Sábado de la cuarta semana de Cuaresma

096 - “Jamás hombre alguno habló como habla este hombre”. Jn 7, 46

Muchos se resistían a escuchar a Jesús porque estaban completamente cerrados. No les
importaba el contenido de su predicación ni los milagros ni los testimonios. Tenían el
corazón blindado, inaccesible. A veces también nosotros estamos así en relación a Dios:
decidimos no creer; no queremos ni mirar ni escuchar. Nos hacemos ciegos, sordos y
mudos. Estando así, ni Dios consigue maravillarnos. Aunque sucedan milagros delante
de nosotros, no los veremos porque estamos decididos a no ver. El peor ciego es aquel
que no quiere ver. Dejémonos sorprender y fascinar por Dios; veremos lo que nadie
jamás podrá hacer con nosotros. Paz y bien.

 

Lo que significa ser elegidos de Dios

“Su padre y su madre estaban admirados por lo que oían decir de él”. Lc 2, 33
José y María de a poquito fueron entendiendo lo que significaba ser los elegidos por Dios para cuidar a Jesús, Dios hecho hombre. Las palabras del profeta Simeón fueron iluminadoras, pero también asustadoras. Todos nosotros, delante de un hijo, tenemos alegrías y temores. La misión de educar a un niño es siempre muy exigente y desafiante. Por eso, debe ser vivida también desde la fe, la oración y la iluminación de la Iglesia. José y María van al Templo y se dejan aconsejar. Ojalá todo padre busque en la Iglesia el soporte necesario para educar cristianamente a sus hijos. Paz y bien.

 

Santos Inocentes

040 – “José tomó al niño y su madre y partió para el Egipto”. Mt 2, 14
La maldad humana llega muchas veces a un tal punto que uno se queda ciego y hace cosas horrendas. Herodes mandó matar a todos los niños con menos de dos años de la región de Belén. Pero el Señor protegió al Niño Jesús. Se escaparon al Egipto. No era este el plan que tenían, pero para defender al hijo se hicieron emigrantes: nuevo país, lengua, costumbres… A veces la vida nos exige tomar nuevas decisiones y lanzarnos a nuevas experiencias, en vez de quedarnos solo lamentando. Hay que confiar en Dios e ir adelante. El esfuerzo siempre es recompensado. Paz y bien.

 

San Juan, apóstol y evangelista

039 – “Entonces entró también el otro discípulo (a quien Jesús amaba) y vio y creyó”. Jn 20, 8
San Juan, llamado el Evangelista, siempre fue identificado con el discípulo amado del cual habla el cuarto evangelio. Lo bello de su persona es que no solo ve los hechos, sino que, a través de lo que ve, da el salto de la fe: él cree. Vio los milagros y creyó que Jesús era el Mesías. Vio los sudarios y creyó en la resurrección. Vio la pesca milagrosa y creyó que era el Señor el que estaba en la orilla. Ojalá, también nosotros podamos ver a Jesús en los sacramentos, en los pesebres, en las iglesias y creamos en él. Paz y bien.