El gordo y un par de historias inolvidables

Inmensamente tímido, ribereño de alma, amante del fútbol y del basquetbol, Víctor Miguel Benítez Cano murió hace un año, dejando como legado un estilo de radio coloquial, controversial y frontal que hoy muchos cultivan.

  • POR AUGUSTO DOS SANTOS
  • Director periodístico Grupo Nación

Argel y retobado, “como norteño”, era al mismo tiempo un devoto de la amistad hasta niveles monásticos. Como parte de su rebeldía al status quo desde su emergencia en la prensa escrita y radial, incluso revisó su propia fe y se convirtió en un agnóstico crítico tras una niñez y juventud signadas por su proximidad a la Iglesia. Pero hoy no queremos hacer una biografía de Víctor, sino contar un par de historias.

GENTE QUE SE MUERE MUCHO

En las historias sobre el gordo siempre hay un chofer. Es que nunca quiso ni supo manejar. Había, por ejemplo, a fines de los 90, un conductor que se “subía” y era demasiado protagónico en todas las charlas en los paseos de fin de semana que gustaba hacer Víctor con sus amigos por el interior. El hombre opinaba tanto que Benítez le decía con frecuencia: “Podrías manejar un poco también aparte de regalarnos tus opiniones”, con una inusitada sutileza fruto del aprecio que por él profesaba.

Lo cierto era que este chofer siempre participaba de todos los comentarios, sean estos sobre física cuántica (que encantaba a Víctor, no se sabe de dónde) o de la última incorporación del Museo del Prado, pasando por todos los juegos de cualquier país, de cualquier campeonato, de cualquier deporte.

Una noche estábamos en un campamento, en plena gestión de asado a orillas del río Piribebuy, cuando escuchamos en el receptor que el avión de John John Kennedy había capotado provocando la muerte de este heredero de la dinastía política más famosa de los Estados Unidos.

A la noticia siguió el comentario de varios amigos allí presentes, cada uno de nosotros aportó algún dato sobre el “flamante finado” o sobre sus padres y, en general, sobre los Kennedy. Charlamos un buen rato entre una ronda de buen escocés y el crepitar del fuego del asado. Habían transcurrido 10 minutos de la novedad y me acerqué a Víctor a decirle casi al oído:

“Che, por fin tu chofer okañyete (está totalmente perdido), no hizo ningún comentario sobre la muerte del hijo de Kennedy”. A lo que Víctor me respondió de inmediato: “Moô pio, péa nio enseguida he’íta algo hína” (no, olvidate, este enseguida va a hacer un comentario).

Y, efectivamente, dos minutos después, cuando reinaba un respetuoso silencio reflexivo, el chofer deslizó un comentario triunfal que salvó totalmente su honor, cuando dijo: “Los Kennedy, che… ¡qué gente que se muere mucho…!”

EL SECUESTRO DE GABRIEL ALFONSO

Gabriel Alfonso es un colega periodista radial de Ayolas, luego abogado. En sus años iniciales como cronista y corresponsal del diario Noticias eran memorables sus coberturas, principalmente de los conflictos campesinos. Víctor le tenía mucho aprecio. Supo regalarle un centenar de libros de la nutrida biblioteca que poseía.

En una ocasión, en la década del 90, Gabriel fue a cubrir un fuerte enfrentamiento entre policías y campesinos alrededor de la Estancia Chiriani, en Misiones, que fue ocupada.

Alfonso estuvo por varios días en medio del monte con un equipo de radiocomunicación y una batería informando sobre lo que ocurría, tanto para su radio, San Roque de Ayolas, como para la radio Cardinal, donde trabajaba Víctor. Tras cuatro días de intensa tarea, Alfonso pierde todo contacto. De inmediato se averigua con los dirigentes campesinos y estos aseguran que Alfonso fue secuestrado por la Policía y trasladado a un campamento de los uniformados.

Víctor, que andaba por la zona, formó parte de la comitiva que integramos para ir hasta el sitio del conflicto para reclamar por el compañero privado de su libertad sea liberado. Apenas llegamos al destacamento, Víctor reclamó fuertemente al oficial a cargo sobre el hecho. El mismo respondió confundido: “¿Secuestrado?”. “Sí”, insistió Benítez, “sabemos que lo tienen secuestrado aquí”. El oficial sonrió y le dijo a la comitiva: “Vengan a ver al secuestrado”.

