Lunes de la octava de Pascua

114 - “Jesús salió a su encuentro y les saludó, diciendo ¡Alégrense!”. Mt 28, 9

La tristeza es señal de insatisfacción, de dolor, de nostalgia, de duelo, de frustración…
Aquellas mujeres que antes estaban llorando, tan tristes por la muerte de Jesús, después
del encuentro con el ángel, se alegraron, pues llevaban la buena noticia de su
resurrección.
Además, el encuentro personal con el resucitado llevó a la plenitud la alegría que
sentían. Ahora ya no era solo una noticia, sino que ellas le estaban viendo, escuchando y
tocando. Y de la boca de Jesús justamente escuchan esto: “¡Alégrense!”. Hoy el Señor
sale a nuestro encuentro para transformar nuestras tristezas en alegría. Ojalá nos
encuentre. Ojalá lo escuchemos. Paz y bien.

Viernes de la cuarta semana de Pascua

“Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie va al Padre si no es por mí”. Jn 14, 6

En la búsqueda de Dios, muchas personas, a lo largo de la historia, crearon muchas teorías, inventaron doctrinas, establecieron reglas; y leyes; sin embargo, solo aquel que es el propio enviado de Dios puede, de verdad, revelar el corazón del Padre eterno: Jesucristo. Él es el Hijo de Dios que se hizo carne: en él está la divinidad y nuestra humanidad. Por eso, él es el puente que nos conecta con el cielo, camino que nos lleva seguro: verdad total y plena que nos satisface, vida que nos hace vencer todas las muertes. Paz y bien.

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San Marcos, evangelista: 25 de abril

“Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva a toda la creación”. Mc 16, 15

Todos debemos colaborar para llevar la Buena Noticia de Jesús hasta los confines de la tierra. Quien puede ir en misión debe hacerlo, pero también, sosteniendo las obras misioneras, se está colaborando. En nuestros tiempos hasta con las nuevas tecnologías debemos llevar la propuesta de Dios a todos nuestros contactos. Nadie debe sentirse dispensado de este servicio. También san Marcos, a quien hoy recordamos, hizo lo que le era posible en su tiempo: escribió con sencillez el más antiguo de los evangelios que tenemos. Y ¡cuántas personas llegaron al conocimiento de Cristo a través de sus páginas! Busca tú también el modo de evangelizar. Paz y bien.

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Miércoles de la cuarta semana de Pascua

“Yo soy la luz y he venido al mundo para que todo el que crea en mí no permanezca en las tinieblas”. Jn 12, 46

Cuando estamos en las cosas del mundo, los negocios, las modas, el consumismo, los placeres, las peleas, las envidias, los celos…, estamos envueltos en las tinieblas. El mundo y sus cosas no tienen luz. Solo cuando nos encontramos con Jesús, que es la luz, podemos ser rescatados de las tinieblas. Pero, si nunca he visto la luz, pienso que lo normal es la oscuridad, que no ver nada es bueno. Solo cuando experimento la luz, puedo darme cuenta de lo que estaba perdiendo anteriormente. Por eso, es importante iluminar a las personas con Cristo, aunque en principio ellas no tengan interés. Paz y bien.

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