Martes Santo

108 - “Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Yo daré mi vida por ti”. Jn 13, 37

Muchas veces, en nuestro corazón estamos muy decididos a hacer el bien, pero al rato,
ante ciertas dificultades, miedos o dudas, terminamos por encerrarnos en nuestros
egoísmos y nos esquivamos de Dios. Todo ser humano es muy frágil y esto nos lleva a
muchas incoherencias. Dios sabe de esto y está dispuesto a mirarnos con misericordia
como lo hizo con Pedro. Lo que sí debemos rechazar con fuerza es la maldad, es el
actuar con mala intención, el traicionar premeditadamente pensando solo en ventajas
personales como lo hizo Judas. Es innegable que todos somos frágiles, pero no
debemos ser corruptos. Paz y bien.

Miércoles de la sexta semana de Pascua

“Cuando venga él, el Espíritu de la verdad, los guiará hasta la verdad plena”. Jn 16, 13


El Espíritu Santo es el motor de la Iglesia. Es él quien obra secretamente a lo largo de los tiempos y va conduciendo a la esposa de Cristo para que, renovándose siempre, igual se mantenga fiel a su divino esposo. Por su acción, la Iglesia va profundizando la verdad revelada y va llegando a nuevas conclusiones o va dándose cuenta de implicaciones evangélicas que antes eran impensables. Este Espíritu aún no terminó su misión, sino que continuamente está trabajando y guiándonos, pues la verdad plena la tendremos solo al final de los tiempos. Paz y bien.

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Martes de la sexta semana de Pascua

“El Príncipe de este mundo ya ha sido condenado”. Jn 16, 11


Con el sacrificio de Cristo en la cruz, el enemigo fue mortalmente herido. La entrega total de Jesús, Dios-hombre, por puro amor, fue un golpe fatal en aquel que promueve el egoísmo, la intriga y la división. De hecho, el Espíritu Santo nos lleva a confiar plenamente en Dios, pues nos hace conocer que el diablo está vencido. Como decía San Agustín, él es como un perro muy malo y rabioso, pero que está atado, solo daña a quien se acerca para jugar con él. Él es malo; pero todopoderoso, solo Dios. Si estamos revestidos de Cristo, el condenado ya no nos podrá dañar. Paz y bien.

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Lunes de la sexta semana de Pascua

“Yo les enviaré desde el Padre el Espíritu de la Verdad”. Jn 15, 26


Una vez que somos conquistados por Jesús y decidimos vivir su mensaje, él nos asiste enviándonos constantemente el Espíritu Santo, que nos sostiene e ilumina para que podamos mantenernos en la Verdad. De hecho, en un mundo tan convulsionado, con tantas mentiras disfrazadas o tantas medias verdades, es necesaria la luz de lo alto para que no nos perdamos. Solo con la gracia del Espíritu Santo podemos llegar a discernir y conocer la Verdad que nos hace libres. Señor, envíanos siempre al Espíritu Santo y no permitas que nuestras tinieblas oscurezcan tus santos designios. Paz y bien.

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