Nos pasaron a la parte posterior del campamento y allí estaba nuestro aguerrido periodista en medio de una esforzada partida de truco con cinco uniformados.

Al verlo, Víctor exclamó: “Gabriel Alfonso, nde aña memby, nde niko reî va’erã secuestrado kuri” (Gabriel Alfonso, hijo del diablo, vos tendrías que estar secuestrado), a lo que Alfonso respondió con una amplia sonrisa y el inapelable argumento: “Cuatro días ko ya, don Víctor, demasiado hambre ya tenía”.

Desde ese día, cada vez que Alfonso le reportaba desde el Sur, Víctor le decía al final: “Gabriel, te vamos a volver a llamar sobre este tema, pero comé que algo…”.

EN ESE ASPECTO SÍ

Víctor había hecho instalar un freezer en su quincho. Estaba feliz porque resolvía un aspecto importante para las ocasiones en que ofrecía un asado a sus amigos. Un asistente suyo se había encargado de desembalar el electrodoméstico y colocarlo en el sitio.

Solo había que enchufar y dejarlo funcionar. Y lo hizo.

Más tarde salió Víctor hasta su quincho para observar su adquisición. Al mirarlo con atención, vio que el cordón de electricidad, en vez de transcurrir por atrás del aparato, rodeaba como un cinto por el frente del freezer hasta el tomacorriente.

Víctor llamó a su asistente y le reclamó esto: “¿Cómo pio el cable va a pasar por delante si tiene que ir por detrás?”, le requirió, a lo que el secretario respondió:

“En ese aspecto sí”.

UNO CON ARGAÑA Y OTRO CON WASMOSY

La vez que comió con Argaña

Víctor fue a un asado dominical en San Bernardino. En medio del encuentro de amigos aparece el Dr. Luis María Argaña, líder de un poderoso sector colorado denominado Movimiento de Reconciliación Colorada, luego vicepresidente y finalmente víctima de un magnicidio.

Una vez que localizó a Víctor, Argaña fue a sentarse a su mesa por un buen rato. Argaña tenía, para la opinión de Víctor, fama de ser un hombre con escaso sentido del humor y era polo opuesto al estilo conocido como “arriero porte” (persona afable, dada a las bromas, afectuosa, dicharachera).

Sin embargo –al parecer–, Argaña le impresionó muy bien a Víctor durante la comida y le hizo cambiar un poquito de parecer, tanto es así que cuando el líder asesinado se despide, Víctor le dice: “A lo mejor nio nde kanguero’imi hína doctor, pero ndaha’éi nio la nde kangueroetereíva ra’e” (Puede que seas un poco insufrible doctor, pero tampoco sos demasiado insufrible).

CUANDO A VOS TE DUELE LA CABEZA

Víctor entrevistaba a Juan Carlos Wasmosy, presidente de la República, quien poco tiempo antes lo había querellado hasta lograr su reclusión en Tacumbú por un par de días.

Cuando iba terminando la entrevista con el entonces presidente, Víctor lo mira y valora el volumen de la cabeza del mandatario con una comparación inolvidable.

“Mirá que a mí cuando me duele la barriga, me duele en serio; seguro que a vos cuando te duele la cabeza, te duele en serio, presidente”.

QUE VÍCTOR NO SE ENTERE

A Víctor le encantaba el río y la pesca era solo un pretexto. Era un horrible pescador. Íbamos juntos al río Paraná en Ayolas, hacía compras gigantescas de artículos de pesca y carnadas. Terminábamos comprando pescados de los vecinos pescadores y arrojando toda la carnada al río.

Víctor decía que éramos los únicos pescadores encubiertos, que en realidad nuestra misión era contribuir con la alimentación de peces.

Una vez habíamos acampando a orillas del río, era una noche cálida, probablemente febrero de algún año de los 90.

De pronto, Víctor se sobresalta y asegura que vio un ovni. Yo le seguí la corriente porque estaba muy entusiasmado preguntándome si vi o no la luz que cayó del cielo y se sumergió en el oscuro río. Le dije que sí, que me parecía que sí, pero era solo para seguirle el verso.

