De ver la luna en su casa a ir a la NASA: la compatriota que cumplió su sueño

La joven paraguaya demostró que no existen los límites cuando uno cree en sí mismo y se prepara para su futuro. Enfocada y decidida, cualidades que la llevaron a formar parte de un programa espacial en la NASA.

La paraguaya Alma Ocampos, de 23 años, relató que es oriunda de la ciudad de Capiatá, pero abandonó el país para continuar con sus estudios, logrando egresar como licenciada en Matemáticas y Educación, en el Bennington College, una universidad privada Vermont. “Vine becada por la universidad a mis 19 años, me pagaron completa la carrera y me gradué hace 3 meses. Tengo el permiso especial para trabajar y estoy apuntando a un masterado”, expresó la joven en entrevista con C9N.

Al respecto, contó que forma parte de un programa espacial mexicano en la Agencia Espacial Estadounidense (NASA), un proyecto que ganó una competencia que irá al espacio. “Trabajamos en la investigación y estamos en ese proceso complicado, pero apuntamos a viajar nosotros al espacio el año que viene“, dijo.

Sobre su experiencia en la NASA, mencionó que fue sometida a un entrenamiento intensivo de ‘cómo ser un astronauta’, curso de aviación, además de aprender reglas básicas de un trabajo en equipo, requisito primordial para ser un ‘cosmonauta’. Asimismo, dijo que forma parte de otro programa que culmina este diciembre. “En diciembre hay una visita prevista para regresar al Paraguay, para verle de nuevo a mis padres”.

En cuanto a lo que está viviendo, Alma asegura que nunca imaginó que, de pasar a observar la luna por medio de un telescopio, regalo de su mamá, llegaría a formar parte de un gran equipo de la conocida agencia espacial. Indicó que, como la mayoría de la gente del país, terminó sus estudios en un colegio nacional, hasta que logró la beca.

Siempre fui enfocada en mis estudios, agradezco a mis padres que siempre me enseñaron a volar, con sus acciones siempre me impulsaron”, finalizó Alma.

 

Cuando el arte sana: tatuadora devuelve confianza a mujeres que vencieron el cáncer

Desde su estudio en Lambaré, la tatuadora Pinkie transforma cicatrices en arte y esperanza. A través de la micropigmentación gratuita, ayuda a mujeres que superaron el cáncer de mama a reencontrarse con su reflejo y su amor propio.

En un estudio sobre Francisco Cusmanich y 1º de Mayo, en Lambaré, el sonido de una máquina de tatuar se mezcla con risas, lágrimas y abrazos. Allí trabaja Pinkie, artista del tatuaje conocida en redes como @pinkie777_, quien encontró una forma única de convertir el dolor en arte, al realizar gratuitamente la reconstrucción estética de areolas mamarias a mujeres que superaron el cáncer de mama.

“Lo hago pensando como mujer, poniéndome en el lugar de ellas. Es un granito de arena, pero con mucho cariño”, contó en entrevista con el canal GEN. “Son mujeres mbarete, valientes, que ya pasaron por demasiado. Lo mínimo que puedo hacer es devolverles una sonrisa frente al espejo”, señaló.

El procedimiento, conocido como micropigmentación mamaria, busca recrear de manera realista la areola y el pezón, devolviendo armonía al cuerpo tras una mastectomía.

“Hay casos donde solo se salva uno de los senos, entonces tratamos de igualar estéticamente. Algunas se ríen porque no pueden creer lo real que queda”, relata Pinkie.

Cada diseño es personalizado, se mide, se conversa, se acuerda con la paciente hasta lograr el resultado que ella desee. “Es un trabajo de empatía. La mujer tiene que sentirse conforme, segura, y eso se construye juntas”, dijo.

El procedimiento dura apenas 15 minutos, es indoloro y no deja secuelas. Solo se requiere el alta médica antes de realizarlo. “Lo único que pido es que traigan la autorización del médico”, sostuvo la artista. “No cobro nada. No podría hacerlo. Esto es mi forma de agradecer por el talento que Dios me dio”, agregó.

