María Clotilde Intiyan Guggiari Echeverría (69), o mejor conocida por todos como “Amarú”, es la última de siete hermanos, pero sobre todo, es la hermana más joven de Chiquitunga.

Acomodándose en un sillón de la sala y con total serenidad, accedió a conceder una entrevista a nuestro diario para contar la historia de la familia que tuvo el privilegio de tener entre sus miembros a una de las más ilustres carmelitas descalzas.

INFANCIA

Chiquitunga, cuyo nombre completo era María Felicia Guggiari Echeverría, tuvo en total seis hermanos: María Teresa (Mañica), Federico Ramón (Freddy), María Cristina (Mireya), María Magdalena (Karitina), María Antonia (Magalí) y finalmente María Clotilde (Amarú).

Ella comentó que, debido a ser la más pequeña de la familia, no tiene muchos recuerdos de la vida en Villarrica dado que apenas tenía un año cuando se mudaron a Asunción.

Algo que sí recuerda con bastante precisión y seguridad es que “Chiquitunga era el pilar de la familia”, aparte de su papá y su mamá. “Ella era la que nos guiaba en un montón de cosas con una suavidad y un amor que solamente ahora estamos entendiendo”, comenta Amarú.

Según mencionó, ya desde pequeña Chiquitunga se destacaba por su caridad, lo cual se traducía en los varios regalos que daba a los más necesitados y que iban desde zapatos y sandalias hasta objetos personales. “Un día cuando mi papá llevó un hermoso tapado para las dos (hermanas) mayores, ella fue al colegio y a la vuelta vino sin él, entonces papá le cuestionó y ella le pidió que por favor no le quitara a la nena (que había recibido el obsequio). Él le dijo que le iba a comprar uno nuevo pero no hubo caso”, expresó.

UN ESPÍRITU DE SERVICIO Y ENTREGA

Amarú asegura que para su hermana mayor, el día que recibió la Primera Comunión “se le grabó en el corazón”: “Ese fue el inicio de toda su vida prácticamente, de esa unión con Jesús de la que nunca se olvida. A partir de ahí fue a misa, comunión y adoración diaria”.

Otra de las características que hacían especial a Chiquitunga era su “don de gente” y la capacidad de dar todo de sí por los demás. “Ella atendía a los enfermos, si estaban muy graves les llevaba el cura para que les confiese, a los ancianos les llevaba algo para comer, hacía caridad sin que nadie se entere”, recordó nuestra entrevistada.

Un detalle en el que Amarú puso énfasis es en la edad que tenía su hermana cuando ingresó al convento de las Carmelitas Descalzas y el concepto que se tenía en aquel entonces sobre el rol de la mujer en la sociedad. “Chiquitunga entra de monja recién a los 30 años. Antes la mujer era para casarse y tener hijos, era la idea que se tenía. Que tu primera hija venga y te diga que quiere entrar de monja era todo un tema”, manifestó.

CÓMO ERA CHIQUITUNGA

Al preguntarle cómo podría definir a María Felicia, Amarú la describió como una persona “íntegra”, caracterizándose por ser alegre, juguetona, alguien en quien no se veía tristeza y que, por más que estuviera viviendo un calvario, jamás borraba su sonrisa.

“Con la sonrisa en los labios, ella estaba presta para servir. La oración sin la acción no sirve, ella tenía todo eso”, indicó al destacar la virtud de la carmelita descalza para trabajar por los más necesitados y no descuidar su vida de contemplación.

EL INICIO DEL CAMINO A LOS ALTARES

Uno de los momentos más fuertes de su vida fue cuando falleció Chiquitunga. En aquel entonces, Amarú tenía solo nueve años. La misma relató que ese día no paró de llegar gente de todos lados para darle el último adiós luego de enterarse de su fallecimiento. “En vida la gente le veía ya como una santa”, agrega.

Toda esta historia comenzó cuando el monseñor Felipe Santiago Benítez, quien antes de ser arzobispo de Asunción ocupó el cargo de obispo de Villarrica, tuvo la oportunidad de conocer al padre Juan José Prieto, confesor y director espiritual de Chiquitunga además de ser asesor del movimiento de la Acción Católica.

“El monseñor Benítez fue elegido arzobispo de Asunción, en ese momento empezó a tener contacto con las Carmelitas Descalzas. Cuando habló con ellas les dijo que la conoció (a Chiquitunga) y ahí fue cuando ellas le mostraron su diario íntimo. En ese momento, él les preguntó si sabían que era candidata para que se estudie su caso y ver si podía llegar a ser santa”, revela la menor de la familia Guggiari Echeverría.

Fue así que en el año 1997 se abrió formalmente la causa de beatificación de Chiquitunga en el Vaticano, historia que llega a su punto central este sábado en “La Nueva Olla”.

