“Nos tratan de locas pero el aceite de cannabis nos dio alivio en medio de tanto dolor”

El uso medicinal del aceite de cannabis es el alivio que encontraron más de 300 madres organizadas en Mamá Cultiva Paraguay donde aprenden sobre los beneficios de un producto natural para enfermedades como epilepsia, parálisis cerebral que no encuentran una mejoría con el tratamiento que ofrece la medicina tradicional. María Rojas nos cuenta cómo cambió su vida y la de su hijo Juan Daniel Galeano de 7 años tras tomar la decisión de utilizarla.

Un jueves de un año y medio atrás, una gota de aceite de cannabis bajo la lengua de su hijo Juan Daniel de 7 años, fue para María Rojas (28) el inicio de un cambio radical de ese día a día con 15 convulsiones y dos a tres días sin dormir.

La mejoría fue inmediata, completó una semana sin convulsionar. Dos gotas a la mañana, dos a la noche y un mes después su hijo ya se alimentaba y subió de peso. María sabía que el cambio era irreversible.

Siete años atrás, la realidad golpeó joven a María con la llegada de su hijo y el diagnóstico de epilepsia y parálisis cerebral. “No sabía que tenía que hacer, a quién recurrir, nada”, afirma.

Era un ir y venir al hospital, visitas al neurólogo, aumento de dosis de medicamentos y las convulsiones que no solo no paraban sino que aumentaban cada día.

“Llegó un momento en que me desesperé porque el tratamiento en el hospital era aumentarle la dosis de medicamentos, era como que los doctores hacían un experimento con él porque no mejoraba, no había caso y fue cuando escuché sobre el aceite de cannabis y el testimonio de la que hoy es mi compañera de Mamá Cultiva, su hija mejoró. Fui a la organización, enseguida me aceptaron y me empecé a capacitar, recibí mucha información, investigué”, recordó la mujer.

Hace un año María se encarga de la elaboración del aceite que le cambió la vida a su hijo, a ella y a su familia. Le garantiza no quedar sin el aceite que con 100 gramos de marihuana paga 100 mil guaraníes y tiene para dos a tres meses frente al aceite autorizado para la venta de Laboratorios Lasca que tiene un costo de G 1.800.000 y con receta médica son indicados tres botellitas que duran mucho menos, según la experiencia de otras madres.

El precio es impagable para ella y muchas familias. “Soy madre soltera y con un hijo con discapacidad y una hija que va a la escuela conseguir un 20 mil para el día es muy difícil y pagar ese precio por el aceite del laboratorio hasta es impensable”, resumió.

“De tanto que solo me concentraba en mi hijo y que no salíamos del hospital le descuidé en parte a mi hija de 9 años y ahora ella tiene problemas de aprendizaje en la escuela y hoy puedo estar más pendiente de ella, ya puedo salir y ocuparme de otras actividades y dormimos”, destacó la madre.

La decisión de María de introducir la toma del aceite en el tratamiento de Juan no fue bien recibida por el médico tratante quien la trató de loca y que solo drogaría a su hijo.

“Le rogué entonces que pare con las convulsiones de mi hijo y que después de dos años y medio de tratamiento no mejoraba y fue cuando le dije que voy a arriesgarme bajo mi propia responsabilidad y que me demande si quiere porque más droga que todos los fármacos no sería si el aceite es natural”, señaló.

Desde entonces, su pequeño Juan de convulsionar todo el día ahora lo hace una vez cada dos meses. Se alimenta, juega, reacciona cuando se le habla y ya no grita ni sufre de dolores intensos de cabeza.

Una parte de los problemas de María quedaron atrás pero el camino por conseguir salud para su hijo no es fácil porque la materia prima no es accesible legalmente, lo hacen en forma clandestina corriendo riesgos y es sobre el punto que la mujer enfatiza sobre la necesidad de que la Ley 6007/17 sea cumplida.

“Esa parte de conseguir la materia prima es lo que nos preocupa porque tenemos el temor de cuando nos vamos a adquirir te podes ir presa porque es ilegal, no se implementa la ley y es lo que necesitamos porque corremos riesgo y es difícil como mamá”, afirmó.

Y la calle también es escenario donde son apuntadas con el dedo y las tildan de locas y drogadictas. “Nos juzgan, en nuestra cara nos gritan y no saben que lo que encontramos es alivio para tanto dolor de nuestros hijos y solo piensan que somos drogadictas y que por eso queremos que se legalice, no tienen idea”, reflexionó.

Invitó a que la gente se informe y sepa cómo trabajan en la organización donde más de 300 madres encontraron alivio para el tratamiento de sus hijos para múltiples enfermedades que no mejoran con la medicina tradicional.

