Municipalidad confirma que tierras de Leoz están en colonias de los Zuccolillo

Cumbre del Sol es otra de las urbanizaciones de Inmobiliaria del Este con tierras de Leoz.

Las presunciones sobre la ruta del dinero en el desvío de millonarios fondos de la Conmebol van tomando forma. In situ se pudo constatar con los registros catastrales que las propiedades adquiridas por el finado presidente de la organización son comercializadas por Inmobiliaria del Este.

Por La Nación

Fracciones como San José II, La Candela­ria, Cumbre del Sol y María Auxiliadora, ubica­das en la ciudad de Caacupé, departamento de Cordillera, son algunos loteamientos administrados por Inmobi­liaria del Este, propiedad de la familia de Aldo Zuccoli­llo, extinto director del dia­rio Abc Color, cuyos números de padrón fueron registrados a nombre del ex presidente de la Confederación Sudameri­cana de Fútbol (Conmebol), Nicolás Leoz Almirón.

En su solicitada del 3 de mayo del 2017, ya lo decía en medio de un espacio reser­vado el actual presidente de la Conmebol, Alejandro Domínguez, que Nicolás Leoz había negociado sus inmuebles con Aldo Zuccoli­llo, para que Inmobiliaria de Este los administrara gene­rando millonarias ganancias.

Según Domínguez, la justi­cia norteamericana estaba investigando sobre un posible hecho de lavado de dinero por parte de Leoz, quien compraba inmue­bles con plata de la Conme­bol y que los administraba Inmobiliaria del Este. Esta­dos Unidos pidió la colabo­ración de la citada empresa, pero jamás tuvo respuesta.

En una verificación que rea­lizó este medio en el depar­tamento de Catastro de la Municipalidad de Caacupé, junto con el jefe de dicha dependencia, Pablo Agüero, se pudo precisar parte de una extensa lista de números de padrón y cuentas catastrales a nombre de Leoz, entre otros inmuebles ya enajenados que efectivamente son comercia­lizados por la mencionada firma de bienes raíces.

Las coordenadas y los planos municipales, por ejemplo de los padrones 7191, 5463, 8859, 9223, 8792, 2863 que se habían unificado en fin­cas, son loteados por Inmo­biliaria del Este en la frac­ción San José II en Caacupé, ubicada a pocos kilómetros del centro urbano.

Un poblador de la citada frac­ción de nombre Armando Alfonso Rojas, quien aún está pagando sus cuotas a la Inmobiliaria del Este, mani­festó que siempre escuchó que el verdadero dueño del inmueble era Nicolás Leoz, inclusive nos dijo que tenía un compadre en la men­cionada compañía, un tal Marino Guillén, a quien no se lo pudo ubicar. Este era el encargado de las tierras del ex hombre fuerte del fútbol sudamericano.

Rojas dijo que desde el 2017, la fracción sufrió una dejadez, inclusive tuvieron la promesa de la inmobiliaria para la electrificación; sin embargo, hasta ahora no se hizo. Varios terrenos quedaron abando­nados. La fracción San José II cuenta con 34 hectáreas, aproximadamente.

A pocos kilómetros de esta fracción se encuentra, Frac­ción La Candelaria, que tam­bién es urbanizada por Inmo­biliaria del Este.

Un antiguo poblador de la zona de nombre Marcial Gamarra dijo que los men­cionados inmuebles eran de Nicolás Leoz; sin embargo, la inmobiliaria de Zuccolillo es la que vende. Mencionó que en varias oportunidades las mencionadas tierras fueron rutas de una de las ediciones de Superprime (carrera de autos). Dicha urbanización también se encuentra a pocos kilómetros del casco urbano de la villa serrana.

El número de padrón 8024 figura en la Dirección Nacio­nal de Catastro como propie­dad de Nicolás Leoz y señora, sería María Clemencia Pérez. Este padrón, según la Muni­cipalidad de Caacupé, nos conduce a la fracción María Auxiliadora de la compañía Sanja Jhú, pero dicha frac­ción aún no está habitada.

El equipo periodístico de GEN y diario La Nación llegó hasta la fracción María Auxi­liadora de Caacupé y, efec­tivamente, dicho lote que pertenece, según Catastro, a Nicolás Leoz, está siendo loteado por Inmobiliaria del Este. Allí se encontraba un solitario empleado de la citada empresa limpiando lo que sería una de las calles de la urbanización con un trac­tor que tenía el logo oficial de la firma.

