“Se compró para su auto”, un error común con influencia del guaraní

La preposición para tiene muchos usos incorrectos. Uno de ellos es el que se le da a la hora de responder a un qué, como, por ejemplo: ¿qué se compró? La respuesta puede ser directa: un auto. Sin embargo, es habitual que muchos opten por decir “para su auto”. Sepa por qué este es un error y cuál podría ser su origen.

Aunque parezca una palabra muy simple, la preposición para tiene un sinnúmero de usos apropiados, entre ellos, el más característico, el de finalidad o propósito. Por ejemplo: Salí para despejarme. (¿Para qué salió? Con el fin o propósito de despejarse).

Además, el de utilidad y servicio. Para el viaje, preparé un tereré. Para distraerme, llevo unos libros.

Otro muy común es el de destinatario de una acción o de un objeto material. Lo compré para mi hija. (¿para quién?). Traje este foco para la sala (¿para dónde).

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Estos tres son los más utilizados que aparecen en la Nueva Gramática de la lengua española, si bien hay muchos más, en ninguno de ellos figura el “para” que mencionamos y que tanto se utiliza en Paraguay.

Ejemplo: Me compré para mi celular. Aquí, el para no tiene cabida, pues, si intentáramos formular una pregunta para esta respuesta, sería: ¿qué te compraste?, no ¿para qué te compraste? A menos que estemos efectivamente averiguando la finalidad de la compra o el destinatario, ¿para quién se compró ese celular?

En tal sentido, en nuestro idioma guaraní, como es sabido, para es hag̃uã, que, a su vez, tiene sus variantes según la oración a la que acompañe. Ahata ajogua che Kamisarã (traducido de forma literal: me voy ir a comprar para mi camisa).

Esta costumbre podría ser una influencia en el español, donde, le agregamos el para a este tipo de expresiones. (Ya tengo para mi tele).

La sección RAE del diario HOY tiene como fin promover el buen uso del idioma español, con el sustento de lo que dicta la RAE, máxima autoridad de la lengua que, con el correr de los años, va cambiando algunas reglas y proponiendo adaptaciones, según la necesidad.

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RAE valida el uso de Jose sin tilde

Muchos de los que llevan el nombre José, cariñosamente son llamados Jose, sin tilde, es decir, cargando la voz en la primera sílaba. Esta opción es admitida por la Real Academia Española.

Al ver escrita la palabra Jose sin tilde, es probable que el corrector de Word o de Google Doc automáticamente subraye un error: la falta de tilde en la e.

Y es que si recurrimos al diccionario de la lengua española, no encontraremos ningún vocablo escrito de esa manera. Sin embargo, en una reciente actualización emitida días atrás, la Real Academia Española compartió una novedad al respecto.

La máxima instancia de la lengua castellana reconoce, por un lado, que el nombre José va con tilde por tratarse de una palabra aguda terminada en vocal.

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En cambio, por otro lado, confirma que también existe la forma «Jose», que representa la pronunciación [jóse], propia del hipocorístico acentual usado familiarmente.

Un hipocorístico es la forma abreviada o diminutiva de los nombres propios, es decir, lo que comúnmente conocemos como apodo. Ejemplos: Gabi, de Gabriela; Dani, de Daniel, Leti, de Leticia, entre otros.

El diccionario de la lengua española se actualizó en diciembre del 2024 y su nueva edición incluyó 609 palabras y 4.074 modificaciones. Estas incorporaciones son el reflejo de la adaptación de la RAE a la actualidad de los hispanohablantes.

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La curiosa incidencia del guaraní en una palabra del español

Una palabra utilizada con frecuencia para referirse a los pequeños trozos de algo, sea vidrio o cualquier material. La RAE no solamente la incluye en su diccionario, sino que también confirma que el origen está en el idioma guaraní. Veamos los detalles.

El diccionario de la lengua española da una explicación muy importante de la palabra curuvica antes de contar su definición:

Del guar. (guaraní) curuví ‘fragmento, trozo’ y el suf. dim. Esp. (sufijo diminutivo español) -ica.

Posteriormente, el significado dice:

f. Arg. y Par. Fragmento diminuto que resulta de la trituración de una piedra, y, por extensión, de cualquier otro material sólido. U. t. en sent. Fig. (usado también en sentido figurado).

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En tanto, si vamos a nuestro ñe’ẽryru, recordamos que la palabra de origen a la que hace alusión la RAE es kuruvi (con k, no con c). La traducción dice: cascajo, migaja. Es decir, la utilizamos no solamente para aludir materiales sólidos, pues las migajas pueden ser también de panes, galletitas y otros.

En conclusión, la Real Academia Española reconoce la existencia de la palabra curuvica como originaria del guaraní, pero sostiene que su uso se da mayormente en Argentina y Paraguay (aparecen así, estrictamente por motivos de orden alfabético), no así en otros países hispanohablantes.

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El partido se juega, ¿a las veintiuna o a las veintiún horas?

A pedido de nuestros lectores, hoy desarrollamos un tópico relacionado a la duda que surge en torno a los números, según el sustantivo al que describan.

El ejemplo de la hora es tomado por tratarse de la duda planteada por un lector de la sección RAE del diario Hoy, sin embargo, la regla gramatical es aplicable a todos los sustantivos.

La Real Academia Española explica que, el numeral «uno» y los numerales compuestos que lo contienen (21, 31, 41, etc.) adquieren formas diferentes según cuantifiquen a un sustantivo masculino o femenino.

Con base a esta indicación, lo correcto es decir: veintiuna horas para referirse al horario.

Otros ejemplos:

Veintiún libros

Veintiuna hojas

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Treinta y un días

Treinta y una horas (cantidad de horas)

La razón de esta regla responde a que, los numerales compuestos que contienen el numeral simple “uno”, “una” concuerdan en género con el sustantivo al que determinan cuando lo preceden inmediatamente.

EXCEPCIONES

En otros casos, esta regla pasa a ser opcional. Esto se da cuando entre el numeral y un sustantivo femenino se interpone la palabra mil.

Puede decirse tanto veintiún mil personas, treinta y un mil toneladas como veintiuna mil personas, treinta y una mil toneladas.

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