Un tercer paciente se cura de la infección por VIH tras un trasplante de células madre
Ya son tres las personas en el mundo que han vencido al virus del VIH. Tras el Paciente de Berlín, Thimothy Ray Brown, y el Paciente de Londres, Adam Castillejo, la revista Nature acaba de publicar el tercer caso, similar a los anteriores, de remisión del VIH tras un trasplante de células madre.
Un paciente de Düsseldorf (Alemania) se ha convertido en el tercer caso del mundo confirmado de curación de VIH, tras recibir un trasplante de células madre para tratar una leucemia, lo que acerca un poco más la posibilidad de disponer de un tratamiento aplicable a gran escala.
El caso ha sido estudiado por el consorcio IciStem, coordinado conjuntamente por el University Medical Center de Utrecht (Países Bajos) y el Instituto de Investigación del Sida IrsiCaixa de Badalona (Barcelona, España), centro impulsado conjuntamente por la Fundación La Caixa y el Departamento de Salud de la Generalitat.
LEUCEMIA MIELOIDE
Se trata de un varón, que prefiere preservar su identidad, al que se le retiró el tratamiento antirretroviral contra el VIH de forma supervisada, tras someterse a un trasplante de células madre para tratar una leucemia mieloide y, cuatro años después, el virus no ha reaparecido.
El estudio, que publicó el lunes la revista Nature Medicine, ha demostrado la ausencia de VIH y de respuesta inmunológica contra este virus en el cuerpo del paciente a pesar de no recibir tratamiento durante cuatro años, unas evidencias que permiten certificar que es un caso nuevo de curación.
En 2008, un equipo médico de Düsseldorf (Alemania) diagnosticó la infección por el VIH a este paciente e inició el tratamiento antirretroviral estándar, que permite controlar la infección y reducir la cantidad de virus hasta niveles tan mínimos que resultan indetectables en un análisis de sangre, y tampoco tienen capacidad de contagio.
Cuatro años más tarde, en el 2012, sufrió una leucemia por lo que fue sometido a un trasplante de células madre.
En estos casos tan singulares se busca a una persona donante de células madre que tenga una mutación llamada CCR5 Delta32 que hace que el cuerpo no produzca una de las puertas de entrada del VIH en las células y, por lo tanto, dificulta la infección.
Más de cinco años después del trasplante, y habiendo pasado por dos recaídas de la leucemia y varias complicaciones, el paciente se estabilizó y el equipo investigador consensuó retirarle el tratamiento antirretroviral contra el VIH.
“Han pasado diez años del trasplante y cuatro desde que se interrumpió el antirretroviral; normalmente, cuando se para el tratamiento el virus reaparece en cuatro días, así que cuatro años es un periodo suficiente para anunciar que es un caso de curación”, ha explicado a EFE el coautor del artículo e investigador del IrsiCaixa, Javier Martínez-Picado.
CASOS PREVIOS
Existen dos casos previos considerados como de curación, el paciente de Berlín (confirmado el 2011) y el de Londres (2020), que, como el de Düsseldorf, pasaron por un trasplante de células madre, una intervención médica que solo se aplica en personas que sufren una enfermedad hematológica.
“Son pacientes que han sufrido leucemias o linfomas y, además, eran portadoras del VIH, pero este trasplante es una intervención médica de altísimo riesgo solo reservada para personas que no tienen otra opción desde el punto de vista hematológico”, ha señalado Martínez-Picado.
Además, es difícil “encontrar un donante adecuado que no solo sea compatible para el trasplante, sino que además tenga esa mutación (la CCR5 Delta32), y en eso la probabilidad es muy baja, como de 1 entre 1 millón aproximadamente”, ha destacado.
Así pues, esta vía no es aplicable a gran escala, pero sí que muestra el camino hacia una posible solución para todos los infectados.
En este sentido, los investigadores están trabajando desde hace tiempo sobre esta proteína CCR5 Delta32, capaz de impedir la infección, con el objetivo de modificarla genéticamente e implantarla en unas células que, una vez reintroducidas en el paciente, puedan expandirse rápidamente para curar la enfermedad.
VACUNAS
”La curación del VIH de forma puntual ya es una realidad y, a un nivel escalable para el resto de la población, está cada vez más cerca”, ha pronosticado Martínez-Picado, que ha recordado que también se está trabajando en vacunas preventivas que completarían esta futura estrategia curativa.
Lograr la curación a gran escala del VIH permitiría a los pacientes dejar de tomar toda su vida el tratamiento antirretroviral –lucrativo para las farmacéuticas, pero costoso para el sistema público– y acabaría con el estigma que aún sufren.
Además de los pacientes confirmados de Berlín (Timothy Ray Brown, que falleció por cáncer en 2020), Londres (el británico de origen venezolano Adam Castillejo), y este último de Düsseldorf, hay otros dos casos de remisión del VIH también posteriores a un trasplante que han sido presentados en conferencias científicas y que podrían sumarse pronto a la lista: el de Nueva York y el del Hospital City of Hope de Duarte (California, Estados Unidos).
