Sismo de magnitud 7,5 deja 5 muertos en México y se avivan los fantasmas del 2017

El terremoto de magnitud 7,5 en la escala de Richter que sacudió este martes con fuerza el centro y sur de México dejó al menos cinco muertos y varios heridos en el estado de Oaxaca, despertando los peores fantasmas de los trágicos sismos de 2017 en plena pandemia del coronavirus.

“Daños menores en viviendas, alertas de tsunami por posible variación en el nivel del mar y cinco personas fallecidas. Es el saldo preliminar del sismo con magnitud 7,5 que se registró a las 10.29 (15.29 GMT)”, señaló el reporte más reciente de Protección Civil.

El movimiento telúrico ha dejado cinco muertos en el sureño estado de Oaxaca, epicentro del sismo.

Los fallecidos son una mujer de 22 años por un derrumbe en Santa María Huatulco; un hombre de 70 años por la caída de un techo en San Juan Ozolotepec, otro de San Agustín Amatengo por la caída de una barda, un trabajador de Petróleos Mexicanos (Pemex) que cayó desde una estructura y una persona más de la que no se dieron mayores referencias.

Además, hay dos lesionados en Oaxaca, uno de ellos por el derrumbe de un cerro, y otros dos heridos leves en la Ciudad de México.

El movimiento telúrico también causó daños en algunas carreteras y en varios hospitales de Oaxaca, con cortes de electricidad en algunas zonas.

En cuanto a la alerta de tsunami, la Secretaría de Marina advirtió de olas de más de un metro de altura en la costa del Pacífico, si bien no se esperan riesgos mayores.

“Vamos a seguir llamando a que se actúe con precaución por réplicas y que nos cuidemos todos sin angustiarnos, sin la desesperación”, dijo el presidente en un mensaje en video desde el patio de Palacio Nacional, donde se resguardó del temblor.

Y es que hasta las 17.00 hora local (22.00 GMT) se habían reportado más de 653 réplicas, la de mayor magnitud de 4,6 sin que hasta el momento estas hayan causado más daños.

Según el Servicio Sismológico Nacional, el movimiento telúrico se sintió en los estados de Oaxaca, Guerrero, Chiapas, Michoacán, Jalisco, Querétaro, Morelos, Tabasco, Veracruz, Puebla, Estado de México y en la Ciudad de México, y fue percibido por hasta 22 millones de personas.

MIEDO EN LOS ESTADOS

Con al menos cinco muertos, Oaxaca ha sido la zona más afectada por el sismo. Especialmente en el Istmo de Tehuantepec, que todavía se recupera del terremoto de 8,2 (con epicentro en Chiapas) del 7 de septiembre de 2017, que dejó 98 muertos y varias ciudades de esta empobrecida región prácticamente en ruinas.

“El terremoto se sintió algo fuerte, muy fuerte. Y sí, dio miedo”, dijo Narciso Hernández, habitante de Oaxaca capital, a quien el terremoto lo “agarró” haciendo labores domésticas.

En el céntrico estado de Puebla, también muy afectado por el terremoto de septiembre de 2017, las autoridades reportaron “saldo blanco” tras la activación de las alertas sísmicas.

En entrevista, Adriana, vendedora ambulante en el templo de San Agustín de la ciudad de Puebla, compartió a Efe que se encontraba trabajando cuando empezó a temblar.

Tan pronto sintió el movimiento, Adriana cargó a su hija para resguardarse a media calle debido a que este edificio religioso fue dañado en el sismo de 2017.

“Es muy riesgoso estar en esta zona, era mejor resguardarme”, dijo.

Saúl Sánchez, empleado de un estacionamiento del centro histórico de Puebla compartió que escucharon la alerta sísmica de un edificio gubernamental y en un primer momento pensaron que era un simulacro, pues pasó al menos un minuto hasta que empezó a temblar.

“La ciudad se ve muy vacía por el tema de la COVID, pero cuando empezó a temblar la gente salió de quien sabe donde y todos nos llevamos un buen susto”, dijo.

