Situada en la ciudad de Eusebio Ayala, Barrero Grande, a 73 km de la ciudad de Asunción, en el Departamento de Cordillera, la Casa Coloquial muestra hoy su mejor rostro a los lugareños y visitantes, pero no siempre fue así.

Hacia finales del siglo XIX (1900 aproximadamente) fue construida como casa familiar de los González García. En el año 1985 fue adquirida por la Congregación de Hermanas de Santa Teresa de Jesús, pasando a constituirse en la residencia de la comunidad religiosa, hasta el año 2003, cuando las religiosas dejaron la localidad y retornaron a Asunción.

Durante unos años, el sitio fue alquilado a algunas familias, pero luego quedó completamente abandonado durante unos largos siete años. En este lapso la casa se puso a la venta pero nadie la quería adquirir; era vieja, estaba sucia, muy deteriorada, ya no lucía como en su época de gloria y muchos pensaban que costaba una fortuna por su ubicación.

Un día, el barrereño César Walter Rojas Añazco, quien es amante de la arquitectura y arte antiguo, volvió de la capital de visita a sus familiares y observó la casona. En ese instante supo lo que haría con ella si la adquiría: volver a darle el resplandor de antes. Se puso manos a las obras y lo consiguió.

“Fue algo fortuito, pasé frente al lugar porque mi familia es de por acá. Me pregunté por qué nadie compraba, entonces llamé y hablé con el administrador”, relata.

Su siguiente paso fue contactar con las entonces dueñas, las monjas que estaban en Asunción, y para su sorpresa no era mucho dinero lo que pedían por ese lugar. Antes de cerrar el trato, que consistía en el pago en algunas cuotas, el hombre se comprometió con las religiosas a restaurar la casa y hacer de ella un sitio que genere emoción en la gente.

“Como yo crecí acá, les conocía a las hermanas. Le hice la propuesta a la hermana superiora para el pago en cuotas. Le aclaré que no iba a ser para uso personal o familiar, sino que mi idea era rescatar para que sea un espacio, donde puedan tener arte, cultura e historia”, indica.

El trato se cerró hace dos años y durante todo este tiempo, César –a puro pulmón y con mucho sacrificio- comenzó a arreglarla. Tras rescatar el valor arquitectónico de la casa, fue amoblándola con muebles de la época (entre ellos varios que tenía su madre) y además con obras de pintores contemporáneos que fue adquiriendo con el paso de los años.

Muy orgulloso cuenta a HOY Digital que consiguió su objetivo: “Es una casa recuperada, estaba abandonada cuando recibimos. Empezamos a rescatar su valor arquitectónico, luego de dos años, con mucho sacrificio y esfuerzo, podemos ofrecer una casa colonial que tiene un aspecto cultural y artístico”.

Durante el fin de semana del 14 y 15 de agosto pasado, que se enmarcó dentro de los festejos patronales de la ciudad y la fecha conmemorativa a los Niños Mártires de Acosta Ñu que lucharon en los campos de la ciudad de Eusebio Ayala el 16 de agosto de 1869, la Casa Colonial abrió finalmente sus puertas al público.

“Mucha gente fue y quedó maravillada. Abrirla fue una de las metas, porque es una casa antigua remodelada y muchas similares se caen a pedazos por desidia o son derribadas sin respetar la arquitectura. Con esto se demuestra que se puede tener una casa así, no hace falta cambiarla. Estoy muy satisfecho porque mucha gente de Barrero entró a la casa y vio la obra de arte”, celebra.

Ahora la casa se abre como un pequeño espacio de cultura, arte y eventos, donde se rescata el valor de la construcción colonial, tan necesitada de protección, mostrando la belleza y el encanto de las casas coloniales paraguayas, convirtiéndose al mismo tiempo en un espacio donde encontrarse con el arte mobiliario de la época y recrearse en la contemplación de obras de pintores contemporáneos paraguayos y obras antiguas de pintores extranjeros.

César deja en claro que no busca lucrar con el sitio, sino que su idea es ofrecer un espacio de cultura, un “espacio para recrear la vista”.

