Limpiavidrios, en una palabra, con s y sin comillas
Limpiavidrios, en una palabra, con ese final y sin comillas ni cursivas, es la grafía correcta de este sustantivo referido a una persona que se dedica a limpiar cristales o al detergente que se utiliza para ello.
Fuente: Fundéu RAE
No obstante, se suelen ver frases en las que este término se escribe de forma incorrecta: «Dicen ataque de “Limpia vidrios” es manifestación de una sociedad violenta», «Padre de jovencita agredida por limpiavidrio dice todo se lo dejará a Dios» o «Alcaldía de Santiago prohíbe “limpiavidrios” en esa provincia y les ofrece trabajo».
El Diccionario del español registra la voz limpiavidrios con los sentidos de ‘limpiaparabrisas, aparato que limpia los parabrisas de un vehículo’, ‘detergente líquido que se usa para limpiar cristales’ y ‘persona que se dedica a limpiar cristales’, acepciones estas dos últimas que también registra el Diccionario de la Real Academia Española para otras variantes del español. Como se observa en ambas obras, la grafía asentada presenta una s final: limpiavidrios, no limpiavidrio.
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Además, se trata de un sustantivo común de uso muy frecuente y extendido en todo el país, por lo que, siguiendo la normativa de la Ortografía de la lengua española, se ha de escribir con inicial minúscula y sin comillas.
Teniendo esto en cuenta, en los ejemplos anteriores lo adecuado habría sido escribir «Dicen ataque de limpiavidrios es manifestación de una sociedad violenta», «Padre de jovencita agredida por limpiavidrios dice que todo se lo dejará a Dios» y «La Alcaldía de Santiago prohíbe limpiavidrios en esa provincia y les ofrece trabajo»
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La curiosa incidencia del guaraní en una palabra del español
Una palabra utilizada con frecuencia para referirse a los pequeños trozos de algo, sea vidrio o cualquier material. La RAE no solamente la incluye en su diccionario, sino que también confirma que el origen está en el idioma guaraní. Veamos los detalles.
El diccionario de la lengua española da una explicación muy importante de la palabra curuvica antes de contar su definición:
Del guar. (guaraní) curuví ‘fragmento, trozo’ y el suf. dim. Esp. (sufijo diminutivo español) -ica.
Posteriormente, el significado dice:
f. Arg. y Par. Fragmento diminuto que resulta de la trituración de una piedra, y, por extensión, de cualquier otro material sólido. U. t. en sent. Fig. (usado también en sentido figurado).
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En tanto, si vamos a nuestro ñe’ẽryru, recordamos que la palabra de origen a la que hace alusión la RAE es kuruvi (con k, no con c). La traducción dice: cascajo, migaja. Es decir, la utilizamos no solamente para aludir materiales sólidos, pues las migajas pueden ser también de panes, galletitas y otros.
En conclusión, la Real Academia Española reconoce la existencia de la palabra curuvica como originaria del guaraní, pero sostiene que su uso se da mayormente en Argentina y Paraguay (aparecen así, estrictamente por motivos de orden alfabético), no así en otros países hispanohablantes.
La sección RAE del diario HOY tiene como fin promover el buen uso del idioma español, con el sustento de lo que dicta la RAE, máxima autoridad de la lengua que, con el correr de los años, va cambiando algunas reglas y proponiendo adaptaciones, según la necesidad.
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El partido se juega, ¿a las veintiuna o a las veintiún horas?
A pedido de nuestros lectores, hoy desarrollamos un tópico relacionado a la duda que surge en torno a los números, según el sustantivo al que describan.
El ejemplo de la hora es tomado por tratarse de la duda planteada por un lector de la sección RAE del diario Hoy, sin embargo, la regla gramatical es aplicable a todos los sustantivos.
La Real Academia Española explica que, el numeral «uno» y los numerales compuestos que lo contienen (21, 31, 41, etc.) adquieren formas diferentes según cuantifiquen a un sustantivo masculino o femenino.
Con base a esta indicación, lo correcto es decir: veintiuna horas para referirse al horario.
Otros ejemplos:
Veintiún libros
Veintiuna hojas
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Treinta y un días
Treinta y una horas (cantidad de horas)
La razón de esta regla responde a que, los numerales compuestos que contienen el numeral simple “uno”, “una” concuerdan en género con el sustantivo al que determinan cuando lo preceden inmediatamente.
EXCEPCIONES
En otros casos, esta regla pasa a ser opcional. Esto se da cuando entre el numeral y un sustantivo femenino se interpone la palabra mil.
Puede decirse tanto veintiún mil personas, treinta y un mil toneladas como veintiuna mil personas, treinta y una mil toneladas.
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Josecito y otros diminutivos: cuándo se escriben con c y cuándo con s
Los diminutivos son sufijos añadidos a las palabras no solamente para referirse al tamaño pequeño, sino también para otros fines. Saber si se escriben con c o s puede ser motivo de confusión. En esta nota podrá encontrar el camino para evacuar esa duda.
Casita, piececito, piecito, Josecito, cafecito, bucito (de buzo), pancita, mansito, pancito y amorcito son todos diminutivos correcto en español. Como puede notarse, a ciertas palabras se les agrega simplemente ita o ito y a otras cito o cita, es decir, con una c antes del sufjijo ito o ita.
Según la Fundación Español Urgente de la Real Academia Española, ningún diminutivo se forma añadiendo el sufijo -sita en lugar de -cita. Lo que ocurre es que, como en el caso de casa, se le añade el sufijo -ita a la base de la palabra quedando así: casita.
En cambio, en el ejemplo de José, al terminar en vocal y no tener la posibilidad de escribir Joseíto, necesariamente se le agrega la c, denominada interfijo en este contexto, para así formar el diminutivo correcto Josecito.
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En síntesis, la formación de diminutivos solamente es posible con el sufijo -ita o ito y se hace añadiendo dicha terminación a la base de la palabra, como en el caso de masa, cuya base es mas- y se forma masita o de hueso cuyo diminutivo es huesito.
Los diminutivos siempre deben terminar en ito o ita, pero cuando la base de la palabra impide esta terminación, se recurre al interfijo c como en canción-c-ita (cancioncita)
OTROS FINES
Al inicio de la nota mencionábamos que, además de referirse al tamaño pequeño, los diminutivos también pueden tener otras connotaciones, entre ellas: cariño y afecto, pero también desdén o desprecio. Ejemplos, Karencita y chismosita.
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