La minería ilegal y los abusos crecen en tierras indígenas de Brasil

La extracción ilegal de oro alcanzó un nivel récord el año pasado en la reserva indígena yanomami, la mayor de Brasil, según un informe publicado el lunes, que incluye relatos descarnados de abusos por parte de los mineros, incluida la extorsión sexual de mujeres y niñas. 


Fuente: AFP

El área marcada como “garimpo”, o minería ilegal de oro, en la reserva yanomami en la selva amazónica aumentó un 46% en 2021, a 3.272 hectáreas, el mayor incremento anual desde que comenzó el monitoreo en 2018, según el informe de la Asociación Hutukara Yanomami (HAY), una ONG indígena.

“Este es el peor momento de invasiones desde que se estableció la reserva hace 30 años”, dijo el grupo de derechos indígenas, en un informe basado en imágenes satelitales y entrevistas con los habitantes.

“Además de deforestar nuestras tierras y destruir nuestras aguas, la extracción ilegal de oro y de casiterita (un ingrediente clave del estaño) en el territorio yanomami ha provocado una explosión de malaria y otras enfermedades infecciosas (…) y una aterradora oleada de violencia contra los pueblos indígenas”, agregó el informe.

El ministerio brasileño de Medio Ambiente y la Funai, organismo oficial a cargo de asuntos indígenas subordinado a Justicia, no respondieron de inmediato a solicitudes de comentarios.

La minería ilegal se ha disparado en la Amazonía a la par con el aumento de los precios del oro en los últimos años.

La minería destruyó un récord de 125 kilómetros cuadrados de la Amazonía brasileña el año pasado, según cifras oficiales.

Los mineros ilegales con vínculos con el crimen organizado están acusados de numerosos abusos en las comunidades indígenas, incluido el envenenamiento de los ríos con el mercurio que se usa para separar el oro de los sedimentos y, en ocasiones, ataques mortales contra los residentes.

El informe fue publicado en momentos en que el presidente de ultraderecha, Jair Bolsonaro, impulsa en el Congreso un proyecto para legalizar la minería en tierras ancestrales, lo que genera protestas de grupos indígenas y ambientalistas.

Los yanomami, uno de los grupos indígenas más icónicos de la Amazonía que habita en los estados brasileños de Amazonas y Roraima (región norte) y también en Venezuela, relataron una desgarradora serie de abusos.

Denunciaron casos de mineros que les daban alcohol y drogas y luego abusaban sexualmente y violaban a mujeres y niñas. Dijeron también que a menudo los mineros exigían sexo a cambio de comida.

Según los informes, un minero exigió un “matrimonio” pactado con una adolescente a cambio de “mercancías” que nunca entregó.

“Las mujeres indígenas ven a los mineros como una terrible amenaza”, dijo HAY, condenando “un clima de terror y miedo permanente”.

La reserva yanomami se extiende por 9,7 millones de hectáreas en el norte de Brasil, con alrededor de 29.000 habitantes, incluidos los yanomami, los ye’kwana y seis grupos aislados que casi no tienen contacto con el mundo exterior.

Biden dice que el derrocado presidente sirio Asad “debería rendir cuentas”

El presidente estadounidense, Joe Biden, dijo el domingo que el derrocado líder sirio Bashar al Asad debería “rendir cuentas” y calificó la situación del país como una “oportunidad histórica” para reconstruir Siria.

En la primera reacción estadounidense al derrocamiento de Asad por una coalición de grupos rebeldes liderada por islamistas, Biden también advirtió que Washington “seguirá vigilante” contra el surgimiento de grupos terroristas y anunció que fuerzas estadounidenses realizaron ataques contra el grupo Estado Islámico (EI).

“La caída del régimen es un acto fundamental de justicia”, dijo Biden desde la Casa Blanca. “Es un momento de oportunidad histórica para el sufrido pueblo de Siria”, agregó.

Biden, que el 20 de enero dará paso al regreso al poder del republicano Donald Trump, aseguró que Washington ayudará a los sirios en la reconstrucción y que “Asad debería rendir cuentas”.

“Nos comprometeremos con todos los grupos sirios (...) para establecer una transición desde el régimen de Asad hacia una” Siria “independiente y soberana con una nueva Constitución”, dijo.

Sin embargo, Biden advirtió que los grupos islamistas que componen la alianza rebelde en Siria estarán bajo escrutinio.

“Algunos de los grupos rebeldes que derrocaron a Asad tienen su propio historial sombrío de terrorismo y abusos contra los derechos humanos”, apuntó Biden.

Agregó que Washington “tiene claro” que ese grupo extremista “intentará aprovechar cualquier vacío para restablecerse” en Siria.

“No permitiremos que eso suceda”, zanjó, al tiempo que añadió que fuerzas estadounidenses realizaron ataques contra EI dentro de Siria.

Se efectuaron ataques contra “más de 75 objetivos utilizando múltiples activos de la Fuerza Aérea, incluidos aviones B-52, F-15 y A-10″, precisó el Comando Central estadounidense en redes sociales.

