La cineasta inició su trayectoria en el mundo del audiovisual en los años 90’, en aquellos tiempos, el Instituto Profesional de Artes y Ciencias de la Comunicación (IPAC) era la única sede estudiantil para los aspirantes a la profesión.

Así comenzó sus estudios en Dirección y Producción Audiovisual: “Entré y empezaron a llamarnos a trabajar como asistente de dirección, sonido, guión, porque no había quien trabajara en esas áreas. Trabajé con gente de nuestro medio y de afuera”, recuerda.

Estuvo detrás de cámaras en importantes producciones nacionales, como la miniserie Río de fuego y las series Verdad oculta y Sombras en la noche. También formó parte del equipo de las películas Miss Ameriguá, El toque del oboe y Amor basura.

Además realizó varios documentales donde rescataba el legado de grandes artistas como Manuel Ortiz Guerrero, Agustín Barboza o Josefina Plá. Su trabajo incluye además “Manú”, “Ruego y Camino”, “Por un Arte Nuevo en Paraguay” y “Casa de la Cultura, Casa de Todos”.

Sin embargo, a su corta edad conoció a quien sería su esposo y fue a vivir en el Líbano donde formó una familia. Tras 16 años fuera del país, Mónica regresó en el 2009 y comenzó de cero.

Su pasión por contar historias la llevó a ganar reconocimiento con su más reciente trabajo, Basybuky, con el cual en el 2016 fue premiada en el Festival de Cine Latinoamericano de Rosario por su valor educativo.

“El material fue seleccionado entre 580 cortos presentados de varios países y es el único en competencia que representó al Paraguay. En cuanto a la visibilización, diría que el guaraní adquiere cada vez más presencia internacional, ya que es una lengua que sobrevivió a tres genocidios y se impuso ante los conquistadores”, manifestaba Mónica Ismael en aquel entonces.

Otro de los que se destaca es el documental sobre la historia del artista paraguayo, Roberto Holden Jara, uno de los pocos pintores que retrató a diferentes tribus indígenas.

Este trabajo, en colaboración con el Instituto Paraguayo de Estudios Culturales INPAEC, le valió formar parte del catálogo de la biblioteca del Museo Etnográfico de Ginebra gracias a la Fundación Cooperación para el Desarrollo Ñañopytyvo.

“Son las satisfacciones que me dan estos temas. Nadie es profeta en su tierra el hecho de que un material esté dando vueltas por Europa, y que acá no le den la debida importancia hace necesario tomar otro tipo de iniciativas sin depender de los estamentos gubernamentales”, dice la audiovisualista.

Su siguiente paso es filmar su primer largometraje de ficción y vuelve a contar con el apoyo de la INPAEC a través de Tania Ramos: “Ellos son los que me están bancando, porque hice una investigación previa de campo, locación, personajes y guion, y gracias a ellos pude avanzar con eso pero la producción, rodaje y edición es lo que nos faltaría”, remarca.

El proyecto tiene dos años de inicio pero se mantiene en stand by por la falta de fondos, por esta razón, Ismael se asoció con una marca de vino argentina para conseguir el monto necesario y comenzar el rodaje de No juzgues en mi nombre: “Tenemos la exclusividad de Mevi, un vino mendozino. Es muy difícil pedir plata de forma directa, los aupiciantes te dan plata solo por el espacio”, explica.

Previo a la iniciativa vinera, la realizadora había presentado la carpeta del proyecto ante el Fondo Nacional de la Cultura y las Artes (FONDEC) pero los representantes le comunicaron que el ente público se encontraba sin fondos: “Nos dijeron que sigamos concursando, eso fue hace dos años pero voy a volver a presentar a la segunda convocatoria”, indica.

Asimismo, también intentó conseguir fondos mediante la plataforma Crowdfunding pero el proyecto no obtuvo mucha transcendencia, aun así, persistió.

No juzgues en mi nombre ya tiene 40% del material filmado, y se espera que concluya una vez que Mónica disponga del monto necesario. Mientras tanto, ya tiene un soundtrack oficial y el videoclip donde se aprecian las primeras imágenes del film.

La trama cuenta la historia de Gabriela quien descubre que su novio la engaña con el hermano de ella. De esta manera, la directora pretende encarar temas como la desilusión, el desamor, la infidelidad, y la homosexualidad. Entre los actores se encuentran Javier Enciso, Sandra Guillén y Augusto Santiviago.

“Espero que se abran las puertas para los que saben, de mi parte hago lo que puedo y lo que sé, pero me encantaría que la gente encargada del sector puedan dar una mano a todos los que estamos en esta situación y no solo direccionado al mismo grupo. Los que estamos en este tema lo hacemos contra viento y marea”, concluye.

La nueva adaptación, una película musical, es la segunda versión en pantalla grande del libro de Alice Walker, tras la película de 1985 dirigida por Steven Spielberg, en la que la superestrella de la televisión estadounidense hizo su debut cinematográfico.

