Memorias de un opositor a las tiranías, a 35 años de su exilio forzado

El 30 de abril de 1982, los policías stronistas sacaron a Roa Bastos de la casa donde se hospedaba durante una visita a Asunción y, sin permitirle llevar dinero, documentación o efectos personales, le trasladaron en un vehículo policial hasta la ciudad argentina de Clorinda, próxima a la capital paraguaya.

Figura cumbre de la literatura de Paraguay, país que este año conmemora el centenario de su nacimiento, Augusto Roa Bastos fue un firme opositor a las dictaduras y sus críticas forzaron su expulsión del país por el régimen de Alfredo Stroessner, de la que hoy se cumplen 35 años.

No era su primer exilio. En 1947, acosado por la guerra civil en Paraguay y tras haber rechazado la dictadura del general Higinio Morínigo (1940-1948) desde las páginas del diario vespertino “El País”, el escritor huyó a Argentina.

“Desde el diario criticaba a la dictadura de Morínigo y al sector fascista del Partido Colorado, que se inspiraba en Benito Mussolini.

Roa exigía la apertura democrática, la legalización de partidos y sindicatos, el camino a unas elecciones libres, y que los militares volvieran a los cuarteles”, explicó a Efe el periodista Antonio Pecci, autor del libro “Roa Bastos: vida, obra y pensamiento”.

Pecci expresó que, desde el exilio, Roa Bastos vio con esperanzas la llegada al poder de Stroessner (1954-1989), e incluso le dedicó un poema en el que le comparaba con el gobernante argentino Juan Domingo Perón, y exaltaba la integración entre ambos países.

Sin embargo, decepcionado al comprobar el autoritarismo del régimen, Roa mantuvo después una postura crítica a través de sus colaboraciones con el diario argentino “Clarín” y el semanario uruguayo “Marcha”, aunque lo hacía “en un tono mesurado”, según Pecci.

De Argentina le sacó otra dictadura: la que se inició en 1976 con el golpe de Estado del general Jorge Rafael Videla, que provocó que Roa abandonara el país, aprovechando una invitación de la universidad de Toulouse (Francia).

En 1982, Roa, establecido en Francia, viajó a Paraguay para inscribir a su hijo Francisco, y se quedó en Asunción durante varias semanas, en las que impartió charlas y participó en la vida cultural de la ciudad.

La prensa registró sus actividades, y sus apariciones en las páginas de los periódicos molestaron a Stroessner, que sintió que la presencia del escritor competía con el culto a su personalidad.

“Cuentan que Stroessner, cuando estaba hojeando el periódico y vio a Roa, comentó fastidiado: “¿Y este ‘bolche’ todavía continúa aquí?”. E inmediatamente sus colaboradores se pusieron en marcha para buscar a Roa”, relató Pecci.

Es expulsado entonces de Paraguay, una medida que marcó a Roa Bastos, que a partir de entonces emprendió “una cruzada para desvelar el carácter represivo, autoritario y violador de los derechos humanos de la dictadura stronista”, que hasta ese momento había sido “un régimen opaco” para la comunidad internacional, dijo Pecci.

De hecho, durante varios años Roa Bastos no publicó ninguna novela, se dedicó a escribir artículos políticos de denuncia y en 1987 organizó en Madrid unas jornadas con exiliados paraguayos para reflexionar sobre la salida democrática al régimen.

Pecci agregó que Roa Bastos estaba muy preocupado porque el final del régimen fuera violento, como había sucedido en 1947 con la guerra civil en Paraguay, y por eso llamaba a la Iglesia y al ejército como sectores clave para abrir la transición a la democracia en el país.

Pero no fue hasta 1989, con el derrocamiento de Stroessner en un golpe de Estado, cuando Roa Bastos pudo regresar a Paraguay y se estableció de forma definitiva en 1996.

A partir de entonces, la militancia política de Roa Bastos se dirigió hacia ámbitos como la igualdad entre hombres y mujeres, la ecología o los derechos de los pueblos indígenas, quienes “vagan como almas en pena por sus antiguos territorios”, según escribió.

Sus críticas al autoritarismo en el poder se mantuvieron a lo largo de toda su vida, y se plasmaron en su obra literaria a través de novelas como “Yo, el Supremo”, dedicada a Gaspar Rodríguez de Francia, dictador de Paraguay entre 1814 y 1840, pero también en obras como “Hijo de hombre” o “El fiscal”, recordó Pecci.

Resaltó además que el escritor nunca fue un “bolchevique ultramoscovita”, como le había calificado Stroessner, y nunca militó en ningún partido, salvo en la defensa de los derechos humanos, como él mismo declaró.