Lo que no me imaginé es que el gordo contaría esta historia por los próximos 15 años hasta su muerte y, cada vez que lo recordaba al aire, me llamaba como testigo y toda la vida no solo le ratificaba la info, sino doblaba la apuesta contando yo también más detalles, destellos, colores, que la radio se apagó y la luz de la linterna titiló; me divertía agregarle datos a su historia. Pero en realidad jamás yo vi ese ovni.

Cuando se enfermó de muerte, para reírnos un rato me dispuse a contarle que en realidad yo le mentí durante dos décadas para sostener su discurso “extraterrestre” en la radio. Sabía que esa revelación iba a provocarle mucha gracia, conociendo como era. Me disponía a hacerlo ese fin de semana o el lunes siguiente. Pero se nos murió el gordo antes.

Se murió pensando que alguien más había visto su inolvidable ovni y, en realidad, yo estaba durmiendo. Cuando lea esto, seguro que Benítez me va a escupir desde arriba, mínimo.

Alerta sobre explosiva mezcla: un cóctel muy riesgoso para la salud

La mezcla de bebidas alcohólicas con energizantes, muy popular entre los jóvenes, puede ser muy peligrosa, ya que aumenta el riesgo de intoxicación, comportamientos arriesgados y efectos negativos en la salud.

La combinación de alcohol con energizantes se convirtió en una tendencia entre los jóvenes, debido en parte a la percepción de que los energizantes pueden contrarrestar los efectos sedantes del alcohol, lo que lleva a una sensación de estar más alerta y en control. Esto, reforzado por la publicidad y el marketing.

En la búsqueda de experiencias intensas y emocionantes, los jóvenes creen que este cóctel permite disfrutar de la fiesta por más tiempo sin experimentar la fatiga asociada al consumo de alcohol. Sin embargo, muchos desconocen los peligros que hay detrás de esta riesgosa práctica.

Los estimulantes de la cafeína en los energizantes pueden enmascarar los efectos sedantes del alcohol, lo que lleva a una falsa sensación de sobriedad. Esto puede resultar en un consumo excesivo de alcohol y un mayor riesgo de intoxicación. Además, la combinación de alcohol y cafeína puede aumentar el riesgo de comportamientos arriesgados o impulsivos.

La doctora Nilda Villalba, directora del Centro Nacional de Toxicología, reconoció que la combinación de bebidas alcohólicas con energizantes es una mezcla explosiva. Esto, a raíz de que las personas pierden la noción de los síntomas depresivos que el alcohol normalmente ocasiona en el organismo. Se trata de un “cóctel riesgoso para la salud”.

La experta resaltó que el alcohol es un depresor del sistema nervioso central y las bebidas energizantes, por el contrario, son estimulantes. Por ello es que, las bebidas energizantes enmascaran los síntomas depresores del alcohol y hacen que las personas consuman de una manera engañosa.

Dentro de los componentes que poseen los energizantes sobresalen la cafeína, vitaminas, guaraná y son varias sustancias que se van mezclando para brindar esa característica particular de dar energía al organismo, según detalló a la radio 650 AM.

“Debemos estar preparados para afrontar las complicaciones que pueden darse por esa mezcla. Se desaconseja el consumo de estos productos en personas que están con problemas cardíacos, que sufren de hipertensión, las embarazadas, los diabéticos y los menores de 16 años. Los adolescentes están en una etapa de reconocimiento de los límites que tienen, entonces esos límites fácilmente se van de un extremo a otro, es por eso que desaconsejamos el consumo de esta mezcla”, subrayó.

Por su parte, el médico pediatra Robert Núñez había mencionado que los energizantes son la segunda sustancia más consumida por la franja etaria de entre 13 y 17 años, después del alcohol. Mayormente, los adolescentes consumen por curiosidad, y tres de cada cuatro menores de edad hacen la peligrosa mezcla de ambas sustancias.

Si bien es importante resaltar que esta mezcla no está prohibida (consumo del alcohol solo en mayores de edad), se deben conocer cuáles son los efectos nocivos de la misma en el organismo, de modo a evitar alguna complicación y desgracia que lamentar.

