Rachel Mann, la reverenda transgénero pionera LGTB+ en la Iglesia anglicana

La Iglesia de Inglaterra ordena mujeres sacerdotes desde 1994, pero Rachel Mann no es una más: transgénero y lesbiana, exguitarrista de rock y autora de novelas policiacas, lee filosofía feminista y asegura que "Dios no tiene miedo" de la comunidad LGTB+.

Mientras en otros países, los homosexuales deben hacerse discretos en ámbitos religiosos, esta inglesa nacida como varón fue la segunda mujer transgénero ordenada por la Iglesia de Inglaterra, en 2005. Y reivindica su identidad alto y claro.

Ahora, a sus 52 años, es canóniga de honor en la Catedral de Mánchester, decana regional y miembro del sínodo que gobierna la iglesia.

Y figura entre 13 altos líderes religiosos que escribieron este mes al primer ministro británico, Boris Johnson, pidiéndole que incluya a las personas transgénero en una ley destinada a ilegalizar las terapias de conversión forzada.

“Rompí un techo de cristal y creo que será más fácil para la gente que venga después”, dice a la AFP en su casa de Bury, en el norte de Inglaterra.

Pero “los primeros años, abrir la puerta de la Iglesia, fue muy duro”, recuerda con voz suave y cierta emoción en sus serenos ojos azules, mientras toma té sentada junto a un retrato de Frida Kalho.

Más abierta que la Iglesia católica en cuestiones LGTB+, también la comunidad anglicana tiene “ideas muy rígidas”: ha sido tildada de “agente de satán que infiltró la iglesia para destruirla desde dentro”, recibió insultos en línea y hasta una amenaza de muerte.

Pero “creo que Dios no tiene miedo de nosotros”, así que “acéptennos, estamos aquí y no nos vamos a ir”, afirma.

– “Cualquier cosa para autoanularme” –

Educada en una escuela religiosa rural de Worcestershire, al noroeste de Londres, con 10 años ya rezaba pidiendo “despertarme siendo una niña”.

“Al no ser transformada, decidí que o dios era malo, porque hacía a personas como yo para reírse de mí, o no existía”, afirma.

Se hizo atea, estudió filosofía feminista en la universidad, vivió “el lado sórdido de la vida, consumiendo drogas y alcohol” -“cualquier cosa para autoanularme”- y tocó como guitarrista en varios grupos de hard rock.

Pero sus múltiples tatuajes, que sobresalen de su camisa con alzacuellos cubierta por un desenfadado peto negro acompañado de calcetines con corazones, no datan de aquella época: los hizo en los últimos diez años.

En el brazo derecho, “Nosce te ipsum” -conócete a ti mismo en latín- y una cita del poeta William Blake escrita en sindarín élfico, idioma imaginario del “Señor de los Anillos”.

En el izquierdo, donde lleva su smartwatch, el salmo 139 en hebreo, que lee de una gruesa biblia depositada sobre una mesilla, junto a la guitarra que aún toca en sus ratos libres, que también dedica a jugar al cricket y ver películas de acción.

– Techo púrpura –

Enseñaba filosofía en la Universidad de Lancaster cuando con 26 años, recién transicionada, sintió una repentina necesidad de rezar.

“Me arrodillé y dije ‘Dios, si estás ahí, soy tuya’, y experimenté un inmenso amor”, afirma, considerando que solo autoaceptarse tras su transición le permitió abrazar la fe.

Su psicólogo le aseguró que volvería rápidamente a ser hombre: “en su mundo no podías ser cristiano y trans”.

Pero perseveró y pese a las dificultades logró la ordenación un año después que su amiga Sarah Jones, primera sacerdote transgénero de Inglaterra, ordenada solo diez años después de que lo fueran las primeras mujeres en 1994.

La Iglesia sabía y había aceptado que Rachel era transgénero. Pero, para no complicar las cosas, no dijo que estaba en una relación lesbiana.