Casos distintos son aquellos denominados de “curación funcional” –como la paciente de Barcelona que investiga el Hospital Clínic–, que son personas que no han recibido un trasplante por otra enfermedad y que siguen teniendo el VIH, pero que gozan de unos factores especiales que hacen que su cuerpo mantenga controlado el virus en niveles indetectables sin necesidad de tomar el tratamiento antirretroviral.
“Un mensaje de esperanza”
Adam Castillejo, mundialmente conocido como “el paciente de Londres”, es un caso único y anterior al de Düsseldorf conocido ayer de curación de sida que quiere dar “un mensaje de esperanza” a la ciencia tras haber sobrevivido a “dos sentencias de muerte” por el sida y la leucemia.
Este británico de origen venezolano, de 42 años, ha celebrado en una entrevista con EFE que el paciente de Düsseldorf se haya sumado formalmente a la lista de casos extraordinarios de curación del VIH que inauguró en 2011 el paciente de Berlín, Timothy Ray Brown, que luego falleció por cáncer en 2020.
Ese mismo año salió a la luz este paciente de Londres; el segundo del mundo que se presentó con nombre y apellido para mostrar “la parte humana” de la investigación científica. “Una prueba viva de los 40 años del desarrollo de la ciencia contra el VIH soy yo y no podía quedarme de incógnito, sino que tenía que salir para dar un mensaje de esperanza a los investigadores y a mi comunidad porque, aunque ya no tengo el VIH, seré siempre de la comunidad VIH, como superviviente”, ha explicado Adam Castillejo.
Actualmente Castillejo, a sus 42 años, está en remisión de cáncer y de VIH, pero con un coste altísimo.
“Hay una cultura de pensar que el sida ya pasó y no es así, prevalece vivo y latente en todos los rincones del planeta”, enfatiza Castillejo sobre la enfermedad que en 40 años ha dejado 40 millones de muertos y que sigue matando anualmente, directa o indirectamente, a unas 700.000 personas en el mundo.
Un bebé recibe el primer tratamiento genético personalizado del mundo
Un bebé que padece una enfermedad rara e incurable se convirtió en el primer paciente del mundo en beneficiarse de una terapia genética personalizada, un logro esperanzador para otras patologías, anunció este jueves un equipo médico estadounidense.
KJ Muldoon, un bebé de cara regordeta y ojos azules de nueve meses, fue diagnosticado poco después de nacer con un trastorno metabólico muy raro y grave llamado “deficiencia de carbamil fosfato sintetasa” o CPS1.
Esta enfermedad es causada por mutaciones en un gen que codifica una enzima clave en la función hepática, e impide a los afectados eliminar ciertas sustancias tóxicas producidas por el metabolismo como el amoniaco generado cuando las proteínas se descomponen.
“Cuando buscas en Google qué es CPS1, ves que es la muerte o un trasplante de hígado”, dijo Nicole Muldoon, la madre del niño, en un video desde el Hospital infantil de Filadelfia, en el noreste de Estados Unidos, donde el bebé recibió tratamiento.
El equipo médico propuso probar algo nuevo: un tratamiento personalizado basado en el uso de tijeras moleculares (Crispr-Cas9), una tecnología revolucionaria galardonada con el Premio Nobel de Química en 2020 que permite editar el genoma.
“Nuestro hijo estaba enfermo. Teníamos que hacerle un trasplante de hígado o darle este medicamento que nunca se le ha administrado a nadie”, recuerda Kyle, padre del bebé.
A pesar de sus temores el matrimonio aceptó y al bebé se le administró el medicamento en febrero y posteriormente otras dos veces.
“El medicamento está diseñado exclusivamente para KJ, por lo que las variantes genéticas que tiene son específicas para él. Es medicina personalizada”, explica la doctora Rebecca Ahrens-Nicklas, especialista en genética pediátrica.
Una vez en el hígado, las tijeras microscópicas contenidas en la solución administrada penetran en el núcleo de las células y buscan modificar el gen en cuestión.
Una terapia con resultados prometedores, según el equipo médico, que publicó este jueves un estudio sobre el tema en el New England Journal of Medicine.
KJ ahora tolera una dieta más rica en proteínas y requiere menos medicación, pero se necesita un seguimiento a largo plazo “para evaluar la seguridad y la eficacia del tratamiento”, afirma la doctora.
Rebecca Ahrens-Nicklas espera que este logro permita al niño vivir “con muy poca o ninguna medicación” y que pueda ser de utilidad para otros.
“Esperamos que éste sea el primero de muchos en beneficiarse de una metodología que pueda adaptarse a las necesidades de cada paciente”, declaró.
Fuente: AFP
Nace por primera vez un bebé en Reino Unido tras un trasplante de útero
Una niña nació en Reino Unido después de que su madre se sometiera a un trasplante de útero, que recibió de su hermana mayor, anunció este martes un hospital de Londres, en el primer nacimiento de este tipo en el país.
