Vivir en el refugio: un día con quienes están luchando contra la precariedad

El río Paraguay registra una de las mayores crecidas de su historia y desplazó a unas 65 mil familias en todo el país. Una parte de la realidad de los refugiados que viven día a día superando los conflictos internos propios y el prejuicio que desde afuera, soñando con una solución definitiva.

POR ALDO BENÍTEZ, aldo.benitez@gruponacion.com.py

FOTOS: FERNANDO RIVEROS

Sandra Alfonso busca una carpa negra que le sirva para usar como un improvisado techo para la gente que acudirá al velorio. Dos vecinos, mientras, montan una estructura de madera que pueda sostener la carpa. Es un miércoles lluvioso y en el corazón del refugio del Regimiento de Infantería 14 (RI 14), unos pocos vecinos esperan el cuerpo de Faustina Martínez. Falleció como consecuencia de un cáncer galopante. Tenía 55 años.

Uno de los hijos de Faustina no está de acuerdo con esta idea. Está enojado y visiblemente alterado. Después de discutir con todos en el lugar, finalmente accede. Pero antes le tuvieron que amenazar con la presencia de los militares del regimiento. El cuerpo de Faustina, tapada con una sábana amarillenta, llega cerca de las 11:00 en una ambulancia. La bajan en una camilla, ya que su familia no tenía para comprar un cajón fúnebre. Horas después se consigue el féretro gracias a una organización que trabaja en el refugio.

“Acá es así, tenemos que ayudarnos entre todos en lo que podemos y como podemos. Tratar de apaciguar cuando hay estos episodios. Es nuestro día a día”, dice Sandra Alfonso, la coordinadora de este sector del refugio.

Un joven disfruta de su tereré sin hielo y escucha música. Parece estar muy ajeno al drama que se tiene de este lado del pasillo. Unos metros más adelante otra vecina, con la camiseta de la selección paraguaya puesta, prepara su comida al brasero. Un perro blanco, carcomido por la sarna, busca comida en los restos de basura que se junta entre las casas.

El día a día en este refugio que alberga a unas 600 familias implica una serie de cuestiones, desde lo urgente hasta lo básico, sin dejar de mencionar lo necesario: Una verdadera política de Estado para ponerle fin a esta situación.

LA NIÑEZ, A PESAR DE LOS PESARES

Si bien el hacinamiento es un problema, hay otros lugares en peores condiciones porque cada vez llegan más familias. Cuando llueve, como este miércoles, se forman grandes charcos y el barro es el denominador común en toda la zona. También el desagüe de los baños móviles resulta algo necesario que se tiene que hacer casi a diario.

Quienes no le hacen drama al barro ni a los baños son los niños y niñas. Un grupo de ellos juega al trompo, un juego que parecía ya haberse extinguido, pero encuentra en estos tres pequeños la manera de ser un entretenimiento importante.

Del otro lado, un par de niños y niñas corren jugando al tuka’ê kañy entre las casas y los baños químicos que se colocan cada 15 o 20 metros, calculándose uno por cada 5 casitas, más o menos. Los más pequeños encuentran la manera alegre y divertida, desde la inocencia, de sobrellevar la difícil situación que les toca vivir.

Para los adultos, sin embargo, la cuestión es encontrar la manera de pasar el día con la alimentación, los gastos y de pelear por sacarse encima el rótulo de ser un “refugiado”. Una parte importante de los padres de familia se dedica a la venta callejera, a la recolección de objetos o al reciclaje. Esta gente va por el sustento familiar de acuerdo a lo que encuentran en sus recorridos diarios. Es la subsistencia diaria.

Hay otro grupo que sí tiene un empleo y depende de un sueldo mensual. A esta gente se le permite, por ejemplo, tener una libreta en las despensas que se abrieron dentro del refugio. El pago es por lo general algo seguro, por lo tanto, la libreta sirve y salva por estos lares.