A partir de ahí se convirtió en una reverenda más: “nadie sabía” que era transgénero, confiesa con una risa entre pícara y cohibida.

Hasta que en 2012 publicó el libro “Dazzling Darkness” (oscuridad deslumbrante) en que reveló su lucha. Desde entonces escribió otros libros, compilaciones de poesía y el provocador thriller “El góspel de Eva”.

Ahora se define como “una activista” que “no hace campaña”, aunque cuando presenta la misa en la radio BBC hace referencias a su identidad transgénero “muy retadoras para algunos oyentes”.

Asegura que es “agotador ser pionera”. Y espera que algún día alguien rompa el “techo púrpura” de una Iglesia que aún no está preparada para nombrar a un obispo LGTB+.

 

Paul Landó denuncia homofobia y discriminación en shopping de Asunción

El youtuber, Paul Landó, estaba de la mano con su novio en el centro comercial cuando el guardia de seguridad se acercó y les indicó que otro cliente se quejó de ambos por un “comportamiento indebido”. La denuncia hecha a través de las redes sociales y saltaron las críticas hacia el shopping.

“Amo que acabo de experimentar homofobia en Paraguay. Estaba de la mano con mi novio en el Shopping del Sol y vino el jefe de seguridad Ruben Achar a decirnos que hubo una queja de un señor porque estábamos caminando de la mano”, expresó Landó a través de su cuenta de X.

El joven estaba formando fila en una cafetería cuando se dio la llamativa situación, en compañía de su pareja, Alejandro Benítez, quien también realizó su descargo en su cuenta de Instagram.

Relató que es la primera vez que vive una experiencia como esa en un shopping y lamentó que todavía las personas manifiesten de esa manera su rechazo y homofobia.

Tras la denuncia del mediático en X, los comentarios no se hicieron esperar. Muchos relataron hechos similares en el mismo lugar, no solo por homofobia.

Uno de los comentarios menciona que el shopping es intolerante a los animales. Además, hay denuncias por supuesta discriminación racial que también se habría cometido en el centro comercial.

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Actos homosexuales: Irak aprueba pena de hasta 15 años de cárcel

El Parlamento iraquí aprobó una ley que impone penas de cárcel de hasta 15 años para los actos homosexuales, una decisión denunciada por oenegés como un “ataque a los derechos humanos”.

Los diputados aprobaron con una mayoría de 170 sobre 329 escaños una serie de enmiendas a una ley antiprostitución de 1988, que también criminaliza a las personas transgénero.

Un borrador previo proponía la pena capital para las relaciones entre personas del mismo sexo, algo criticado por los activistas LGTBQ como una “peligrosa” escalada en un país donde esta comunidad ya es objeto de discriminación y ataques.

Las nuevas enmiendas establecen penas de entre 10 y 15 años de cárcel por mantener relaciones sexuales homosexuales, según el documento visto por la AFP.

También imponen un mínimo de siete años de cárcel por “promover” la homosexualidad y una pena de entre uno y tres años para los hombres que “intencionalmente” actúen como mujeres.

Las enmiendas también criminalizan “el cambio de sexo biológico basado en el deseo” y castigan a las personas transgénero y a los doctores que participen en cirugías de cambio de sexo con hasta tres años de cárcel.

La homosexualidad es tabú en la conservadora sociedad iraquí, pero hasta ahora no existía una ley que castigara explícitamente las relaciones entre el mismo sexo.

Aun así, miembros de la comunidad LGTBQ eran perseguidos por acusaciones de sodomía u otros tipos penales vinculados a la moralidad y la prostitución.

“Irak ha traducido en ley la discriminación y la violencia a las que los miembros de la comunidad LGBTI han estado sometidos con absoluta impunidad durante años”, dijo Razaw Salihy, investigadora por este país en Amnistía Internacional.

“Las enmiendas que afectan a los derechos LGBTI son una violación de los derechos humanos fundamentales”, denunció.