“Encontré un alivio y vamos a seguir, sabemos que no cura pero mi hijo hoy tiene una mejor calidad de vida. Pedimos que nos dejen de perseguir, el dolor no puede esperar”, puntualizó.

Redes sociales agudizan problemas de salud mental en adolescentes, según informe

La crisis de salud mental en niños y adolescentes en todo el mundo ha alcanzado un punto crítico a causa de la “expansión descontrolada” de las redes sociales, según un informe del grupo defensor de los derechos de los niños KidsRight, publicado este miércoles.

Las investigaciones de esta organización con sede en Ámsterdam y de la universidad Erasmus de Rotterdam arrojan que uno de cada siete en la franja comprendida entre los 10 y los 19 años padece algún tipo de problema de salud mental.

“El informe de este año es una señal de alarma que no podemos ignorar más”, declaró en un comunicado Marc Dullaert, fundador y presidente de KidsRights.

“La crisis de salud mental entre nuestros niños ha alcanzado un momento crítico, exacerbado por la expansión descontrolada de las redes sociales, que favorecen el uso por encima de la seguridad”, expuso.

El KidsRight Index es un informe anual efectuado por esta fundación, que evalúa el nivel de adhesión de 194 países a los derechos de los niños y en qué medida se esfuerzan en mejorarlos.

En su informe 2025, KidsRights identifica una “correlación inquietante” entre el deterioro de la salud mental de los menores y lo que califica de uso “problemático” de las redes sociales, es decir un consumo adictivo de las mismas que llega a perturbar el día a día del usuario.

Igualmente observó una correlación entre un consumo excesivo de contenidos en internet y tentativas de suicidio.

La tasa global de suicidio se sitúa en 6 por cada 100.000 entre los adolescentes de 15 a 19 años, recuerda el documento, citando cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Sin embargo, observó el informe, las restricciones tajantes -como la decisión de Australia de prohibir a los menores de 16 años el acceso a redes sociales- tampoco son la mejor solución.

“Ese tipo de prohibiciones estrictas pueden infringir los derechos civiles y políticos de los niños”, entre ellos el acceso a la información, indicó el KidsRight Index.

El texto urgió por ello a un enfoque más global y sutil, que tenga en cuenta el acceso de los menores a contenidos educativos y evite por otro lado su aislamiento.

El informe señala que “los avances tecnológicos de los últimos años han abierto una caja de pandora de desafíos y oportunidades”.

Entre las últimas, destacó el acceso a la información, pero en la lista de desafíos enumeró la exposición de los niños al acoso, la violencia psicológica, la explotación sexual, la violencia de género y la desinformación.

Fuente: AFP

El largo y tortuoso camino frente a los trastornos alimentarios

La anorexia le hizo “perder su forma humana” y la obligó a crear una “sonrisa de fachada” que desde hace años oculta sus batallas, explica Lucie en el hospital de Nantes, en el oeste de Francia, donde recibe tratamiento por sus trastornos alimentarios.

Durante ocho años, intentó controlar su peso y su cuerpo, adelgazando hasta “perder el control”.

Es la pérdida de una forma humana, de la energía, de la vida. En un momento, se pierde la vida. Eso es lo que trae esta enfermedad”, cuenta la joven de 31 años, con blusa sin mangas y cabello castaño claro.

Hospitalizada en 2020, ahora recibe tratamiento en un centro ambulatorio de atención en adicciones del hospital universitario de Nantes (CHU), llamado “espacio Barbara”, que ofrece consultas psiquiátricas, terapias familiares, comidas terapéuticas y talleres creativos.

Sentada en una silla turquesa, Cléo, de 18 años, explica que la enfermedad “le arrebató todo”.

“Dicta nuestros actos y gestos, se convierte en nuestra identidad”, describe.

Hasta ser hospitalizada a los 14 años, la adolescente no era “consciente” de su enfermedad. “Cuando mi médico me decía que estaba enferma, no le creía. Me iba diciéndole lo que él quería oír, convencida de que yo controlaba la situación”, cuenta.

Las jóvenes pacientes comparten experiencias de negación y desprecio hacia su cuerpo y hacia sí mismas, elementos comunes en los trastornos de la conducta alimentaria (TCA).

- Cultura de la delgadez -

Actualmente, unas 80 pacientes están en tratamiento en el espacio Barbara, con procesos de atención que duran varios meses. La espera para una primera consulta es de unos cuatro meses.

La demanda en Nantes aumentó más del 30% en tres años, según el CHU, tendencia que se observa en todo Francia.

Según la Federación Francesa Anorexia Bulimia, cerca de un millón de personas padecen TCA en el país, en su mayoría mujeres jóvenes.

“Quizá haya cinco centros como este en todo el país, sin contar los hospitales de internación completa. En lugares donde no hay nada, los pacientes quedan aún más abandonados”, explica Bruno Rocher, psiquiatra y responsable del espacio Bárbara.