La escuela se volvió también una cuestión que tiene sus complicaciones en estas condiciones. Si bien no quedan lejos de los refugios, hay instituciones educativas que tuvieron que cerrar sus puertas e ir a lugares más altos por culpa del agua. Es el caso, por ejemplo, de la escuela Sotero Colmán del bañado Tacumbú, que tuvo que cerrar por la inundación. Se instaló de manera provisoria en la zona del Club Puerto Sajonia.

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Con la histórica subida del río Paraguay, la situación de los desplazados derivó en algo sin precedentes en las últimas décadas en Asunción: casi 15.000 familias fueron desplazadas de diferentes barrios ribereños (Bañado, Tacumbú, Sajonia, Chacarita) según datos de la municipalidad local. Esto hizo que los 118 albergues o refugios transitorios habilitados queden, en muchos casos, colapsados por tanta gente.

En todo el país, la cuestión es más complicada. Según datos de la Secretaría de Emergencia Nacional (SEN), hay unas 65.000 familias afectadas por las aguas en 14 de los 17 departamentos que tiene el país. Se trata de una de las peores situaciones que registra el Paraguay en su historia reciente.

LAS MUJERES MANDAN

En RI 14, el liderazgo tiene voz femenina. Los siete sectores del refugio tienen coordinadoras y vicecoordinadoras. Ellas llevan la difícil misión de atender lo que pasa en cada sector, agruparlos, trabajar para buscar soluciones comunitarias así como también soluciones individuales.

Tal es el caso de la familia de Faustina Martínez, cuyo cuerpo llegó sin cajón, pero gracias a las gestiones de las coordinadoras se pudo conseguir un cajón fúnebre. Este tipo de situaciones son constantes en esta comunidad.

“Es una lucha constante por todo lo que implica. Por lo menos, el tema de seguridad es tranquilo. Acá tenemos un trato con los militares y los pobladores saben que no se jode”, dice Lidia Pereira, una de las coordinadoras del sector.

El refugio de RI 14 se habilitó en noviembre del 2018 cuando unas pocas familias empezaron a ser ubicadas. Son las mismas que generalmente, cada año, hacen este periplo de abandonar sus casas que quedan bajo agua en cierta época del año y van a los sitios alternativos de albergue.

Sin embargo, esta vuelta, la situación se volvió dramática, principalmente por la subida imparable del río, que obligó a movilizarse a gente de otros barrios que nunca antes tuvo que abandonar sus casas. Quienes están en este refugio empezaron a llegar desde mediados de marzo. Muchos están por primera vez en una situación así y aguardan con esperanza que esto pase rápido.

Lo que no pasa, al menos con la frecuencia suficiente por este refugio, es el recolector de basura. Por la cantidad de personas, estos albergues generan miles de residuos en forma diaria que deben retirarse. Si bien todos los días llega hasta el lugar el camión recolector, la realidad es que no lleva toda la basura generada. Hay montículos que se pueden ver en algunas esquinas, en los pasillos. Los niños y niñas juegan con estos restos.

Como todo lugar hacinado, los conflictos internos y la violencia están presentes. Pero la presencia de los militares rondando siempre el lugar, ya que se trata de un predio militar, hace que el trabajo de las propias coordinadoras se desarrolle en un ambiente más favorable para ellas.

Para Sandra Alfonso, lo difícil es generalmente hacer que los vecinos se ayuden entre todos, pero dice que, cuando hay una situación difícil, la gente entiende que es el momento de mostrarse solidaria. Sandra es consciente además del prejuicio que se tiene con respecto a las familias que viven en los refugios y dice que mucha gente no se pone en el lugar de los que están aquí para imaginarse al menos, sentir lo que se siente estar bajo estas carpas y amontonados.

“Mucha gente dice que aquí la gente quiere vivir así y eso no es verdad. Nosotros lo que siempre pedimos es una solución final a nuestro problema, para la gente que viene cada tanto. Pero ahora tenés gente que nunca tuvo que ir a los albergues y, sin embargo, hoy está acá también. Entonces, se trata de un problema más amplio, más grande”, expone Sandra.

