Tras los hechos que marcaron, por su violencia, a la comunidad internacional, cabe antes que nada preguntarse acerca de quienes eran los que protagonizaron los actos acontecidos la semana pasada en París. Los hermanos Kouachi y Coulibaly fueron referentes del yihadismo en Francia. La historia de estos hombres se sitúa en pleno corazón de París, en el barrio de las Buttes-Chaumont, una pintoresca colina de la capital marcada por una población heteróclita, barrio con tinte popular que albergó a sucesivas oleadas de inmigrantes del mundo entero y sin problemas sociales graves. Hay que resaltar que el terrorismo con cimiento ideológico basado en la religión no toca únicamente a Francia sino es un problema internacional. Con respeto al Islam es importante aclarar que la mayoría de los practicantes de esta religión condenan el islamismo, movimiento cuya misión consiste en querer plasmar el mensaje religioso a un programa político. En la marcha republicana de ayer en Paris muchos musulmanes manifestaron su repudio al terrorismo que consideran no tolerable y no digno de su religión.

Es importante entender que estos jóvenes, como muchos miembros de la juventud francesa se encontraron, en un momento de su vida, en situación de vulnerabilidad, ya sea desde el punto de vista profesional como familiar, y en búsqueda de un mentor y reconocimiento. A través de los movimientos islamistas encontraron una segunda familia en una sociedad francesa marcada por el individualismo y que pena cada vez más en desarrollar el lazo y la cohesión social.

Marcados por un Islam radical, primario, bruto, estos jóvenes en situación de crisis se han encontrado un nuevo hogar y se han construido en contra de una sociedad que les vio nacer. Unos cuantos de los integristas han pasado por la cárcel, debido al tráfico de drogas o de armas del cual han participado en un momento u otro o, como Chérif Kouachi, arrestado el 26 de enero del 2015, por reclutar a jóvenes que enviaba a pelear la guerra santa en Irak. En prisión se acentúa la radicalización y el adoctrinamiento, y aprenden a simpatizar con las causas de otros teatros de operación perteneciente a la internacional islamista, Irak, Túnez, Siria, Yemen, Malí pero anteriormente Kosovo, donde muchos fueron hacer su pruebas de arma.

Chérif Kouachi frecuentaba la mezquita Adda’wa, del XIX° distrito de París y se reivindicaba del movimiento Takfir, fundado a fines de los años 70 en Egipto, que aboga a favor de la ideología Takfir Wal Hijra, la cual desarrolla las tesis de Sayyed Qotb, el ideólogo de los Hermanos Musulmanes, movimiento que preconiza una ruptura total con la sociedad moderna.

Poco a poco Chérif Kouachi y su hermano Said dejaron de ir a la mezquita para concentrarse más bien en reuniones privadas marcadas por las fuertes diatribas realizadas contra Occidente, especialmente contra los Estados Unidos y su guerra en Irak pero condenan también la reciente intervención de Francia en Malí. Se suma a esto las frustraciones creadas por la descolonización y el sentimiento de ser victimas de un modelo occidental prepotente. Todo esto constituye un buen abono para que se concreten las ideas de incorporarse al ejercito que pelea, según ellos, a favor del Islam y de los musulmanes del mundo.

Hay que tener en cuenta aquí que el Islam tiene una vocación imperialista, es decir que tiene vocación a expandirse, a desarrollar la Umma, la comunidad de fieles en base a un modelo, una sociedad influenciada por el mensaje de Mahoma, al que muchos llaman el profeta armado, por haber organizado lo que ciertos especialistas consideran como la primera experiencia del guerrilla, durante el exilio a Medina tras haber sido expulsado de la Meca.

Mahoma y sus hombres atacaban a las caravanas que atravesaban el desierto y que eran parte de la ruta de las especies, clave para los comercios de La Meca. En esta fase de exilio de Mahoma se habrían desarrollado las predicaciones marcadas por el concepto de Yihad, que le promete a cada combatiente caído y que ha peleado por la religión 70 vírgenes y un gran hogar en el paraíso. Este concepto es lo que quizás le haya luego permitido al profeta regresar a la ciudad de la cual había sido expulsado por los disturbios que generaron sus primeras predicaciones. Tras unos 15 años de exilio regresó en ella para instaurar al monoteísmo.

El concepto de yihad es igualmente el que le ha permitido al islam, particularmente a su ala sunita, una expansión territorial fulgurante, que en pocos siglos lo ha llevado a ocupar gran parte de oriente medio, África del Norte y Europa, ocupando la península ibérica y llegando hasta Poitiers en Francia y Viena en Europa central. El honor perdido con la caída del Imperio otomán en el siglo XX ha luego marcado profundamente a la conciencia colectiva de esta comunidad.

En los tiempos modernos la mitología del mártir obnubila a los yihadistas, para poder desplazarse en donde se encuentra la acción anuncian que van a estudiar la religión o a efectuar misiones humanitarias. Varios familiares de estos adoctrinados denunciaron ante los servicios idóneos (DST- Dirección de la Vigilancia Territorial) los emprendimientos con finalidad belicosa. No solo van jóvenes de origen árabe sino también franceses de familias tradicionales.

En su obra “El fin de la Historia y el último hombre” (1992) el autor americano Francis Fukuyama había estudiado el paso de una sociedad internacional marcada por la Guerra Fría a un mundo globalizado, el paso de un Mundo marcado por dos ideologías fuertes, a un Mundo en el cual se generaliza el liberalismo económico y la democracia occidental. Esto representaría el fin de la Historia ya que según él ya no habría una lucha como la que ha sido la guerra ideológica entre el modelo soviético y el occidental. El modelo marco, la referencia, es en adelante, y a nivel global, el que se basa en la libertad, en la democracia y en el liberalismo económico.

