La verdadera gloria viene del Padre Dios

“Si yo me doy gloria a mí mismo, mi gloria no vale nada; es el Padre quien me da la gloria, el mismo que ustedes llaman nuestro Dios” Jn. 8,54

Jesús, quien en su vida terrena obró tantos prodigios, nos enseña hoy acerca de la humildad. Él, que realizó multiplicaciones de panes, sanaciones y liberaciones, no se pasaba diciendo o repitiendo yo hice eso o hice lo otro. Por el contrario, escuchamos en la Sagrada Escritura las tantas veces que prohibía que se comenten los milagros que realizaba. Hoy entendemos que es porque él no quería una gloria o reconocimiento del mundo, él sabía que la verdadera gloria viene del Padre Dios. Al observar esto en Jesús, pensemos en las veces que, tentados por el enemigo, queremos aparentar o vanagloriarnos por los dones que tenemos, por el cargo que ejercemos o por los bienes materiales que poseemos. No tomemos ese camino, sino que humildes, esperemos el momento en que el Padre nos reciba en la gloria verdadera, la del cielo. Paz y bien.

 

Sábado de la cuarta semana de Pascua

“Yo haré todo lo que pidan en mi nombre, para que por el Hijo se manifieste la gloria del Padre”. Jn 14, 13

Jesucristo es el puente perfecto entre nosotros y el Padre. Su misión, viniendo a nosotros, es revelarlo, dar a conocer su amor, su poder y su gloria. Por eso, lo que pedimos al Padre en su nombre tiene mucha fuerza, pues Jesús quiere mostrar la gloria de Dios realizando milagros en nuestra vida. Lastimosamente, muchas veces nuestra fe es tan mezquina que nuestra oración casi no se hace sentir. Con confianza en el poder de Cristo, debemos suplicar incesantemente en su nombre y experimentaremos la gloria de Dios en nuestra existencia. Paz y bien.

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Viernes de la cuarta semana de Pascua

“Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie va al Padre si no es por mí”. Jn 14, 6

En la búsqueda de Dios, muchas personas, a lo largo de la historia, crearon muchas teorías, inventaron doctrinas, establecieron reglas; y leyes; sin embargo, solo aquel que es el propio enviado de Dios puede, de verdad, revelar el corazón del Padre eterno: Jesucristo. Él es el Hijo de Dios que se hizo carne: en él está la divinidad y nuestra humanidad. Por eso, él es el puente que nos conecta con el cielo, camino que nos lleva seguro: verdad total y plena que nos satisface, vida que nos hace vencer todas las muertes. Paz y bien.

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San Marcos, evangelista: 25 de abril

“Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva a toda la creación”. Mc 16, 15

Todos debemos colaborar para llevar la Buena Noticia de Jesús hasta los confines de la tierra. Quien puede ir en misión debe hacerlo, pero también, sosteniendo las obras misioneras, se está colaborando. En nuestros tiempos hasta con las nuevas tecnologías debemos llevar la propuesta de Dios a todos nuestros contactos. Nadie debe sentirse dispensado de este servicio. También san Marcos, a quien hoy recordamos, hizo lo que le era posible en su tiempo: escribió con sencillez el más antiguo de los evangelios que tenemos. Y ¡cuántas personas llegaron al conocimiento de Cristo a través de sus páginas! Busca tú también el modo de evangelizar. Paz y bien.

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