El tractorista de Inmobi­liaria del Este, Jorge Brítez, nos dijo que el inmueble que estaba limpiando es la frac­ción María Auxiliadora, ubi­cada en la compañía Sanja Jhú de Caacupé.

Así como estas tres fraccio­nes, fincas que pertenecen a Nicolás Leoz, que fueron loteadas por Inmobiliaria del Este, existen otras en el departamento de Cordillera, como en las ciudades de Caa­cupé, Altos, Atyrá, Embos­cada, Piribebuy, Nueva Colombia y Eusebio Ayala.

También existen otras frac­ciones en el departamento Central, en las ciudades de Luque, Ypacaraí e Itá. Ade­más, en el departamento de Paraguarí, en las ciuda­des de Yaguarón, Quiindy y Carapeguá.

Leé también


 

¿Una civilización desaparecida en lo profundo del Amambay? 

Supuesta entrada del túmulo descrito por De Mahieu.

Entre 1975 y 1979 un grupo de militares y exmilitares paraguayos, y académicos venidos de la Argentina, incursionó en lo profundo del Amambay en busca de lo que, según la versión de un aventurero alemán, serían los vestigios de una antiquísima fortaleza vikinga. Esta es la historia de aquella desconocida serie de expediciones y de su peculiar líder, el controversial antropólogo francés, Jacques De Mahieu.

Gonzalo Cáceres – periodista 

La saga vikinga inspiró auténticos ríos de tinta. Desde Escandinavia a Bizancio, pasando por el Mar del Norte, el Mediterráneo, las islas británicas, Sicilia; Sur, Centro, Este y Oeste de Europa y la Rus de Kiev, entre otras tantas locaciones, aquel intrépido pueblo de guerreros y comerciantes se echó al mar con una determinación tal, que expandió su influencia de la mano de sus veloces drakkars. 

Pero no todo fue sangre, fuego y conquista, también descubrimiento y colonización. Los más antiguos registros hablan de nombres que llegaron a los puntos más recónditos del entonces mundo conocido… y a tierras nunca antes vistas. 

Gracias al sitio de L’Anse aux Meadows, en la isla de Terranova, (provincia canadiense de Terranova y Labrador), se sabe que los vikingos llegaron a América al menos 500 años antes que Cristóbal Colón y se especula que sería ‘Vinland’ (la tierra descrita en las fascinantes sagas de Eric el Rojo y la de los groenlandeses).   

Reconstrucción del sitio de L’Anse aux Meadows, en la isla de Terranova. Foto: Getty.

Resulta imposible saber si estos hábiles navegantes consideraron -o pudieron- seguir más al sur del continente americano, quizás recorrer las costas y buscar un lugar seguro donde pasar el invierno, o quizás instalarse, interactuar y mezclarse con la población local, ¿quién sabe?

Se cree que la ‘interacción’ entre los vikingos de L’Anse aux Meadows y los nativos de la zona no fue del todo amistosa (y por ello se abandonó el asentamiento).

En este sentido, hay catedráticos que se aventuran a trabajar esta última posibilidad y esbozar osadas teorías, tanto que rayan lo difícilmente probable, o lo ridículo. Uno de estos fue el cuestionado Jacques de Mahieu, férreo defensor de la presencia vikinga en la América precolombina.

JACQUES DE MAHIEU

Jacques De Mahieu nació a finales de octubre de 1915 en Marsella, Francia. Se sabe que, durante su juventud se relacionó con movimientos de extrema derecha y habría actuado como informante del Régimen de Vichy. Además, peleó contra los soviéticos al servicio de la Alemania nazi en la 33.ª División de Granaderos SS Voluntarios Charlemagne en las Waffen-SS. 

Jacques De Mahieu.

Como -presunto- colaborador de los nazis durante la ocupación, De Mahieu sabía de los riesgos de permanecer en Francia y huyó a la Argentina a poco de concretarse la derrota del Eje en la II Guerra Mundial. El francés echó raíces en suelo sudamericano. Ganó prestigio y se hizo de un lugar en los círculos de estudios antropológicos de Buenos Aires, escalando posiciones hasta llegar a los grandes salones universitarios, gozando de una importante reputación como graduado en filosofía y doctor en ciencias políticas y ciencias económicas.