Pero no solamente en la organización de los sectores las mujeres tienen aquí preponderancia. Gloria Alfonso y Eugenia Denis son dos trabajadoras de la Unidad de Salud Familiar (USF) que todos los días, planillas y bolígrafos a cuestas, recorren este refugio para tener datos actualizados de la situación de salud de los habitantes del RI 14.

CUIDAR A LOS QUE NECESITAN

“Ahora una cuestión que está afectando a muchos niños y niñas de los refugios es la cantidad de conjuntivitis que hay. Esto es, obviamente, por el ambiente que se tiene acá, de mucha suciedad, contaminación. Por supuesto que no es lo ideal, pero es como están”, explica la mujer.

“Tenemos muchos casos también de vómitos y diarreas, que también se da por las condiciones en las viven estas personas”, añade Denis.

Alfonso y Denis recorren desde hace tiempo en estos asentamientos provisorios. Conocen el manejo de la gente, las inquietudes y los problemas. Ambas son categóricas al afirmar que es imposible pensar en que no se desarrollen enfermedades en estas condiciones, ya que son lugares en donde las personas viven sin ningún tipo de elementos sanitarios, higiénicos o de control que pueda ayudarlos a tener una mejor calidad de vida.

“Muchas veces no tenemos médicos en la USF y entonces tenemos que ver la forma de trasladar al paciente al hospital más cercano”, dice Gloria Alfonso.

Los reportes diarios que hacen las profesionales son entregados al sistema de salud de la USF para así tener un reporte real de la situación. Estos informes se cruzan con los datos que maneja la Municipalidad de Asunción para tener una base de datos que sea la más actualizada posible.

El último informe de la municipalidad local indica, en ese sentido, que en los 118 refugios habilitados viven alrededor de 13.500 menores de 14 años y 778 mujeres embarazadas. Además, hay 1.000 adultos mayores y 1.100 personas con alguna discapacidad viviendo en estos albergues transitorios.

No pueden ser contabilizados, pero los mosquitos son alto motivo de preocupación para los habitantes de este refugio, ya que al caer la tarde se vuelven insoportables.

“Lo que podrían también vernos es el tema de la fumigación. Acá hay demasiados mosquitos y más que nada por los niños. Necesitamos que el Senepa haga eso, por lo menos una vez al día en las tardes”, dice Juan Carlos Vega, un poblador del Bañado que hace un mes llegó al refugio porque en su barrio ya todo quedó bajo agua.

Vega dice que el tema de la basura y de la fumigación son los dos únicos puntos que se pueden mencionar como algo a mejorar, pero que dentro de todo están bien. “Se vive como se puede, hermano. Pero dentro de lo que estamos pasando, estamos bien. Las casitas son buenas, nos llegan provistas, se trata de vivir en la normalidad”, dice Vega.

Hablar de normalidad parece no tener sentido en un refugio de 600 familias hacinadas y con el miedo de no saber si hay un proyecto definitivo para ellos.

A Faustina Martínez la están velando en su pequeña casa de madera y la carpa que armaron sus vecinos del refugio se mantuvo, a pesar de la protesta de uno de sus hijos, que sigue insultando desde el otro pasillo.

Unas vecinas se ponen de luto y se acercan para dar el pésame. Dos niños descalzos detienen su marcha y miran lo que ocurre. Una liviana lluvia acompaña los gritos y llantos de la familia.

Gloria Alfonso, mientras observa la escena y se prepara para seguir con sus anotaciones para la USF, dice: “Esto no es vida. Esto no es vivir para nadie”.

Donar sangre y motivar a otros: las “MUSAS” que inspiran a salvar vidas

La donación de sangre es, sin duda alguna, uno de los gestos más nobles y altruistas para salvar vidas. Bajo esta premisa nació “MUSAS”, un grupo de mujeres voluntarias que busca inspirar a otras personas a extender el brazo y a seguir el mismo ejemplo.

