Hay, ay, ahí y haya (no haiga): sus usos y significados

En otro capítulo de palabras que suenan parecidas o iguales, pero que tienen diferentes significados y escrituras, hoy nos encargamos del pedido de una fan destacada de nuestro diario: las diferencias entre ay, ahí, haya y hay.

Ayer desarrollábamos la explicación de los usos de las palabras, haber, a ver, has y haz, en una publicación que generó nuevos pedidos de los seguidores de la sección RAE. Tomamos nota de todos en orden cronológico y comenzamos con lo que solicitó la lectora Rossana Laguardia.

«Hay» es una forma del verbo «haber»: Hay hormigas en el plato

«Ahí» es adverbio de lugar: ¿Hay alguien ahí?

«Ay» es una interjección: ¡Ay!

«Haya»: conjugación del verbo haber en primera persona del modo subjuntivo: No dije que no me haya gustado, simplemente no tengo ganas.

En este caso, en nuestro país es todavía frecuente leer y escuchar la confusión de haya con haiga, una palabra que en realidad no existe, pero que se utiliza por error a partir de una costumbre traída del lenguaje coloquial en la oralidad.

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Por otro lado, para no dejar pendiente la petición de la misma lectora, recordamos que la palabra “vedera” no existe en el diccionario de la lengua española (el oficial de la RAE) ni en el diccionario de americanismos, que recoge expresiones coloquiales de los países americanos.

Lo apropiado y admitido es vereda, definida como: camino angosto, formado comúnmente por el tránsito de peatones y ganados.

Esperamos que este artículo llegue a nuestra seguidora Rossana Laguardia y también a todos los paraguayos y extranjeros interesados en el buen uso del español.

¡Ay, casi lo olvidamos! En caso de que haya algún tema que les gustaría que desarrollemos, no olviden que en nuestro diario hay una sección llamada RAE y que siempre estaremos ahí para responder a sus consultas.

La sección RAE del diario HOY tiene como fin promover el buen uso del idioma español, con el sustento de lo que dicta la RAE, máxima autoridad de la lengua que, con el correr de los años, va cambiando algunas reglas y proponiendo adaptaciones, según la necesidad.

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Cónclave con tilde, papa en minúsculas y otros datos ortográficos

Ante la triste partida del papa Francisco, desde la Real Academia Española recuerdan las mayúsculas y minúsculas, las tildes, palabras compuestas y otras reglas ortográficas relacionadas al hecho.

El mundo habla de un solo tema este lunes: la muerte de Jorge Bergoglio, el papa Francisco. Como una guía para el uso de las expresiones correctas, la Fundación Español Urgente recoge los términos más utilizados y sus usos apropiados.

Tanto papa como sumo pontífice, romano pontífice o santo padre se escriben en minúscula, tal como indican las normas de la Ortografía de la lengua española sobre «sustantivos que designan títulos nobiliarios, dignidades y cargos o empleos de cualquier rango».

El papa dirige la Iglesia católica, expresión en la que a Iglesia le afecta la mayúscula institucional, por designar una institución eclesiástica, mientras que el adjetivo que especifica de cuál se trata se mantiene en minúscula.

En la expresión su santidad el papa Francisco, la fórmula honorífica su santidad se escribe con minúscula, reservándose la mayúscula solo para Francisco. Si aquella aparece aislada, la mayúscula es admisible, pero no necesaria: «Fallece su santidad», «Fallece Su Santidad».

La junta en la que se elige al nuevo papa se denomina cónclave, no conclave, y se escribe en minúscula. Aunque en el pasado se recomendaba su pronunciación como palabra llana (está formada por la preposición con y el sustantivo clave, esto es, con llave, en alusión a que la junta se celebra a puerta cerrada), el Diccionario panhispánico de dudas recomienda en la actualidad evitar la variante etimológica por haber caído en desuso.

Su última aparición pública fue el Domingo de Resurrección en la bendición urbi et orbi, no urbi et orbe, en cursiva y en minúscula, tal como señala la Ortografía de la lengua española. La expresión se traduce como a la ciudad de Roma y al mundo.

Santa Sede se escribe con mayúsculas por ser esta la denominación oficial, con personalidad jurídica propia, de la institución que dirige la Iglesia.

La grafía papamóvil, en minúscula y en una sola palabra, es la adecuada para referirse al vehículo que utiliza el papa para recorrer las ciudades que visita.

Los sustantivos obispo, arzobispo y cardenal (o purpurado), por un lado, así como obispado, arzobispado y pontificado, papado o ministerio petrino, por otro, se escriben asimismo en minúscula,

Para hacer referencia al periodo que transcurre entre el momento en que se produce la vacante en la sede romana y la elección del sucesor, se emplea sede vacante, en minúsculas. El cardenal protodiácono, en minúsculas, se encarga de anunciar el nombre del nuevo papa tras haber aceptado este su elección como tal.