“El color púrpura” evoca las pruebas, el sufrimiento y, sobre todo, las agresiones sexuales que enfrentaron muchas mujeres negras en el sur de Estados Unidos a principios del siglo XX.

Ese libro “me fue beneficioso desde la primera vez que lo leí, porque no sabía que existían palabras para contar lo que me había sucedido“, dijo el jueves, Oprah Winfrey durante una proyección en Los Ángeles.

“Fui violada cuando tenía 14 años y tuve un hijo, que luego murió, y no tenía palabras para explicarlo“, explicó la presentadora, hoy considerada una de las mujeres más exitosas del mundo.

“El color púrpura” cuenta la historia de Celie, una joven negra de la zona rural del estado de Georgia, en el sur de Estados Unidos, que es violada por su padre y obligada a abandonar a dos niños.

Luego, Celie se ve obligada a casarse con un marido abusivo, pero encuentra fuerza en sus interacciones con otras mujeres que enfrentan sus propios traumas.

Oprah Winfrey relató cómo, al enterarse en la década de 1980 de que Steven Spielberg iba a dirigir la adaptación cinematográfica del libro, literalmente se arrodilló y oró “todas las noches por la oportunidad de estar en la película”.

Su papel de Sofía le valió una nominación al Oscar. La película “cambió mi vida”, dijo a la audiencia en Los Ángeles el jueves.

La nueva adaptación, producida por Blitz Bazawule en forma de musical, adopta un tono más ligero que la primera, y es a menudo alegre y optimista.

Steven Spielberg y Oprah Winfrey se encuentran entre los productores de la película de los estudios Warner Bros que se estrenará en los cines de Estados Unidos el día de Navidad, y el 24 de enero en Europa.

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La larga espera terminó y finalmente, la película 33 de Marvel está en los cines. Se trata de la secuela del fenómeno de taquilla del 2019 “Captain Marvel”, que presentó al público de todo el mundo una aventura totalmente nueva protagonizada por la ganadora del Oscar a Mejor Actriz, Brie Larson, como ‘Carol Danvers’, el primer personaje titular femenino independiente del MCU.

Dirigida por Nia DaCosta el filme presenta a Carol Danvers, alias Capitana Marvel, quien ha recuperado su identidad de los tiránicos Kree y se ha vengado de la Inteligencia Suprema, pero las consecuencias imprevistas hacen que cargue con el peso de un universo desestabilizado.

Cuando sus deberes la envían a un agujero de gusano anómalo vinculado a un revolucionario Kree, sus poderes se enredan con los de la superfan oriunda de la ciudad de Jersey, Kamala Khan, alias Ms. Marvel, y la sobrina distanciada de Carol, la ahora astronauta de S.A.B.E.R., la Capitana Monica Rambeau.

Juntas, este trío improbable deberá formar equipo y aprender a trabajar en conjunto para salvar el universo como The Marvels.

Además Larson, integran el elenco: Teyonah Parris, Iman Vellani, Zawe Ashton, Gary Lewis, Park Seo-Jun, Zenobia Shroff, Mohan Kapur, Saagar Shaikh y Samuel L. Jackson. La producción es de Kevin Feige y el guion de Nia DaCosta, Megan McDonnell y Elissa Karasik.

En Paraguay, el filme llegó de la mano de Filmagic, firma distribuidora con la licencia de marcas Marvel y Disney. El público puede consultar en las redes sociales de los principales cines paraguayos.

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Kimmel estará a cargo de la mayor entrega de premios de Hollywood por segundo año consecutivo, luego de un salto en los niveles de audiencia y de las buenas críticas que dejó la ceremonia.

“Siempre soñé con ser anfitrión de los Óscar exactamente cuatro veces”, bromeó Kimmel en un comunicado emitido por la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas y por la cadena ABC.

Los productores ejecutivos de los Óscar, Raj Kapoor y Katy Mullan, elogiaron a Kimmel como “uno de los mejores anfitriones de los Óscar de todos los tiempos”, destacando su “mezcla perfecta de humanidad y humor”.

La 96ª edición de los premios se llevará a cabo el 10 de marzo en el Dolby Theatre de Hollywood.

Kimmel fue anfitrión del show en 2017, cuando por un error se nombró a “La la Land” como mejor película. Un año después también fue el maestro de ceremonia.

Kimmel es ampliamente aceptado como un fichaje seguro, tan necesario luego del incidente de 2022 en el que Will Smith abofeteó a Chris Rock por hacer un chiste sobre su esposa.

Los niveles de audiencia en televisión de los Óscar aumentaron por segundo año consecutivo, con 18,7 millones de televidentes en la gala más reciente.

La tendencia es un bienvenido impulso para las entregas de premios en vivo, que han estado perdiendo espectadores mientras compiten por la atención con transmisiones y clips en redes sociales.

Este año, Hollywood también está luchando por recuperarse de las primeras huelgas de actores y escritores en 60 años, que paralizaron a la industria durante meses.

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