Entre las posibles razones del aumento de las solicitudes de consulta, menciona los efectos del confinamiento por el covid-19 y la influencia de las redes sociales en la vida de los adolescentes.

En TikTok abundan los mensajes que incitan a controlar o reducir la alimentación bajo la etiqueta #skinnytok. “No eres fea, solo estás gorda”, “Tu estómago no gruñe, te está aplaudiendo”, repiten algunas usuarias.

Francia y Bélgica alertaron recientemente a la Unión Europea sobre el peligro de estos contenidos.

En su teléfono, Cléo vio aparecer cada vez más videos que promueven la “cultura del régimen”, protagonizados por “la ‘clean girl’: vida perfecta, cuerpo bonito, ejercicio, alimentación saludable...”, cuenta.

“Una se dice ‘yo también puedo hacerlo’, y luego se va demasiado lejos”, relata.

- Dejarse llevar -

“No es solo en las redes sociales, es algo más general en la sociedad. Queremos ser delgadas, nos volvemos flacas, extremadamente flacas. Creemos que eso nos dará una vida perfecta. Pero detrás hay una enfermedad y, en algún momento, una caída”, añade Julia, de 19 años.

Al mediodía, las pacientes comparten una “comida terapéutica”, tras la cual deben descansar. Siempre se sienta un miembro del personal a la mesa con ellas.

“No es solo vigilancia, también es para fomentar el diálogo durante las comidas, para que levanten la mirada del plato. Para ellas es un desafío comer cosas que no prepararon ellas mismas, sin controlar por ejemplo el uso de grasas”, apunta Katia Drouet, enfermera.

“Aquí se enfrentan a lo que les da miedo: la comida, las emociones, el hecho de dejarse llevar”, agrega.

La trayectoria es a veces tortuosa: hospitalización, acompañamiento, recaída y un nuevo tratamiento...

Tras haberse visto confrontada “a la fuerza” con el sistema médico hace siete años, Camille, de 24 años, recuperó peso y encontró “cierta estabilidad”. Pero su trastorno reapareció, bajo “otro cariz”.

En el espacio Barbara, las pacientes deben fijarse tres objetivos a cumplir cada tres meses, de los cuales al menos uno debe estar relacionado con la alimentación.

“Luego están los otros aspectos: por ejemplo me sugirieron trabajar sobre la sonrisa de fachada... Lograr no sonreír si no me siento bien”, dice Lucie, con una sonrisa fugaz.

Para ella, “el miedo a la comida es solo la punta del iceberg”.

Fuente: AFP

Muere a los 116 años la persona más anciana del mundo

La persona más anciana del mundo, la monja brasileña Inah Canabarro Lucas, falleció este miércoles a los 116 años, anunció la Congregación de las Hermanas Teresianas con quienes residía en la ciudad de Porto Alegre (sur).

Nacida el 8 de junio de 1908, Canabarro fue reconocida como la decana de la humanidad luego de la muerte en enero de la japonesa Tomiko Itooka, también a los 116 años. El título recae ahora en Ethel Caterham, una residente de la ciudad inglesa de Surrey, de 115 años y 252 días, según el grupo de investigación gerontológica de Estados Unidos (GRG) y LongeviQuest.

“En el día de hoy, que la resurrección abrace a la Hermana Inah Canabarro, damos gracias por la entrega y dedicación, pedimos que el Señor, Padre de bondad, la reciba y la acoja en su infinito amor”, dijo en una nota la Congregación de las Hermanas Teresianas de Brasil.

Aunque su obituario citaba su nacimiento el 27 de mayo de 1908, “su fecha de nacimiento documentada según los registros es 8 de junio de 1908”, dijo en enero a la AFP el director de GRG, Robert Young.

Nacida en la ciudad de San Francisco de Asís, en el estado de Rio Grande do Sul (sur), su salud fue frágil durante la infancia, según su biografía en el sitio LongeviQuest.

A los 16 años la monja brasileña tuvo su iniciación religiosa en una escuela de las teresianas en Santana do Livramento, en la frontera con Uruguay, antes de vivir brevemente en Montevideo.

Fue ordenada monja a los 26 años y tuvo una larga carrera de servicio religioso como profesora y secretaria.

Consultada sobre las razones de su longevidad, lo atribuyó a Dios. “Él es el secreto de la vida. Es el secreto de todo”, dijo.

En 2018, con cerca de 110 años, recibió la bendición apostólica del papa Francisco, fallecido el 21 de abril a los 88 años.

Inah Canabarro Lucas es la segunda monja más longeva de la historia, después de la francesa Lucile Randon, que vivió hasta los 118 años.

Fuente: AFP