UN GRAN SUSTO EN LA CAPITAL

Para la mayoría de mexicanos de Ciudad de México que este día sintieron temblar bajo sus pies, este potente movimiento telúrico quedó en un gran susto que, no obstante, les trajo los recuerdos más funestos de 2017.

Ese año, fallecieron 471 personas en México a causa de tres sismos, los días 7, 19 y 23 de septiembre, en la mayor tragedia natural en México desde el terremoto de 1985, que dejó miles de muertos en la capital del país.

En rueda de prensa, la alcaldesa capitalina, Claudia Sheinbaum, descartó este martes víctimas mortales, derrumbe de edificios o daños graves en hospitales. Solamente dos personas lesionadas, uno de ellos por la caída de un cable de alta tensión y otra con un traumatismo menor.

Pero con la tragedia del 19 de septiembre de 2017 todavía en la mente, que dejó 369 muertos -228 muertos solo en la urbe-, muchos capitalinos corrieron este lunes a la calle tan pronto se activó la alerta sísmica, que sonó en el 97 % de los más de 12.000 altavoces de la capital.

“Lo sentí casi igual al que pasó apenas hace dos años. El temblor fue así también fuerte y esa vez sí nos espantamos. Me recordó a ese temblor”, explicó a EFE Paola Aguilar, una habitante del centro histórico.

“No lo viví tan mal, pero sí sacó de onda que fuera tan fuerte y que durara tanto”, secundó Alejandro Santoyo, quien aseguró que sus vecinos estuvieron “muy histéricos”.

EN PLENA PANDEMIA

El potente sismo tomó a México dando su propia batalla contra la COVID-19, que registra hasta este momento más de 185.000 casos y 22.500 muertos, y con los casos en ascenso pese a que el país comenzó una cauta reapertura económica.

Según el reporte de Protección Civil, hay al menos seis centros médicos dañados en el país, si bien en la mayoría de casos son desperfectos menores.

Pero aunque los daños en nosocomios no fueron graves, para miles de pacientes internados por COVID-19 o por otras dolencias el temblor avivó más su desazón.

En el Hospital Álvaro Obregón, que atiende a enfermos generales en la céntrica colonia (barrio) Roma, decenas de pacientes fueron desalojados y esperaron pacientemente a que se reanudara la actividad sentados en bancos de la calle.

“Se espanta uno, porque ve uno que todo se mueve, todo se mueve, que va y que viene, y uno aquí sentado. Porque ya ni modo de correr”, explicó a Efe María Teresa Rosas, una paciente de COVID-19 aislada junto a otras tres enfermas en el Hospital Juárez de México, en la capital.

En este centro, con cerca de 1.500 personas entre personal médico y enfermos, no se reportaron daños en el inmueble, y pronto se regresó a la actividad habitual, librando sin freno la batalla contra la COVID-19.

Abuela (¿distraída?) dio vino en biberón a bebé, que se encuentra en coma etílico

Un bebé de cuatro meses fue ingresado con síntomas de coma etílico. La explicación: un supuesto “error” cometido por su abuela. Los hechos desataron la pesquisa fiscal, en tanto el pequeño sigue intubado en la unidad de cuidados intensivos del hospital pediátrico Giovanni XXIII en Bari, ciudad a las orillas del mar Adriático en Italia.

La Policía maneja hipótesis que rodea al asunto. Uno dice que ocurrió por una falta de atención, aunque por el momento van a seguir con la investigación, porque también existe la posibilidad de que pudiera haber sido adrede.

La información proveída por los investigadores menciona que se utilizó vino blanco en lugar de agua para diluir la leche en polvo. La abuela sostiene que se confundió porque se encontraba dentro de una botella oscura. El niño ingirió parte del contenido, pero al rato rechazó seguir bebiendo.

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Allí la abuela afirma que se dio cuenta del error y avisó a la madre. Llevaron al niño de inmediato a la sala de emergencias del Perrino, donde fue trasladado a Pediatría y recibido de inmediato por los médicos para un tratamiento urgente. Esto incluyó el lavado gástrico y luego la intubación, antes de ser trasladado al hospital pediátrico Giovanni XXIII en Bari, donde actualmente está en la unidad de cuidados intensivos.