Por su parte, el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken se hizo eco del optimismo de Biden al afirmar que “tras 14 años de conflicto, el pueblo sirio al fin tiene motivos para la esperanza”.

“Apoyaremos los esfuerzos internacionales dirigidos a hacer responsables al régimen de Asad y sus socios por las atrocidades y la violencia contra el pueblo sirio, en especial por el uso de armas químicas y la detención injusta de civiles”, agregó en un comunicado.

Fuente: AFP

Sirios celebran la caída de Bashar al Asad que se refugió en Rusia

Multitudes de sirios celebraron el domingo la caída del presidente, Bashar al Asad, derrocado por una fulgurante ofensiva de grupos rebeldes liderados por islamistas que puso fin a más de medio siglo de gobierno de la dinastía fundada por Hafez al Asad.

por Maher AL MOUNES con Laure AL KHOURY en Beirut

Al Asad, quien dirigió Siria con puño de hierro desde su llegada al poder hace 24 años, dimitió y abandonó el país, afirmó Rusia, su principal aliado, que le concedió asilo, reportaron las agencias TASS y Ria Novosti.

Decenas de personas irrumpieron en su lujosa residencia en Damasco, la capital. La casa del mandatario alauita, quien sucedió a su padre Hafez al Asad que gobernó el país de 1971 a 2000, también fue saqueada.

“Vine por venganza, nos oprimieron de una forma inconcebible”, relató Abu Omar, un sirio de 44 años. “Hoy ya no tengo miedo”.

Una sala de recepción del palacio presidencial, situado en otro barrio, fue incendiada, al igual que edificios de entes de seguridad, según periodistas de AFP y el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), una oenegé con sede en Reino Unido que monitorea el conflicto.

La alianza rebelde liderada por los islamistas de Hayat Tahrir al Sham (HTS) decretó “toque de queda en Damasco desde las 16H00 (13H00 GMT) hasta las 05H00 (02H00 GMT) del lunes”.

El anuncio se produjo horas después de su entrada en la capital siria, tras una fulgurante ofensiva lanzada desde la provincia de Idlib, en el noroeste del país, el 27 de noviembre.

Al menos 910 personas, entre ellas 138 civiles, murieron desde el inicio de la ofensiva, indicó el OSDH.

La violencia también desplazó a 370.000 personas, según la ONU, en un país que sufrió una sangrienta guerra civil provocada por la represión de masivas manifestaciones prodemocracia en 2011.

- “¡Siria es nuestra!” -

El líder islamista de la coalición rebelde, Abu Mohamed al Jolani, llegó el domingo a Damasco y se dirigió a la célebre mezquita de los Omeyas donde pronunció un discurso.

Videos que circulan en los medios muestran que fue recibido por una multitud entre gritos de “Allah Akbar” (Dios es grande).

Decenas de personas salieron a las calles, según imágenes de AFPTV, para celebrar la caída del gobierno. Imágenes mostraron personas pisoteando estatuas de Hafez al Asad.

“¡Siria es nuestra, no es de la familia Asad!”, gritaron combatientes en las calles de Damasco. En la plaza de los Omeyas, se podía escuchar disparos como señal de alegría.

Habitantes relataron cómo algunos soldados del ejército sirio se deshicieron de sus uniformes al abandonar el cuartel general situado en la plaza.

“Después de 50 años de opresión bajo el gobernante partido Baaz, y 13 años de crímenes, tiranía y desplazamiento [desde el comienzo del levantamiento en 2011] anunciamos hoy el fin de esta era oscura y el comienzo de una nueva era para Siria”, afirmaron los rebeldes.

En la televisión pública, la coalición, que tachó a Al Asad de “tirano”, dijo que liberó a todos los prisioneros “detenidos injustamente”.

La caída del gobierno abre un periodo de incertidumbre en Siria, fragmentada por una guerra civil que mató a casi medio millón de personas desde 2011. El conflicto dividió al país en zonas de influencia, con fuerzas beligerantes apoyadas por potencias extranjeras.

- Asad “debería rendir cuentas” -

El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, celebró el fin del “régimen dictatorial” de Siria.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, calificó la caída de Al Asad como una “oportunidad histórica” y afirmó que el dirigente “debería rendir cuentas”.

Washington tiene cerca de 900 soldados en el país como parte de la coalición internacional que se creó en 2014 para ayudar a combatir al grupo yihadista Estado Islámico.

Francia y Alemania celebraron la caída de Bashar al Asad, pero instaron también a rechazar “toda forma de extremismo”.

Hay que evitar que Siria “caiga en el caos”, advirtió Catar. Arabia Saudita, a su vez, pidió proteger al país del “caos y la división”.

Turquía, muy influyente en Siria donde respalda algunos grupos rebeldes, pidió una “transición” pacífica en el país y afirmó estar en contacto con los rebeldes para garantizar la seguridad.

La jefa de la diplomacia de la Unión Europea, Kaja Kallas, afirmó que la caída del gobierno es “positiva” y muestra “la debilidad” de algunos de sus apoyos, Rusia e Irán.