Nuestro protagonista escribió al menos media docena de libros sobre las, repito una vez más, ¡presuntas! aventuras vikingas desde lo que hoy en día son los helados páramos del norte de Canadá hasta la actual frontera entre Brasil y Paraguay.

Para entender a De Mahieu y las razones que le alentaron a arriesgar su vida en la calurosa selva paraguaya, y enfrentarse a toda la comunidad convencional de científicos, primero, se debe de comprender la creencia que profesó.

IMPORTANCIA DE LA RAZA EN LA HISTORIA

De Mahieu mezcló ideas aristocráticas y nacionalistas y centró sus estudios antropológicos y sociológicos en la importancia de la raza en la historia y la cultura. Se vio influenciado por el racismo científico y concibió teorías ‘reforzadas’ con el esoterismo, al abrazar lo referente a la “raza aria”, la piedra angular de la mitología nazi.

Así también, siguió la teoría del “nordicismo”, que se relaciona con la de la “raza aria” porque los nazis consideraban que la “raza nórdica (vikingos y sus parientes)” era la rama más superior de la “raza aria” (Herrenvolk).

Convencido de las grandes aventuras que solo los miembros de la “raza aria” podían emprender, se empapó de la capacidad de los vikingos para alcanzar, explorar y conquistar tierras lejanas y buscó cualquier indicio por estos lares que le sirviera para destacar la “grandeza” de los “arios”. 

Trató de demostrarlo; en ello centró su tiempo, recursos y energías…

FRITZ BERGER

Poco se sabe del ingeniero alemán Fritz Berger. Cincuentón, obeso y dado al whisky, Berger recorrió Sudamérica sin establecerse en ninguna parte. Estuvo en Asunción durante la Guerra del Chaco y prestó “muy buenos y leales servicios” al Ejército Paraguayo, al mando de uno de los talleres donde se reacondicionaban las armas capturadas al Ejército boliviano. Tras la contienda emprendió la búsqueda de yacimientos petrolíferos en el Estado de Paraná, Brasil, sin mucho éxito.

Su exploración lo llevó hacia la frontera con el Paraguay, donde “hizo descubrimientos de otra naturaleza” como ser “el mayor complejo rúnico del mundo”, o de lo que creyó eran runas vikingas.

Berger pasó tiempo con los nativos, los más antiguos habitantes de la zona, y se obsesionó con las “runas” al verse seducido por las historias de inimaginables tesoros y vestigios de un pueblo desaparecido, olvidado, entre versiones que recogió de sus charlas con los ancianos aborígenes. 

Parque Nacional Cerro Corá. Foto: SENATUR.

“‘En aquel tiempo reinaba en la región un rey poderoso y sabio que se llamaba Ipir. Era blanco y llevaba una larga barba rubia. Con hombres de su raza y con guerreros nativos que le eran leales, vivían en una gran aldea situada en la cima de un cerro. Disponía de armas temibles y grandes riquezas en oro y plata. Un día, sin embargo, fue atacado por tribus salvajes y desapareció para siempre. Así me lo contó mi padre, quien lo había oído del suyo’”, con cuentos similares -anotó De Mahieu- Berger captó a un tal “mayor Samaniego”, quien de inmediato se interesó en las tradiciones orales.

El “mayor Samaniego” era por esos días el jefe del destacamento de la frontera. Como entusiasta de la etnografía se mostró “muy interesado” en las supuestas marcas de origen nórdico que el alemán le describió. Así, Berger, en 1941 “obtuvo del Ejército la creación de la Agrupación Geológica y Arqueológica (AGA), que le contrató y donde trabajó dura y eficazmente”.

El ingeniero y el “mayor Samaniego” recorrieron la región y constataron “inscripciones y dibujos” en las rocas “que no era posible atribuir a los indios” y otros “numerosos vestigios de una civilización desaparecida”.

Supuesta “rosa de los vientos” vikinga.

“Sus zapadores (del Ejército, al mando de Samaniego) desmontaron casi totalmente un cerro en cuya cima se hallaba una imponente muralla. Nadie, sin embargo, en el Paraguay dio mayor importancia a los resultados obtenidos”, escribió De Mahieu.