Habemus papam (‘tenemos papa’), y no habemus papa, se escribe en cursiva y con papam terminado en eme.

El cardenal camarlengo, en minúsculas, es el encargado de administrar los bienes de la curia romana mientras la Santa Sede permanece vacante.

El anillo que recibe el nuevo papa se llama anillo del Pescador, con anillo en minúscula y Pescador en mayúscula, dado que es una antonomasia. También se le llama anillo piscatorio, no pescatorio.

Ciudad del Vaticano o el Vaticano: el topónimo oficial de esta ciudad-Estado es Ciudad del Vaticano. Si se opta por el nombre abreviado, lo adecuado es escribir el artículo con minúscula: el Vaticano, no El Vaticano.

El adjetivo papable, que sigue el modelo de alcaldable y presidenciable, es un término bien formado recogido en el diccionario académico, que señala que, dicho de un cardenal, significa ‘considerado merecedor de la tiara’, es decir, de la dignidad del sumo pontífice.

Según la ortografía académica, la numeración romana que sigue al nombre de los papas solo se lee como ordinal hasta el X (décimo), aunque este último también puede leerse como cardinal. A partir de ahí se leen como cardinales, como en Juan XXIII (Juan veintitrés), Benedicto XVI (Benedicto dieciséis).

En el caso del papa Francisco, no se le añadió el ordinal primero, debido a que este nombre no fue utilizado por ninguno de sus predecesores, en cuyo caso, no se agrega el número, según la tradición vaticana.






Viernes Santo, Pascua y otros nombres, siempre con mayúsculas

A días de celebrar otra Semana Santa, desde la Real Academia Española recuerdan las formas correctas de escribir los términos relacionados a los períodos litúrgicos y a las festividades religiosas.

Sean sustantivos o adjetivos, siempre que formen parte del nombre de un periodo litúrgico o religioso, deben escribirse con mayúscula inicial: la Cuaresma, la Semana Santa, la Pascua.

Lo mismo se aplica a las festividades y días de recordaciones: Viernes de Dolores, Jueves Santo, Viernes Santo, Domingo de Ramos, Domingo de Pascua, Domingo de Resurrección, Lunes de Pascua.

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VIACRUCIS, CON MINÚSCULA, PERO CON DOS OPCIONES DE ESCRITURA

La recomendación del Diccionario panhispánico de dudas es escribir viacrucis en una sola palabra y siempre con minúsculas. Sin embargo, también se considera válida separarla en dos: vía crucis, en cuyo caso, la primera conserva la tilde, a diferencia de lo que sucede al juntarla en una sola. Siendo así, la primera pierde la tilde: viacrucis.

ADVOCACIONES RELIGIOSAS

Los nombres alternativos utilizados para referirse a Jesús o a la Virgen, también van con mayúsculas: el Buen Pastor, el Mesías, el Salvador, la Virgen de la Esperanza, a menos que se haga una referencia genérica a ellos, como: una virgen de barro, un cristo de estilo gótico.

TÉRMINOS CON MINÚSCULAS

Los sacramentos o los términos religiosos como: misa, eucaristía, confesión, comunión, vigilia, van con minúscula.

La sección RAE del diario HOY tiene como fin promover el buen uso del idioma español, con el sustento de lo que dicta la RAE, máxima autoridad de la lengua que, con el correr de los años, va cambiando algunas reglas y proponiendo adaptaciones, según la necesidad.

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Cadáver, fallecido y occiso, las diferencias

En el relato de sucesos policiales, las palabras cadáver, fallecido y occiso son a veces utilizadas de manera indistinta, como si de sinónimos se tratasen. Si bien pueden tener cabida en un mismo contexto, no por ello significan exactamente lo mismo. Repasamos las diferencias.

Recurrimos en primer lugar a la principal fuente de consulta de la lengua española, el diccionario de la RAE. Y nos dice lo siguiente:

Cadáver: cuerpo muerto

Fallecido: dicho de una persona muerta. Participio de fallecer. Sinónimo de muerto. En cuanto a difunto, se utiliza en el lenguaje funerario y religioso.

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Occiso: muerto violentamente

Con las definiciones expuestas, no podemos pensar en el uso de occiso para una persona que falleció por causas naturales.

En cambio, fallecido y difunto sí son sinónimos eufemísticos de muerto. Un eufemismo es una expresión menos ofensiva que sustituye a otras más duras o de mal gusto.

La sección RAE del diario HOY tiene como fin promover el buen uso del idioma español, con el sustento de lo que dicta la RAE, máxima autoridad de la lengua que, con el correr de los años, va cambiando algunas reglas y proponiendo adaptaciones, según la necesidad.

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