Estrella Roja: el socialismo marciano de Bogdánov

Podemos decir que Aleksándr Bogdánov fue un adelantado a su tiempo. En 1908 publicó Estrella Roja, una entretenida novela de ciencia ficción de inspirada naturaleza marxista, con la que se adelantó casi una década a las traumáticas revoluciones de febrero y octubre de 1917; que desembocaron en la llegada del Partido Bolchevique al poder en Rusia, el fin de 300 años de gobierno de los Románov y el posterior nacimiento de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.

Por Gonzalo Cáceres-periodista

Alexander Alexandrovich Bogdánov (1873-1928) fue un revolucionario comunista bielorruso de múltiples talentos: escritor, médico, economista, científico y filósofo, también se formó en psiquiatría. Fundador del Partido Bolchevique, y de influencia significativa en el desarrollo de la teoría marxista en Rusia, ostentó una reconocida militancia política y el estrecho contacto que tuvo con Vladimir Lenin, al tiempo de evidenciar su relación con los más radicales movimientos obreros.

Pese a sus grandes aportes filosóficos, científicos y a las letras, Bogdánov no tuvo la misma repercusión en Occidente que la que sí vieron los monstruos de la literatura rusa como León Tolstói y/o Fiódor Dostoyevski, a razón -principalmente- de las escasas traducciones de sus novelas y otros escritos.

Pero hablemos de Estrella Roja, su principal y más conocido trabajo.

MARCIANOS COMUNISTAS

Estrella Roja aborda una serie de cuestiones políticas que reflejan los debates de la convulsa época en que fue escrita. El libro abraza al socialismo como ideal utópico, la lucha de clases y la revolución como temas de fondo, y una crítica al capitalismo y al papel del individuo en la sociedad socialista.

Precursora de la ciencia-ficción soviética, Estrella Roja se erige como una suerte de ventana por dónde observar el idealismo de la entonces incipiente era de las revoluciones industriales en la lúgubre Rusia de los zares que, tras la eclosión de las revueltas incitadas por los soviets, dio lugar a la redefinición de las clases sociales, lo que concibió una nueva relación con los medios de producción, la ciencia, la tecnología y la literatura.

El libro conjuga dos rasgos fundamentales y necesarios para la literatura de su época y de nuestros días: la imaginación y la utopía, porque además de fungir de testimonio político de su autor, también es considerada por los críticos como una de las primeras novelas sobre exploración espacial.

Bogdánov plasmó su visión de un futuro basado en la concepción de la igualdad social.

La trama se desarrolla en un futuro distante donde la humanidad pegó el salto tecnológico y emprendió la colonización de Marte. La historia sigue el viaje del ingeniero Leonid, quien llega al ‘planeta rojo’ y se sumerge en la sociedad marciana, que difiere significativamente de la que continúa en la Tierra.

La civilización humana en Marte alcanzó un estadio sin división de clases, donde todos sus miembros contribuyen según su capacidad, y reciben según necesiten; un sistema de características propias como ser, la economía planificada, el unipartidismo y la férrea dirección de las relaciones interplanetarias, lo que en la actualidad podemos interpretar como socialismo en la más exorbitante fase.

De forma intrínseca, Bogdánov reflexiona sobre la naturaleza de los humanos y el progreso social, y expone la forma -idealista- en que el socialismo puede transformar las relaciones y crear un mundo sin abusos de las clases dominantes, a priori más justo y equitativo, sin la odiosa brecha económica.

A través de Leonid, el lector atestigua una civilización humana harta de innovaciones con repercusión en el transporte, la generación y suministro de energía (ya trata, por ejemplo, la idea de sustituir los combustibles fósiles por fuentes renovables) y las comunicaciones, y con una medicina tan avanzada que las enfermedades graves son de extrema rareza y la longevidad moneda corriente, con novedosos procedimientos quirúrgicos y de diagnóstico.

Estrella Roja gozó de popularidad luego de plasmarse la Revolución Rusa y con la llegada de las generaciones soviéticas que vivieron los insistentes intentos de la URSS por desarrollarse como potencia mundial (la afamada carrera armamentista y espacial).

A Bogdánov se le reconoce explotar ideas hasta exageradas para su contexto, de ahí su importancia para la literatura universal. Estrella Roja permeó en menor o mayor medida en grandes novelas posteriores como Marte Rojo (1992) de Kim Stanley Robinson, Los Desposeídos (1974) de Ursula K. Le Guin, el Hombre de Marte (1946) de Stanislaw Lem y hasta hay quien asegura que el mismísimo Isaac Asimov se vio influenciado para la serie de la Fundación (1961-1993).