Para muchas de las mujeres que llegan a su estudio, el tatuaje marca el cierre simbólico de una etapa. En su experiencia, el impacto es más profundo que el estético. “Es recuperar la confianza, volver a sentirse completas, a sentirse lindas. Es amor propio en su máxima expresión”.

Pero también hay un mensaje más amplio detrás del arte, que es la importancia del control anual y la detección temprana. “El cáncer de mama se puede vencer si se detecta a tiempo. Hago esto todo el año, y siempre les recuerdo a las chicas que sigan con sus controles. Si todavía no se animan, pueden venir solo a conversar. Lo importante es dar el primer paso”, alienta.

Su estudio, Pink Tattoo Studio, se convirtió en un refugio emocional. Allí no solo se tatúa la piel, se reconstruyen historias, se sanan recuerdos y se pintan nuevos comienzos.

Para turnos y consultas contactar al (0983) 467 655 o también en su Instagram @pinkie777_.

Tacto rectal, el estudio que llenó de tabúes a los hombres, pero que ya no se realiza

Por muchos años, la palpación de próstata era la técnica médica ideal para detectar un cáncer, sin embargo, con el tiempo se fue descubriendo que, en realidad, no es el mejor método de primer diagnóstico. La ciencia y la tecnología introdujeron en la medicina grandes herramientas que reemplazaron el tacto rectal, que fue y es la razón por la que los hombres postergan los chequeos.

Este noviembre es el mes dedicado a la población masculina, y está cargado de campañas para concienciar sobre el cáncer de próstata, una enfermedad que puede ser detectada a tiempo, pero que enfrenta uno de los más grandes desafíos: el prejuicio.

Durante una entrevista en el programa Residentas del Canal GEN/Nación Media, el urólogo Dr. Precio Franco, habló precisamente de los tabúes que no permiten a los hombres realizarse sus estudios, como el temor al tacto rectal.

La palpación de la próstata o tacto rectal es un estudio que en la actualidad ya no es necesario y muchos médicos ya no lo recomiendan. Esto no significa que deje de ser importante o que no deba hacerse, sino que deja de ser el primer método de diagnóstico a todo aquel que pase por la consulta.

“El tacto rectal es una herramienta de segundo o tercer plano, con un análisis de sangre y una charla con el médico es suficiente, se guarda para casos específicos el tacto rectal”, expresó Franco.

Se trata del Antígeno Prostático Específico (PSA), el cual es un análisis de sangre sencillo que permite detectar alteraciones en la glándula prostática antes de que aparezcan síntomas.

Según el profesional, en los controles la palpación rectal ya NO se realiza e instó a los hombres a derribar ese temor y hacerse los estudios debido a que, el cáncer de próstata no puede prevenirse.

“No hay manera, medicamento o hábito que prevenga el cáncer de próstata, pero sí se puede detectar a tiempo. El detectado en fase inicial tiene una tasa de curación del 90%”, agregó.

El cáncer de próstata es generalmente asintomático en sus etapas iniciales, de ahí la importancia de las revisiones periódicas, de acuerdo a sus declaraciones.

A partir de los 50 años, todos los hombres deben realizar un chequeo anual de próstata, y desde los 40, si hay antecedentes familiares directos, ya que el riesgo es mayor en este caso.

Desde la cartera sanitaria recuerdan que en Paraguay, los trabajadores tienen derecho a dos días laborables con goce de sueldo para realizarse exámenes preventivos de cáncer de próstata y colon.

Vivir en las redes sociales y perderse de la vida real

Si descubriéramos la cantidad de horas que pasamos frente a la pantalla, tanto del celular como de una computadora de escritorio, nos daríamos cuenta del tiempo que nos sobra para otras actividades, esto, sin contar con el efecto que produce en nuestra mente el contenido que ahí consumimos.