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, calificó el derrocamiento de Al Asad como un “día histórico” y describió al mandatario como un “eslabón central” del “eje del mal” dirigido por Teherán.

El dirigente ordenó a su ejército “tomar” una zona de distensión desmilitarizada en los Altos del Golán, un territorio sirio ocupado y anexado por Israel. El Estado hebreo no permitirá que “ninguna fuerza hostil” se establezca en la frontera, dijo.

© Agence France-Presse

Los rebeldes sirios entran en Damasco y anuncian el fin del régimen de Asad

Las tropas rebeldes lideradas por islamistas radicales anunciaron este domingo en la televisión siria la caída del presidente Bashar al Asad y la “liberación” de la capital Damasco, tras una ofensiva relámpago que puso fin a más de cinco décadas de régimen de la misma familia.

Fuente: AFP

Decenas de personas se manifestaron en el centro de Damasco para celebrar la caída del régimen, según imágenes de AFPTV, y se vieron imágenes de personas pisoteando una estatua de Hafez, el padre de Bashar.

En la plaza de los Omeyas, el ruido de los disparos como señal de alegría se mezclaba con los gritos de “Allahu Akbar” (“Dios es el más grande”).

“Esperábamos este día desde hacía mucho tiempo”, dijo Amer Batha por teléfono a AFP desde la plaza. “No puedo creer que esté viviendo este momento”, expresó entre lágrimas de alegría.

En la televisión pública, los rebeldes anunciaron la caída del “tirano” Bashar al Asad y la “liberación” de Damasco.

En su declaración, dijeron haber liberado a todos los prisioneros “detenidos injustamente” y pidieron salvaguardar la propiedad del Estado sirio “libre”.

Tambén anunciaron en Telegram “la huida” del presidente.

“Asad salió de Siria a través del Aeropuerto Internacional de Damasco antes de que los miembros de las fuerzas armadas y de seguridad abandonaran” el lugar, dijo a la AFP el director de lo oenegé Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), Rami Abdel Rahman.

AFP no pudo confirmar de fuente oficial el paradero del presidente, que gobernó Siria con mano de hierro durante veinticuatro años.

En 2011 la violenta represión de manifestaciones prodemocráticas desencadenó una guerra civil, una de las más violentas del siglo XXI.

“Los extraordinarios acontecimientos” en curso en Siria, están siendo seguidos “con atención” por el presidente estadounidense, Joe Biden, indicó la Casa Blanca.

- Fin de una “era oscura” -

Desde el inicio de su ofensiva, el 27 de noviembre en el noroeste de Siria, los rebeldes conquistaron rápidamente varias ciudades con el objetivo de llegar a Damasco y derrocar al presidente.

También pidieron a los sirios desplazados en el extranjero por el conflicto que vuelvan a una Siria “libre”.

La guerra ha dejado medio millón de muertos desde 2011 y ha dividido al país en zonas de influencia, con fuerzas beligerantes apoyadas por potencias extranjeras.

En un video publicado en su cuenta de Facebook, el primer ministro sirio, Mohamed Al Jalali, dijo estar dispuesto a cooperar con cualquier nuevo “liderazgo” elegido por el pueblo, especificando que estaría el domingo en sus oficinas en la sede del gobierno para cualquier proceso de “transferencia” de poder.

“Después de 50 años de opresión bajo el gobernante partido Baaz, y 13 años de crímenes, tiranía y desplazamiento [desde el comienzo del levantamiento en 2011] anunciamos hoy el fin de esta era oscura y el comienzo de una nueva era para Siria”, afirmaron los rebeldes.

El líder del grupo islamista radical Hayat Tahrir al Sham (HTS), Abu Mohammad al Jolani, que dirige la coalición rebelde apoyada por Turquía, pidió a sus combatientes que no se acerquen a las instituciones públicas y aseguró que que permanecen bajo la autoridad del primer ministro hasta el “traspaso oficial” del poder.

El Hezbolá libanés, un apoyo clave del régimen de Bashar al Asad, retiró sus fuerzas de las afueras de Damasco y de la región de Homs, en el oeste, dijo a AFP una fuente cercana al movimiento.

- Avance espectacular -

La coalición de grupos rebeldes liderada por HTS, un grupo que estuvo relacionado con Al Qaeda, logró un avance espectacular en tan solo diez días, tomando las ciudades de Alepo, Hama y Homs hasta su entrada en Damasco el domingo.

La ofensiva arrancó el 27 de noviembre desde la provincia de Idlib, bastión de HTS en el noroeste de Siria, a pesar de los ataques aéreos de Rusia, aliada del régimen, y de las operaciones terrestres.

Las tropas gubernamentales habían perdido el control de la ciudad de Daraa, cuna del levantamiento de 2011 y situada al sur de la capital, cerca de la frontera con Jordania, ahora en manos de grupos locales.

En el este, las fuerzas gubernamentales se habían retirado de los territorios que controlaban en la de Deir Ezzor, donde ahora están desplegadas las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF), dominadas por los kurdos.