe. Ahata ajogua che Kamisarã (traducido de forma literal: me voy ir a comprar para mi camisa).

Esta costumbre podría ser una influencia en el español, donde, le agregamos el para a este tipo de expresiones. (Ya tengo para mi tele).

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Los comodines también existen en las palabras: vea cuáles son

Hablar de un comodín puede transportar a diferentes ámbitos: además de las cartas, a una situación en la que se utilice a una persona o cosa para fines diversos. Sin embargo, los comodines también existen en el idioma. Entérese de cuáles son.

Una palabra comodín es aquella con un significado muy general y que puede utilizarse en distintos contextos. Lleva ese nombre porque, al igual que el comodín de los naipes, también puede tomar distintos valores, en este caso, semánticos.

Esta definición aparece en el libro Las 100 dudas más frecuentes del español, del Instituto Cervantes, donde, además, comparten algunos ejemplos de este tipo de vocablos:

Asunto, problema, cosa, tema, bueno, grande, pequeño, positivo, impresionante, poner, hacer, tener, realizar. También son conocidas como palabras baúl, por la amplitud de significado, y la capacidad de cabida.

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En vez de: Me pusieron la fibra óptica ayer

Algo más preciso sería: Me instalaron la fibra óptica ayer

En lugar de: Ya no quiero saber del asunto de las oenegés

Intentar con: Ya no quiero saber del proyecto de las oenegés

En vez de: Es difícil hablar del tema de la sexualidad con los hijos

Probar con: Es difícil hablar de sexualidad con los hijos

Antes que: Se realizará un homenaje a las víctimas del ataque

Optar por: Se rendirá homenaje a las víctimas del ataque

Estas son apenas algunas sugerencias para reemplazar las palabras comodín. No siempre se las identifica de inmediato, pero es posible rastrearlas con una simple leída. El cambio permitirá mejorar la calidad de expresión y disminuir la pobreza léxica.

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Gravar y grabar: sepa en qué casos usar cada palabra

Dos palabras casi idénticas, pero con una letra de diferencia. Ellas son grabar y gravar, ambas correctas, pero completamente distintas en significados. Ante la duda, verifique si usted las está utilizando adecuadamente.

La palabra gravar aparece con dos acepciones en el Diccionario de la Lengua Española. La primera: cargar, pesar sobre alguien o algo (sinónimo: cargar, pesar, gravitar). La segunda, imponer un gravamen (sinónimo: cargar, imponer, hipotecar).

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En tanto, grabar, con b, tiene cuatro acepciones, aunque dos son las más utilizadas, entre ellas, la segunda: captar y almacenar imágenes, sonidos o datos en un soporte, de manera que se puedan reproducir, y la primera, abrir y labrar en hueco o relieve sobre una superficie un letrero, una figura o una representación de cualquier objeto.

Ante el uso mayoritario de grabar para referirse a grabar un video o un sonido, es posible encontrar casos en los que se confunda a esta palabra con la utilizada en lo jurídico y en lo tributario.

Algunos ejemplos habituales son: gravar impuestos y gravar o enajenar bienes, escritos correctamente en estos dos casos, pero a veces redactados de manera adecuada.

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