“Estas obras que yo hago hablan por mí y muestra que el Padre me ha enviado” Jn. 5,36

 En su vida terrena, Jesús obró muchos prodigios: sanaciones, liberaciones, multiplicación de panes, caminó sobre las aguas y tantos más. Todo esto ya estaba dicho en el antiguo testamento y se cumplirían en el Salvador. Muchas de las personas que presenciaron tales actos, los identificaban claramente y reconocían a Jesús como el Cristo anunciado desde antiguo. Lo llamativo era que entre los que no se convencían, estaban los Maestro de la Ley y fariseos, quienes al dedillo manejaban las Escrituras. Al observar esto, notamos que no es la sabiduría de este mundo la que nos hace conocer y ver a Dios sino un corazón predispuesto y abierto a la gracia. Percibamos las señales que hoy nos da el Señor para confirmarnos su presencia, agradezcámoslas. Dejemos que nuestro corazón se impregne de la sabiduría del cielo, que se manifiesta en lo sencillo de la vida cotidiana. Paz y bien. 

 

Lo que significa ser elegidos de Dios

“Su padre y su madre estaban admirados por lo que oían decir de él”. Lc 2, 33
José y María de a poquito fueron entendiendo lo que significaba ser los elegidos por Dios para cuidar a Jesús, Dios hecho hombre. Las palabras del profeta Simeón fueron iluminadoras, pero también asustadoras. Todos nosotros, delante de un hijo, tenemos alegrías y temores. La misión de educar a un niño es siempre muy exigente y desafiante. Por eso, debe ser vivida también desde la fe, la oración y la iluminación de la Iglesia. José y María van al Templo y se dejan aconsejar. Ojalá todo padre busque en la Iglesia el soporte necesario para educar cristianamente a sus hijos. Paz y bien.

 

Santos Inocentes

040 – “José tomó al niño y su madre y partió para el Egipto”. Mt 2, 14
La maldad humana llega muchas veces a un tal punto que uno se queda ciego y hace cosas horrendas. Herodes mandó matar a todos los niños con menos de dos años de la región de Belén. Pero el Señor protegió al Niño Jesús. Se escaparon al Egipto. No era este el plan que tenían, pero para defender al hijo se hicieron emigrantes: nuevo país, lengua, costumbres… A veces la vida nos exige tomar nuevas decisiones y lanzarnos a nuevas experiencias, en vez de quedarnos solo lamentando. Hay que confiar en Dios e ir adelante. El esfuerzo siempre es recompensado. Paz y bien.

 

San Juan, apóstol y evangelista

039 – “Entonces entró también el otro discípulo (a quien Jesús amaba) y vio y creyó”. Jn 20, 8
San Juan, llamado el Evangelista, siempre fue identificado con el discípulo amado del cual habla el cuarto evangelio. Lo bello de su persona es que no solo ve los hechos, sino que, a través de lo que ve, da el salto de la fe: él cree. Vio los milagros y creyó que Jesús era el Mesías. Vio los sudarios y creyó en la resurrección. Vio la pesca milagrosa y creyó que era el Señor el que estaba en la orilla. Ojalá, también nosotros podamos ver a Jesús en los sacramentos, en los pesebres, en las iglesias y creamos en él. Paz y bien.