Según el diputado Raed al Maliki, que avanzó las enmiendas, “la ley sirve como medida preventiva para proteger a la sociedad de estos actos”, dijo a la AFP.

La aprobación se aplazó hasta después de la visita del primer ministro Mohamed Shia al Sudani a Washington este mes para evitar que la ley, criticada en Estados Unidos y la Unión Europea, impactara en ese viaje.

El Departamento de Estado estadounidense expresó preocupación por la ley y advirtió que “mina los esfuerzos de reforma política y económica de gobierno”, dijo su portavoz Matt Miller.

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Tailandia avanza hacia una ley de matrimonio homosexual

El Parlamento tailandés aprobó un proyecto de ley de matrimonio entre personas del mismo sexo, allanando el camino para que el reino se convierta en el primer país del sureste asiático en reconocer los enlaces entre personas LGTBQ.

Según imágenes retransmitidas por televisión, 399 diputados votaron a favor de la iniciativa y 10 lo hicieron en contra, aunque el texto todavía tendrá que ser aprobado por el Senado, antes de que el rey lo promulgue. Un procedimiento que podría tomar semanas o incluso meses.

Tras el resultado, un diputado llevó una bandera arcoíris al hemiciclo.

“Hoy, la sociedad nos ha demostrado que se preocupan por los derechos LGTB”, declaró a la AFP Tunyawaj Kamolwongwat, un parlamentario del Partido Avanzar, una formación progresista que ha presionado en favor de los derechos de las personas lesbianas, gays, trans, bisexuales y queer.

“Ahora por fin tenemos los mismos derechos que el resto”, agregó.

En Asia, solo Taiwán y Nepal reconocen los matrimonios entre personas del mismo sexo. En India, el Tribunal Supremo declinó pronunciarse sobre la cuestión y afirmó que corresponde al Parlamento decidir si ese tipo de enlace se debe legalizar.

En Tailandia el colectivo LGTBQ es muy visible, pero la nación, de mayoría budista, sigue regida por unas leyes conservadoras que discriminan a las parejas homosexuales y a las personas trans.

La propuesta que aprobaron este miércoles los diputados busca sustituir las menciones de “hombres”, “mujeres”, “esposos” y “esposas” de la ley actual sobre el matrimonio por términos de género neutro.

Si es ratificada, la nueva ley otorgará a las parejas homosexuales derechos en materia de adopción y herencia.

- “Un paso enorme” -

“Esto es un paso enorme para nuestro país”, declaró a la AFP Mookdapa Yangyuenpradorn, portavoz del grupo de defensa de derechos humanos Fortify Rights.

“Espero que la última etapa se desarrolle de forma fluida, y que Tailandia esté al mismo nivel que el resto del mundo en materia de derechos LGTB+”, añadió la vocera.

El año pasado, el gobierno del primer ministro, Srettha Thavisin, accedió a que el Parlamento debatiera sobre esta cuestión.

El primer ministro ha expresado abiertamente su apoyo al colectivo LGTBQ+, haciendo de esta política una bandera. El año pasado, dijo a la prensa que este cambio fortalecerá las estructuras familiares.

Se trata de un “momento de orgullo para la sociedad tailandesa, que camina unida hacia una mayor igualdad social y el respeto de las diferencias”, destacó Thavisin en la plataforma X.

Los activistas llevan más de una década reclamando la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo, pero en un país en el que la política se suele ver sacudida por golpes de Estados y protestas masivas, sus logros han sido escasos hasta ahora.

En 2022, los legisladores tailandeses dieron su visto bueno inicial a dos proyectos de ley destinados a autorizar el matrimonio homosexual y a otros dos para que permitir las uniones civiles entre personas del mismo sexo.

Pero la iniciativa no prosperó porque el Parlamento fue disuelto para organizar las elecciones generales celebradas el año pasado.

© Agence France-Presse