Por Robert Bourgoing (@robertb_py)

Donar sangre y, al mismo tiempo, motivar a otros a hacerlo. Esta es la idea que fue germinando hasta dar vida a “Mujeres Unidas en el Servicio y Acción Solidaria (MUSAS)”, una organización sin fines de lucro que cumplió 11 años de existencia.

Se trata de un grupo de mujeres que, tal y como lo cuenta una de sus integrantes, Cynthia Liseras, pasaron de ser donantes frecuentes a convertirse en promotoras de la donación voluntaria de sangre.

Todo inició años atrás cuando varias amigas se hicieron eco de un pedido desesperado de sangre para una persona que se encontraba internada y requería muchos volúmenes. En aquella oportunidad, se sensibilizaron con la causa y decidieron organizarse entre todas para hacer la donación voluntaria de forma conjunta.

Las mismas optaron por no detenerse allí y continuar con esta clase de iniciativas, dando el siguiente paso: llegar a la acción solidaria. “Entendimos que solo si nos organizábamos y nos instruíamos, podríamos hacer algo más trascendente”, señaló Liseras a HOY.

A partir de allí, MUSAS fue creciendo hasta llegar a lo que es hoy día, con más de 100 personas forman parte del grupo como voluntarios y donantes a la par, cada uno de los cuales tiene el compromiso de llevar a alguien más cada vez que organizan una colecta de sangre, a modo de ir extendiendo el alcance de la ayuda. “Al inicio éramos solo nosotras y luego se sumaron los esposos, hijos, familiares, amigos y vecinos”, mencionó.

Recientemente llevaron a cabo la colecta número 23, demostrando con ello que siguen con la misma convicción y entrega que cuando empezaron el proyecto hace unos años. A diferencia de aquel entonces, hoy son muchas más las voluntarias que extienden su mano solidaria para ayudar y -a la vez- sus brazos para donar sangre.

La pandemia de COVID-19, donde las restricciones y el distanciamiento social limitaron las interacciones, no fue motivo para frenar el ímpetu de estas mujeres solidarias, quienes continuaron con su noble labor haciendo de nexo con los donantes que tenían registrados en su base de datos.

MUSAS logró firmar un convenio con el Programa Nacional de sangre del Ministerio de Salud, a fin de realizar las colectas bajo la modalidad “extra muro” en las residencias particulares de las voluntarias. Como parte de este acuerdo, trabajan de cerca con el Centro Nacional de Servicios de Sangre (Censsa), que envía a sus profesionales para poder realizar la extracción, el procesamiento y la distribución de los volúmenes de sangre donados.

Anualmente, organizan dos colectas de sangre, aunque dependiendo de la necesidad pueden llegar a tres, inclusive. Además de Asunción y el Área Metropolitana, también promueven este tipo de iniciativas en otros puntos del interior del país, así como en empresas, instituciones educativas, clubes, hospitales, entre otros.

MUSAS también representa a Paraguay ante el Grupo Cooperativo IberoLatinoamericano de Medicina Transfucional (GCIAMT) como promotoras de la donación voluntaria de sangre, por lo que su noble labor trasciende fronteras hasta llegar a otros rincones.

Las voluntarias de MUSAS se organizan en equipos de trabajo durante las colectas de sangre y preparan una cálida acogida a los donantes, ofreciéndoles refrigerios, un lugar cómodo para descansar y prepararse, así como otros complementos adicionales que permiten hacer más agradable el acto de la donación.

Un punto clave es la fidelización de los donantes de sangre, afirma, lo cual implica el compromiso permanente de los que se acercan a donar la primera vez para seguir haciéndolo a futuro. Con ello, la premisa de salvar vidas va afianzándose e inspirando a nuevas “musas” para seguir el mismo ejemplo.

Donar es nuestro aporte a la sociedad para demostrar que unidas se puede lograr y que salvar vidas es un privilegio de la gente sana”, sentenció Liseras.