El pasado diciembre el Congreso paraguayo declaró el 2017 como el “Año del Centenario de Augusto Roa Bastos”(1917-2005).

Gringo, rencoroso y con muchos enemigos “Evidentemente lo entregaron”

Para la Policía de Amambay, el narcotraficante Clemencio “Gringo” González, evidentemente fue entregado por alguien de su entorno. Lo describen como una persona rencorosa y peligrosa para sus adversarios. Se manejaba la información de que atacaría él o que él terminaría muerto, como sucedió.

El capo de la mafia, Clemencio “Gringo” González tenía ciertos roces y amenazas de sus enemigos, según datos manejados por la Dirección de la Policía de Amambay.

El año pasado asesinaron a su hijo y se tenía la hipótesis de que iba a cobrarle a la gente que lo ultimó. Además, a otros de sus adversarios.

“No dejaba de ser una persona peligrosa para sus adversarios, para nosotros, en algún momento esto iba a suceder. Ayer al mediodía, los adversarios de Gringo pudieron hallar primero ellos a él que él a ellos”, comentó el Crio. Ignacio Muñoz.

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Lo describió como una persona sigilosa, que no se olvida de nada, que guarda mucho rencor y que se encarga de sus rivales por su propia cuenta, no a través de terceros.

Además, era un hombre que andaba sin guardaespaldas ni escoltas, y se limitaba a tener un secretario al que, en ocasiones, utilizaba como chofer.

“Se guarecía en el lugar donde creyó que nadie le iba a entregar, ayer ocurrió que alguien le entregó, es evidente, imposible que le hayan encontrado ahí. Tiene que ser una persona muy allegada a él, la información fue certera”, detalló el jefe policial, en un contacto con la 730 AM.

Los antecedentes de sicariatos de narcotraficantes indican que, incluso en las residencias más seguras, aunque este no es el caso, los homicidios se producen por alguna filtración de alguien cercano.

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Paraguayo es detenido en Brasil por transportar dos fusiles ocultos en su vehículo

EL procedimiento se llevó a cabo en la cabecera del puente de la Amistad, lado brasilero. El conductor quedó detenido, posteriormente, fue trasladado junto con las evidencias a la sede de la Policía Federal en Foz de Iguazú.

Un joven paraguayo fue descubierto en la aduana brasileña cuando llevaba de nuestro país dos fusiles. El hombre y las evidencias fueron trasladados la Policía Federal para las diligencias correspondientes.

Se trata de Juan José Armoa (30), quien se desplazaba a bordo de un automóvil de la marca Toyota Premio, chapa WCEZ 518, cuando cruzó el puente de la Amistad desde Paraguay, ayer en horas de la tarde.

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El reporte señala que en la zona aduanera, Armoa fue abordado por funcionarios de la Receita Federal y los agentes de la Fuerza Nacional, quienes durante la inspección de rutina descubrieron que el rodado tenía un compartimiento oculto en el cual llevaba dos fusiles calibre 5.56.

En consecuencia, el conductor quedó detenido, posteriormente, fue trasladado junto con las evidencias a la sede de la Policía Federal en Foz de Iguazú, Brasil.

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Yacyretá pagó reparación de avioneta que Gobierno anterior dejó en Brasil, informan

Desde el Ministerio de Defensa informaron la versión oficial de lo acontecido con la avioneta y el helicóptero de la Presidencia. Los antecedentes del caso se remontan a la administración de Mario Abdo Benítez.

En las últimas horas corrió el rumor de que los fondos del programa Che Tapýi, una cooperación de Taiwán para viviendas destinadas a comunidades indígenas, fueron utilizados para pagar la reparación de avionetas presidenciales.

Sin embargo, el ministro de Defensa, Óscar González, explicó esta mañana que esos recursos no se tocaron y relató la historia desde sus inicios.

“No hubo tal cosa y mucho menos que se hayan tocado los fondos del programa destinado a la construcción de viviendas”, aseguró el secretario de Estado, en un contacto con la emisora 730 AM.

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El avión Cessna y el helicóptero Bell se encontraban depositados en una empresa de San Paulo, Brasil para su mantenimiento desde la administración anterior, la cual, se había comprometido al pago, sin embargo, no cumplió con el desembolso.

A partir de allí, hubo un urgimiento para el pago. En ese momento, según el ministro, “se pensó en esos fondos (programa Che Tapýi) provisoriamente, pero después se encontró el mecanismo financiero, se solucionó eso y no se necesitó recurrir a esos fondos”.

La salida encontrada fue la Entidad Binacional Yacyretá, a la que la Fuerza Aérea presta ciertos servicios, por lo que, sin necesidad de ningún pedido especial, finalmente fue la que saldó la cuenta dejada por el Gobierno anterior.

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