El bailarín paraguayo apreciado y bien pagado en Buenos Aires por desactivar “broncas”

Rubén Dario Gonzalez. Foto: Clarín

Un bailarín originario de Paraguay fue contratado por la ciudad de Buenos Aires, Argentina, para enseñar breaking danza en barrios marginales de la capital de ese país. Con su arte -asegura él y los que lo contrataron- logran desactivar "broncas y frustraciones" y alejan a los chicos de las drogas y otros vicios. A continuación una publicación del diario Clarín al respecto.

Rubén Darío González da clases de breaking en el programa Arte en Barrios. Cuenta que la danza es una forma de expresar alegrías, pero también bronca y frustración.

El sol del mediodía calcina el cemento de la placita en medio del Barrio 31​ de Retiro. Rubén Darío González muestra sus pasos de breaking. Pero algo no le convence. “Estoy con remera y es mucho mejor con buzo, puedo resbalar más”, dice. De una carrera, va a hasta su casa, por entre los pasillos techados con cables de electricidad que cruzan de un lado a otro. Cuando regresa trae puesto un buzo blanco con detalles rojos y azules. “¡Así es mejor!”, exclama. Y tiene razón. Su cuerpo de bailarín se pierde en movimientos y figuras imposibles. No hay calor, no hay cemento. Sólo hay baile.

“Daro”, como le gusta que lo llamen y como lo conocen todos, nació hace 27 años en Paraguay y desde los 4 vive en el barrio. Aquí se crió y tuvo a sus dos hijos: Dulce, de diez años y Alexander, de ocho. Aquí también desafía su destino.

Todo empezó como un juego, cuando de chico bailaba con la música que escuchaba su abuela. Cumbia colombiana, salsa, merengue. Pronto se volvió una necesidad. “Mi cuerpo se movía solo. Era una sensación que me hacía feliz”, recuerda hoy. En el camino, se le cruzó la cultura hip hop: el rap, las canciones de Eminem. Algunos chicos que bailaban en la calle.

-Empecé a enamorarme de eso. Pero no tenía una estructura para bailar. No acá en el barrio. Entonces dejé y arranqué con el fútbol, pero algo me faltaba.

Además de la estructura, faltaba el tiempo. A los doce años, “Daro” tenía sus obligaciones. De mañana, el colegio. Por la tarde, el trabajo para ayudar en casa, donde vivía con su papá: juntar cobre, latas, vender chipá, lo que tocara. No quedaba espacio para el baile. A los catorce ya iba a un secundario técnico y trabajaba en un taller mecánico. Se daba maña con las actividades industriales, pero la danza lo llamaba.

-Iba a lugares, seguía a otros chicos, pero todos los espacios me quedaban lejos, fuera del barrio. Por eso pensé que tenía que armarme uno acá.

Así comenzó en “El Galpón”, un lugar en el que se dictaban clases de boxeo marcial y donde le prestaron un sitio. Juntó plata para comprar un equipo portátil, que también podía arreglar con su experiencia como técnico. Y allí arrancó. Poco después salió al barrio, a los pasillos, donde pudiera haber chicos y chicas en su misma situación.

-¿Por qué sentís que las danzas urbanas son lo que mejor te expresa?

-El hip hop y el breaking nacieron en un lugar concreto, en los barrios pobres de Nueva York, producto de una necesidad de transformación social. De hacer otra cosa distinta de las pandillas. De armar una fiesta cultural. Yo hago lo mismo, pero con mi realidad en el barrio. El arte como una herramienta, una forma de expresión, de sacar esos sentimientos de alegría, pero también de bronca o de frustración. Yo lo hago bailando y otros prefieren las rimas, el free style. Hay muchas herramientas.

En “El Galpón”, “Daro” comenzó a dar clases. Cada tanto, un padre que practicaba boxeo se quedaba mirándolo y, al día siguiente, traía a su hijo. También enseñaba skate. Todo gratis y a pulmón, cuando podía, entre su trabajo y la carrera que había empezado en la Universidad Tecnológica Nacional.

Con el tiempo, alguien le recomendó que se acercara a la casa de la cultura que la Secretaría de Integración Social y Urbana de la Ciudad tiene dentro del barrio. Quedó seleccionado en una entrevista para trabajar allí y dar clases en el marco de “Arte en barrios”, un programa conjunto de diversas dependencias del Gobierno porteño de promoción de actividades culturales en zonas vulnerables.