En este contexto, para el autor francés Jacques Rollet, que se alimenta de Fukuyama agrega en su obra “Religión y Política. El Cristianismo, el Islam, la democracia.” (2002) que el integrismo religioso de los islamistas se explica por el hecho de que para estos la modernidad representa su propio fin. No es más que una reacción contra lo que perciben una amenaza para su propio modelo, que va en contra de la libertad, de la democracia ya que ellos pretenden instaurar una sociedad en base a una visión rigorista de la religión. La hegemonía del modelo occidental, que transmite al mundo sus valores, vía sus potentes industrias culturales, la transnacionalización de las empresas, las consecuencias de los conflictos del medio oriente entre Palestinos e Israelitas serian una explicación, entre otras causas no exhaustas, del islamismo.

A occidente le toca hoy actuar estratégicamente, con inteligencia, y tratando de atacarse a las verdaderas raíces del problema, profundizando la colaboración con los países árabes y el diálogo interreligioso, a través de la diplomacia oficiosa para agilizar ciertos trámites. La sociedad civil tiene también que desempeñar un rol, y de hecho el anuncio del grupo Anonimous, que pretende luchar contra el integrismo bloqueando, desviando páginas web o atacando a cuentas que sospechen de pertenecer a islamistas va hacia ese sentido. Más allá de estas acciones Occidente debe cuestionarse y analizar el porqué de un mal que, con respecto a lo ocurrido en Francia, se desarrolla desde su propio interior.

El beneficio de pensión alimentaria comenzó a implementarse en el año 2010, atendiendo las limitaciones del pilar no contributivo de la seguridad social. Según estimaciones de la Encuesta Permanente de Hogares, para ese año sólo el 15,4% de las personas de 65 años y más recibía una jubilación o pensión.

En un proceso de expansión progresiva, ya para comienzos de 2017 la pensión alimentaria cubría a 1 de cada 3 personas de 65 años y más, asegurando a los sectores más postergados de la adultez mayor, estando focalizada en las personas en situación de pobreza.

El programa siguió ampliando su cobertura, adecuando sus procedimientos a los cambios normativos (Ley Nº 6381/2020), donde se destaca la elevación del umbral social de acceso a la condición de “vulnerabilidad social”.

La actualización normativa fue acompañada con el fortalecimiento de recursos y procesos destinados a la protección económica de la población adulta mayor.

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En una conferencia de prensa realizada esta mañana, Raúl Latorre, comunicó que, jóvenes de todo el país podrán participar en el concurso de méritos y aptitudes para 50 vacancias en distintos cargos para la Cámara de Diputados.

“Estos 50 espacios van a ser generados a partir de la disminución que logramos del personal contratado de confianza”, expresó Latorre.

También ordenó el inicio de una investigación preliminar sobre las denuncias de ausentismo a los cargos.

“Vamos a combatir el planillerismo en forma frontal en nuestra administración, los responsables van a ser sometidos al sumario y a las sanciones correspondientes”, afirmó.

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Sin dar espacio a preguntas, Latorre presentó al abogado Máximo Medina como el nuevo director de asesoría jurídica y director interino de Recursos Humanos para dar más detalles y se retiró cerrando la puerta.

El abogado aseguró que, en relación a los hijos nombrados en cargos de confianza, no se configura ningún caso de nepotismo, tomando en cuenta que, la persona que los nombró, Latorre, no es pariente de ninguna de ellas.

Detalló que, la persona facultada a nombrar o contratar es la que puede cometer nepotismo, solamente si el nombrado es su pariente hasta el cuarto grado de consanguinidad o segundo de afinidad, hechos que no se cumplen con Latorre.

Agregó que, tampoco se violó ninguna norma de ingreso a la función pública, pues, el artículo 63 de la ley de presupuesto exceptúa al Poder Judicial, al Legislativo y a los órganos auxiliares de, cumplimiento de dicha legislación.

Respecto a los planilleros, señaló que, tiene la instrucción de ser implacable con los que se ausentan a sus puestos de trabajo.

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En un acto desarrollado esta mañana en la sede de la Intendencia de la Policía Nacional, se procedió a la entrega de las armas incautadas durante la Operación “Dakovo”.

Se trata de más de 2.000 armas de fuego cuyo valor supera los USD 5 millones y que habían sido importadas por la empresa International Auto Supply (IAS), propiedad del prófugo Diego Dirisio.

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Del acto participaron el presidente de la República, Santiago Peña, el ministro del Interior, Enrique Riera, el Comandante de la Policía Nacional, Crio. Gral. Carlos Benítez, y la jueza Lici Teresita Sánchez, entre otros.

“El Estado no puede ser sometido por quienes decidieron caminar por fuera de la ley“, expresó Peña durante su discurso, destacando los resultados tanto de Dakovo como de otros operativos impulsados recientemente, incluyendo Veneratio.

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El lote incluye tanto armas de grueso calibre como armas cortas, las cuales pasarán a manos de las fuerzas de seguridad para reforzar el combate a la criminalidad en nuestro país.

Se espera que algunas de las armas incautadas también sean entregadas a la Secretaría Nacional Antidrogas (SENAD), a modo de que sus agentes especiales cuenten con el equipamiento necesario para sus procedimientos.