La inundación en Brasil, una imagen que duele y recuerda a históricas crecidas en Paraguay

El sur de Brasil atraviesa uno de los peores momentos de su historia, con una inundación sin precedentes, dejando cientos de fallecidos y desaparecidos. Imágenes muy parecidas también se vieron en Paraguay años atrás, sin llegar al mismo tenor del vecino país, pero también con pérdidas humanas y efectos devastadores.

Por Juan Riveros (@JuacitoRiveros)

Postales estremecedoras fueron vistas en los últimos días acerca de lo que sucede en varias ciudades de Río Grande do Sul, Brasil, donde miles de familias fueron desplazadas por una histórica inundación, la más grande en la era moderna. Además de las personas y animales fallecidos, hay todavía cientos de desaparecidos, que probablemente se encuentren ya sin vida.

La consecuencia principal de esta histórica inundación es la cantidad de lluvia que cayó en pocos días en dicha región, ocasionando el desborde del río Guaíba. Varias ciudades fueron totalmente rebasadas por el paso del agua.

¿Es posible un escenario similar en otras zonas e incluso nuestro país? Los expertos indican que es poco probable que Paraguay tenga una situación de la magnitud de Brasil. Sin embargo, todavía es reciente la memoria sobre lo sucedido en la ciudad de Limpio semanas atrás, donde barrios enteros quedaron bajo agua.

Las intensas lluvias registradas a finales de abril y el taponamiento del arroyo Damián, fueron la “mezcla perfecta” para que los barrios de la zona queden inundados. Caminos intransitables, familias desplazadas y problemas en el tránsito, fueron las postales dejadas por este hecho reciente.

En departamentos del sur del país, como Ñeembucú, Itapúa, Misiones y otros, también son frecuentes las inundaciones. Sin embargo, existen antecedentes históricos registrados en Paraguay con la problemática de la suba del agua y sus respectivas consecuencias.

Respecto a los datos históricos, la Dirección de Planificación y Evaluación de Documentación Histórica del Ministerio de Salud expone que grandes crecidas azotaron desde siempre al territorio nacional. Recién en la década del 70, las inundaciones se relacionaron a El Niño, fenómeno de calentamiento de las aguas del Océano Pacífico que provoca inundaciones cíclicas, cada 8 a 10 años, afectando principalmente las cuencas de los ríos Paraguay y Paraná, específicamente en las localidades de Bahía Negra, Concepción, Asunción, Alberdi, Pilar y Encarnación.

Como primer antecedente, se tiene registro de lo ocurrido entre los años 1547 y 1774, cuando los indios revelaron que las “inundaciones solían durar 4 meses y que eran seguidas de gran corrupción del aire por los muchos peces que las aguas dejaban en seco al retirarse y que hacía pudrir muy pronto la gran actividad del sol.”(sic).

Los registros dan cuenta también de inundaciones relacionadas al río Paraná en los años 1612, 1748, 1812, aunque sin datos suficientes como para reconstruir los valores de alturas y caudales.

Históricas inundaciones en Paraguay. Foto: Gentileza.Históricas inundaciones en Paraguay. Foto: Gentileza.

El informe presenta además una “extraordinaria crecida del río Paraguay, tan grande que poco faltó para que las aguas cubrieran por completo la cima de la roca llamada El Peñón, que se halla en el medio del río, un poco más arriba de la Villa Occidental (Villa Hayes). Este evento fue registrado por un juez de Paz de Limpio, quien tuvo la buena idea de señalar el punto culminante de la creciente con letras grabadas en la roca, con estos términos: “Creciente de 1833″.

Durante los años 1838, 1894 y 1905 también se dieron históricas inundaciones, esta última es conocida como “La crecida del siglo”. Este año se registró la mayor crecida en el mes de junio y alcanzó 8,80 m, según registros obrantes en la Estación Hidrométrica del Río Paraguay, en el Puerto de Asunción.

Las inundaciones estacionales de las riberas obligan residentes desplazados a buscar refugio temporal hasta que las aguas recuperen su nivel normal.