Todo en exceso es dañino, esto incluye a las redes sociales, que, si son utilizadas en una dosis justa, resultan inofensivas. Sin embargo, pasar tantas horas al día conectado al teléfono, sin todavía entrar a discutir el contenido, puede afectar a nuestra salud mental.

Videos de TikTok, historias o reels de Instagram sobre viajes, relaciones, lujos y vidas perfectas, ofertas de productos que no sabíamos que necesitábamos (y que se convierten en una amenaza para nuestras finanzas), notificaciones de me gusta y chequeos de quiénes vieron lo que publicamos.

Un montón de ganchos pueden mantenernos por muchísimas horas al día en redes sociales, donde, si sumamos todos los minutos que le dedicamos en una jornada, terminaríamos sorprendidos y hasta pensaríamos, cuántas cosas podríamos hacer en ese lapso.

“No nos afecta si sabemos utilizar, todo lo que uno observa, siempre tiene que tener cuidado con eso, porque nada en exceso es bueno, lo mismo las redes”, explicó la psicóloga Laura Bogado.

Mencionó un estudio en el que una población determinada con 30 minutos al día en redes sociales, generaba menos trastornos que los que pasaban más tiempo, demostrando ser, no una causa directa, pero sí una incidencia en ello.

Mientras estamos entretenidos en las redes sociales, se liberan neurotransmisores en exceso, que es lo que sucede cuando hacemos algo que nos gusta. Esos neurotransmisores hacen que nuestro bienestar sea estable, sin embargo, esto también tiene una dosis justa y, en el caso de las redes, lo que inconscientemente buscamos es la gratificación inmediata y el placer, que en este caso nos lo da el celular.

“Tantas horas ya es una adicción, se debe reducir de a poco y si me doy cuenta de que me afecta, ya es motivo de consulta”, comentó Bogado, en una entrevista con Montecarlo.

VÍA LIBRE PARA DECIR DE TODO

Por otro lado, una costumbre que existe en la vida real, pero que también se traslada a las redes, es la de opinar sobre el aspecto físico de alguien, diciendo de manera impulsiva un comentario que puede caer mal o incomodar a quien lo recibe. Si bien todos tenemos defectos y virtudes, el hecho de que algo no nos agrade de alguien, no nos da el derecho a insultar, en todo caso, se debe buscar la manera respetuosa de expresar eso que nos molesta.

“Debo pensar cómo yo me sentiría, qué haría si me dicen eso. Debemos desarrollar mucho la empatía y lograr más respeto al otro, así voy a pensar dos veces antes de emitir una crítica. Es importante, a través de las redes, generar conciencia de los valores que se perdieron”, recomendó.

Sobre el punto el psicólogo Osvaldo González, opinó que: “Las redes sociales en Paraguay se volvieron una incubadora de idiotas. No porque la gente sea tonta, sino porque se entrena todos los días para serlo. Cuanto más ridículos más Likes. Cuanto más cruel, más compartido. Y así vamos, confundiendo fama con valor, ruido con contenido. Una generación entera aprendiendo que pensar no da vistas, pero hacer el ridículo sí.

También mencionó el caso del autodenominado influencer que se burló de un padre con un hijo autista, quien le pidió que deje de hacer roncar el motor porque perturbaba al niño “Un tipo le dice “fuking pobre”al padre de un niño autista que le reclama por el ruido que hace su automóvil, y aún así consigue seguidores. Así de podrido está todo”, lamentó, al tiempo de señalar que quien muestra un poco de humanidad es tildado de aburrido.

Por otro lado, en medio de esa necesidad de revisar las redes sociales, también está presente la ansiedad que es lo que nos anticipa a algo que no está ocurriendo en ese momento, pero que va a suceder o no. Equivale a estar en el futuro y perderse del presente, que es lo único que existe, al punto que, cuando llega ese momento que tanto ansiamos, finalmente tampoco estamos en él. Sobre este punto, aconsejó ejercitarse a tratar de vivir el presente, sin pensar en lo que nos toque hacer en la semana o en un futuro, sea próximo o no.