La Casa Colonial cuenta con dos salones acondicionados para la realización de reuniones, conferencias, cenas, almuerzos u otro tipo de reuniones, en una atmosfera familiar que valoriza el arte y la belleza arquitectónica de las casas coloniales paraguayas. Ofrece un patio amplio y cuatro habitaciones -una familiar y otras matrimoniales-, permitiendo que 11 personas puedan quedarse en el lugar. “Es pequeña pero acogedora”, subraya.

El barrereño César Walter Rojas Añazco insiste que es posible recuperar las casas antiguas e insta a las autoridades a trabajar para preservar el acervo colonial, catalogando estas viviendas y protegiéndolas a través de la ley.

Hoy la antigua casa de Barrero está convertida en un centro de referencia cultural, además de eventos y hospedaje. Las personas interesadas en conocerla pueden contactar 0973148000 con César para programar algún evento (ya que no está abierta permanentemente) y seguir las cuentas de la Casa Colonial en las redes sociales (Facebook e Instagram).

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Este mañana se produjo la fuga de un recluso en la Penitenciaría Regional de Ciudad del Este, en el departamento de Alto Paraná.

Se trata de Alberto Ramón Kaufmann, de 24 años, quien se encontraba recluido en la citada cárcel esteña luego de ser procesado por el hecho punible de robo agravado.

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El joven había logrado trepar la muralla perimetral desde el sector del patio de visitas, tras lo cual decidió saltar al predio de la Dirección de Policía que se encuentra contiguo.

Una vez allí, personal del Grupo Lince de la Policía Nacional se encargó de recapturar al interno del penal, frustrando así su intento de fuga.

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El hecho fue comunicado a la fiscal Olga Melgarejo, mientras que Kaufmann fue devuelto al Pabellón Negro – sector pasillo donde cumplía con su prisión.

Poco después de la medianoche se reportó un tiroteo con resultado fatal en la Compañía San Roque de San Pedro del Paraná, departamento de Itapúa.

Resultaron víctimas de este episodio Magno Gabriel Vera Guerrero (32), quien recibió dos impactos de bala en el pecho, y Alexis José Fernández Venialgo (24), quien acusó un total de siete disparos en diferentes partes del cuerpo.

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Por otro lado, una tercera persona identificada como Derlis Antonio Fernández Venialgo (20), hermano del segundo fallecido, resultó herida tras ser alcanzada por un proyectil a la altura del pecho.

Las víctimas fueron baleadas durante un festejo de 15 años que se realizaba en la comunidad. Según informan medios locales, el incidente se registró luego de que Vera se haya acercado a un hombre -cuya identidad aún no trascendió- para pedirle que dejara de realizar disparos al aire.

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Este pedido provocó el enojo del tirador, quien decidió rematar contra Vera efectuando una serie de disparos contra su humanidad, tras lo cual se dio a la fuga. Ya en medio de su huida, volvió a disparar contra Fernández y su hermano, acabando con la vida del mayor.

La Policía Nacional se encuentra realizando las averiguaciones pertinentes, a fin de confirmar la identidad y dar con el paradero del homicida.

El doctor Martín Alfaro, médico forense de la Fiscalía, confirmó al canal C9N que finalmente no pudieron llevar a cabo la autopsia del hijo de la escribana Carmen Ruiz Díaz.

Tras el levantamiento del cuerpo, el mismo fue trasladado hasta una funeraria local, esto en vista a que no existe una morgue judicial en el departamento de Alto Paraná.

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Debido a la falta de insumos y un lugar adecuado para este tipo de procedimientos, se tuvo que posponer la realización de la autopsia y proceder al traslado del cadáver a la morgue judicial de Asunción, tanto para determinar las causas de muerte como así también para la identificación del niño.

Sobre el último punto, explicó que, debido al estado de descomposición del cadáver, la víctima ya no pudo ser identificada con las huellas dactilares a través del Sistema AFIS, por lo que se recurrirá a una prueba de ADN.

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Alfaro resaltó que ninguna otra zona del país cuenta con una morgue judicial, siendo la única disponible la que se encuentra en el barrio Sajonia de la capital. Alto Paraná -el segundo departamento más poblado del país, después de Central- requiere con urgencia contar con una, afirmó.

“Por lo menos una camilla o una cámara para que se mantenga el cuerpo no existe. No tenemos guantes, tapabocas, funcionarios. En Paraguay faltan por lo menos 60 médicos forenses más para tener uno cada día de la semana en los 16 departamentos”, afirmó.