Años posteriores como 1909, 1914, 1940, 1953 y 1954, Asunción fue la víctima constante de las inundaciones, donde la zona mayormente afectada era la hoy conocida como “Chacarita”. Incluso los registros dan cuenta de que las estructuras del gobierno se veían en peligro ante el incesante paso del agua.

En 1966 en la ciudad de Pilar, el río volvió a castigar sin piedad a la población de Ñeembucú, superando los niveles críticos y dejando a miles de desplazados.

En cuanto a las inundaciones urbanas, en la década del 70 se dieron con mayor intensificación, donde nuevamente Asunción fue la más afectada en cuanto al nivel del agua y la cantidad de pobladores desplazados, sumados a los daños materiales.

En el norte del país, es recordada la inundación en Concepción y parte del Chaco en 1982, debido al exceso de agua en el Pantanal y a las lluvias anormalmente altas de febrero y marzo de ese año. Este eventó marcó el verdadero inicio de las lluvias del fenómeno de El Niño, que también se extendió a otras partes del país. Nuevamente la situación llegó a Pilar en 1983, que quedó bajo agua el 24 de marzo, considerándose como la peor inundación que se haya registrado en dicho lugar.

En la década del 90 e inicios del 2000, las mismas ciudades mencionadas eran las más afectadas. En el 2012, el Chaco paraguayo sufrió la peor de las inundaciones en toda su historia. Las constantes e intensas lluvias del mes de febrero y marzo, y el suelo árido y nada permeable ocasionaron que gran parte de la Región Occiental, desde Chaco’i hasta Mariscal Estigarribia y un poco más cerca de la frontera con Bolivia, el agua se acumulara.

A partir del 2015, se vieron graves inundaciones, sin llegar al nivel de “históricas” en ciudades como Pilar, Ayolas, Villa Florida, Encarnación, Asunción y localidades del Chaco. Estas situaciones fueron obligando a las autoridades a gestionar mecanismos de prevención, mejorando la infraestructura a través de muros de contención y franjas costeras.

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Duelo vs. Divorcio: cómo sobrellevar la ruptura y el torbellino emocional después del ‘adiós’

Una separación o un divorcio puede ser una de las experiencias más estresantes y dolorosas de la vida. Independientemente al motivo, o si era algo deseado o no, la ruptura de una relación puede poner el mundo de cabeza y desencadenar todo tipo de emociones difíciles e inquietantes.

Un divorcio o una separación es una situación difícil para la pareja que toma la decisión de terminar, más cuando ya estuvieron tantos años juntos y con hijos de por medio. En ese momento, enfrentan un proceso donde ambos tienen un mundo interno de torbellino emocional, una mezcla de rabia, frustración, odio, ansiedad y mucha incertidumbre sobre el futuro.

Sin embargo, hay ocasiones en las que, para algunos, el terminar una relación es lo mejor que pudieron hacer, incluso, es consensuado. En este caso el proceso de separación tiene otra forma de presentarse y es menos doloroso, ya que como hay divorcios que pueden generar tumultos, están los que generan una liberación.

“Es importante tener en cuenta también los motivos de un divorcio. No es lo mismo un divorcio por incompatibilidad de caracteres, que, por ejemplo, por infidelidad, o si hubo violencia y malos tratos. De este modo, según sea la causa de la ruptura, será el grado de estrés emocional que se viva”, explicó la psicóloga Paola Zapata en diálogo con HOY/Nación Media.

En ese contexto, la profesional indicó que se puede presentar en estos casos también como un duelo, ya que es el final de una etapa y es sinónimo de cambios y el principio de una nueva etapa. “El duelo es una reacción natural ante una pérdida y la separación o el divorcio de una relación amorosa involucra múltiples pérdidas”, apuntó.

En ese concepto, la profesional sostuvo que, permitirse sentir el dolor del duelo puede generar miedo, debido a que puede que las emociones sean demasiado intensas como para soportarlas, además del temor de quedar atrapado en un lugar oscuro para siempre. No obstante, resaltó la entrevistada, el duelo es esencial para el proceso de recuperación.