La AGA acabó disuelta en 1945 y Fritz Berger “desalentado y enfermo” se quedó en el Amambay hasta la guerra civil de 1947, cuando abandonó el Paraguay, para morir al año siguiente en Dourados, Brasil.

A decir de De Mahieu, Berger no paró de hablar del “tesoro del Rey Blanco” del Amambay, hasta el último de sus días, no sin sospechar que “los jesuitas ya lo habían encontrado antes”.

Por su lado, el “mayor Samaniego” utilizó el trabajo de Berger para continuar explorando, información que luego compartió con Jacques de Mahieu.

PRIMERA EXPEDICIÓN

Jacques De Mahieu había contactado a principios de 1975 con el “ex mayor Samaniego, ya entonces General de División y Ministro de Defensa Nacional del Paraguay” quien “no dudó en unirse al proyecto”.

Samaniego recibió a la comitiva encabezada por el francés en su despacho y “se dignó, en el curso de una larga audiencia a darnos indicaciones tan precisas como prudentes sobre los sitios arqueológicos descubiertos 30 y pico de años antes, e insistió en el papel desempeñado, en ese entonces, por Fritz Berger”.

De Mahieu aseguró el apoyo del ministro con un primer recabamiento de datos, hecho dos años antes, en 1973, por colaboradores suyos que “constataron en el Cerro Guazú un conjunto rúnico de 61 caracteres ya traducidos”.

Samaniego le reveló a De Mahieu los relatos que guardó de Fritz Berger y consideró desde el primer momento que, “Ipir no era nombre guaraní”, pues se esforzó en vincularlo con el futhark, la lengua nórdica. 

De Mahieu explica que, la primera expedición tuvo como principal objetivo “estudiar la zona y los accesos” y entender “la finalidad de la siguiente expedición estipulada”. El equipo ingresó a Cerro Corá de la mano del “teniente coronel Escobar”, que ya conocía de antemano los trabajos realizados por la extinta AGA, 30 años antes, y del “casi ciego sargento López”.

Futhark, la lengua nórdica.

“Gracias a ellos pudimos localizar el cerro del Murallón y el muro del Aquidabán-Nigui, que se hallaba en el interior del Parque Nacional”.

SEGUNDA EXPEDICIÓN

La segunda incursión a Cerro Corá se realizó entre junio y julio de 1976. En esta ocasión, el equipo se nutrió con la participación del profesor Herman Munk, “runólogo del Instituto de Ciencias del Hombre”, que De Mahieu dirigía en Buenos Aires. También se les sumó el ingeniero Hansgeorg Bottcher, de la misma casa de estudios.

El grupo identificó un presunto “muro” en uno de los cerros, a razón de tener “una base natural”, pero sus laderas eran de “características diversas que permiten diferenciarla en tres grupos”. Según De Mahieu, un geólogo “nos confirmó que un fenómeno de este género solo puede ser obra de la naturaleza si se trata de una roca dura sometida a la acción de glaciares”, lo que avivó la llama de la curiosidad.

“Ningún movimiento geológico podría haber quebrado la roca con rigor de geómetra, ni tallado aristas vivas, ni respetado el alineamiento de los bloques que hubiera producido”, concluyó.

Localizado el “muro”, De Mahieu marcó la zona. Estaba convencido, esa formación habría de ser parte de la antigua fortaleza de “Ipir, el Rey Blanco”, del que tanto Fritz Berger le habló al ministro Samaniego.

Sin más provisiones, pero con el entusiasmo de los primeros indicios, se levantó la segunda excepción, con la firme esperanza de volver y excavar el presunto sitio arqueológico. 

TERCERA EXPEDICIÓN

Para la tercera expedición De Mahieu invitó al profesor paraguayo Vicente Pistilli, matemático e ingeniero, y “director del Instituto Paraguayo de Ciencias del Hombre”, quien no ocultaba su fascinación por echar algo de luz sobre la historia precolombina del Paraguay. Juntos, y con la anuencia de sus acompañantes, lanzaron la siguiente hipótesis: “El ‘murallón’ constituía parte de un recinto fortificado cuyos tres otros flancos estaban construidos con estacas, procedimiento que no ignoraban los vikingos”. 