2019 fue sin dudas su año. Por medio del programa de Mecenazgo del Ministerio de Cultura de la Ciudad recibió una beca para asistir al Instituto Superior de Arte del Teatro Colón y otra de la Fundación Julio Bocca, para perfeccionarse. Allí también dio una clase magistral para todos los alumnos y viajó a Montpellier, Francia, para participar del Battle of the Year (BOTY), una competición internacional de breaking. En sus palabras, un “sueño cumplido”.

-¿Eso es lo que más te gusta? ¿Dar clases, viajar?

-Una cosa muy propia de la cultura hip hop es pasar conocimientos, enseñar o aprender con otros. La verdad, disfruto mucho cuando llego a un lugar y veo a un chico que empezó conmigo. Verlos bailar, seguir con sus carreras. Como Brian Sánchez, por ejemplo. Quiero que haya muchos más porque a mí la danza, con lo difícil que fue todo, me ayudó un montón.

-¿Qué sentís que falta, de acá en más?

-Lo que sigue pendiente es la integración. Los que vivimos en el barrio estamos encerrados en un círculo. De la Terminal de Ómnibus para allá es un mundo distinto, la ciudad. El otro día armamos un workshop acá con un bailarín francés llamado Virgile. Lo auspició la Alianza Francesa y vinieron bailarines de todos lados. Alguien me dijo “no sabía que existía este lugar”. Era un elogio, algo positivo, pero también me pone un poco triste. No por la intención de esa persona, que fue buena, sino por lo que falta todavía.

Hace cinco años, “Daro” tuvo que pasar por lo que todavía hoy llama “el accidente”. Su padre –con quien ya no tiene relación- se había metido en una pelea callejera y, al tratar de defenderlo, él recibió un golpe en la cabeza con una barra de metal. El resultado: rotura de cráneo, quince días de terapia intensiva, meses de rehabilitación y una depresión que le impedía bailar. “La que me sostuvo todo ese tiempo fue Palmira, la mamá de mis hijos”, asegura, emocionado.

Una cicatriz todavía recorre el lado izquierdo de su cabeza. “Hasta el día de hoy sigo cuidándome cuando bailo, pero ya aprendí, el cuerpo aprendió”, explica. Hoy su hija Dulce y su hermanita Soledad, de once años, practican ballet clásico en la escuela de Julio Bocca. Y, aunque no lo dice directamente, sabe que su hijo Alexander está orgulloso de él: “En el colegio hablaba siempre de mí, de lo que hacía, de que me había ido de viaje. La profesora me llamó y ahora estamos preparando una coreografía para que bailen en el acto de fin de año”, cuenta.

En la actualidad, el programa opera en 38 barrios vulnerables: 1-11-14; 21-24; 20; Carrillo; Cildañez; Ciudad Oculta; Complejo Padre Mugica; Fátima; Juan XXIII; Lamadrid; La Carbonilla; La Esperanza; Los Piletones; Lugano I y II; Piedrabuena; Playón de Chacarita; Rivadavia II; Rodrigo Bueno; Saldías; Soldati; Zavaleta; Rivadavia I; Las Palomas; La Veredita; La Dulce; San Francisco; Loma Alegre; Charrúa; Pirelli; INTA; Néstor Kirchner; Lacarra; Barrio Illia; Cardenal Antonio Samoré; Juan José Nágera; Copello, y Asentamiento Los Pinos. También en el 31, donde vive “Daro” González.

 

Sección Beta del Taller Integral de Actuación presenta “Eslabón de Lujo” en Arlequín

Micaela Chamorro integra el elenco de la obra teatral "Eslabón de lujo".

Este viernes 17 y el sábado 18 de noviembre a las 20:00, la obra teatral "Eslabón de Lujo” subirá a escena en el Arlequín Teatro. Se trata de una comedia presentada por estudiantes del primer año del Taller Integral de Actuación - TIA.

La puesta relata las vicisitudes de una familia de clase media de Asunción ocasionadas por la novedad del momento: una heladera.

Esta familia reside en un pequeño chalet en un barrio de Asunción en la década de los 60. Marcos, el único proveedor del hogar, se sacrifica para dar a sus hijos una educación privada a pesar de su salario.

Lala, madre y ama de casa, se esfuerza por mantener las apariencias ante una sociedad que juzga a las personas por sus posesiones materiales. Su obsesión por adquirir la última novedad, una heladera, desencadena todos los conflictos familiares.

La obra, “más actual que nunca”, describe una sociedad en la que las personas se endeudan más allá de sus posibilidades para buscar una felicidad efímera y resalta la importancia de la unidad familiar.