A LA ESPERA DE LA BEATIFICACIÓN

Amarú reconoce que todo lo que están viviendo ahora “es muy fuerte” y que nadie se imaginaba que la beatificación iba a llegar a tal punto de convertirse prácticamente en una causa nacional. “Para todos los que están en cierto modo involucrados es un motivo de alegría y emoción, imaginate para nosotras que fuimos sus hermanas….esto nos supera pero brutalmente. Mis hermanas mayores no pueden, se abatatan todo, es como un torbellino de sentimientos, no podemos dimensionar lo que nos está pasando”, afirmó.

“No somos nosotras las que le estamos llevando a los altares, es la gente, todo el pueblo. El que hace todo es Dios, pero siempre se vale de instrumentos, en este caso Chiquitunga es el instrumento”, sostiene nuestra entrevistada al admitir que el todo esto fue posible gracias a quienes apoyaron la causa.

Así también, dijo que tras haberse completado este primer paso con la beatificación esperarán ansiosamente a que se registre un segundo milagro para iniciar el proceso de canonización y, quizás de aquí a un cierto tiempo, tener oficialmente a “Santa Chiquitunga”. “Ojalá que algún día se dé, eso ya queda en manos de Dios”, finalizó.

El beneficio de pensión alimentaria comenzó a implementarse en el año 2010, atendiendo las limitaciones del pilar no contributivo de la seguridad social. Según estimaciones de la Encuesta Permanente de Hogares, para ese año sólo el 15,4% de las personas de 65 años y más recibía una jubilación o pensión.

En un proceso de expansión progresiva, ya para comienzos de 2017 la pensión alimentaria cubría a 1 de cada 3 personas de 65 años y más, asegurando a los sectores más postergados de la adultez mayor, estando focalizada en las personas en situación de pobreza.

El programa siguió ampliando su cobertura, adecuando sus procedimientos a los cambios normativos (Ley Nº 6381/2020), donde se destaca la elevación del umbral social de acceso a la condición de “vulnerabilidad social”.

La actualización normativa fue acompañada con el fortalecimiento de recursos y procesos destinados a la protección económica de la población adulta mayor.

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En una conferencia de prensa realizada esta mañana, Raúl Latorre, comunicó que, jóvenes de todo el país podrán participar en el concurso de méritos y aptitudes para 50 vacancias en distintos cargos para la Cámara de Diputados.

“Estos 50 espacios van a ser generados a partir de la disminución que logramos del personal contratado de confianza”, expresó Latorre.

También ordenó el inicio de una investigación preliminar sobre las denuncias de ausentismo a los cargos.

“Vamos a combatir el planillerismo en forma frontal en nuestra administración, los responsables van a ser sometidos al sumario y a las sanciones correspondientes”, afirmó.

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Sin dar espacio a preguntas, Latorre presentó al abogado Máximo Medina como el nuevo director de asesoría jurídica y director interino de Recursos Humanos para dar más detalles y se retiró cerrando la puerta.

El abogado aseguró que, en relación a los hijos nombrados en cargos de confianza, no se configura ningún caso de nepotismo, tomando en cuenta que, la persona que los nombró, Latorre, no es pariente de ninguna de ellas.

Detalló que, la persona facultada a nombrar o contratar es la que puede cometer nepotismo, solamente si el nombrado es su pariente hasta el cuarto grado de consanguinidad o segundo de afinidad, hechos que no se cumplen con Latorre.

Agregó que, tampoco se violó ninguna norma de ingreso a la función pública, pues, el artículo 63 de la ley de presupuesto exceptúa al Poder Judicial, al Legislativo y a los órganos auxiliares de, cumplimiento de dicha legislación.

Respecto a los planilleros, señaló que, tiene la instrucción de ser implacable con los que se ausentan a sus puestos de trabajo.

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En un acto desarrollado esta mañana en la sede de la Intendencia de la Policía Nacional, se procedió a la entrega de las armas incautadas durante la Operación “Dakovo”.

Se trata de más de 2.000 armas de fuego cuyo valor supera los USD 5 millones y que habían sido importadas por la empresa International Auto Supply (IAS), propiedad del prófugo Diego Dirisio.

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Del acto participaron el presidente de la República, Santiago Peña, el ministro del Interior, Enrique Riera, el Comandante de la Policía Nacional, Crio. Gral. Carlos Benítez, y la jueza Lici Teresita Sánchez, entre otros.

“El Estado no puede ser sometido por quienes decidieron caminar por fuera de la ley“, expresó Peña durante su discurso, destacando los resultados tanto de Dakovo como de otros operativos impulsados recientemente, incluyendo Veneratio.

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El lote incluye tanto armas de grueso calibre como armas cortas, las cuales pasarán a manos de las fuerzas de seguridad para reforzar el combate a la criminalidad en nuestro país.

Se espera que algunas de las armas incautadas también sean entregadas a la Secretaría Nacional Antidrogas (SENAD), a modo de que sus agentes especiales cuenten con el equipamiento necesario para sus procedimientos.