El grupo continuó la revisión a lo largo y ancho del cerro en cuestión, dando con cavernas, paredes y galerías repletas de dibujos y marcas que De Mahieu interpretó “inequívocamente” como de “autoría aria” a razón de supuestas representaciones del dios nórdico (Odín), y de una amalgama de personajes mitológicos. 

Vicente Pistilli. Foto: Portal Guaraní.

Los zapadores del Ejército Paraguayo, enviados por el ministro Samaniego, trabajaron incansablemente, revelando “indicios de un túmulo que contenía un verdadero palacio subterráneo” en el “Yvyty Perõ”, otro de los sitios que despertó gran curiosidad en la misión ya que se trataría de la tumba de “Ipir el Rey Blanco”, como Fritz Berger describió.

Supuesta entrada del túmulo descrito por De Mahieu.

Al término de la temporada, el equipo anotó “grandes descubrimientos” como, “un túnel” en la base del “cerro del Murallón”, mismo que Fritz Berger, más de 30 años antes, ya dijo haber localizado, y por el cual, De Mahieu mantuvo a los zapadores “trabajando el mayor tiempo posible”.

EL ‘TUPAO CUE’ DE TACUATÍ

La expedición dejó el bosque y llegó por último al pueblo de Tacuatí. Allí, tras una serie de movidas, De Mahieu y Pistilli obtuvieron la autorización para excavar la base de la iglesia, que habría sido levantada sobre, o con, las piedras y partes de un templo mucho más antiguo, de supuesta inspiración vikinga, al cual los locales se referían como el “Tupao Cue”.

Jacques De Mahieu inspecciona la excavación del muro en Tacuatí.

“Los cimientos se constituyen de piedra labrada, pues, se dejan notar los restos de gruesos pilares de madera, casi petrificada, algunos que llevamos de vuelta a Buenos Aires para estudiarlos. Los bloques, ajustados sin argamasa, están tallados con una precisión que supone el uso de herramientas de metal. Se ven pues, alineamientos de gruesos cantos rodados, uno de los cuales llevaba el signo que corresponde al gebo (g) rúnico. Según testimonios varios, la base hubiese sido mayor, de no ser por obra de los lugareños, que con el paso de los años han quitado las piedras para construir hornos para pan”.

De Mahieu escribió que estos indicios serían difícilmente refutables ya que “los jesuitas jamás se instalaron en Tacuatí” y los restos del “Tupao Cué” tampoco son atribuibles a los nativos “que no sabían trabajar la piedra”.

“El muro que desenterramos soportaba paredes hechas de troncos escuadrados, al estilo vikingo, lo que viene a explicar los gruesos pilares de madera que excavamos en el lado sur. Esta es una indicación sobre el origen ario del ‘Tupao Cue’”, indicó De Mahieu.

De Mahieu cerró su estadía en Paraguay con una última visita al ministro Samaniego, con el informe correspondiente, y volvió a la Argentina junto con todo su equipo. En los años siguientes, se dedicó a clasificar sus descubrimientos, divulgándolos a través del Instituto de Ciencias del Hombre de Buenos Aires. Algunas de las fotografías que se tomaron durante aquellos días fueron incluidas en el libro ‘El Rey Vikingo del Paraguay’ (editorial Hachette, 1979). 

El profesor Pistilli con las inscripciones de Cerro Corá. Foto: Portal Guaraní.

Y Pistilli continuó con los estudios de las supuestas runas. A través de las décadas siguientes viajó reiteradas veces a Cerro Corá, visitando los diferentes sitios una vez marcados, solo y/o en compañía de sus alumnos de la Universidad Nacional de Asunción. Llegó incluso a teorizar con que, los vikingos de Ipir se mezclaron con los nativos guayaquíes (achés), quienes en su “pasado reciente” habrían presentado características físicas distintas a las de otros grupos y etnias guaraníes y/o guaranizados (supuestamente, supo de achés silvícolas con mayor altura, barba y, alguno que otro, de piel blanca y/o pelo rizado, rubio); también dijo que la disposición de la aldea guaraní es calcada a los puestos de avanzada de los vikingos, además de indicar similitudes entre palabras del lenguaje nórdico y el guaraní rústicos y misteriosas concordancias entre las mitologías de una y otra cultura; pero ese es material para otra entrega.