“El dolor del duelo es precisamente lo que ayuda a una persona dejar atrás la antigua relación y seguir adelante. Y por muy fuerte que sea el dolor, no durará para siempre”, afirmó.

Etapas del duelo

La primera etapa del duelo es la negación

Estar desganado y deprimido por una separación es normal, ya que esto hace sentir a la persona un poco frustrada por el tiempo invertido y por los planes que con esa persona no se pudieron cumplir. El o la afectada intentará negociar con la pareja para no llegar al divorcio.

La segunda etapa es el enojo

En esta fase la persona se siente con mucha rabia y enojo, es donde sobreanaliza sus errores, como también los de la pareja, incluso, se puede perder el control y, en algunas ocasiones, buscar venganza por el dolor causado.

Negociación

Después del enojo y la rabia, aparecerá la necesidad de negociar y poder restaurar el matrimonio para que este no llegue a su fin. Podrían aparecer promesas de cambios, solicitud de una nueva oportunidad, buscarán alternativas de convencer a la pareja que no es buena idea el separarse.

Tristeza

Nadie se compromete o se casa pensando que se va divorciar y esto genera una mezcla de resignación con dolor, es una etapa donde se corre el riesgo de entrar en una depresión.

Aceptación

Luego del torbellino emocional que lleva todo este doloroso proceso de separación, llega la calma gradualmente y con ella, la aceptación de asimilar la realidad. Esto ayuda a tener una nueva percepción de la situación actual.

Superación

Esta es sin duda la etapa más esperada y la más difícil de llegar, pero llega. Es donde somos conscientes de nuestra nueva realidad, esto no significa que ya no se sienta dolor, sino que ya se habrá pasado página y esa relación ya quedó en el pasado definitivamente.

“Aprendemos a vivir con ella (ruptura) sin que afecte negativamente nuestra vida”, destacó la psicóloga.

Indicadores de duelo y su experiencia

El duelo también se presenta de manera física, emocional y mental.

-Físicos: Ataques de pánico, fatiga, apatía, sequedad en la boca, debilidad, llanto, insomnio.

-Emocionales: Culpa, ansiedad, desamparo, enfado, tristeza, dolor, depresión, rabia, angustia.

-Cognitivos: Autoreproche, inseguridad, indiferencia ante la vida, confusión, desilusión.

Cómo sobrellevar una separación o divorcio

Relacionarse con amigos y familiares de confianza: Las personas que han pasado por separaciones o divorcios dolorosos pueden ser especialmente valiosas.

Pasar tiempo con personas que le apoyan, valoran y dan energía: cuando piense a quién acudir, elija sabiamente. Lo importante es rodearse de personas positivas y que realmente lo escuchen.

Buscar ayuda externa si la necesita. Si acudir a familiares y amigos no da resultado, se debe considerar ir a un psicólogo que le ayude a comprender sus emociones.

El divorcio es un evento muy estresante que cambia la vida de cualquier persona. Mientras se atraviesa esta experiencia emocional difícil, además de afrontar grandes cambios en su vida, es más importante que nunca, cuidarse a uno mismo. “La tensión y el malestar de una separación importante pueden dejarle psicológica y físicamente vulnerable”, detalló Zapata.

Finalmente, la profesional aconsejó que toda persona que esté atravesando una ruptura amorosa, se dé un tiempo de descansar y reflexionar, minimizando otras fuentes de estrés, reducir la carga de trabajo y no abrirse rápidamente a una nueva relación. Además de evitar consumir alcohol, drogas o comidas para sobrellevar la situación.

Aprender a cuidarse puede ser una de las lecciones más valiosas que se aprenden tras una separación. A medida que va sintiendo las emociones de su pérdida y empieza a aprender de su experiencia, puede decidirse a cuidarse mejor y tomar decisiones positivas en el futuro”, puntualizó.