La condición del bebé es estable por el momento y parece que mejora ligeramente, pero debido a su corta edad existe un gran peligro para su vida. El pronóstico es reservado y se está considerando si se le puede extubar. Los Carabinieri de la compañía de Brindisi son los que están investigando lo ocurrido, pero por ahora no hay abierto ningún caso.

Fuente Infobae/ Agencias

Pa’i gastó el dinero parroquial en juegos móviles de “Candy Crush, Mario Kart y Pokémon Go”

Una revisión de los registros bancarios de la iglesia reveló que Lawrence Kozak acumuló más de 40.000 dólares en gastos en tres años.

El reverendo estadounidense Lawrence Kozak fue acusado la semana pasada de robo y delitos relacionados tras una investigación sobre sus gastos mientras ejercía como párroco de la iglesia católica Saint Thomas More en Pensilvania, informan medios locales.

En 2022, un contador que revisaba las finanzas de la parroquia descubrió una “cantidad astronómica de transacciones” en los extractos de las tarjetas de crédito de la iglesia. Las compras habían comenzado a hacerse en 2019, poco después de la llegada del religioso al templo, a través de una cuenta de usuario de Apple registrada a su nombre.

Una revisión a fondo de los registros bancarios reveló que Kozak había acumulado más de 40.000 dólares en gastos en el transcurso de tres años. Los recursos parroquiales los empleó para comprar regalos y artículos personales, y para financiar su adicción a juegos móviles como ‘Candy Crush’, ‘Mario Kart’ y ‘Pokémon Go’.

En una entrevista en ese entonces con uno de los investigadores, Kozak comentó que estaba buscando asesoramiento para su adicción. Al mismo tiempo, afirmó que, más que gastar en juegos de azar en línea, lo que hacía era comprar habilidades para obtener ventajas en los juegos que consumía.

Por otro lado, el sacerdote negó haber usado intencionalmente las cuentas de la iglesia, argumentando que las tarjetas estaban vinculadas a su teléfono celular para el pago de servicios permitidos por las autoridades eclesiásticas. Sin embargo, reconoció que pudo haberlas utilizado accidentalmente. Además, dijo sentirse “decepcionado” por haber dejado que las cosas llegaran a ese punto, aunque señaló que no había excusas y que debió haber prestado más atención.

Desde la gerencia comercial de Saint Thomas More, no obstante, consideran que Kozak sabía perfectamente lo que estaba haciendo. En una ocasión anterior ya se le había contactado para cuestionarle sobre unas compras inexplicables en los extractos de cuenta y ya le habían advertido sobre los peligros de mezclar gastos comerciales y personales.

Kozak, de 51 años, fue destituido de su puesto en noviembre de 2022. La arquidiócesis emitió en ese entonces un comunicado indicando que la decisión estaba basada en “ciertos gastos” suyos y el cuestionamiento del uso de los fondos parroquiales. Tras las acusaciones de la semana pasada, el reverendo fue puesto en libertad tras pagar una fianza de 250.000 dólares.

De acuerdo con su abogado, Joseph Poluka, se revisarán los cargos y planean contactar a los fiscales sobre el caso en los próximos días. Kozak se había disculpado con el sacerdote que lo sustituyó, diciendo que lamentaba haber “cometido ese error” y que había estado pagando el dinero que le debía a la iglesia.

Un estado del sur de Brasil se declara en “calamidad pública” por lluvias históricas

«Estamos frente al peor desastre de la historia de nuestro estado», dijo el gobernador en una conferencia de prensa.

Al menos 13 personas han muerto y 21 se encuentran desaparecidas por las fuertes lluvias que azotan Rio Grande do Sul, en el sur de Brasil, donde se ha decretado el estado de calamidad pública.

El gobernador, Eduardo Leite, afirmó que se trata del “mayor desastre natural” al que se ha enfrentado el estado. “Tenemos grandes dificultades para rescatar a las personas, porque la lluvia no cesa y esto impide las operaciones aéreas”, aseguró.

Leite dijo que había hablado con el presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, a quien informó que la región está viviendo “una situación de guerra”. El mandatario manifestó su intención de viajar este jueves a la zona.