 

Leé también


 

Dueños del grupo 5 Días llevan meses de mora en pagos al IPS

“Beto” Koube y Fernando Rodríguez tienen una relación desde hace muchos años, y el hoy detenido frecuentaba bastante la redacción de 5Días.

Tras los operativos antidrogas Turf y A Ultranza Py los hermanos Fernando y Enrique Rodríguez, cabezas de Editorial de Negocios SA, fueron noticia por la cercanía con Alberto “Beto” Koube, preso por estar sindicado como brazo logístico del narcotráfico. Ahora, estos empresarios de medios son cuestionados por varios despidos en la redacción, e incluso desde abril que no abonan a la previsional el aporte obrero patronal de sus empleados, adeudando ya G. 1.350 millones.

  • Unidad de Investigación Nación Media

La situación en el medio de comuni­cación que funciona en la Torre 1 del Paseo La Galería no está del todo bien desde hace ya varios meses, de nuevo estas sema­nas corrieron denuncias en redes sociales de despidos de trabajadores de prensa, y a esto se suma la inmensa deuda que tiene con el Ins­tituto de Previsión Social (IPS) por la falta de aporte obrero patronal.

Editorial de Negocios SA, razón social para los dia­rios 5Días y El Indepen­diente, tiene como cabe­zas del medio a Fernando y Enrique Rodríguez, quienes ya en febrero pasado fue­ron noticia tras los opera­tivos porque ambos tienen varios años de vínculo con Alberto Koube Ayala, alias Beto, un hombre sindicado de operar para las organi­zaciones de tráfico interna­cional de cocaína que lidera­ban el brasileño Lindomar Reges Furtado y el uruguayo Sebastián Marset.

Enrique Rodríguez.

Un equipo de agentes espe­ciales de la Secretaría Nacio­nal Antidrogas (Senad), encabezado por el fiscal Denny Park, capturó al amigo de los dueños de 5Días el 24 de febrero del 2022.

Según los registros del portal de consulta del asegurado del IPS, el último período abo­nado por los hermanos Rodrí­guez fue marzo del 2022. Lla­mativamente, desde el mes de abril Editorial de Negocios SA no abona el aporte obrero patronal para la jubilación y la cobertura médica de sus empleados.

A la fecha, la deuda de 5Días con el IPS ya alcanza los G. 1.350 millones, confirma­ron fuentes consultadas por esta redacción. Mien­tras, las cabezas Fernando y Enrique Rodríguez tam­bién son cuestionadas en redes sociales porque, ade­más de esta situación de descuido hacia sus emplea­dos, se suman los constan­tes despidos, que al parecer coincidieron con que 5Días no cierre uno de los dos pisos que usufructúa en la Torre 1 del Paseo La Galería.

Fernando Rodríguez.

DOBLE DISCURSO

Mientras Benjamín Fernán­dez Bogado, director asociado de los dos diarios de Edito­rial de Negocios, cuestiona en sus columnas de opinión de Última Hora que “Paraguay es un país que genera muy escasos puestos de trabajo bien remunerados”, obvia que al interior del medio donde es director la mayoría de los tra­badores de prensa perciben solamente el salario mínimo legal vigente, tampoco están adheridos al contrato colec­tivo de trabajo como otros medios escritos, por lo que no se benefician del salario piso para periodistas de medios escritos. A Fernández Bogado también se lo cuestiona por­que no emite opinión pública en defensa de los periodis­tas que son despedidos de su medio, pero critica a diestra y siniestra lo que ocurre en otros lugares.

El amigo de los dueños de 5Días fue detenido en febrero pasado en el marco del operativo A Ultranza Py.

RELACIÓN ANTIGUA

El relacionamiento entre Koube, sospechoso de ser un elemento del crimen organi­zado, y los hermanos dueños del grupo 5Días, data de hace varios años. Fuentes cerca­nas a las cabezas señalaron que la amistad es de apro­ximadamente 15 años, es decir, antes de que Fernando Rodríguez haya estado en el ojo de la tormenta como gerente de Riesgos del BBVA, y que fuese sancionado por el Banco Central del Paraguay con una inhabilitación de cuatro años para operar en el sistema financiero.