TRÁGICO FINAL

Después de la revolución, Bogdánov se centró en el trabajo en biología y medicina. En 1926 encabezó el primer instituto en el mundo de transfusión de sangre, lo que terminó en su trágico y evitable final.

Bogdánov falleció el 7 de abril de 1928 a raíz de una infección que contrajo tras un fallido experimento médico con transfusiones de sangre (dicen que recibió volúmenes de diferentes jóvenes en un intento de dar pie a su teoría del ‘colectivismo fisiológico’), lo que generó interés y debate a lo largo del tiempo (terminó como ejemplo en las grandes universidades).

Aunque su obra literaria y científica sigue siendo relevante, aquel experimento final y su resultado fatal marcaron su legado.

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Bolardos en San Lorenzo: protección para ciclistas, dolor de cabeza para automovilistas

San Lorenzo fue escenario de llamativos percances automovilísticos semanas atrás, específicamente en la avenida Victorio Curiel, donde los protagonistas no fueron precisamente los conductores, sino unos bloques de cemento conocidos como “bolardos”, colocados para dividir la bicisenda, pero ¿para qué realmente sirven?

Imprudencia, falta de atención y alta velocidad, los factores que, sobre esta avenida situada en Capilla del Monte causaron los reiterados accidentes donde los bolardos provocaron graves daños materiales.

Los bolardos se encuadran dentro del mobiliario urbano, y son los elementos que sirven para realizar delimitaciones de espacios, ya sean fijos o temporales. Muy útiles para limitar el acceso de vehículos y que los conductores sepan cuando se están aproximando a algo con lo cual, si colisionan, podrían generar accidentes.

Accidente con bolardos en Vittorio Curiel.Accidente con bolardos en Vittorio Curiel.

La Arq. Evelyn Madelaire de la Municipalidad de San Lorenzo explicó que estos delineadores tubulares, bolardos, fueron instalados en esa avenida para lograr una mayor seguridad vial, a fin de que los conductores puedan captar los obstáculos que tienen para circular, en este caso, una bicisenda.

“Los bolardos por definición son elementos que cumplen dos objetivos, en primer lugar, segregar, es decir, dividir lo que es el tránsito vehicular de la bicisenda. Y en segunda instancia, proteger, dar seguridad a los usuarios en mayor situación de vulnerabilidad, en este caso, el ciclista”, expresó durante una entrevista en el canal GEN/Nación Media.

Bolardos de cemento. Foto: Nación MediaBolardos de cemento. Foto: Nación Media

Vittorio Curiel es una avenida urbana que pasa por una zona residencial y una mixta, no es una autopista. La arquitecta indicó que, en ese trayecto, los vehículos circulaban a 80 km/h e incluso más, cuando deberían ir a 40km/h. Ante esto, se colocaron los bolardos.

Sin embargo, la alta velocidad todavía juega una mala pasada a los conductores que circulan por esa zona.

Apenas días después de que se colocaran estas barreras de cemento, dos automóviles atropellaron y destruyeron, no solo sus vehículos, sino también los bolardos hechos de hormigón. Uno circulaba a alta velocidad, el otro intentó adelantarse.

Cabe recordar que, la avenida Vittorio Curiel no es precisamente un trayecto en el que se pueda circular en doble fila, por lo que, insisten en respetar los límites de velocidad permitidos.

Sobre Vittorio Curiel no se puede circular en doble fila. Foto: Nación MediaSobre Vittorio Curiel no se puede circular en doble fila. Foto: Nación Media

¿Cumple o no cumple su función?, estamos viendo que sí cumple su función. Lamentablemente, para ciertos automovilistas, con perjuicio material. Cumple la función de proteger, nosotros no inventamos, no son precisamente necesarios para hacer funcionar una bicisenda, pero se usa”, finalizó Madelaire.

La Municipalidad de San Lorenzo está trabajando en un plan de educación y seguridad vial para que la ciudadanía pueda entender la funcionalidad de los bolardos. Así se buscará evitar que más conductores tengan que lamentar el perjuicio inmenso a sus rodados.