La pequeña Amy nació el 27 de febrero en el hospital Reina Carlota y Chelsea de Londres, dos años después de que su madre, Grace Davidson, se sometiera a una cirugía de trasplante de útero. Ambas gozan de buena salud.
“Hemos recibido el mayor don que pudimos haber pedido”, declaró Davidson, de 36 años. La mujer dijo esperar que “hacia adelante eso se convierta en una realidad y brinda una opción adicional para mujeres que de otra forma no podrían tener su propio hijo”.
“La habitación estaba llena de gente que nos ha ayudado en este viaje para poder tener a Amy”, declaró el padre, Angus Davidson, a la agencia noticiosa Press Association.
Grace Davidson sufre una enfermedad rara llamada síndrome Mayer-Rokitansky-Kuster-Hauser y nació sin un útero funcional, explicó el hospital en un comunicado.
Se convirtió en la primer mujer del país en recibir un trasplante de útero, el cual fue donado por su hermana Amy Purdie, de 42 años, quien tiene dos hijas de 10 y seis años.
El trasplante fue efectuado en febrero de 2023 en el Centro de Trasplantes de Oxford.
El profesor Richard Smith, un consultor de cirugía ginecológica que dirige el programa británico de donantes vivos, comentó que el nacimiento de Amy fue “la culminación de más de 25 años de investigación”.
Más de 100 trasplantes de útero se han realizado en el mundo desde 2013, cuando se efectuaron los primeros en Suecia. Y cerca de 50 bebés nacieron gracias a esta cirugía hasta ahora y gozan de buena salud.
Fuente: AFP
El curioso trastorno de los que no tienen una voz interior en su mente
¿Se puede vivir sin esa voz interior que nos ayuda a organizar las ideas? Algunas personas sufren anendofasia, un trastorno recientemente identificado por la ciencia que permite entender mejor cómo pensamos.
“No tengo una voz en mi cabeza” explica Mel May, una australiana de 30 años que vive en Nueva York y que descubrió que era una excepción después de leer un artículo sobre el tema.
Esta videasta tuvo que que enfrentarse a la incredulidad de sus familiares hasta que los psicólogos confirmaron su trastorno.
Es una de las pocas personas cuyo pensamiento no va acompañado por un monólogo interior.
El fenómeno era conocido pero no fue hasta el año pasado que un grupo de investigadores propusieron en la revista Psychological Science darle un nombre: anendofasia.
Este trastorno arroja luz sobre cómo formulamos nuestros pensamientos, algo particularmente difícil de estudiar porque no lo puede explicar un observador externo.
“La gente no se da cuenta de las características de su experiencia interior”, dice a la AFP el profesor de psicología Russell Hurlburt de la Universidad de Nevada.
Hurlburt ha realizado varios estudios sobre los procesos del pensamiento, centrándose entre otros en el caso de Mel May.
Uno de los experimentos consistía en pedir a los sujetos que leyeran “La Metamorfosis” de Franz Kafka.
Luego les interrumpían de manera abrupta y aleatoria y les pedían describir lo que pasaba por su cabeza.
En algunos casos, explicaban no tener las palabras del texto en sus cabezas sino solo imágenes, “su propio video” de la historia, según el profesor Hurlburt.
- “No estoy vacía” -
Aunque el caso de Mel May es excepcional por su total ausencia de voz interior, los investigadores subrayan que el monólogo interior no siempre está presente.
Hurlburt estima que solo entre el 20 y el 25% de las veces pensamos en forma de monólogo interior, aunque admite que serían necesarios más estudios para confirmar esa cifra.
Cuando pensamos hay otros procesos en marcha, como las imágenes visuales, las emociones o el llamado pensamiento no simbólico.
El estudio de la anendofasia ha puesto en entredicho algunas certezas. La investigadora francesa Hélène Loevenbruck, una especialista del monólogo interior, admite haber cambiado de opinión.
“Hasta hace poco, pensaba que todos teníamos una voz interior”, dice a la AFP.
Las investigaciones de Loevenbruck apuntan a que este tipo de monólogo mental sirve de “simulación interna” y es esencial para poder luego traducir los pensamientos en palabras.
Sin embargo es difícil evaluar las consecuencias concretas de la ausencia de una voz interior o de otros fenómenos, como la afantasia, la ausencia de imágenes mentales.
Según Daniel Gregory, un filósofo especializado en esta cuestión de la Universidad de Barcelona, la voz interior nos hace “vulnerables a los patrones de pensamiento negativos, a los pensamientos obsesivos”.
Pero también se puede utilizar “para animarse, para enviarse mensajes positivos a uno mismo”, apunta.
Mel May sabe que no tener voz interior tiene “pros y contras” y reconoce que le cuesta evocar recuerdos del pasado.
Pero sí está segura de una cosa: “No estoy vacía por dentro: sé y siento cosas”.
Fuente: AFP