Una de las fotografías que se hicieron virales tras los ope­rativos Turf y A Ultranza Py fue justamente donde se lo observa a “Beto” Koube y Fernando Rodríguez con varios años menos que ahora.

Leé también


 

Rebaja de precio de gasoil a Bolivia es el quinto acto entreguista de Abdo

Los actos entreguistas del Gobierno de Marito. LN

Los bienes de todos los paraguayos fueron puestos en riesgo por las decisiones de la administración de Mario Abdo Benítez, siendo Itaipú y Petropar los centros estatales desde donde las autoridades terminaron actuando en beneficio de intereses extranjeros. En el último acto entreguista, el mandatario vendió gasoil a YPFB y le redujo el precio en quince días, mientras acá el fisco deja de percibir US$ 2 millones al mes por la modificación del impuesto selectivo al consumo del diésel, con mismas especificaciones del producto enviado a Bolivia.

  • Unidad de Investigación Nación Media

A principios del mes Petróleos Paragua­yos SA (Petropar) vendió combustible a Yacimien­tos Petrolíferos Fiscales Boli­vianos (YPFB). La entrega de 12,5 millones de litros de com­bustible se realizó en tandas cuyos precios de venta fueron bajando de manera acelerada que, en dos semanas, se reduje­ron 6% el valor por m3 del diésel exportado desde nuestro país, según facturas reveladas por La Nación Investiga. Es decir, el gobierno de Mario Abdo Bení­tez realizó una rebaja del precio del gasoil para beneficio de los bolivianos, mientras que para los paraguayos continuaba con la férrea negativa de no dismi­nuir los costos.

El precio inicial de venta fue de US$ 1.473,36 por metro cúbico, en la primera semana disminuyó a US$ 1.421,86, pero en la segunda semana cayó a US$ 1.389,65, según las fac­turas emitidas entre el 4 y 18 de setiembre del 2022. Pero el Gobierno intenta justificar y argumenta que supuestamente vendió diésel tipo III cuando en las especificaciones técnicas requeridas por YPFB el com­bustible despachado está den­tro de los estándares de diésel tipo I, que Petropar comercia­liza a G. 9.990.

No se puede obviar mencio­nar el decreto de reducción de impuesto selectivo al consumo (ISC) para la importación y comercialización del diésel tipo I, con una base imponible de G. 5.546 por litro, por lo que el fisco deja de percibir cerca de US$ 2 millones.

OTRAS ENTREGAS

Abdo Benítez tiene varios antecedentes entreguis­tas, donde la defensa de los supremos intereses nacio­nales quedó por debajo de los intereses extranjeros. El llamado acuerdo secreto de Itaipú firmado el 24 de mayo del 2019 contemplaba que Paraguay debía comprar más energía segura, a mayor costo, comprometiendo la adquisición de excedentes a menor costo.

En diciembre del 2020 tam­bién saltó a la luz el acuerdo extrajudicial que firmó Petro­par para pagar US$ 7 millones a la empresa de maletín Texos Oil. Esto le costó el cargo al ex procurador Sergio Cos­cia, quien había dicho que el acuerdo le pareció correcto ante una eventual derrota en los estrados judiciales por una demanda de US$ 30 millo­nes. Sin embargo, Denis Lichi zafó y continúa al frente de la petrolera estatal pese a ser uno de los firmantes.

Otro caso es el frustrado intento de saldar la deuda con PDVSA, negociando con el pre­sidente interino de Venezuela, Juan Guaidó. En este desarro­llo de hechos apareció un abo­gado vinculado a familiares de Abdo, hizo de nexo entre Paraguay y la oposición vene­zolana, requiriendo comisión de US$ 26 millones. El enviado especial venezolano, Javier Troconis, comentó que este “enlace” tenía mucha fami­liaridad con las autoridades que le recibieron en el Palacio de López.

Y el último acto entreguista anterior a la rebaja del pre­cio del gasoil a los bolivianos es la reducción del 8,2% de la tarifa de Itaipú que Abdo cedió a pedido del Brasil, y que pasó de US$ 22,60 kW/m a US$ 20,75 kW/m.

Esta medida claramente bene­ficia al vecino país porque com­pra el 85% de la energía que produce la hidroeléctrica, y Paraguay el 15%.

Leé también