La dirección general es de Gerardo Báez, y el elenco lo conforma la sección Beta del primer año del TIA. En él se encuentran la conductora de radio y Tv, Micaela Chamorro y la panelista del programa televisivo ‘Noche de Furia’, Yulieth Muller y la cantante, Daniflor.

Las entradas anticipadas tienen un costo de 45.000 guaraníes, mientras que en boletería se podrán adquirir por 50.000 guaraníes. Pueden adquirirse en secretaría del TIA.

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Oprah Winfrey cuenta cómo “El color púrpura” la ayudó a superar una violación

La actriz y conductora de Tv, Oprah Winfrey.

Los Angeles, Estados Unidos. La estrella de la televisión estadounidense Oprah Winfrey relató cómo el libro "El color púrpura" la ayudó a sobrellevar el trauma de la violación que sufrió a los 14 años, durante la presentación en Los Ángeles de una nueva adaptación cinematográfica de la exitosa obra.

La nueva adaptación, una película musical, es la segunda versión en pantalla grande del libro de Alice Walker, tras la película de 1985 dirigida por Steven Spielberg, en la que la superestrella de la televisión estadounidense hizo su debut cinematográfico.

“El color púrpura” evoca las pruebas, el sufrimiento y, sobre todo, las agresiones sexuales que enfrentaron muchas mujeres negras en el sur de Estados Unidos a principios del siglo XX.

Ese libro “me fue beneficioso desde la primera vez que lo leí, porque no sabía que existían palabras para contar lo que me había sucedido“, dijo el jueves, Oprah Winfrey durante una proyección en Los Ángeles.

“Fui violada cuando tenía 14 años y tuve un hijo, que luego murió, y no tenía palabras para explicarlo“, explicó la presentadora, hoy considerada una de las mujeres más exitosas del mundo.

“El color púrpura” cuenta la historia de Celie, una joven negra de la zona rural del estado de Georgia, en el sur de Estados Unidos, que es violada por su padre y obligada a abandonar a dos niños.

Luego, Celie se ve obligada a casarse con un marido abusivo, pero encuentra fuerza en sus interacciones con otras mujeres que enfrentan sus propios traumas.

Oprah Winfrey relató cómo, al enterarse en la década de 1980 de que Steven Spielberg iba a dirigir la adaptación cinematográfica del libro, literalmente se arrodilló y oró “todas las noches por la oportunidad de estar en la película”.

Su papel de Sofía le valió una nominación al Oscar. La película “cambió mi vida”, dijo a la audiencia en Los Ángeles el jueves.

La nueva adaptación, producida por Blitz Bazawule en forma de musical, adopta un tono más ligero que la primera, y es a menudo alegre y optimista.

Steven Spielberg y Oprah Winfrey se encuentran entre los productores de la película de los estudios Warner Bros que se estrenará en los cines de Estados Unidos el día de Navidad, y el 24 de enero en Europa.

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Sergio Cuquejo logra un gramófono en los Latin Grammys 2023

Sergio Cuquejo en los Latin Grammys.

Sergio Cuquejo obtuvo el Grammy Latino en la categoría “Mejor Álbum Cristiano en Español”, del artista y pastor, Marcos Vidal. Se trata del segundo gramófono para Paraguay.

El jueves último se llevó a cabo la edición 2023 de los Grammys Latinos por primera vez en Sevilla, España. En ella, el maestro Sergio Cuquejo, obtuvo un Latin Grammy, por su trabajo en “Lo que vemos”, de Marcos Vidal, el cual obtuvo el premio en la terna “Mejor Álbum Cristiano”.

En el álbum, Sergio Cuquejo participó como ingeniero de sonido, compositor y director de orquesta, razón por la cual el mismo traerá consigo un gramófono a nuestro país.

El paraguayo junto con Vidal lograron imponerse a “Hazme Caminar”, de Jesús Israel, “El vallenato se hizo en el cielo”, de Gilberto Daza & Luis Rodríguez; y “Vida”, de Alex Campo y Fuego & Poder; y “El Cielo aún espera”, de Jesús Adrián Romero.

Cabe resaltar que la banda paraguaya, Tierra Adentro, también estuvo nominada a los Grammys Latinos en la categoría “Mejor Álbum Folclórico”, por su trabajo en “Ayvu”. Cuquejo también formó parte de esta producción.

Este es es el segundo gramófono para Paraguay, luego de que Berta Rojas triunfara en el 2022 por su disco “Legado”, como “Mejor Álbum de Música Clásica”.

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